el blog de reseñas de Andrés Accorsi
Mostrando entradas con la etiqueta El Aneurisma del Chico Punk. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El Aneurisma del Chico Punk. Mostrar todas las entradas

martes, 12 de febrero de 2019

MARTES MIXTO

Mientras el calendario me recuerda que faltan siete partidos para que Racing salga campeón y 10 meses para que se termine el gobierno más cínico que me tocó padecer en vida, sigo adelante con las lecturas.
Una vez más, el fanatismo incondicional por algunos autores me jugó una mala pasada. En una librería de EEUU vi un libro de Hermann que no tenía (y que no sabía que existía) y como estaba regalado, lo agarré sin siquiera mirar una página de adentro. Se trata de la edición en inglés (aunque realizada en Eslovenia) llamada Hey, Nick! Are You Dreaming?, bizarra traducción de una serie que en Bélgica y Francia se lama simplemente “Nic”. Nic es una obra de Hermann apuntada claramente al público infantil, realizada a principios de los ´80 para el semanario Spirou, junto al guionista Philippe Vandooren, que acá firma como “Morphée” (por Morfeo, el dios del sueño). La idea es básicamente la misma de Little Nemo in Slumberland (de hecho, el homenaje de Hermann a Winsor McCay es bastante explícito) con la diferencia de que los cinco episodios en los que se divide el álbum cuentan un sólo sueño extenso, que se interrumpe cada 8 páginas y se retoma en el episodio siguiente.
La historia es muy pueril, muy lavadita, sin mayores sobresaltos. Y el dibujo es raro por tres motivos: 1) Como ninguna página tiene más de seis viñetas, lo vemos a Hermann dibujar más grande, con más espacios que en los álbumes para adultos, donde muchas veces nos clava páginas de 10 u 11 cuadros. 2) Esta vez Hermann recurre a una línea clara y a los colores planos, dos cosas que siempre le salieron muy bien a Moebius. Y quizás por eso, vemos a Hermann copiar técnicas de entintado del Genio Eterno, al punto que aparecen viñetas que cualquier lector no muy curtido podría confundir tranquilamente con viñetas de Moebius. Y 3) A Hermann no le queda bien disfrazarse de dibujante limpito, bonito, amigable, y mucho menos disfrazarse de Moebius. O sea que, si bien está todo bien dibujado, visualmente esto es un bajón para cualquier fan del maestro belga.
No estoy muy seguro si me queda algún álbum de Hermann en la pila del material no leído, como para empezar a palpitar una revancha. Pero acá, mi fanatismo por este prócer me costó una dolorosa derrota.
Lo de los siete partidos y los diez meses tienen que ver con la idea de que esperar con ansias que llegue algo grosso, muchas veces garpa. Fue lo que me pasó cuando me devoré el tan esperado y tant postergado Vol.2 de El Aneurisma del Chico Punk, continuación del libro que vimos allá por el 04/03/14. En aquel Vol.1, la saga creada por Renzo Podestá arrancaba muy arriba y prometía muchísimo. En este Vol.2, la calidad sube aún más y todo lo que era promesa, se hace realidad.
El Vol.2 de El Aneurisma del Chico Punk me quitó el aliento, me atrapó como pocas veces me atrapó un relato. El dibujo me gustó más que en el Vol.1, los diálogos siguen igual de geniales, la interacción entre los personajes está perfecta, las dimensiones que cobran los conflictos son tremendas… Si el Vol.1 amagaba con contarnos una historia de jóvenes a la deriva, con sexo, droga, rock´n roll y comics, acá (sin descuidar nada de eso) Podestá sube la apuesta y se propone narrarnos nada menos que el Apocalipsis. De “recorramos juntos un mundo turbio y crepuscular” a “se nos vino la noche posta, y del mundo no quedó una mierda”. Al igual que el tomo anterior, este termina con un cliffhanger pasadísimo de rosca, que andá a saber cómo revierte o pilotea el autor cuando lo tenga que continuar. Y a diferencia del tomo anterior, cosas que parecían caprichosas, ambiguas, o bizarras por la bizarreada misma, ahora tienen explicación. A veces explicaciones sesudas y extensas, pero que no llegan a aburrir. Nada de lo que vimos pasa porque sí, todo es parte de un plan maestro, llevado a cabo con jerarquía por un Podestá realmente prendido fuego.
Me llamó la atención que aparezcan unas 45 páginas sin entintar, sin ningún motivo aparente. No son un flashback, no son una ilusión, no hay un motivo argumental para cambiar de golpe (y en el medio de la obra) la propuesta visual, pero Renzo lo hace, supongo que porque se le cantaron las bolas. Esas páginas en las que sólo se ve el lápiz también son fabulosas y ayudan a mostrar la increíble versatilidad del autor, lo mucho que puede lograr a nivel gráfico y narrativo sólo con el trazo, sin tinta, sin tramas, sin manchas, ni esfumados, ni témpera blanca, ni efectos de Photoshop. Por supuesto cuando aparece la tinta, el dibujo se ve más terminado, con más contrastes, más profundidad de campo, más énfasis en las texturas. Pero sin todo eso, también se disfruta a full.
Lo insinué en la reseña del Vol.1 y lo afirmo ahora: El Aneurisma del Chico Punk es una Obra Maestra, así, de una. Imposible no recomendarla, incluso a aquel que leyó alguna otra obra de Renzo Podestá y no se fue demasiado satisfecho. Posta, esto está a otro nivel. Y bueno, ahora a esperar años el Vol.3. Si la saga de Nolasco y sus amigos va a seguir mejorando a este ritmo, lo espero 10, 15 años, los que hagan falta.

Y nada más, por hoy. Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

martes, 4 de marzo de 2014

04/ 03: EL ANEURISMA DEL CHICO PUNK Vol.1

Me faltan leer unos cuantos libros de historieta argentina lanzados en 2013, pero hasta ahora creo que este es el mejor, un pijésimo por encima de La Comunidad, con el que está parejísimo. No te digo que El Aneurisma... es historieta perfecta sólo porque este es el Vol.1 y por ahí en el Vol.2 (o 3, o 4...) se cae un toque. Si este tomo terminara con un final posta, sería imbatible, estaríamos hablando en todas partes de la Obra Maestra que Renzo Podestá nos regaló a los fans del comic argentino.
Serializado en un sitio web, este primer volumen de El Aneurisma del Chico Punk se compone de unas 200 páginas, divididas en ocho capítulos. ¿Y no alcanzan 200 páginas para llegar a un final definitivo? No. A lo largo de este tomo, Podestá presenta una ciudad, un elenco de cuatro protagonistas y varios secundarios, un villano muy heavy y un conflicto que claramente es la punta del iceberg, una ínfima manifestación de algo mucho más grosso que vendrá más adelante y de lo cual ya hay varias pistas sembradas en la segunda mitad de esta entrega. ¿Está estirado? No, para nada. Podestá opta por una narrativa bastante descomprimida porque puede hacerlo, porque nadie lo corre, nadie lo encorseta. Este es un proyecto 100% autoral, donde el único criterio que se impone es el lírico-genital. Acá Renzo hace lo que se le cantan las bolas y si la historia se cuelga en escenas pachorras o si tarda en arrancar (de hecho, las 22 páginas del primer capítulo podrían no estar y todo se entendería perfecto), es lo que hay.
La construcción de los personajes y la trama son los puntos más fuertes de El Aneurisma... Acá vamos a ver a una bandita de cuatro pibes violentos, kilomberos, que afanan libros para venderlos en una ciudad crepuscular, sombría, infestada de pandillas más preocupadas por las otras pandillas que por la policía. Bajo esa mascarada de pibes duros, Podestá nos deja entrever la humanidad y sobre todo la vulnerabilidad de Nolasco, Sucia, Lima y Ringo, a los que veremos sumergirse gradualmente en misterios espesos, que tienen ribetes místicos, o por lo menos paranormales. Y además en el submundo del sadomasoquismo y las drogas duras, que también tienen su espacio en este mundo sórdido y desesperanzado.
También hay acción, cataclismos sobrenaturales, trips extraños, una orgía multitudinaria con canibalismo y hectolitros de sangre, un intento de historia de amor y los mejores diálogos que recuerdo haber leído en una historieta argentina reciente. Con todos estos anzuelos, Renzo Podestá te atraviesa, te engancha y te arrastra como a un infeliz de punta a punta del libro, que por supuesto te deja alzadísimo pidiendo la continuación. El Aneurisma... es una obra definitivamente transgresora, en la que el autor nos refriega permanentemente por la cara la absoluta libertad de la que goza, y aún así, en ningún momento sentís que Podestá usa esta libertad para pajearse impunemente en nuestras caras, ni para mirarse el ombligo, ni para irse a la mierda por hacerse el vanguardista.
Por el lado del dibujo, la decisión de trabajar en blanco y negro lo lleva a Renzo a reencontarse con sus raíces, con el estilo de su etapa más under, ahora resignificado por muchos años de laburo profesional en los que incorporó un nivel para nada frecuente entre los autores “incipientes”. Podestá maneja el blanco y negro de taquito y sabe aprovechar a full todas las posibilidades que este le brinda: el claroscuro a todo o nada, las texturitas y rayitas, las manchas, los esfumados y cepillados, fotos recontra-manoseadas, páginas laburadas en blanco sobre papel negro, bloques de texto a los que les aplica grises con la computadora... Acá no queda una técnica sin explorar. Hasta hay unas páginas en las que Podestá se manda un homenaje a Mike Mignola y clona perfecto el estilo del ídolo. La narativa es interesantísima, con mucho ritmo, con saltos al vacío que resultan en genialidades, con varios momentos en los que vemos el desarrollo de dos secuencias en paralelo y con un criterio inmejorable para elegir los momentos para descomprimir y los momentos para acelerar el tempo del relato.
Posta, no veo la hora de tener en mis manos el Vol.2 de El Aneurisma... Acá encontré personajes copadísimos, envueltos en un misterio que no da respiro por su intensidad y sobre todo por su originalidad. En esta historieta nada es lo que parece y todo puede pasar. Sumale un dibujo recontra-impactante y una narrativa repleta de riesgos bien asumidos y ya está, no hay cómo resistirse a esta maravilla mugrienta y pasada de rosca que propone Renzo Podestá.