el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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miércoles, 19 de agosto de 2015

19/ 08: JUDIOS

Y otra vez, Sergio Langer se zarpó. Esta vez armó un libro de más de 350 páginas, muchas de ellas a color, para reunir todos sus chistes e historietas que intersectan con el judaismo. Material de los ´90, material más reciente, material creado especialmente para este libro que Langer planificó hace muchos años y que creció hasta convertirse en uno de esos libros fundamentales, definitivos tanto para la carrera de su autor como para el medio en que se mueven (en este caso, el humor gráfico argentino). Me animo a pronosticar que de acá a muchos, muchos años, se va a seguir hablando de “el Judíos de Langer”, porque va a ser una referencia obligada más allá de la vigencia de algún chiste puntual, demasiado vinculado a alguna coyuntura específica.
El libro está dividido en varios sectores y en casi todos conviven los chistes de un sólo cuadro, las tiras y las historietas. Algunos incluyen también ilustraciones y otros tienen sólo ilustraciones, sin textos, o con una frase, sin diálogos ni narrativa. Langer deja la vida en cada ilustración y hay muchísimas que son realmente brillantes, con un trabajo increíble en la composición, las texturas y el color. Pero claro, son un mimo a los ojos. Y el fan de Langer busca otra cosa, busca ese dibujo mugriento, agresivo, nervioso, puesto en función de relatos (y mini-relatos) jodidos, cargados de mala leche e incorrección política. Por suerte, de eso también hay muchísimo. El libro tiene mucha narrativa, a veces a modo de historias o chistes mudos, pero siempre con el talento de Langer para contar historias en imágenes.
Y además mucha variedad: hay chistes de campos de concentración, de Moisés y los mandamientos, de golems, de actitudes cotidianas con las que se discrimina a los judíos, de la AMIA, de rabinos, de nazis y neonazis, de las festividades judías, de idishe mames… A mí el segmento que más me gustó, con el que más me reí a carcajadas, fue el de Mamá Pierri, en el que Langer recopila varias páginas de la vieja facha que aparece en la revista Barcelona (y a la que le dedicó un libro entero, reseñado el 29/09/11). Ese es el Langer más salvaje, más descarnado, más al límite, el que hace ver a South Park como una remake chota de Los Ositos Cariñosos.
Y lo que más me impactó, lo que además de hacerme reir me dejó pensando es el segmento dedicado a la guerra en Medio Oriente. Langer le saca un jugo glorioso al conflicto entre israelíes y palestinos y logra chistes e historietas realmente geniales basadas en una decisión arriesgada: repartir duro y parejo para los dos lados. Ahí no importa que Langer sea judío: no hace la boludez de ponerse la camiseta y defener cualquier cosa que haga Israel en su eterna lucha contra los musulmanes que rodean su territorio. Los garrotazos para nada sutiles del autor vuelan para un lado y para el otro. Los chistes revelan con certera precisión cómo de los dos lados hay irracionalidad, venalidad, mala leche, doble discurso y muchas más ganas de exterminar al adversario que de convivir en paz. Ni siquiera cuando le toca abordar la masacre perpetrada por un comando islámico en la revista Charlie Hebdo aparece en Langer la tentación de condenar ciegamente a estos fundamentalistas de la violencia. Langer sabe que detrás de cada acto supuestamente irracional hay intereses, avechuchos que se benefician, y nos transmite esa certeza con ingenio, humor y una claridad poco frecuente en los medios de comunicación más masivos.
En fin… otra obra monumental de uno de mis humoristas gráficos favoritos de todos los tiempos. Me cuesta ser objetivo con Langer porque hace muchos años que lo considero un genio y además nos une el afecto a nivel personal. Me encanta que exista este libro, por lo que tiene adentro y como testimonio de muchos años de laburo de esta bestia del dibujo, de este salvaje de huevos inmensos que todos los días se levanta con ganas de correr un cachito más para el lado del carajo las fronteras del humor.

sábado, 26 de noviembre de 2011

26/ 11: LANGER FOR EXPORT Vol.2


Entre tsunamis, Obamas, gripes porcinas, wikileaks, franjas de Gaza y elecciones en varios países, los últimos... dos o tres años fueron generosos en materia de sacudones impactantes para los que observan la política y la sociedad desde una óptica más global. Uno de esos es Sergio Langer, quien reincide en la editorial peruana Contracultura con un segundo libro de chistes centrados en las noticias, en la actualidad candente de esta fosa séptica a la que algunos llaman “planeta Tierra”.
Este segundo tomo se diferencia del primero principalmente porque tiene muchos chistes basados en la realidad peruana, con menciones a la política, el espectáculo y hasta la gastronomía del país hermano, que seguramente si no sos peruano te costará entender. Otros chistes son más globales, se pueden entender en cualquier lugar de Latinoamérica, aunque no tengan localismos argentinos (sospecho que estos fueron reemplazados por localismos peruanos para esta edición). Los que no fueron reemplazados son los localismos españoles, en chistes y tiras que parecen realizados por Langer a pedido de algún medio de la Madre Patria.
Y por supuesto están los chistes que se entienden en cualquier país: los yankis hiper-obesos y su culto absurdo a los chumbos, los curas pedófilos, las atrocidades infinitas entre árabes y judíos, el daño sostenido al medio ambiente, la ambición desmedida de un capitalismo caníbal, la idiotez enlatada que venden los medios masivos, el boom fuera de control de Twitter y Facebook, el festival interminable de los políticos que mienten en campaña, el racismo, la pobreza... todos temas a los que Langer sigue de cerca hace años y en los que ya está descomunalmente afilado, siempre listo para entrar con los tapones de punta, a quebrar a la hipocresía, a la farsa, a la corrección política que sólo sirve para tapar abusos e injusticias.
Entre ese alud de chistes, se colaron dos historietas: una excelente, de la serie Clase Media (que sale en Barcelona) y una de dos páginas, Valium, con un dibujo impresionante, pero con un guión que apenas arrima a lo aceptable. El resto son chistes de una o dos viñetas, dibujados en estilos distintos. Acá vemos desde un Langer light, casi de línea clara, hasta un Langer visceral, poseído por un pincel salvaje, que potencia su expresionismo hacia el carajo y más allá. Incluso en estos chistes dibujados más al extremo, a la pincelada bestial, Langer gana en equilibrio al agregar las tramas mecánicas, otro rubro en el que el dibujante de La Nelly está cada día más canchero.
Y bueno, para seguirla, te tendría que contar los chistes y ya sabés que no da. Sólo me falta recomendar fervientemente este libro a todos los cultores del humor corrosivo, venenoso, de irreductible mala leche. Y envidiar sanamente a los amigos peruanos, que tienen la posibilidad de conseguir fácil y barato trabajos de Langer que acá, en su país, conocemos sólo los fans más hechos mierda.

jueves, 29 de septiembre de 2011

29/ 09: MAMA PIERRI


Seguro alguna vez te horrorizó escuchar a tu vieja o a tu abuela mandar un comentario tipo “negros de mierda”, “judíos de mierda”, o “zurdos de mierda”, o hablar contra los homosexuales, o los inmigrantes de los países vecinos. A mí me pasó varias veces y me pone del orto, me frustra, me dan ganas de no ser hijo de mis viejos, de reescribir la historia para nacer en un entorno menos contaminado por el fascismo y la intolerancia. Y eso que a mí me calienta en el sentido de la bronca y la indignación, a Sergio Langer lo calienta en el otro sentido, en el de la excitación y la lujuria. El resultado es una historieta al límite, cuya protagonista reivindica al fascismo en todas sus formas, milita con férrea convicción en el catolicismo más retrógrado y banca a morir a los torturadores, los discriminadores y los curas que se garchan pendejitos, entre otras lacras a cual más abyecta.
Por supuesto, Langer nos presenta a Mamá Pierri como la villana, y no son pocas las historias que terminan con esta hija de mil putas derrotada o humillada. Para esto es importantísima la figura de Nahuel, su hijo, un adolescente sensible, progre, copado, que ya avanzada la serie blanquea su condición de homosexual. Nahuel abraza candorosamente las causas igualitarias y progresistas y jamás discrimina a nadie por su religión, su color de piel o su ideología. Se hace amigo de discapacitados, de lesbianas, de inmigrantes, escucha a Mercedes Sosa y se adhiere a las tomas de colegios para pedir mejoras en la educación. A la vez tiene una relación muy retorcida con su madre, a la que venera (llega incluso a masturbarse pensando en ella), pero a la que a la vez enfrenta con sus planteos sensibles e ingenuos… por supuesto para terminar sometido a la voluntad de Mamá, que lo mandonea, lo picanea, lo flagela y lo sodomiza para llevarlo por el camino de la moral y las buenas costumbres.
En ese contrapunto encuentra Langer el núcleo cómico de la tira, pero como suele suceder, después encuentra ideas aún mejores y Mamá Pierri dispara en direcciones totalmente impredecibles. En un momento, el chiste autoconclusivo de cuatro viñetas deja su lugar a una saga con continuará, un trip visceral y alucinante conocido como “la saga del Hijo Abortivo”, en la que Mamá y Nahuel comparten protagonsimo con un feto abortado que crece (amamantado con la mala leche de Mamá Pierri) hasta convertirse en un ser monstruoso que habla en alemán y se coge a la protagonista. La saga cobra tanto vuelo y se hace tan zarpada, que Langer la abandona poco antes del final, para después aclarar que transcurrió en un “mundo paralelo”. Y ahí Nahuel y su madre reaparecen en la Argentina actual para vivir nuevas historias más reales, ahora con más viñetas (y más chistes) por página.
Si alguna vez pensaste que el humor de Langer era medio heavy, o que por momentos se iba muy a la mierda, ni te acerques a Mamá Pierri. Acá se va a la mierda y mucho más allá. Pero lo hace con tanta clase, con tanto talento que no se puede creer que con materias primas tan inmundas como el fascismo y el racismo se puedan crear obras tan grossas. El dibujo arranca más grotesco que nunca, con una línea más gruesa que lo habitual, bien cargada de expresionismo, bien dark. Después aparece el trazo habitual del ídolo, y en la saga del Hijo Abortivo (cuando Mamá Pierri se empieza a parecer más a una historieta convencional, por lo menos en la forma) aparecen más viñetas por página, fondos más elaborados y –ya avanzada la saga- las tramas mecánicas, colocadas con gran criterio. Cuando la serie vuelva a “la realidad”, tendremos menos tramas pero no menos laburo en los fondos y Langer alternará entre su línea más clara y su línea más gruesa, más brutal, más cercana a la de Vuillemin.
Esto no es para cualquiera, obviamente. Estamos frente a algo así como un comic de lesa humanidad. Es un comic con chistes de torturas, de abortos, de pedofilia, de incestos, de Cromagnón, de campos de concentración, de discapacitados, de peruanos y bolivianos, de judíos, de putos, donde no faltan el sexo salvaje (con dildos, oligofrénicos, menores de edad, curas y fetos mutantes), las drogas, los atentados terroristas y las marchas de Blumberg por la seguridad y contra los piqueteros, los cartoneros y los villeros. Por la delgada cornisa entre la náusea y la carcajada viene Mamá Pierri, rompiéndole el orto a todos, incluso a South Park, la serie que inventó el “humor sin barreras”. Si te da el estómago para aguantártela, preparate para 112 páginas imposibles, absolutamente únicas en la casi centenaria historia de nuestra historieta.

sábado, 24 de julio de 2010

24/ 07: LANGER FOR EXPORT


Hace un par de meses, cuando hablábamos de La Nelly, yo decía que el Sergio Langer al que vemos todos los días en la tira es el Langer Light, muy lejos del otro Langer, el asesino serial que dibuja con los tapones de punta en Barcelona o en Fierro. Bueno, este libro (editado en Perú) reúne chistes, dibujos e historietas del Langer Hardcore, del jodido, del perturbador.
Alguna vez, un colega suyo (cuyo nombre me reservo) me dijo “Langer nunca va a llegar a ser Número Uno porque su dibujo no tiene ángel”. Yo creo que Langer está orgulloso de que su dibujo no tenga ángel. Todo lo que podría ser bonito, prolijo o atractivo, Langer se esfuerza por dibujarlo horrible, sucio y desolador. Langer juega a agredir al lector y el dibujo le resulta una herramienta fundamental para que se note su intención de ir siempre al choque. A veces con su línea chunga muy peladita, a veces con un entintado fuerte, espeso, y otras veces con un trazo que parecede carbonilla, el dibujante de La Nelly siempre se las ingenia para pasarse de expresionista y asestarnos dibujos que duelen, o por lo menos que incomodan.
En sus historietas de una página lo vemos meter muchísimos cuadros, y muchísima información en cada cuadro, al estilo Gustavo Sala. La narrativa ajustada y la composición claustrofóbica de la viñeta no nos impiden verlo como un dibujante completísimo, capaz de plasmar en el papel lo que se le dé la gana, con o sin diálogos. La historieta de 18 viñetas iguales que narra la trayectoria de un misil desde que lo lanza Bush hasta que impacta es una pequeña obra maestra que sobra para demostrar que, además de un genio del humor gráfico, Langer es un historietista de la San Puta.
En su repertorio de chistes, el autor no nos ahorra momentos de mierda, incómodos como tampón de virulana. Nos hace reir de la pobreza, de la invasión cultural, económica y religiosa que sufren los países del Tercer Mundo, de las guerras que esconden intereses empresariales y hasta de los curas que se garchan pendejitos. El tipo no se guarda nada. Quiere que te rías y que después te sientas mal por haberte reído de esas cosas, como un capítulo de South Park, pero en una sóla viñeta. Por suerte, todo esto se sostiene con una coherencia a prueba de balas, porque Langer pega sistemáticamente, siempre para el mismo lado: sus víctimas son los fachos, los oscurantistas, los explotadores, los fanáticos religiosos, o del consumo, o de la violencia, los discriminadores y los tilingos. Pero la gracia no pasa tanto por ver a quién le pega, sino cómo nos presenta la situación. No es fácil plantear conflictos tan agudos en una sóla viñeta, y menos lograr un efecto cómico a partir de un tema sensible. Y sin embargo, este zarpado lo logra en casi todos sus chistes.
El prólogo del libro (del peruano Oscar Malca) arranca con una gran verdad: “En un mundo perfecto, Langer no existiría”. Y está muy bien, porque un mundo perfecto, sin derrames de petróleo, sin dictaduras, ni desigualdad social, ni guerras absurdas, ni religiones opresivas, Sergio se quedaría sin material para sus chistes y tendría dedicarse a otra cosa, o cambiar de repertorio y hacer chistes de suegras, náufragos o gatitos, con lo cual tampoco seguiría siendo Langer. O sea que en un punto, las atrocidades que nos vomitan todos los días los noticieros tienen su lado positivo y es que nutren a esta bestia del humor. Le dan esa materia prima asquerosa y revulsiva que Langer procesa para convertir en estos chistes iconoclastas, políticamente incorrectos, filosos, punzantes, hirientes, de esos que sólo se le ocurren a un genio del mal. Aguante.

lunes, 31 de mayo de 2010

31/ 05: LA NELLY Vol.6


Antes de que acallen los ecos de la reseña anterior, me puse las pilas para leer otro tomo recopilatorio de La Nelly, el que reúne las tiras publicadas durante la segunda mitad de 2006.
Este tomo viene más tranqui, sin sagas tan largas ni tan fumadas como las del anterior. Acá Sergio Langer y Rubén Mira se concentran en temas un poco más munícipes, más de todos los días. Arrancan con un tema que cada tanto, cuando los noticieros no tienen de qué carajo hablar, se pone de moda: la inseguridad. Y lo abordan desde una óptica ingeniosa y sagaz, sin repetir de memoria el discursito de los medios y de algunas facciones políticas derechosas y amigas del gatillo fácil. Buena parte de la gracia está en el análisis de cómo funcionan, cómo se comercializan y qué pasa cuando se usan para el orto, las tecnologías vinculadas a la seguridad, principalmente las camaritas de vigilancia que tantos edificios lucen en sus frentes.
También en torno a la tecnología hay varios chistes muy buenos, que se suceden cuando los Pibes Chorros le venden a la Nelly el celular de la hija de George W. Bush, heroicamente pungueado a la hija del borracho-genocida-retrasado mental durante su paso por Buenos Aires. La secuencia más breve y menos interesante es la de Sabrina, la ahijada de Selva que con sólo 15 años quiere operarse para implantarse siliconas en las tetas. Los chistes son bastante predecibles y, si bien toca un tema real, preocupante y potencialmente muy gracioso, el resultado no está a la altura. Tampoco brilla demasiado el tramo en el que los autores juegan con la idea de la “actitud Buenos Aires”, un slogan lanzado en aquel entonces por el jefe de gobierno Jorge Telerman.
La aventura que da título al libro es un delirante flashback que va de 1945 a 1970. En su cumpleaños, Nelly les cuenta a sus amigas que conoce a Sandro desde que nació, que compartió momentos de su infancia y adolescencia, que siguió desde el inicio la carrera del ídolo y que en 1970, tras un show del Gitano en New York, logró arrebatarle el calzoncillo que hoy exhibe en su living. Por supuesto, todo esto es una fábula urdida por Nelly, y finalmente aparece el mismísimo Roberto Sánchez para contar cómo llegó ahí ese calzoncillo, y a recuperarlo de una vez y para siempre. Todo este tramo es realmente cómico, con excelentes gags y muy buenos dibujos.
Pero la mejor parte es la que Nelly coprotagoniza con Maxi, el sobrino de Selva. Maxi vuelve de Miami luego de haber emigrado en 2001 y empieza a trabajar de barrabrava mercenario, a sueldo del club que mejor pague o que ofrezca mejores posibilidades para los negocios turbios. Acá la tira se concentra en analizar y denunciar las prácticas nefastas de los barras, su relación de complicidad con los dirigentes, la falta de huevos de la AFA a la hora de ponerles límites y la impunidad de la que gozan, ya sea en el ejercicio de la violencia o en los chanchullos vinculados a la reventa de entradas y demás. Incluso hay palitos sutiles para los árbitros y los jugadores, de los que se habla poco cuando se toca el tema de la violencia en el futbol. Por supuesto, también hay tiras que interrumpen el devenir de estos relatos para mostrarnos postales, figuritas, falsas publicidades y demás artilugios gráficos en los que se destaca el dibujo de Langer (y el color de Catriel Tallarico), y que funcionan a modo de pausa (o algo así) en la narrativa diaria de las aventuras de La Nelly.
Aventuras que, con sus más y sus menos, leídas en estos tomitos se la re-bancan. Yo hoy no me pondría a releer diarios de 2006 ni drogado, pero a través de esta historieta, los temas, los personajes y los sucesos de esa época se pueden revivir de un modo placentero, ameno y jocoso, lo cual es una forma muy copada de hacer memoria. Pero La Nelly me gusta más allá de su rol “testimonial” por un montón de otras cosas. Creo que la más importante es que la protagonista es egoísta, jodida, ventajera y reaccionaria. Eso habilita a Langer y Mira a volcar en la tira una dosis de mala leche que por un lado es un hallazgo (porque antes de La Nelly no era frecuente ver algo así en la contratapa de un medio masivo) y por el otro, está claro que en un punto “pianta votos”, precisamente porque la mayoría del público está acostumbrada a otro tipo de personajes, a otra dinámica narrativa (en la que cada chiste termina en la última viñeta, en lugar de sacarle jugo al formato serial) y a otro tipo de tratamiento de los temas de actualidad. El censo de los comiqueros que se copan con La Nelly se puede hacer en una servilleta de heladería, pero yo la banco igual.

martes, 25 de mayo de 2010

25/ 05: LA NELLY Vol.5


Me llama la atención la escasísima aceptación que tiene La Nelly entre los comiqueros. Creo que conozco a… tres o cuatro fans de la historieta que reivindican a la tira de Sergio Langer y Rubén Mira, mientras que la inmensa mayoría la vitupera o la ningunea mal. Y esto no es nuevo, o sea, no es un efecto de la justificada ola de anti-clarinismo que crece entre los argentinos con algo más que aire y ShowMatch en el cerebro. Desde el principio a la tira le costó ganarse el respeto de los viñetófilos locales.
Y la verdades que es bastante injusto. En principio porque el dibujo de Langer es excelente. Comparala con casi cualquier otra tira diaria local (ni hablar ya de las yankis, que cada día están peor dibujadas) y vas a ver que el laburo que le pone Langer a cada viñeta está muy por encima de la media, más allá de su indiscutible talento para retratar el grotesco y la berretada tanto material como moral. Es un Langer Light, por supuesto, lejos del asesino serial de la Barcelona, pero pone todo lo que hay que poner en cuatro viñetas chiquitas en las que hay parvas de texto.
Igual, a mí lo que más me gusta de La Nelly es cómo se caga en su propia consigna. Supuestamente es una tira de comedia costumbrista, con toques de actualidad socio-política, algo de grotesco y bastante mala leche. Pero Langer y Mira transgreden esos límites y ya nadie se sorprende si Nélida Roccaforte aparece en el espacio exterior, en un mundo subterráneo o en 1810. En parte porque los disparadores de estas sagas bizarras y cuasi-rocambolescas no son meros caprichos, sino que tienen “explicación” (cómica, claro) y “consecuencias”. Lo cierto es que todo, hasta los géneros más relacionados con la aventura, le sirve a los autores para mantener a la tira siempre sorprendente y, sobre todo, siempre afilada.
En este tomo, además de sueños delirantes de Nelly (uno sobre el robo del siglo en el Banco Río de Martínez y otro sobre el conflicto de las papeleras), tenemos una saga en la que un cirujano trucho re-hace a la protagonista a imagen y semejanza de una top model, y otra en la que Nelly viaja a la revolución de Mayo (no sé si la oiste nombrar en estos días) a cumplir una misión de suma importancia para la patria, encomendada por Neo, el chorizo del Ser Nacional. Este último tramo es el más fecundo para los chistes y las reflexiones políticas y los autores le sacan un gran jugo al contrapunto entre esos idealistas de Mayo que se encontraban frente a un país donde todo estaba por hacer, y el cinismo de Nelly, que ya sabe todo lo que va a pasar y lo usa para sacar provecho personal. El contrapunto llega a su pico más desopilante cuando Nelly regresa a 2006 con un tatarabuelo de Néstor Kirchner, que no sabe que su descendiente es presidente y al que le cuesta acomodarse a un presente dominado por el Mundial (no sé si te suena), los celulares y un clima político que (poco antes de que se anunciara la candidatura de Cristina a la presidencia) ya empezaba a enrarecerse. Posta, llama bastante la atención cómo desde la tira le empezaban a pegar duro a la actual presidenta, antes de que se oficializara su candidatura. Por suerte también hay palos para otros sectores, pero los K son –lejos- los que se llevan la peor parte.
Más allá del debate ideológico, lo que menos me gusta de La Nelly es cuando Langer y Mira renuncian a lo que mejor hacen, que es contar historias. Así, cada tanto aparecen figuritas, postales, muñequitos para recortar, calendarios para armar y boludeces así, que gráficamente son atractivas (sobre todo porque se luce un poco más el dibujo de Langer), pero que se alejan mucho de la narrativa al palo que caracteriza a las “sagas” de La Nelly que –como ya dije- es lo que a mí más me gusta de la tira.
No sé cómo será leer La Nelly de a una tira por día, porque nunca leí Clarín. Pero leída en tomos recopilatorios me parece una gran serie, con mucho jugo, con muchos chistes y reflexiones que se nutren de la coyuntura pero la trascienden, con una magnífica dosis de ironía y acidez, con muchos momentos realmente cómicos (a veces los mejores chistes no están en “el remate”, sino en las viñetas del medio), con ideas muy fumadas y con una multiplicidad de recursos muy vasta y muy idónea para hablar de lo que pasa en el país de un modo original y ganchero. Ya volveremos con La Nelly, porque tengo otro tomo sin leer. Mientras tanto, Feliz Bicentenario para todos!