el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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lunes, 2 de septiembre de 2024

NOCHE DE LUNES

Casi siempre, cuando estoy por redactar la reseña de un Vol.2 que continúa de un Vol.1 que leí hace mucho tiempo, busco en el blog la reseña del Vol.1, para ver qué me había parecido. Hoy tengo para reseñar el Vol.2 de Black Panther de Ta-Nehisi Coates, una serie cuyo Vol.1 tuvo reseña alá por el 22/10/19, así que busqué ese texto... y no puedo creer cómo escribí hace casi cinco años EXACTAMENTE lo mismo que pensaba escribir hoy acerca del Vol.2. Es una sensación horrible... entre otras cosas porque me parece totalmente al pedo ponerme a escribir hoy lo mismo que escribí el 22/10/19... pero es así. Todos los problemas que le encontré al Vol.1, están en el Vol.2. Hasta la chanchada de engordar el TPB con chotocientas páginas de bocetos, fragmentos de los guiones, portadas alternativas, reediciones de historietas antiguas (acá hay dos episodios de Don McGregor y Rich Buckler de los que están en el Essential, reseñado el 13/12/12). Y también están los mismos puntos altos, que me hicieron comprar un segundo (y un tercer) tomo. ¿Por qué me gustó menos este tomo que el anterior? Porque me pareció absurda esa pelea en la que el villano y sus adláteres le ganan con mínimo esfuerzo a los cuatro superhéroes que acuden en auxilio de T´Challa (incluso cuando uno de ellos es Storm, a la que le sobra poder para pulverizar en segundos a todos esos malvivientes) y porque pensé que alguno de los problemas que mostraban los primeros guiones de Coates se iban a solucionar con el correr de los episodios, y eso no sucedió. No acomodó la cantidad de texto (que sigue muy por encima de lo que normalmente se escribe en un comic book del Siglo XXI), no logró ensamblar bien la trama política con la acción y la machaca, se estiró demasiado lo de Shuri... lo único que más o menos que gustó fue que apareciera Manifold, que es un personaje interesante, nunca explotado en toda su dimensión. El dibujo también está un escalón por debajo de lo visto en el Vol.1. Esta vez, en lugar de Brian Stelfreeze tenemos a Chris Sprouse, que es un gran dibujante, pero acá está como muy contenido, muy frío. Le falta salvajada, pasión, fuerza primal. Son páginas correctas, pero me parece que si les sacás los colores de Laura Martin se desploman por su propia corrección. Me queda sin leer el Vol.3 (trataré de entrarle antes del parate de las vacaciones) y si esto sigue así, con dolor en el alma se irán los tres tomitos en busca de un nuevo dueño que los disfrute más de lo que los disfruté yo.
Me vengo a Argentina, año 2024, para hablar un poquito de Así Mataban, la antología coordinada por Héctor Bellagamba, autor además de los guiones de todas las historietas que la componen. Conocía muy poco de la obra de Bellagamba: para mí era uno de esos guionistas que hacían historietas "de relleno" para las antologías de Columba de los ´80 y ´90. Acá me encontré con un autor muy comprometido con las consignas de Verdad, Memoria y Justicia, banderas fundamentales para la existencia pacífica y democrática de nuestro país, con las que hoy se limpian el ojete más de un canalla en altos cargos ejecutivos. Los relatos de Bellagamba tienen el mismo "problema" que cualquier otro relato documental, o periodístico: no son fruto de la imaginación o la creatividad del autor, sino de testimonios cuidadosamente reunidos y volcados luego a los guiones. Entonces todavía no sé si Bellagamba es buen guionista. Sé que los diálogos están bien, suenan reales, y que la investigación de los casos que narra es exhaustiva e inapelable. Pero me dieron ganas de leer más historietas de ficción de este autor, a ver qué onda. Como suele suceder cuando aparecen relatos testimoniales que nos recuerdan las atrocidades de los años ´70, las historietas de Así Mataban nos sacuden con imágenes crudas y desgarradoras de secuestros, torturas, asesinatos y demás crímenes de lesa humanidad perpetrados por unos hijos de 8000 putas que se creían impunes. Es algo que no se morigera por haberlo visto o leído mil veces. Sigue causando el mismo impacto, el mismo asco, la misma impotencia. Y claro, los encargados de poner en imágenes esos hechos aberrantes son los dibujantes. Acá hay ocho distintos, y cada uno plasma estas situaciones en su estilo personal, sin hacer ningún tipo de concesiones. Para mi gusto, los que la rompen toda, los que realmente me conmovieron con sus dibujos, son Marcelo Basile y Edu Molina, este último a cargo de una historieta/ crónica documental ambientada no en los ´70, sino a principios de los ´90. Además, la historieta de Edu es la más larga, así que hay una buena cantidad de páginas a cargo de un monstruo que deja la vida en cada viñeta. Después hay dos que no me convencieron, que son Juan Romera y Ezequiel Rosingana, y cuatro muy dignos, que sin descollar ni hacerme detonar las retinas, me ofrecieron trabajos correctos, de buen nivel. Me refiero a los maestros Gerardo Canelo, Sergio Ibáñez, Enri Santana y Fabián Mezquita. Obviamente no es este el libro donde los dibujantes vienen a lucirse, porque me imagino que la gente lo compra por la temática, y por el carácter documental de las historias. Entonces medio que da lo mismo si entregás un trabajo sublime, o uno apenas cumplidor. Con eso en mente, hay que aplaudir a todos los dibujantes, porque -repito, cada uno en su estilo- ninguno se tiró a chanta. Pero los que realmente trascendieron las consignas y le inyectaron arte y poesía al horror que les tocó retratar fueron Basile y Molina. Si te sentís interpelado o conmovido cuando te cuentan que en Argentina hubo grupos parapoliciales dedicados a secuestrar, robar, violar, torturar y matar, que recibían órdenes del propio Estado, que contaban con la complicidad de medios de comunicación, autoridades eclesiásticas, potencias extranjeras y parte del empresariado, ya sabés que las crónicas de aquellos sucesos son dolorosas pero necesarias. Hace 50 años, hoy, siempre. Son cosas que no se pueden barrer abajo de la alfombra, ni olvidarnos, ni decir "yo no sabía porque nací después del ´83". Por eso es tan importante que existan libros como Así Mataban, que hagan presente los momentos más oscuros del pasado. Y si encima se hace bien, con historietas que se leen bien y se ven bien, mucho mejor. Este libro tiene un "nº1" en su portada. Ojalá que para el nº2 no tenga que ser Héctor Bellagamba quien ponga la guita para editarlo, sino que haya varios editores interesados en sumar a su catálogo nuevas entregas de esta impactante antología. Y hasta acá llegamos hoy. Estoy a full preparando contenidos para el sitio web y el canal de YouTube, para que no falte material durante las semanas en las que voy a estar lejos de mi escritorio, por eso estoy leyendo pocos comics... Pero ni bien pueda, reaparezco por acá con nuevas reseñas. Gracias y hasta entonces.