Sí, mañana es el día. Por fin me voy de vacaciones… obviamente a una ciudad donde este finde hay un mega-evento comiquero, pero donde me voy a quedar varios días más, a rascarme el higo como corresponde. Antes, dos reseñas.
Arranco con Momentos, un maravilloso recopilatorio de historias de una o dos páginas realizadas por los hermanos Tha y T.P Bigart entre 1980 y 1981 (plena transición democrática) para la revista española El Papus, una publicación absolutamente clave para entender aquellos años.
Allá por los albores del blog, un lejano 02/06/10, ya vimos un álbum de historias cortas de Josep y Joan Tharrats (que así se llaman los autores en el DNI) y por lo menos en lo que respecta al dibujo, no hay mucho para agregar. Este material es anterior a Absurdus Delirium, pero no se nota una mayor precariedad o inexperiencia en el trazo de Tha. Es evidente que esta bestia mostraba un talento realmente impresionante ya desde sus primeros trabajos profesionales. Lo más lindo es lo vigente que se mantiene, cómo pasan las décadas y estos dibujos conservan intacto su poder para inspirar, para emocionar y para impactar, incluso cuando están pensados para ser 100% funcionales a estos breves relatos.
Y si te gusta que el humor levante vuelo y que -además de hacerte reir- a veces te deje estupefacto por su nivel de delirio o de bizarreada, y a veces te deje pensando porque te baja una línea potente (con distintos grados de sutileza) y te invita a ver desde otra óptica aspectos de tu realidad… acá vas a encontrar un faro de referencia, un pico. En general, todo el comic humorístico de la transición democrática es rico en mensajes, en ampliación de horizontes… Pero en las páginas de Tha y Bigart me parece que es donde se encuentran los mejores momentos. Esto es magia en estado puro, de verdad.
Me vengo a Argentina, a 2016 (sí, ya estamos casi en Octubre y sigo leyendo libros de 2016), para reseñar el Vol.5 de Teatro en Viñetas, con otras dos obras clásicas del teatro argentino convertidas en historietas por Alejandro Farías.
La primera obra es Actores de Provincia, de Jorge Ricci. Acá el guionista forma equipo con Fabián Mezquita, que nos regala páginas llenas de plasticidad, dinamismo, excelentes expresiones faciales y un notable manejo del claroscuro. Es un trabajo raro, porque en general a Mezquita le encanta lucirse en los fondos, meterles muchos detalles, hacer que el lector los sienta muy reales. Y en Actores de Provincia casi no hay fondos, si no que pasa todo por los cuerpos, las caras, las luces y las sombras. La química entre Farías y Mezquita funciona a pleno y permite que esta meta-obra de teatro (que habla del mundo de los actores, los dramaturgos y las puestas teatrales) se convierta en una historieta muy entretenida.
Para la segunda obra teatral (Saverio el Cruel, nada menos que de Roberto Arlt), Farías trabaja con un autor al que no me imaginaba adaptando obras de teatro. Pedro Mancini, con su estilo más limpito, más despojado, más inexpresivo, más frío, más distante, logra que para la segunda página nos olvidemos por completo de que Saverio el Cruel alguna vez fue una obra de teatro. Enseguida te metés en el relato, como te metés en una historieta, y ahí te quedás hasta el final, atrapado en ese clima casi surrealista (a pesar de que los diálogos suenan bastante reales) que me remitió varias veces a las historietas de Jason. Si bien gráficamente es difícil emparentar al noruego con Mancini, hay algo en el ritmo del relato, en la inexpresividad de los rostros, en el estatismo de las figuras, en la escacez de decorados, que acerca este trabajo de Pedro a las obras de Jason. Lo mejor que hace Farías en este caso es desaparecer, hacerse invisible, trabajar para que no notemos que está ahí, para convencernos de que esta es una historieta de Mancini, ni siquiera una adaptación de un texto previo. Un verdadero hallazgo del prolífico autor oriundo de Bahía Blanca, que sigue acumulando logros en el difícil rubro de la transposición de historias a nuestro medio favorito.
Retomamos seguramente en algún momento del finde del 7 y 8 de Octubre. Banquen hasta entonces, que prometo volver con las pilas recargadas y las valijas repletas de comics.
Mostrando entradas con la etiqueta Fabián Mezquita. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Fabián Mezquita. Mostrar todas las entradas
lunes, 25 de septiembre de 2017
domingo, 28 de julio de 2013
28/ 07: PERIODICIDADES DE UN TIEMPO LOCO
Fabián Mezquita es un dibujante muy conocido en el medio, principalmente por sus muchos años de trabajo en el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro y por su incansable labor por la historieta infantil desde las filas de Banda Dibujada. Paradójicamente, mucha gente conoce a Mezquita pero no a su obra, que hasta ahora abarca dos libros publicados en nuestro país: la adaptación de El Diario de Ana Frank (realizada junto a Diego Agrimbau) y esta extraña compilación de dibujos (con algo, muy poquito, de historieta) editada por Llanto de Mudo.
Periodicidades... es un buen libro para descubrir a Mezquita en su faceta más libre, más suelta, en la que despliega un dibujo virtuoso, riquísimo en detalles y climas, de modo mucho más natural, menos afectado que en sus trabajos más “caretas”. El problema es que casi no hay historietas, son casi todos dibujos con algún texto alusivo, pero sin narrativa. A veces Mezquita echa mano a algún recurso historietístico, como insertar entre las ilustraciones una viñeta chiquita, en la que aparece él mismo aportando algún comentario sobre el dibujo. Los bloques de texto que acompañan a varias de las ilustraciones también, están colocados como para dar la sensación de que estamos frente a una página de historieta, obviamente con pocas viñetas. Pero no. La única historieta propiamente dicha es una joyita muda de cuatro páginas, que aparece cerca del final del primer tramo del libro. En esa secuencia sin textos y CON narrativa, Mezquita despliega un talento muy notable para el relato gráfico, y además la sana intención de llegarle al lector, de conmoverlo con una historia chiquita, basada en los sentimientos y las frustraciones de un tipo común, que podría ser cualquiera de nosotros.
El resto del libro no funciona como un relato, sino más bien como un manifiesto. En la primera parte, denominada Postales Porteñas, Fabián se cuelga en una aguda y acertada observación de Buenos Aires, sus calles, su gente, su ritmo. Su pluma capta rostros, climas, situaciones y paisajes de la gran ciudad y sus textos bajan línea acerca de contradicciones, injusticias, olvidos, recuerdos, amores y desamores vinculados a la Ciudad de la Furia. La segunda parte (Postales de un Mundo en Crisis) nos invita a recorrer mediante imágenes una larga serie de conflictos que estallaron en distintas partes del planeta entre 2008 y 2012. Mezquita apoya las ilustraciones (algunas realmente descarnadas, fuertes) con textos en los que explica brevemente –y sin escatimar sus opiniones- el núcleo de cada uno de estos conflictos. Y en el epílogo, titulado Postales de Esperanza, el autor nos cuenta (también con hermosos dibujos) hacia dónde cree él que va el mundo y qué cambios hacen falta para que la paz y la fraternidad le ganen a la violencia y la depredación de unos sobre otros. Esto es 100% bajada de línea, pero Mezquita baja línea de frente, con honestidad, sin pretender venderte otra cosa más que SU visión del mundo.
Tanto en los tramos a color como cuando se vuelca por el blanco y negro, Mezquita hace gala de una increíble solidez en el estilo académico-realista, además de ese notable sentido de la observación que destacábamos hace un ratito. Es raro, porque Fabián fue asistente de Carlos Meglia y acá no se ve nada ni remotamente parecido al estilo del ídolo. Pero se ve (y resalta a ocho cuadras) un gran manejo de la línea, de las texturas, de las aguadas, del cross-hatching, de la iluminación, y de la composición en cada uno de estos cuadritos, que tienen nivel de sobra para ser cuadros, para enmarcarse y exhibirse por sí solos.
No lo pongo en la categoría de los indispensables, porque casi no tiene historietas. Si eso no te quita el sueño y te ceba más la idea de descubrir a un dibujante de gran talento para traducir en imágenes la realidad que lo rodea, Periodicidades... te va a resultar una experiencia sumamente placentera. Si además amás a la ciudad de Buenos Aires como la ama Fabián Mezquita, seguro vas a flashear.
Periodicidades... es un buen libro para descubrir a Mezquita en su faceta más libre, más suelta, en la que despliega un dibujo virtuoso, riquísimo en detalles y climas, de modo mucho más natural, menos afectado que en sus trabajos más “caretas”. El problema es que casi no hay historietas, son casi todos dibujos con algún texto alusivo, pero sin narrativa. A veces Mezquita echa mano a algún recurso historietístico, como insertar entre las ilustraciones una viñeta chiquita, en la que aparece él mismo aportando algún comentario sobre el dibujo. Los bloques de texto que acompañan a varias de las ilustraciones también, están colocados como para dar la sensación de que estamos frente a una página de historieta, obviamente con pocas viñetas. Pero no. La única historieta propiamente dicha es una joyita muda de cuatro páginas, que aparece cerca del final del primer tramo del libro. En esa secuencia sin textos y CON narrativa, Mezquita despliega un talento muy notable para el relato gráfico, y además la sana intención de llegarle al lector, de conmoverlo con una historia chiquita, basada en los sentimientos y las frustraciones de un tipo común, que podría ser cualquiera de nosotros.
El resto del libro no funciona como un relato, sino más bien como un manifiesto. En la primera parte, denominada Postales Porteñas, Fabián se cuelga en una aguda y acertada observación de Buenos Aires, sus calles, su gente, su ritmo. Su pluma capta rostros, climas, situaciones y paisajes de la gran ciudad y sus textos bajan línea acerca de contradicciones, injusticias, olvidos, recuerdos, amores y desamores vinculados a la Ciudad de la Furia. La segunda parte (Postales de un Mundo en Crisis) nos invita a recorrer mediante imágenes una larga serie de conflictos que estallaron en distintas partes del planeta entre 2008 y 2012. Mezquita apoya las ilustraciones (algunas realmente descarnadas, fuertes) con textos en los que explica brevemente –y sin escatimar sus opiniones- el núcleo de cada uno de estos conflictos. Y en el epílogo, titulado Postales de Esperanza, el autor nos cuenta (también con hermosos dibujos) hacia dónde cree él que va el mundo y qué cambios hacen falta para que la paz y la fraternidad le ganen a la violencia y la depredación de unos sobre otros. Esto es 100% bajada de línea, pero Mezquita baja línea de frente, con honestidad, sin pretender venderte otra cosa más que SU visión del mundo.
Tanto en los tramos a color como cuando se vuelca por el blanco y negro, Mezquita hace gala de una increíble solidez en el estilo académico-realista, además de ese notable sentido de la observación que destacábamos hace un ratito. Es raro, porque Fabián fue asistente de Carlos Meglia y acá no se ve nada ni remotamente parecido al estilo del ídolo. Pero se ve (y resalta a ocho cuadras) un gran manejo de la línea, de las texturas, de las aguadas, del cross-hatching, de la iluminación, y de la composición en cada uno de estos cuadritos, que tienen nivel de sobra para ser cuadros, para enmarcarse y exhibirse por sí solos.
No lo pongo en la categoría de los indispensables, porque casi no tiene historietas. Si eso no te quita el sueño y te ceba más la idea de descubrir a un dibujante de gran talento para traducir en imágenes la realidad que lo rodea, Periodicidades... te va a resultar una experiencia sumamente placentera. Si además amás a la ciudad de Buenos Aires como la ama Fabián Mezquita, seguro vas a flashear.
Etiquetas:
Argentina,
Fabián Mezquita,
Periodicidades de un Tiempo Loco
Suscribirse a:
Entradas (Atom)