el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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miércoles, 19 de febrero de 2014

19/ 02: JOURNALISM

Al igual que ayer, me toca reseñar un tomo de historias cortas de un autor habitualmente asociado con historietas largas o –como se dice ahora- con “la novela gráfica”.
El maestro Joe Sacco, que compite con Guy Delisle a ver quién visita los lugares más chotos del planeta, tiene en su ilustre trayectoria una buena cantidad de historias cortas (mucho menos promocionadas que sus trabajos más extensos) y esto libro reúne 11 de ellas, precisamente las que (como nos sugiere el título) tienen que ver con la especialidad de Sacco, que es el comic documental, con un marcado perfil periodístico. Entre fines de los ´90 y 2010, Sacco estuvo en Palestina, en Chechenia, en Irak, en India, en el Tribunal de Justicia de La Haya y hasta en Malta, la islita donde nació en 1960, pocos meses antes de afincarse en Melbourne, Australia, donde vivió hasta los 12 años.
Las historietas periodísticas o documentales de Sacco tienen un sólo problema, por así decirlo: los finales. Uno está acostumbrado a que las historietas se terminen cuando los conflictos que impulsan las tramas se resuelven. Por lo menos en un porcentaje importante, si no en un 100%. Acá las reglas son otras. Para empezar, no hay tramas. Hay hechos y testimonios, presentados de modo bastante objetivo. A veces Sacco intenta plantear una especie de curva dramática, y a veces hasta lo logra. Pero eso no es lo importante. Lo importante es meterse en lugares donde está todo para el orto y mostrárselos al lector. Y lo más heavy: el autor no inventa los conflictos. Se enfrenta con conflictos que ya existen y que lo más probable es que no se resuelvan jamás.
Así es como, antes de que empiece a rodar la pelota, ya está totalmente desactivado el clásico esquema de introducción-nudo-desenlace. Se podría conjeturar que esto es todo introducción, que todo lo que hace Sacco es plantear una situación límite, que puede derivar en un conflicto de la San Puta, como puede estirarse hasta el infinito sin que nadie salte ni haga nada. Lo cierto es que el maltés quiere, antes que entretenernos, informarnos. Darnos la data necesaria para que tomemos conciencia y si da, para que sacudamos la modorra y hagamos algo al respecto de las inequidades y los desastres que nos muestra. O aunque más no sea que nos indignemos, que digamos “hijos de puta, ¿cómo puede ser que nadie haga nada por esta pobre gente?”. Las historietas de Sacco no tienen héroes ni villanos, pero el autor se las ingenia para señalar con bastante precisión quiénes juegan el rol de víctimas y quiénes son (por obra u omisión) los victimarios.
La lectura de todo este material (denso en el sentido de que tiene muchísimo texto y unos dibujos laburadísimos) nos deja con un sabor invariablemente amargo. No por la calidad del trabajo de Sacco, que es sublime, sino porque el autor nos sumerge en un océano de penurias, miserias, hambre, enfermedades, exilios, odio racial y religioso, crímenes de lesa humanidad totalmente impunes... Son historias dolorosamente reales de gente que, si todavía no perdió todo, tiene muchas chances de perderlo a menos que pase algo muy loco y –de pronto- la solidaridad y la fraternidad le ganen al “me chupa todo un huevo”.
Algunas historietas tienen más texto, otras menos. Algunas tienen más cuadros por página, otras menos. En todas, lo primero que llama la atención, el dato excluyente, es la pasmosa habilidad de Sacco para el dibujo. Por el tipo de historias que cuenta, casi no necesita romperse el orto en la planificación de las secuencias. Y sin embargo, lo hace y sorprende. Pero lo que realmente te deja estupefacto es el rigor documental de su dibujo, cómo te hace creer TODO, no dudar de NADA, cómo te convence con un pase mágico de que lo que te está mostrando no es un dibujo sino LA REALIDAD. Para eso, Sacco juega en todas las viñetas su ancho de espadas, que es su capacidad para dibujar texturitas, rayitas, puntitos y crosshatchings a niveles inhumanos, como si fuera asquerosamente fácil. Por suerte, en la única historia del libro publicada a todo color, se controla un cachito más y deja que los colores (no las texturitas logradas con plumín o rotring) rellenen los contornos de las figuras y sugieran la iluminación de los escenarios.
No descubro nada nuevo si digo que Joe Sacco es un genio, un referente fundamental del comic de los últimos 20 ó 25 años a nivel mundial. Si no te da el estómago, o si las temáticas no te interesan tanto como para meterte a fondo con sus historietas más largas, acá lo vas a ver al nivel de sus mejores trabajos, pero en historias cortas. Habrá más Sacco en el blog, dentro de unos meses.