Final para esta interesantísima trilogía… que en realidad no termina. Me comí el amague de que en el tercer y último tomo Arnaud Delalande y Simona Mogavino me iban a contar el desenlace definitivo de esta historia, es decir, la muerte de la reina Alienor. Y no. El relato llega hasta un punto, y si bien pasan un montón de cosas, no hay nada ni remotamente parecido a un final.
En la reseña del Vol.2 yo me preguntaba si en este último tramo Alienor iría en busca de la redención, y algo así es lo que efectivamente sucede. La joven reina quiere rectificar el rumbo, mejorar la letra… pero no le sale. En estas 56 páginas Alienor baja un par de cambios, un ratito. A la larga, terminará gobernada por sus pulsiones, sus impulsos, sus caprichos, cada vez más enfrentada a un Louis VII que ya está bastante podrido de que esos pelos que tiran más que una yunta de bueyes lo lleven de un papelón a otro. Y empiezo a pensar que realmente este es un tratamiento muy parcial de la biografía de Alienor, y que también existe una corriente historiográfica más “alienorista”, a la que la versión plasmada por Delalande y Mogavino le debe haber dado por las pelotas. Digo esto porque el tomo arranca con un “disclaimer”, donde la editorial explica en base a qué fuentes se construyó el guión, qué personajes son reales y cuáles ficticios, qué libertades se tomaron los autores a la hora de llenar baches o zonas oscuras de la historia, y pone paños fríos al aclarar que se trata de “una interpretación novelizada de la vida de Alienor basada en hechos históricos verídicos”. No es ilógico pensar que así como existe una leyenda negra, podría existir una leyenda blanca, en la que la reina salga muchísimo mejor parada que en esta obra.
En cuanto al argumento en sí, en este tomo el foco se desplaza un poquito. La intriga palaciega, las roscas y los garches siguen presentes, pero ahora la historia toma un perfil más bélico, ya que los reyes de Francia se suman a las Cruzadas y se ponen al frente de un poderoso ejército que marchará hacia Oriente, con flojísimos resultados. Las figuras de Louis VII, el sacerdote Suger y la hermana de Alienor pierden bastante protagonismo, en detrimento de Rançon, uno de los lugartenientes al frente de las tropas, y de Vincent, el caballero italiano enamorado de Alienor, el único personaje 100% ficticio de la saga. Y como decía la principio, el final no es un final, sino un “volver a empezar” luego de un cambio heavy en el status quo. De hecho el tomo termina con la palabra maldita: “a suivre”, o “continuará”, en criollo. Todo el tiempo Delcourt nos vendió esta obra como una trilogía, y cuando llegás al final te enterás que no, que eventualmente saldrán más historietas centradas en la vida de Alienor.
No tengo mucho más para agregar. Ni siquiera quiero extenderme repitiendo elogios para con el trabajo de Carlos Gómez al frente de la faz gráfica. La verdad que es un orgullo para todos los argentinos lo que hace Carlos para las editoriales europeas y en este libro (de 2014) se lo ve incluso mejor que en los anteriores. Si no me hubiese atrapado para nada la historia de Alienor, igual la habría bancado hasta el “final” por el placer que me produce el dibujo de Gómez.
Y a la gente a la que sí le entusiasma el tema de los reyes europeos del medioevo, sus triunfos, sus fracasos, sus roscas con la iglesia, con las otras potencias, con sus vasallos, etc., no puedo menos que recomendarle esta saga en la que –sesgada y todo- se nos brinda la posibilidad de meternos a fondo en la vida y la leyenda (negra, blanca, no calienta) de un personaje realmente apasionante como fue Alienor.
Mostrando entradas con la etiqueta Alienor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Alienor. Mostrar todas las entradas
martes, 7 de abril de 2015
viernes, 27 de marzo de 2015
27/ 03: ALIENOR: LA LEGENDE NOIRE Vol.2
Bueno, de a poquito va quedando claro que Alienor, además de ser la protagonista de esta saga, es también la villana. En esta segunda entrega de 54 páginas, los guionistas Arnaud Delalande y Simona Mogavino se regodean casi con crueldad en las operetas que arma la joven reina para manipular a su marido, el también joven e inexperto rey Louis. Ambiciosa, lujuriosa, belicosa, intrigante, con menos escrúpulos que un puntero macrista de Cristian Ritondo, Alienor sigue hablando de justicia y dignidad pero lo único que le interesa es el poder, la sumisión de reyes, obispos y nobles a sus veleidades y caprichos. Por momentos me hizo acordar a cómo hablaban de Eva Perón mis abuelas gorilas.
Acá, en esta Francia feudal del año 1140, sobran los descamisados, los marginados, los excluídos, pero la tarea de incluirlos y darles dignidad no va a recaer en Alienor, para nada. A ella sólo le importa mandar, digitar, imponerse siempre, a como dé lugar, y estar sexualmente bien atendida. Si sus deseos y ambiciones le traen desgracias y derrotas al rey Louis, a sus súbditos o a sus aliados, poco le importa. Y de eso se trata en buena medida este Vol.2: de los costos que paga este rey ingenuo, convertido en un pollerudo sin voz ni voto por los encantos y las maquinaciones de su avasallante esposa. Llega un punto en el relato donde uno se quiere meter adentro del comic (como en aquel inmortal videoclip de A-Ha) para cagarlo a sopapos a Louis al grito de “¡Infeliz, date cuenta de que te estás mandando una cagada atrás de otra por culpa de esta conchuda!”. No existe esa posibilidad, lamentablemente. Sólo queda presenciar cómo Louis la pasa cada vez peor, se queda cada vez más solo, se vuelve cada vez más débil por darle todos los gustos a esta hija de puta.
Como en todas las historias de reyes y nobles, la intriga palaciega está a la orden del día: Delalande y Mogavino nos enroscan en conjuras, secretos, romances prohibidos y negocios por abajo de la mesa, que crean un clima muy denso, muy atrapante. Para el final de este tomo, caen algunas máscaras y quedan al descubierto algunos garcas que eran casi tan garcas como Alienor, aunque la jugaban de cayetano. Una vez más, entre todas estas runflas subrepticias y la acción, que no escasea, tenemos 56 páginas en las que pasan muchas cosas y las tramas avanzan muchísimo. Por eso no jode para nada que casi todas las páginas tengan muchas viñetas y una cantidad de texto medio zarpada. Hay que sentarse con tiempo, porque acá hay para ver y leer bastante más que en los típicos álbumes de este formato.
Falta un dato importante y es que la reina Alienor, el rey Louis, la gran mayoría de los personajes de la historia y casi todos los sucesos que aparecen en el comic EXISTIERON en la realidad. La historieta no sólo está anclada a una época histórica específica, sino que se sustenta en un monumental trabajo de documentación por parte de los guionistas y el dibujante. Y hablando del dibujante, una vez más tenemos al maestro cordobés Carlos Gómez en una cátedra memorable. No me quiero repetir, por eso recomiendo repasar la reseña del Vol.1, pero realmente acá hay páginas de Gómez que merecen pasar a la historia por la cantidad descomunal de laburo que le deben haber representado. Esta vez el colorista es José Luis Rio, muy acertado a la hora de acompañar con la paleta y los efectos digitales los distintos climas por los que transita el guión.
Me falta leer el final de la saga, a ver si finalmente Alienor se redime, o si pasará a la historia de Francia como una reina despiadada, venal y egomaníaca. Por ahora, su “leyenda negra” me tiene muy enganchado y el dibujo de Carlos Gómez me está haciendo cambiar de ropa interior varias veces por tomo. Prometo entrarle pronto al Vol.3.
Acá, en esta Francia feudal del año 1140, sobran los descamisados, los marginados, los excluídos, pero la tarea de incluirlos y darles dignidad no va a recaer en Alienor, para nada. A ella sólo le importa mandar, digitar, imponerse siempre, a como dé lugar, y estar sexualmente bien atendida. Si sus deseos y ambiciones le traen desgracias y derrotas al rey Louis, a sus súbditos o a sus aliados, poco le importa. Y de eso se trata en buena medida este Vol.2: de los costos que paga este rey ingenuo, convertido en un pollerudo sin voz ni voto por los encantos y las maquinaciones de su avasallante esposa. Llega un punto en el relato donde uno se quiere meter adentro del comic (como en aquel inmortal videoclip de A-Ha) para cagarlo a sopapos a Louis al grito de “¡Infeliz, date cuenta de que te estás mandando una cagada atrás de otra por culpa de esta conchuda!”. No existe esa posibilidad, lamentablemente. Sólo queda presenciar cómo Louis la pasa cada vez peor, se queda cada vez más solo, se vuelve cada vez más débil por darle todos los gustos a esta hija de puta.
Como en todas las historias de reyes y nobles, la intriga palaciega está a la orden del día: Delalande y Mogavino nos enroscan en conjuras, secretos, romances prohibidos y negocios por abajo de la mesa, que crean un clima muy denso, muy atrapante. Para el final de este tomo, caen algunas máscaras y quedan al descubierto algunos garcas que eran casi tan garcas como Alienor, aunque la jugaban de cayetano. Una vez más, entre todas estas runflas subrepticias y la acción, que no escasea, tenemos 56 páginas en las que pasan muchas cosas y las tramas avanzan muchísimo. Por eso no jode para nada que casi todas las páginas tengan muchas viñetas y una cantidad de texto medio zarpada. Hay que sentarse con tiempo, porque acá hay para ver y leer bastante más que en los típicos álbumes de este formato.
Falta un dato importante y es que la reina Alienor, el rey Louis, la gran mayoría de los personajes de la historia y casi todos los sucesos que aparecen en el comic EXISTIERON en la realidad. La historieta no sólo está anclada a una época histórica específica, sino que se sustenta en un monumental trabajo de documentación por parte de los guionistas y el dibujante. Y hablando del dibujante, una vez más tenemos al maestro cordobés Carlos Gómez en una cátedra memorable. No me quiero repetir, por eso recomiendo repasar la reseña del Vol.1, pero realmente acá hay páginas de Gómez que merecen pasar a la historia por la cantidad descomunal de laburo que le deben haber representado. Esta vez el colorista es José Luis Rio, muy acertado a la hora de acompañar con la paleta y los efectos digitales los distintos climas por los que transita el guión.
Me falta leer el final de la saga, a ver si finalmente Alienor se redime, o si pasará a la historia de Francia como una reina despiadada, venal y egomaníaca. Por ahora, su “leyenda negra” me tiene muy enganchado y el dibujo de Carlos Gómez me está haciendo cambiar de ropa interior varias veces por tomo. Prometo entrarle pronto al Vol.3.
Etiquetas:
Alienor,
Arnaud Delalande,
biografía,
Carlos Gómez,
Simona Mogavino
martes, 17 de marzo de 2015
17/ 03: ALIENOR: LA LEGENDE NOIRE Vol.1
Hasta hace un par de años, el Dago de Robin Wood y Carlos Gómez no se publicaba en Argentina y todos puteábamos porque la única forma de acceder a ese material era a través de las ediciones italianas. Ahora que tenemos todos los años dos o tres tomitos de Dago, es hora de seguir puteando: Gómez abandonó las aventuras del veneciano y se fue a trabajar para Delcourt, en una serie que no se publicó nunca fuera de Francia. Alienor: La Légende Noire es una saga de tres tomos que salió como parte de la colección Les Reines de Sang, y es una de las tantas historietas de temática histórica que pueblan las bateas de las librerías francófonas.
Lo que diferencia a esta saga de las demás es, precisamente, que Gómez dibuja a lo Gómez, no se disfraza nunca de dibujante franco-belga. La idea original (si es que contar en historietas la vida de un personaje histórico puede ser considerado original) le pertenece a Simona Mogavino, quien co-escribió el guión con Arnaud Delalande. También hubo un artista, Erwan Le Saëc, encargado del storyboard. Supongo que habrá hecho los bocetos, o planificado la puesta en página. Después llegó el turno de Carlos Gómez, que dibujó y entintó las 54 páginas del álbum y finalmente Claudia Chec fue la encargada de colorear con muchísima onda y muchísimo criterio los dibujos del cordobés.
El guión nos ubica rápidamente en la corte del rey Louis VII, un chico que asciende al trono de Francia con apenas 15 años y al que casan medio de prepo con Alienor, una chica de su misma edad que de pronto se convierte en reina. Delalande y Mogavino van a dedicar la mayoría de este primer tomo a las intrigas que tienen lugar dentro de la corte, con roles muy importantes para la madre del joven rey y para Suger, su consejero. De a poquito, todos se darán cuenta de que esa jovencita a la que humillaban y ninguneaban es en realidad una persona de increíble sagacidad, coraje y ambición, que los va a terminar manipulando a todos estos supuestos capos de la rosca para que se imponga siempre su voluntad.
Lo que menos me atrapó es el tono de los diálogos, muy solemne, muy protocolar, y a la vez acorde con una historia que transcurre en una corte real en el año 1138. Me imaginaba a los personajes hablando en español antiguo (“vosotros me habéis traicionado”, etc.) y me aburría un poco más. Lo bueno es que en 54 páginas repletas de viñetas pasan muchas cosas: hay protocolo y franela pero también acción y hasta algunos pasajes en los que predomina la machaca. Y el principal logro de los guionistas es que nos presentan a Alienor como un personaje que no es ni bueno ni malo. Hace turradas, es fría, es calculadora, es bastante atorranta, pero está movida por valores respetables, como la dignidad, la compasión y la pulsión por llevar a buen puerto el reinado de su inexperto marido. Veremos cómo evoluciona la caracterización en los próximos tomos, y si Delalande y Mogavino terminan por darle la razón a los personajes que afirman que esta reina adolescente es una criatura endemoniada, que ha poseído al pobre Louis para llevarlo por la senda de la atrocidad y la ruina. La verdad que es una etapa de la historia de Francia que desconozco profundamente, así que estoy abierto a las sorpresas.
Y hablando de sorpresas, me sorprendió lo poco que cambió el dibujo de Carlos Gómez para adaptarse al formato de álbum francés. Obviamente se acabaron las páginas de cuatro viñetas que tantas veces vimos en Dago, pero en todo lo demás, el dibujante mantiene en alto las banderas que le vimos en sus trabajos para Italia: muchos (y excelentes) primeros planos, algunos detalles de composición y de lenguaje corporal de los personajes heredados de los maestros norteamericanos, otros detalles emparentados con la tradición argentina de Alberto Salinas, Lito Fernández y otros referentes de nuestra historieta clásica de aventuras… y sí, en todas las páginas hay por lo menos una toma “de lejos”, un plano bien panorámico, en el que los personajes se ven de cuerpo entero, o muy chiquitos porque Gómez nos muestra un paisaje, un edificio, o un gran salón. Esto que Gómez trataba de hacer poco en las historietas de Dago, acá le sale muy, muy bien. Se nota el rigor en la documentación, la pasión por los detalles y las ideas para que estas tomas no se parezcan mucho entre sí, a pesar de que casi siempre nos muestran las mismas locaciones. Por supuesto ayuda mucho la paleta de Claudia Chec, que le encuentra a cada escena un clima distinto y lo plasma desde el color.
Magnífico debut de Carlos Gómez en el mercado francés, con un tomo dibujado a un nivel impresionante y un guión que, a priori, puede no parecer muy ganchero, pero al que no le faltan los momentos interesantes, los giros impredecibles y los hallazgos en materia de caracterización. Prometo entrarle pronto al Vol.2.
Lo que diferencia a esta saga de las demás es, precisamente, que Gómez dibuja a lo Gómez, no se disfraza nunca de dibujante franco-belga. La idea original (si es que contar en historietas la vida de un personaje histórico puede ser considerado original) le pertenece a Simona Mogavino, quien co-escribió el guión con Arnaud Delalande. También hubo un artista, Erwan Le Saëc, encargado del storyboard. Supongo que habrá hecho los bocetos, o planificado la puesta en página. Después llegó el turno de Carlos Gómez, que dibujó y entintó las 54 páginas del álbum y finalmente Claudia Chec fue la encargada de colorear con muchísima onda y muchísimo criterio los dibujos del cordobés.
El guión nos ubica rápidamente en la corte del rey Louis VII, un chico que asciende al trono de Francia con apenas 15 años y al que casan medio de prepo con Alienor, una chica de su misma edad que de pronto se convierte en reina. Delalande y Mogavino van a dedicar la mayoría de este primer tomo a las intrigas que tienen lugar dentro de la corte, con roles muy importantes para la madre del joven rey y para Suger, su consejero. De a poquito, todos se darán cuenta de que esa jovencita a la que humillaban y ninguneaban es en realidad una persona de increíble sagacidad, coraje y ambición, que los va a terminar manipulando a todos estos supuestos capos de la rosca para que se imponga siempre su voluntad.
Lo que menos me atrapó es el tono de los diálogos, muy solemne, muy protocolar, y a la vez acorde con una historia que transcurre en una corte real en el año 1138. Me imaginaba a los personajes hablando en español antiguo (“vosotros me habéis traicionado”, etc.) y me aburría un poco más. Lo bueno es que en 54 páginas repletas de viñetas pasan muchas cosas: hay protocolo y franela pero también acción y hasta algunos pasajes en los que predomina la machaca. Y el principal logro de los guionistas es que nos presentan a Alienor como un personaje que no es ni bueno ni malo. Hace turradas, es fría, es calculadora, es bastante atorranta, pero está movida por valores respetables, como la dignidad, la compasión y la pulsión por llevar a buen puerto el reinado de su inexperto marido. Veremos cómo evoluciona la caracterización en los próximos tomos, y si Delalande y Mogavino terminan por darle la razón a los personajes que afirman que esta reina adolescente es una criatura endemoniada, que ha poseído al pobre Louis para llevarlo por la senda de la atrocidad y la ruina. La verdad que es una etapa de la historia de Francia que desconozco profundamente, así que estoy abierto a las sorpresas.
Y hablando de sorpresas, me sorprendió lo poco que cambió el dibujo de Carlos Gómez para adaptarse al formato de álbum francés. Obviamente se acabaron las páginas de cuatro viñetas que tantas veces vimos en Dago, pero en todo lo demás, el dibujante mantiene en alto las banderas que le vimos en sus trabajos para Italia: muchos (y excelentes) primeros planos, algunos detalles de composición y de lenguaje corporal de los personajes heredados de los maestros norteamericanos, otros detalles emparentados con la tradición argentina de Alberto Salinas, Lito Fernández y otros referentes de nuestra historieta clásica de aventuras… y sí, en todas las páginas hay por lo menos una toma “de lejos”, un plano bien panorámico, en el que los personajes se ven de cuerpo entero, o muy chiquitos porque Gómez nos muestra un paisaje, un edificio, o un gran salón. Esto que Gómez trataba de hacer poco en las historietas de Dago, acá le sale muy, muy bien. Se nota el rigor en la documentación, la pasión por los detalles y las ideas para que estas tomas no se parezcan mucho entre sí, a pesar de que casi siempre nos muestran las mismas locaciones. Por supuesto ayuda mucho la paleta de Claudia Chec, que le encuentra a cada escena un clima distinto y lo plasma desde el color.
Magnífico debut de Carlos Gómez en el mercado francés, con un tomo dibujado a un nivel impresionante y un guión que, a priori, puede no parecer muy ganchero, pero al que no le faltan los momentos interesantes, los giros impredecibles y los hallazgos en materia de caracterización. Prometo entrarle pronto al Vol.2.
Etiquetas:
Alienor,
Arnaud Delalande,
biografía,
Carlos Gómez,
Simona Mogavino
Suscribirse a:
Entradas (Atom)