Juan Dalfiume nació en Italia (donde lo bautizaron “Gianni”), pero vive desde muy chiquito en Argentina, así que lo consideramos uno de los nuestros. Dalfiume es conocido sobre todo por su trabajo para Columba donde, durante la época del máximo auge de la editorial, dibujó toneladas de páginas, tanto de Jackaroe (su popular western, creado por Robin Wood y continuado por Ray Collins) como de otros personajes. Claro, eran los años de “la máquina de hacer chorizos” y muchas de las historietas firmadas por Dalfiume para Columba no reflejan ni por asomo las cualidades artísticas del dibujante. Por suerte, a principios de los ´80 Dalfiume transitó la senda de la redención en las revistas de Ediciones de La Urraca y felizmente La Duendes recopiló algo de ese material, junto a historietas de esa misma época, que hasta ahora estaban inéditas.
La historia que le da título al libro es la única que salió en Fierro y la única en la que Dalfiume colabora con un guionista (Otto Carlos Miller). También es muy floja. Basada en la biografía del bandido rural Juan Bautista Bairoletto, la historieta tiene una sóla secuencia bien resuelta en 14 páginas (la del velatorio del padre del protagonista). Muy poco. El resto explicita demasiado, pega saltos muy brutales... defrauda, en una palabra. El dibujo de Dalfiume, realizado con aguadas es magnífico... si lo leés en la Fierro. Acá está mal reproducido, como si se hubiese trabajado no en base a los originales del autor, sino en base a archivos digitales de baja resolución. Una lástima.
De las inéditas, De Caza sorprende por su crudeza. Es un relato breve, con poco texto pero mucho clima, con un in crescendo manejado con mucho criterio. Y el dibujo está muy suelto, muy expresivo, muy bien. La Suerte del Inglés es casi un chiste largo, totalmente jugado a un remate que llega en la última viñeta y que puede o no causar gracia. Por suerte tiene unos dibujos muy logrados. Dos Ciegos y un Sordo es otra historia de notable mala leche, un slice of life que arranca para comedia y termina en tragedia. De nuevo, está todo muy jugado al giro de la última viñeta y esta vez el dibujo no está tan cuidado: hay planos my repetidos y menos énfasis en los climas. Y cierro con La Estrella, de apenas tres páginas, en las que Dalfiume le pega una vuelta de tuerca ingeniosa al mito de los Reyes Magos. El dibujo es correcto, cumple sin descollar.
Y me quedan cinco historietas publicadas originalmente en la mítica SuperHum®. Al Pie de la Letra es otra comedia salpicada de mala leche, con un remate shockeante al final y un dibujo al que se le nota demasiado la velocidad a la que fue hecho. Daba para elaborarlo más. Le sigue Cara de Chancho, donde el dibujo está mucho más laburado, la composición de cada viñeta está más cuidada y el equilibrio entre blancos y negros está más logrado. Lástima el guión, que arranca con un planteo interesante, de ciencia-ficción, y termina por derrapar en una especie de chiste medio boludo. El Amo del Mundo es una extensa secuencia muda, cuyo final no se termina de entender, pero que tiene a Dalfiume dando cátedra de narrativa y de manejo de las texturas (no sólo con aguadas). Esto se desluce un poquito en la edición de La Duendes, pero igual se nota que hay un laburo sutil y brillante por parte del autor. La mala leche y la crueldad se imponen de nuevo en Hermano Blanco, otra historieta tremendamente heavy, con un remate desolador y excelentes dibujos.
Para el final, la mejor historieta del tomo: una versión de No Vale Nada la Vida... más extensa que la que se vio en SuperHum®. 22 páginas, dibujos laburadísimos, muchísima atención por los detalles y la documentación, acción, violencia, buenos diálogos, hermosas secuencias mudas y una revelación impactante en la última viñeta. Un lujo.
Quedan sin recuperar las historietas que Dalfiume realizó para SuperHum® en equipo con Carlos Trillo o Guillermo Saccomanno. Ahí se ve el mismo nivel de dibujo que en las mejores historias de este tomo, y además hay ideas muy interesantes en los guiones. De todos modos, estas setenta y pico de páginas recopiladas hoy por La Duendes sirven para constatar que, además de su producción “por kilo” para Columba, Dalfiume tenía otras cosas para contar y el talento para contarlas de modo más que atractivo. Hoy, al maestro se lo nombra poco en el mundillo de la historieta argentina. Tan poco, que varias generaciones no saben que sigue trabajando, básicamente para Italia. Por ahí, gracias a este libro, algunos empiezan a descubrir la faceta más “autoral” de Dalfiume y a reivindicarlo como el gran historietista que es.
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viernes, 12 de julio de 2013
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