el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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lunes, 8 de mayo de 2017

LUNES LLUVIOSO

Día espantoso para casi todo… pero bueno, hace bastante que no escribo reseñas y tengo un par de cositas ya leídas.
Arranco con el Vol.4 de Thief of Thieves, la gran creación de Robert Kirkman, ahora en manos del británico Andy Diggle. Todo lo que pasa en este tomo es consecuencia directa de lo sucedido en el anterior (lo reseñamos el 10/08/15), y aún así Diggle se las ingenia para presentar a un nuevo personaje importante, desarrollarlo y darle un cierre, todo en poco menos de 120 páginas. Para marcar un quiebre en la serie, además, Diggle saca de escena a un personaje secundario importante, y liquida a otro y al principal villano de los tres tomos anteriores. Como si esto fuera poco, multiplica exponencialmente la chapa de un personaje con el que Kirkman y sus colaboradores anteriores no sabían muy bien qué corno hacer.
Sumémosle tiros, cuchillazos, explosiones, torturas, violaciones, mutilaciones, narcotráfico, traiciones aberrantes y runflas espúreas y tendremos un arco argumental al que le sobra impacto. Diggle te mantiene atrapado de punta a punta, con muchísimas situaciones shockeantes, de esas que te hacen decir “¡No! ¡Se fueron al carajo!”. Pero por suerte este festival de atrocidades no se queda sólo en sacudir al lector. También sirve para hacer evolucionar al personaje de Conrad Paulson, que constantemente reflexiona acerca de los límites que está cruzando en la persecución de sus objetivos.
El dibujo de Shawn Martinbrough, impecable como siempre. Vibrante, poderoso, con onda a pesar de estar muy restringido por las altas pretensiones de realismo que tiene el guión, y muy bien complementado por la paleta de Adriano Lucas. Ya sin las manos mágicas de Robert Kirkman moviendo el timón, Thief of Thieves sigue siendo una excelente opción si te gusta leer thrillers jodidos, sórdidos, sin superpoderes ni disfraces locos, sin conflictos que se puedan reducir a la vieja fórmula de “Buenos contra Malos” y donde se exploran a fondo las consecuencias de todo lo que pasa. Una pena que la mayoría de los fans que veneran a Kirkman por The Walking Dead no sepan que existe esto.
Me voy a Uruguay, a 2016, cuando se edita Greatest Hits, un recopilatorio de historias cortas a cargo de dos de los autores más notables del país hermano: el guionista Roy y la dibujante (y a veces autora integral) Maco. De las cinco historietas que reúne el libro, tres ya las vimos en antologías reseñadas en años anteriores. No por eso las disfruté menos. De hecho, La Señora Cornelia me pareció mucho mejor esta vez que cuando la leí dentro de Novelas Ejemplares (reseñada el 31/08/14)… y eso que aquella vez me había parecido la mejor historia del libro. Y una vez más, me volví loco con la perfección técnica de Serendipity (ya comentada en la reseña de Otoño, el 07/09/14).
La historia que aportaron Roy y Maco a la antología Las Moradas (reseñada el 18/11/15) queda un toque descolgada fuera del contexto de ese libro, pero los autores lo resuelven con mucho ingenio, con un epílogo realizado especialmente para Greatest Hits, tan gracioso como efectivo. Después tenemos una breve historieta a color, que no había visto nunca, y una extensa historieta en blanco negro, 20 páginas en las que Roy y Maco juegan a reversionar el clásico Alice in Wonderland. Hay muchas ideas de las buenas en estas 20 páginas, y quizás la mejor sea la incorporación de elementos meta-historietísticos, que le aportan otro vuelo al típico delirio de los universos lewiscarroleanos. Gran librito para los fans de estos dos autores, o para los que quieren conocer a una dupla infalible, a esta altura emblemática de la historieta uruguaya del Siglo XXI.
Volvemos pronto con nuevas reseñas.

miércoles, 6 de junio de 2012

06/ 06: ALOHA


Volvemos a cruzar el charquito para encontrar-
nos con una de las revelaciones de la historie-
ta uruguaya reciente, la muy joven autora cono-
cida como Maco, y esta que es –creo- su ópera prima.
Aloha es una historieta rara, en el sentido de que no se propone un fin netamente narrativo. Hay algo así como una historia, pero no está enfatizada. Es más bien una sucesión de cosas limadas que le pasan a la protagonista y que, de seguir alguna lógica, tiene más que ver con la de los sueños que con la de una historia con principio, desarrollo y fin, causas, consecuencias y demás.
Y si la historieta no va para el lado de contar una historia, ¿para dónde corno va? La idea de Maco es utilizar a Aloha para explorar nuevas formas de desarrollar la acción en una página de historieta. En casi todas las páginas del libro, Maco propone al lector un juego novedoso, distinto, que consiste en ver a los personajes (la chica protagonista y distintos bichitos o criaturas que la acompañan) desplazarse por los decorados de un modo siempre original, que nos invita a deshacernos del tradicional sistema de lectura del comic (de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha), para seguir a Aloha a veces para un lado, a veces para el otro, a veces en espiral, a veces en zig-zag, muchas veces de abajo hacia arriba, y así.
Maco juega con lo más sagrado: la gramática de la historieta. Pedirte que no leas de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha es como escribir una novela sin sujetos ni predicados. Por ahí se puede hacer bien, pero tenés que ser un monstruo, un genio tocado con la varita mágica. Y aunque no me creas, esto a Maco le sale muy, muy bien. La atención del lector no se pierde entre estas páginas/ laberinto, el juego funciona, te atrapa, te incluye. Y funciona, creo yo, porque Maco apuesta a un dibujo sencillo, de línea clara tradicional, una onda Hergé con algún que otro cross-hatching más arriesgado. Hay páginas recontra-cargadas de detalles chiquititos y preciosistas y otras muy minimalistas, en las que Aloha recorre la nada, la historieta pelada, despojada, sin fondos, apenas con los marquitos de las viñetas (con los que Maco también se anima a jugar).
Y por supuesto, hay escenas más clásicas: las siete páginas de interacción con la Muerte (acertadamente ubicadas en el medio del libro) tienen la dinámica de una obra de teatro, o de una historieta de Copi. Ahí no hay que esforzarse por seguir el relato, es bien lineal, aunque no por eso menos atractivo.
No hay mucho más para decir. Si querés descubrir a una autora nueva, que propone unos juegos narrativos nunca antes vistos, que se zarpa con unas páginas de 16 viñetas en las que nos invita a seguir varios desarrollos de varias situaciones a la vez en distintos sentidos de lectura, acá vas a encontrar una historieta muy, muy interesante, arriesgada en la concepción y sólida en la ejecución. Y tierna, con cierta onda poética, con la extraña habilidad de reconfortar al lector, de transmitirle la sensación de “está todo bien” . No hay muchas historietas como Aloha y que exista algo así es –sin dudas- una excelente noticia. Espero ansioso otras obras de Maco, a ver para dónde agarra.