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viernes, 12 de enero de 2024
BESTIAS DEL HUMOR
Sigo con las últimas lecturas de material de autor@s argentin@s aparecido en 2023. Ya me falta muy poco, de verdad.
Sobre el final del año salió el Vol.4 de La Caja, la colección que recopila las viñetas humorísticas que Esteban Podetti sube todos los días a las redes. Esta vez vino un libro bien power, con 180 páginas que traen chistes de punta a punta. Esto es realmente brillante, es Podetti en medio de su etapa imperial. Ya no extraño al Podetti que contaba historias en páginas con secuencias de varias viñetas, ya me hice demasiado fan de este Podetti como para querer a algún otro.
Con este tomo de La Caja me reí mucho, muchas veces, incluso con chistes que había leído hace relativamente poco en las redes y de los que me acordaba perfectamente. Pero el libro está genial para ver cómo se repiten ciertos temas, cómo Podetti ensaya variaciones sobre los temas que más le interesan: payasos, verdugos, instituciones que ponen sus carteles en la puerta de sus respectivas sedes, sexo, animales, sexo con animales, la agenda progresista, las redes sociales... con distintos niveles de incorrección y de transgresión, pero siempre con una mirada muy afilada y un timing muy efectivo para los diálogos.
Yo creo que si con este libro no te hacés fan de Podetti, ya está, nunca te vas a hacer fan de Podetti. Acá hay un nivel realmente muy alto, en los chistes e incluso en el dibujo, que se enrola intencionalmente en una estética feísta, pero que funciona perfecto para que el impacto del humor pegue donde tiene que pegar. Otro libro del 2023 que recomiendo a full.
También en 2023 tuvimos el increíble ojete de que, por primera vez en la historia, se publicara en Argentina un libro de Laerte, una autora brazuca de primerísima línea, que en los ´80 y ´90 era u autor brazuca de primerísima línea. Yo tuve la suerte de conocerlo personalmente en 2011, cuando empezaba su transición hacia ser mujer, pero ya era fan de Chiclete con Banana y todas esas revistas alucinantes en las que Laerte publicaba (en Brasil) desde la segunda mitad de los ´80. Ahora la editorial Loco Rabia publicó Manual del Minotauro, otro libro bien voluminoso, con más de 200 páginas (más de 400 tiras) que -supongo- salieron originalmente con periodicidad diaria, en algún medio importante del Coloso de Sudamérica.
La sobredosis de material que ofrece este libro está buena para varias cosas. Para maravillarse con el dibujo de una bestia que maneja una asombrosa variedad de estilos y para descubrir que el humor de Laerte es imposible de encasillar. Acá aparecen ideas que podrían aparecer en Macanudo, o en la tira de Rep, y otras (muchas) que sólo las podía graficar alguien que haya llegado a un nivel de abstracción y de delirio como el que alcanzó Laerte en su madurez. Hay chistes que no pretenden ser graciosos y otros que te arrancan carcajadas. Hay reflexiones sesudas, hay disparates totalmente absurdos, chistes meta, personajes que (como en las tiras de Rep y Liniers) se vuelven recurrentes y regresan una y otra vez, y sobre todo una sensación de inmensa libertad. Laerte te subraya todo el tiempo que esta es su tira y hace lo que se le canta el orto. Acá tenemos a una autora libre de toda atadura, excepto la del propio formato de la tira, que evidentemente Laerte entiende y aprovecha al máximo.
Esto es una montaña rusa: cada tira encierra una sorpresa, ya sea por el lado del dibujo, de la forma en que está armada la secuencia (o el reemplazo de la misma por una única imagen), o de lo que Laerte le hace decir o hacer a los personajes. Y además es una montaña rusa para adultos, porque hay temas picantes, temas filosóficos, políticos, metafísicos, obviamente temas sexuales... mezclados con las tiras más graciosas, las oníricas, las fantásticas, las que no tienen ningún sentido, etc. Un libro poderosísimo, ya sea para descubrir a Laerte o para reencontrarse con ella si eras fan suyo en la época en la que fue uno de los artífices de esa maravillosa renovación que experimentó la historieta brasilera a mediados de los ´80. Ojalá esto venda fortunas y alguien se anime a traducir al castellano y recopilar aquellos gloriosos quadrinhos del Laerte ochentoso.
Y ya fuera del campo del humor y sus aledaños, quería dedicarle unas líneas a La Señora del 5ºC, una historieta corta (24 páginas) escrita y dibujada por Dolores Alcatena, publicada por Deriva en su ya clásica colección de revistas parecidas al comic book pero con tapas más chetas. Me gustó mucho la idea, y la forma en la que está desarrollada. Es una historia de realismo mágico, teñida de nostalgia, con la fantasía y la alegría que asociamos a los días felices de la infancia. Y está muy bien contada, con buen ritmo, buenos diálogos, buenas secuencias mudas. Es un relato claro, conciso, y con la ambigüedad justa que requiere el realismo mágico para funcionar. No debe haber sido fácil para una autora acostumbrada a los relatos mucho más extensos, pensar y planificar una historia de 24 páginas con esta solidez.
El dibujo me gustó un poco menos que el guion, principalmente porque me parece que a Dolores todavía le falta un poco para que le quede bien el experimento de combinar distintas técnicas de entintado. En estas páginas hay una mezcla de pincel y plumín de trazo finito, mancha negra y crosshatching minucioso, que -para mi gusto- no queda bien. Yo iría por una sola técnica, preferiblemente la del claroscuro, hasta dominarla a fondo. Aún con esos "peros", La Señora del 5ºC es una historieta muy atrapante, satisfactoria y -sobre todo- promisoria.
Hasta acá llegamos por hoy. Le meto pilas a las lecturas pendientes, a ver si puedo volver a postear pronto, acá en el blog. Y para quienes quieran leer más, siempre está la posibilidad de descargar por muy poquita plata algún número de la Comiqueando Digital en https://comiqueandoshop.blogspot.com/, lo cual (como siempre digo) ayuda un montón a que siga girando la rueda. Gracias y buen finde.
Etiquetas:
Dolores Alcatena,
Esteban Podetti,
Laerte
martes, 24 de enero de 2012
24/ 01: OS GATOS
Es probable que Os Gatos no sea la obra más importante en la ilustre carrera de Laerte, uno de los autores imprescindibles de la historieta humorística brasileña. De hecho, los gatos a los que hace mención el título empezaron como personajes menores en otra tira del autor, la mucho más famosa Piratas do Tietê, allá por 1986. Ya en este siglo ganaron el protagonismo de su propia tira, derivada de una más grossa, es cierto, pero no por eso es menos atractiva.
Este álbum nos revela a Os Gatos como una tira en permanente evolución, un elemento imprescindible en cualquier tira (para que el autor y los lectores no se aburran) y que acá está llevado al extremo por Laerte, que no para de pegar volantazos y sorprendernos con variantes cada vez más inesperadas.
Ya en la segunda tira, el Gato (que anda desnudo y en cuatro patas) entabla un diálogo con un ser humano y este le responde sin problemas. En la quinta tira, lo vemos leer. Y ya pasadas las primeras... 30 tiras, los gatos hablarán por teléfono, irán de compras, navegarán por internet y mandarán a sus hijos a la escuela. O sea, serán cada vez menos gatos y más humanos. Al principio, se intuye que el rol de los gatos es el de mascotas: están todo el día tirados en un departamento, sin mayores preocupaciones. De hecho hay chistes que subrayan que los gatos no tienen que ir a trabajar, ni pueden manejar autos, precisamente porque son gatos. Pero Laerte no se aguanta las ganas de hablar de nosotros, de nuestras fobias, nuestras fantasías, nuestro comportamiento como sociedad, y de a poco, el Gato y la Gata terminan por ser el Tipo y la Mina, cuadrúpedos y con formas felinas, aunque en situaciones 100% humanas.
Otro giro impactante llega cuando aparece Messias, el hijo del Gato con una ex, un pendejito (cero cachorrito) zarpado, impredecible y brillante, sin dudas el mejor personaje de los que se suman a la tira con esta ya empezada. El culto e introspectivo Gato oculta otro secreto: tiene una doble identidad. Algunas noches se convierte en el justiciero enmascarado Flying Cat, un recurso que utiliza Laerte para burlarse de los superhéroes, pero también para mostrarnos historias fuera del departamento, en las que se ven otras aristas de la personalidad del Gato.
La Gata, fanática del sexo y más fácil que la tabla del uno, hará su mejor aporte a la tira cuando intente reunir a todos sus ex. Dos de ellos, Tadeo y Aquiles, ahora son pareja, y traen muy buenos chistes de gays. El Gato do Mato (Gato de la Selva, en castellano) genera un par de buenas situaciones, pero Laerte no le termina de encontrar un buen cierre.
Entre tiras más tranquis y tiras más desenfrenadas, Os Gatos logra un excelente equilibrio, del que nunca queda afuera el humor, a veces reflexivo y otras medio grotesco. La jugada de Laerte de ir ampliando el universo en el que se mueven los protagonistas paga con creces y cada nuevo elemento se ve reflejado en nuevos recursos humorísticos que rara vez fallan.
El dibujo es más sintético y minimalista que el que vemos en otras obras de Laerte, y la verdad es que le queda bárbaro. Os Gatos es una tira intencionalmente despojada, al punto de que, pese a publicarse a color, este tiene poquísimo peso, porque los protagonistas son o blanco o negro y muchas tiras no tienen fondos a los que aplicarles color. Cuando este aparece, suma muchísimo y muestra un excelente manejo por parte de Laerte de las técnicas de color digital.
Con excelentes personajes, costumbrismo filoso, comedia física, reflexiones más profundas, momentos de alto voltaje erótico, sutiles y mordaces bajadas de línea socio-política y un dibujo engañosamente simple, Os Gatos merece su lugar entre las grandes tiras cómicas latinoamericanas de este siglo. Miau grosso.
Este álbum nos revela a Os Gatos como una tira en permanente evolución, un elemento imprescindible en cualquier tira (para que el autor y los lectores no se aburran) y que acá está llevado al extremo por Laerte, que no para de pegar volantazos y sorprendernos con variantes cada vez más inesperadas.
Ya en la segunda tira, el Gato (que anda desnudo y en cuatro patas) entabla un diálogo con un ser humano y este le responde sin problemas. En la quinta tira, lo vemos leer. Y ya pasadas las primeras... 30 tiras, los gatos hablarán por teléfono, irán de compras, navegarán por internet y mandarán a sus hijos a la escuela. O sea, serán cada vez menos gatos y más humanos. Al principio, se intuye que el rol de los gatos es el de mascotas: están todo el día tirados en un departamento, sin mayores preocupaciones. De hecho hay chistes que subrayan que los gatos no tienen que ir a trabajar, ni pueden manejar autos, precisamente porque son gatos. Pero Laerte no se aguanta las ganas de hablar de nosotros, de nuestras fobias, nuestras fantasías, nuestro comportamiento como sociedad, y de a poco, el Gato y la Gata terminan por ser el Tipo y la Mina, cuadrúpedos y con formas felinas, aunque en situaciones 100% humanas.
Otro giro impactante llega cuando aparece Messias, el hijo del Gato con una ex, un pendejito (cero cachorrito) zarpado, impredecible y brillante, sin dudas el mejor personaje de los que se suman a la tira con esta ya empezada. El culto e introspectivo Gato oculta otro secreto: tiene una doble identidad. Algunas noches se convierte en el justiciero enmascarado Flying Cat, un recurso que utiliza Laerte para burlarse de los superhéroes, pero también para mostrarnos historias fuera del departamento, en las que se ven otras aristas de la personalidad del Gato.
La Gata, fanática del sexo y más fácil que la tabla del uno, hará su mejor aporte a la tira cuando intente reunir a todos sus ex. Dos de ellos, Tadeo y Aquiles, ahora son pareja, y traen muy buenos chistes de gays. El Gato do Mato (Gato de la Selva, en castellano) genera un par de buenas situaciones, pero Laerte no le termina de encontrar un buen cierre.
Entre tiras más tranquis y tiras más desenfrenadas, Os Gatos logra un excelente equilibrio, del que nunca queda afuera el humor, a veces reflexivo y otras medio grotesco. La jugada de Laerte de ir ampliando el universo en el que se mueven los protagonistas paga con creces y cada nuevo elemento se ve reflejado en nuevos recursos humorísticos que rara vez fallan.
El dibujo es más sintético y minimalista que el que vemos en otras obras de Laerte, y la verdad es que le queda bárbaro. Os Gatos es una tira intencionalmente despojada, al punto de que, pese a publicarse a color, este tiene poquísimo peso, porque los protagonistas son o blanco o negro y muchas tiras no tienen fondos a los que aplicarles color. Cuando este aparece, suma muchísimo y muestra un excelente manejo por parte de Laerte de las técnicas de color digital.
Con excelentes personajes, costumbrismo filoso, comedia física, reflexiones más profundas, momentos de alto voltaje erótico, sutiles y mordaces bajadas de línea socio-política y un dibujo engañosamente simple, Os Gatos merece su lugar entre las grandes tiras cómicas latinoamericanas de este siglo. Miau grosso.
jueves, 3 de noviembre de 2011
03/ 11: SEIS MÂOS BOBAS
Una de las características de este blog es que se hace mucho cargo de la historieta latinoamericana contemporánea, por miles de motivos distintos. Hoy desplazamos un toque el foco para reseñar historietas brasileñas, pero clásicas, de la gloriosa etapa de fines de los ´80, cuando el under brasileño asciende a primera de la mano de la editorial Circo.
Seis Mâos Bobas reúne todas las colaboraciones entre los tres autores más prolíficos y más grossos de aquella editorial. Angeli, Glauco y Laerte producían cada uno sus propias historietas y chistes (en una cantidad llamativa, sobre todo si se la contrasta con la calidad del material), pero a veces, mitad por la presión de las entregas y mitad porque eran amigos y se cagaban de risa juntos, salían historietas mestizas, en las que metían mano dos de los tres autores, o incluso los tres. Originalmente publicadas entre 1986 y 1989 en las míticas revistas de Circo (Chiclete com Banana y Geraldâo), estas historietas rescatan para las nuevas generaciones algunas perlitas de tres tipos que hoy son venerados como maestros, pero que ya no ocupan el centro de la escena comiquera del coloso de Sudamérica. Glauco falleció en 2010 y Laerte y Angeli trabajan en diarios y en animación.
Angeli era el más salvaje de los tres, el que más mostraba la enorme influencia de Robert Crumb. Y el que más influyó a su vez en los dibujantes argentinos, los de la generación de Esteban Podetti, Diego Parés o Darío Adanti. Glauco era una especie de Johnny Hart, pero por supuesto más guarro y menos correcto que el creador de B.C. y The Wizard of Id. Y Laerte era el más versátil, el más dotado para narrar cualquier tipo de historieta, una mezcla entre Marcel Gotlib y Francisco Ibáñez. Los tres se habían curtido en un under que resistió a la dictadura militar que se terminó de ir en 1985 y llegaron a esta segunda mitad de los ´80 con un nivel increíble y –por primera vez- con la libertad y los medios para hablar de temas zarpados, por lo menos para aquella época.
En el libro hay un montón de historietas breves que tocan el tema del sexo, sin tapujos, bien a los bifes. Al lado de estas bestias, lo que acá publicaba SexHum® podría haber salido tranquilamente en la Anteojito. Pero también hablaban de la censura, de la violencia urbana, de la desigualdad social y de cómo la historia oficial difería de las vivencias populares. Esta última veta cobra un vuelo increíble cuando Laerte y Glauco empiezan a contar en joda la historia de su país, empezando por la colonización por parte del por entonces poderosísimo imperio portugués. Y otra historieta muy, muy notable es el homenaje a Henfil, otro grande de esa generación, fallecido en 1988. Ah, y un dibujo sin texto ni narrativa, que ocupa dos páginas y se titula Paulista Também Trepa, realizado a cuatro manos por Angeli y Laerte. Eso directamente es para ampliarlo, enmarcarlo, colgarlo en el living y contemplarlo todos los días, varias horas.
Seis Mâos Bobas podría haber sido caótico, críptico o demasiado pretensioso. Sucede con frecuencia cuando los autores se ponen a experimentar sin más intenciones que las de divertirse un rato entre colegas. Acá no. Acá hay alguna bizarreada, alguna cosita muy pasada de rosca, alguna situación un poquito anclada a la coyuntura del Brasil de los ´80 (que nosotros no tenemos forma de pescar), pero en general hay una solidez impresionante, no sólo en los dibujos, que son excelentes, sino también en los guiones, tan repletos de gags y boludeces como de buenas ideas bien desarrolladas.
Hoy que el comic brasileño goza de muy buena salud, no está mal recordar a quienes inventaron la movida de la historieta para adultos jugada, vanguardista y a la vez popular y accesible. Si pasás por el país vecino, o conocés a alguien que viaje, no dejes de tratar de conseguir este libro, que vale la pena, a full. Incluso leído en portugués, porque si esperás a que alguien lo publique en castellano, te morís de angustia...
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