Parece mentira, pero hoy tenemos... otra de nazis! Esta vez, Carlos Trillo y Cacho Mandrafina (dupla grossa si las hay) no se meten con las atrocidades cometidas por los soldaditos alemanes que hacían el paso de ganso, sino con la ideología (de ahí la referencia a Mein Kampf en el título) que alentó a Adolf Hitler en su afán por conquistar Europa y exterminar a las “razas inferiores”.
Trillo hace un pase mágico y transplanta la ideología de Hitler a unos EEUU de los años ´50, pero en una realidad alternativa, en la que la Segunda Guerra Mundial nunca existió. Hitler emigró a New York a fines de los años ´20 y se convirtió en Al Hit, un historietista medio oscuro que causó polémica con Peter Kampf, una efímera tira diaria, en la que bajaba una línea xenófoba, de marcado antisemitismo. Y Joseph Goebbels no es el jefe de propaganda del nazismo, sino del candidato republicano (que no es otro que John Wayne, paradigma del yanki facho y referencia elíptica a Ronald Reagan, que gobernaba EEUU cuando Trillo y Mandrafina crearon esta saga), quien repetirá en sus discursos las mismas sentencias xenófobas de Peter Kampf, pero ahora instando al odio, la discriminación y la violencia extrema contra negros y latinos con un ímpetu similar al que usaba otro republicano nefasto (George W. Bush) para demonizar a los árabes.
La verdad es que estamos ante una historieta de una riqueza increíble. Tiene apenas 46 páginas, pero se podrían escribir libros enteros acerca de ella. El juego de implantar la ideología nazi en EEUU garpa fortunas. La idea de combinar esta ucronía (este What if...?) con la estructura narrativa del hard boiled no tiene precio. Y el manejo que hacen los autores de los dos planos de realidad en los que opera la historia (es decir, la historieta de Peter Kampf y la historia de Paul Laudic, Karin Milas y Steve Traven) es absolutamente brillante. Mandrafina incluso “acomoda” su trazo para que las tiras de Peter Kampf parezcan obra de un dibujante yanki de los años ´20 y Trillo “elige” tiras que parecen hacerse eco de lo que los personajes viven en el otro nivel de realidad.
La trama es impredecible, pero sobre todo creíble, lo cual casi da miedo si pensamos que se trata de una ucronía. Y el final encima es un bajón, porque ganan los malos: el plan de Goebbels sigue adelante, Paul es co-optado para que no arme kilombo y Karin y Steve (lo más parecido a una figura heroica que tiene la obra) son silenciados y barridos debajo de la alfombra. Trillo nos ahorra las imágenes del genocidio que se viene, pero está claro que ya nadie lo puede evitar.
Además de varios textos muy interesantes, la edición argentina (la reedición, en realidad, porque en los ´80 esto salió en la Fierro) suma una historieta corta de Cacho y Carlos gestada a principios de los ´80 en la revista SuperHum® (de la que Trillo era director) llamada Los Héroes Están Cansados. Además de una gran historieta (que, como la principal, juega con distintos planos de realidad), Los Héroes... es un potente manifiesto político acerca del estado en que estaba la historieta argentina hace poco más de 30 años. Un lujo que se hayan rescatado del olvido esas seis páginas fundamentales para entender tantas cosas.
Lo que nunca se va a terminar de entender es lo que pelaba Mandrafina cuando se cebaba con los guiones que le entregaba Trillo. No sólo se nota a años luz la diferencia con otros dibujantes, sino incluso con otros trabajos de Cacho de la misma época, a los que no les ponía ni por casualidad la garra y el amor a la historieta que se ven en cada viñeta de Peter Kampf lo Sabía. Trillo también lo sabía, o por ahí se dio cuenta cuando vio estas páginas. Por eso el siguiente trabajo de la dupla fue esa joya monumental llamada Cosecha Verde. Peter Kampf... tiene poco que envidiarle a la mucho más célebre Cosecha... y en lo que se refiere al dibujo de Mandrafina, Los Héroes... no tiene nada que envidiarle a ninguna de las dos.
Peter Kampf lo Sabía entra holgadamente en mi selección de Historietas Perfectas. Es un thriller con una onda Elseworlds, con política, con piñas, tiros y torturas, y hasta guiños a los geeks que nos cebamos haciendo arqueología comiquera. Y además una ocasión inmejorable para reencontrarnos con una de las duplas insumergibles de la historieta argentina, con ambos capos brillando en todo su esplendor. Así cualquiera se banca que pierdan los buenos
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miércoles, 29 de febrero de 2012
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