Y sí, hay más biografías del Che Guevara en historieta. Esta debe ser la más reciente, porque se lanzó en 2008, y en una de esas también la mejor.
El guión de Spain Rodríguez (1940-2012) es muy, muy bueno. Dinámico, completo, muy bien condimentado con detalles poco conocidos de la vida del Che, con la indagación justa (ni mucha como para aburrir, ni poca como para dejarte en bolas) acerca de la coyuntura política de cada uno de los países en los que el mítico guerrillero hizo de las suyas, e incluso de su país de origen, que vendría a ser el nuestro. Rodríguez explica la Argentina de los años ´40 y ´50, en pocas páginas pero con un criterio más certero que cualquier otro historietista yanki que se haya enfrentado (aunque sea de pasada) con ese fenómeno complejísimo, virtualmente indescifrable llamado “peronismo”.
A diferencia de otras biografías de Guevara, la de Spain no mete a presión fragmentos de los textos escritos por el Che. A veces este se manda diálogos o pensamientos tan sofisticados, que es obvio que el autor los tomó de las escrituras del propio Guevara, pero estas citas encubiertas nunca se roban el protagonismo ni obstaculizan un relato muy, muy ameno. Al tratarse de un libro encargado y editado por un sello claramente alineado a un partido de izquierda, estaba el riesgo de que a Spain le pidieran una hagiografía del Che, que resaltara sólo sus virtudes y barriera abajo de la alfombra sus contradicciones y sus fracasos. Por suerte en la historieta eso no sucede. El autor trata muy bien al Che, no disimula en lo más mismo su comunión con las ideas del “personaje”, y sin embargo no se limita a endiosarlo. A lo largo de las 100 páginas que dura la novela vemos a Guevara tropezar, equivocarse, replantearse cosas, tener que pedir disculpas, obstinarse en decisiones que resultan erróneas, etc.
A nivel guión, te soy sincero, no sé si habrá una biografía del Che más interesante, más ganchera. Lo que la tira un poco para atrás es el dibujo. Ojo, no tanto como a aquella biografía del Che realizada por autores japoneses (la vimos el 27/02/11) en la que el dibujo era una patada en las bolas digna del Flaco Schiavi en la puerta del área grande. Spain no es horrible, es limitado. Es curioso, porque en este trabajo de 2008 muestra las mismas falencias que en sus trabajos 40 años anteriores, los de su época underground, cuando se hizo “famoso” con historietas como Trashman. Ese es uno de los problemas: Spain trata de ser un dibujante académico, realista, correcto, y no le sale. Tiene un muy buen manejo de sombras, texturas y tramas, equilibra muy bien blancos y negros, elige muy bien los ángulos de las viñetas, pero falla a menudo en la anatomía y en las caras. Vistas de lejos, estas páginas parecen una especie de Joe Sacco tirado a chanta.
Y el otro problema es que Rodríguez nunca le da al dibujo la chance de llevar adelante el relato. Todo está basado en los textos, a tal punto que se puede leer sólo los bloques de texto (y algún diálogo, ponele) y la historia se entiende perfectamente. En eso se parece mucho a los Big Books de Paradox. El dibujo no está ahí para narrar, sino para ilustrar (con más onda que virtuosismo) algo, un cachito, de lo que nos cuenta el texto.
Claramente estamos frente a un libro que no está pensado para deleitar al lector de historietas más curtido, o más purista. Spain pensó esta biografía para vendérsela a los fans del Che Guevara que la van a comprar en una librería “careta”, gente que en su mayoría no se preocupa por la mucha o poca integración entre texto e imagen o el reparto entre ambos de las responsabilidades narrativas de una historia. Para ese lector no entrenado, este es un comic alucinante, que informa, entretiene, te roba alguna sonrisa, por momentos te indigna y encima te deja pensando. Y encima tiene el atractivo de ser una co-edición entre una editorial británica y una yanki, de una obra de un autor yanki (con sangre española, pero yanki al fin), en la que los villanos son... los yankis.
La próxima vez que se te pase por la cabeza comprarte una remera o una gorra del Che, pensalo dos veces. Por ahí con la misma guita, o una moneda más, te podés comprar esta historieta que no estará dibujada por Enrique y Alberto Breccia, pero se la re-banca a la hora de contar la vida de este ícono del Siglo XX nacido acá cerquita.
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miércoles, 28 de agosto de 2013
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