Hace muchos, muchos años, Scott McCloud no era un teórico fundamental del Noveno Arte, ni un investigador, ni un ideólogo. Era un tipo que escribía y dibujaba sus historietas en la editorial Eclipse, en la misma época en la que Alan Moore escribía Miracleman, aunque con un poco menos de éxito. La gran obra de ficción de McCloud, la que lo puso en el mapa de los creadores que durante la gloriosa década del ´80 intentaron renovar al comic yanki, fue Zot!, una serie con tres etapas bastante marcadas. La primera consiste en 10 comic-books a todo color, donde McCloud incursiona en el género de los superhéroes de un modo bastante tradicional, excepto por el dibujo, que lo acerca un poquito a la línea clara franco-belga. Luego la serie entra en un paréntesis de un año y, cuando McCloud la retoma, vuelve bastante cambiada.
Este libro recopila la segunda y la tercera etapa, en la que Zot! se convierte en un comic en blanco y negro. La segunda etapa se hace bastante cargo de lo narrado en la primera: McCloud sigue enfrentando a Zot con villanos estridentes, con increíbles poderes y jugando la carta de los viajes constantes de la dimensión futurista del héroe a nuestra realidad, sobre todo para estar con Jenny, la adolescente con la que pega onda. Sin embargo, los villanos, los poderes y hasta los viajes de una dimensión a otra cobran matices más complejos. Gradualmente, McCloud mueve el foco de las peleas hacia la humanidad de los personajes, hacia la exploración de las relaciones entre Zot y Jenny, entre ambos y sus amigos de ambas dimensiones, entre los distintos personajes secundarios, e incluso entre Zot y sus archienemigos. Al regreso de la pausa, Zot! se reformula y se convierte en una serie profunda, jugada, donde las luchas entre buenos y malos muchas veces disparan reflexiones complejas. Estos son los episodios que le permiten a McCloud jugar a dos puntas, entre el comic de superhéroes y el comic que en los ´80 se denominaba “independiente” y que se jactaba de un cierto realismo y una cierta complejidad, obviamente con los Bros Hernandez como abanderados.
Y la tercera etapa, la más breve, la que abarca los últimos nueve episodios de Zot!, se va claramente para ese lado. Se acaban los supervillanos, se acaban los viajes de un mundo a otro y el hecho de que Zot tiene poderes y los usa para combatir el crimen se desenfatiza al punto de convertirse en un dato muy menor. Las historias transcurren 100% en el mundo real y McCloud las centra en gente real, con problemas reales. Un capítulo nos cuenta el día a día de Jenny, otro se centra en su madre, otros en las vidas de los distintos compañeros del colegio, otro en el extraño noviazgo entre la chica y el superhéroe… Y acá están –sin dudas- los mejores guiones de McCloud: los más arriesgados, los más duros, los más alejados de lo que el comic de aventuras promedio se permitía contar en 1989 o 1990. Son historias llenas de humanidad, que exploran temas candentes, quizás hoy un poco más trillados, pero sin duda shockeantes hace 25 años. Esta es la papa fina, el material que nos hizo desear durante años que McCloud la cortara un poco con la teoría y volviera a narrar ficciones.
Hablando de narrar, es alucinante ver cómo el autor empieza a incorporar las técnicas narrativas del manga en su historieta. Podría escribir cinco reseñas centradas sólo en eso, pero no da. Me queda claro que a nivel visual, lo mejor que tiene Zot! es la narrativa. El dibujo en sí no es choto, de hecho hay planos muy lindos, imágenes (basadas en fotos) muy bien reproducidas por el plumín de McCloud. Y aún así, cuando dibuja seres humanos, le faltan un poco más de cinco pa´l peso. Me imagino esos guiones dibujados por un virtuoso del lápiz, un Jaime Hernandez, o un Osamu Tezuka, y me derrito de la emoción. McCloud le pone ganas y muchas pilas pero no es un dotado, todo el tiempo sentís que está luchando para que su mano ponga en el papel lo que él vio en su mente y rara vez una cosa coincide con la otra.
Banco mucho a Zot!, sobre todo los guiones y sobre todo este tramo en blanco y negro, que es cuando esta bizarra mezcla entre Adam Strange, Astroboy y Valerian despega en direcciones totalmente impredecibles, guiada por un autor al que le sobraban las ideas, la pasión por la historieta y las ganas de innovar.
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martes, 19 de agosto de 2014
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