Luego de la contundente
victoria de Racing, es un buen momento para sentarse a escribir unas reseñitas.
Hacía bastante que no leía
nada del maestro español Sergio Bleda, y ahora cayó en mis manos Bloody Winter,
una obra que ya tiene unos 15 años. Bloody Winter es un thriller urbano de
tiros, persecuciones, traiciones y hectolitros de mala leche. Y además tiene
algo de experimento formal porque, excepto en los flashbacks, Bleda se propone
mantener a lo largo de las 46 páginas del álbum el formato de cuatro viñetas
horizontales, o widescreen. La verdad es que el truquito le sale muy bien: sin
variar nunca el formato de las viñetas, el autor nos muestra desde tomas
panorámicas de esta New York cruda e invernal a primeros planos recontra-expresivos
de los personajes.
Como en los buenos
thrillers de Hollywood, acá lo importante es el grado de enrosque que tiene la
trama y la tensión que logra generar el autor cuando la encamina hacia esa
escena crucial, definitiva, en la que todo se resuelve… de un modo
absolutamente impredecible. A todos los impactos que acumula durante las
primeras 45 páginas, Bleda le suma un impacto más (lejos, el más jodido) a la
última página de Bloody Winter, para asegurarse de que no haya ninguna chance
de que los críticos la califiquemos de “una más de corrupción y mala leche”. No
quiero contar nada, pero posta, se trata de una obra muy generosa en materia de
sorpresas.
El dibujo está muy bien,
el color lo apuntala con mucha fuerza y si te da el estómago para bancarte crueldades, sangre y truculencia a granel, le podés entrar en castellano, inglés o francés.
Allá por el 28/08/17 me
tocó reseñar el Vol.1 de Rip Van Hellsing, la serie escrita por Enrique
Barreiro y Hernán Ferrúa y dibujada por Enrique Santana. Aquella vez me llamaba
la atención la escasa profundidad del personaje protagónico, y en las tres
sagas que componen este tomo, eso empieza a cambiar. De a poco, aparecen datos
acerca del pasado de Rip, empezamos a enterarnos por qué hace lo que hace, y
hasta lo vemos dudar, cuestionarse algunas cosas. La responsible de sacudirle
la estantería a esta implacable máquina de matar es Sombra, una vampira
enigmática y sensual, que suele jugar para el bando contrario al de Rip. Ahí
los guionistas se abstienen de clonar la relación entre Batman y Catwoman (que
sería lo obvio) y llevan el vínculo entre Rip y Sombra por otros carriles,
bastante interesantes aunque con poco desarrollo, porque lo importante, lo
fundamental, sigue siendo la machaca.
Rip Van Hellsing puede
sumar un poquito de introspección, una pizca de romance, pero siempre en
cantidades muy pequeñas, porque todo está jugado a las peleas, las explosiones,
los conflictos que exigen al límite las habilidades tácticas y de combate de
este héroe taciturno al que esta vez descubrimos también en su faceta de galán
irresistible.
Si no sos muy fan de las
batallas a tiros, espadazos y granadas entre milicos, vampiros y licántropos,
dudo mucho que te atrape el guión de Rip Van Hellsing. En ese caso, te
recomiendo que te dejes llevar por los exquisitos dibujos de Enrique Santana,
un artista descomunalmente dotado para contar aventuras clásicas con una onda
moderna. El trazo de Santana fluye por estas páginas con una armonía notable,
el armado de las secuencias esta ajustadísimo, el impacto de la machaca está
sumamente logrado, dibuja perfecto fondos muy complicados, armas, vehículos,
minitas, monstruos, batallas multitudinarias… La verdad que lo único que no me
copa del dibujo es el rostro inexpresivo del protagonista, pero me queda claro
que es una exigencia del guión, no un capricho de Santana.
De nuevo, la calidad de la
edición es impecable, un auténtico lujo para un mercado alicaído como el
nuestro. Y por cómo termina la teercera saga de este libro, intuyo que tarde o
temprano habrá más tomos de Rip Van Hellsing.
Y nada más por hoy. Nos
reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.