el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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miércoles, 12 de marzo de 2014

12/ 03: SHANKAR Vol.2

Un año y una semana después de haber reseñado el Vol.1 (pasó por acá el 03/03/13) me sumerjo en el segundo tomo de esta monumental obra de Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena.
Acá cambia un poquito la lógica del Vol.1. Ya no hay sagas tan precisamente definidas como en la primera mitad, en la que cada arco duraba exactamente 60 páginas y luego se desactivaba. Ahora Mazzitelli traza tres arcos de 60 páginas y uno mucho más extenso, todos bastante enganchados entre sí. Pero además los arcos “normales” son más complejos, no se los puede identificar (como antes) como “el de Japón”, “el de China”, o así. Acá cada arco argumental combina varios elementos importantes y varias ambientaciones históricas y geográficas. El resultado es una especie de sobredosis de data, de referencias a obras literarias, relatos mitológicos, canciones, películas y hasta historietas. La dupla no se priva de nada y mete en estas 300 páginas tantos guiños y referencias que para enumerar y explicar exhaustivamente cada una de ellas haría falta otro libro de 300 páginas.
Por suerte esto está piloteado con mucha cintura por parte de Mazzitelli. No se lee como la canchereada del pibe que estudió mucho y levanta la mano en clase para lucirse por sobre sus compañeros. Lo jodido es que toda esta gigantesca masa de referencias no opaque a la aventura, y ahí es donde el guionista pelea duro (y se despeina más que el propio Shankar) para arrimar al empate. A este festival de las ideas, repleto de lirismo, sofisticación y sana erudición, le faltan conflictos un poco más fuertes. Mazzitelli evita las luchas entre malos y buenos como si fueran cancerígenas. La aventura de Shankar va por otro cauce, el de la búsqueda.
Se trata de un héroe que más que combatir, inquiere. Busca la verdad, la revelación de los misterios ancestrales de las distintas culturas. Y cada vez que un sabio, un dios, una aparición espectral, o un bicho raro le habilita una posta, Shankar va hasta el fondo para investigarla. “Los secretos se te revelarán en la Isla de la Garompa”, le dice alguien. Y Shankar va a la Isla de la Garompa. Ahí alguien le tira “La verdad está en el Reino de los Sueños”, y Shankar se duerme y visita el Reino de los Sueños. Y así, de acá para allá, siempre con un velo de ambigüedad, con una onda zen, tipo “la posta se te va a revelar cuando la tengas frente a tus ojos”. Cada tanto hay machaca y la saga más larga (para mi gusto, la mejor) termina con un conflicto tenso, a todo o nada, en el que está en juego el mundo entero. Pero el carácter épico de la saga no está enfatizado, a Mazzitelli le gusta más la parte más introspectiva, o esas sentencias enormes, tremendamente bien escritas, en la que algún personaje define a la perfección las pasiones y las pulsiones que llevan a los humanos a buscar la aventura, el poder, el amor, el arte.
Lo único que no me cerró mucho es que el libro termine con una saguita que es un flashback a la infancia de Shankar. Tendría que haber terminado con el final de la saga más larga, la del “Falso D´Artagnan”, que es la que tiene el desenlace más fuerte, más impactante. Quizás en Italia se publicó así, primero la del “Falso D´Artagnan” y después el flashback. Pero hubiera estado piola invertir el orden y cerrar con algo más power.
Como siempre, me faltan las palabras para hablar del trabajo de Alcatena en la faz gráfica. Esto desafía todos los conceptos, es genialidad en estado puro. La narrativa, los detalles milimétricos, la imaginación pasada de rosca para imaginar lugares y criaturas, el rigor documental para recrear escenarios y personajes que existen o existieron... el plumín mágico de Alcatena domina de taquito todas esas disciplinas y muchas más y nunca, pero nunca te deja de sorprender. Creo que ese es el único misterio ancestral que le falta resolver a Shankar: cómo carajo hace Alcatena para dibujar tan bien y que todo eso que dibuja sea funcional al relato y no una mera paja visual.
Shankar es una obra rara, distinta, que deja un montón de zonas grises, enigmáticas, pobladas de elementos que no se terminan de explicar. También es una obra de infrecuente belleza, tanto en los textos como en las imágenes, a la que le sobran méritos para romperla mucho más allá de los dos países en los que se publicó hasta ahora. Y sí, claro, habrá más Alcatena y Mazzitelli en los próximos meses, acá en el blog.

domingo, 3 de marzo de 2013

03/ 03: SHANKAR Vol.1

Una vez más, los maestros Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena recitan sus arcanos hechizos y conjuran a un héroe perfecto, más allá del tiempo y las civilizaciones, para protagonizar fantásticas aventuras que no se parecen en casi nada a las típicas.
En las historietas de Mazzitelli casi siempre se repite esta constante: el héroe no sufre. Es un grosso, un capo, un as, un world champion que se cansó de cosechar copa y medalla en todas las disciplinas. El héroe resuelve los combates de taquito y sin despeinarse. Nunca lo vemos hecho mierda en el piso, cagado a palos, con sangre en la boca, tratando de sacar fuerzas de donde no hay para levantarse y retomar la pelea. Los héroes mazzitellianos no tienen dudas, no tienen miedo, van al frente contra monstruos y dragones, guerreros y emperadores, dioses y demonios, siempre convencidos de que la batalla es un trámite, que no hay chances de morir ni de salir gravemente heridos. Esto sería un bajón irremontable, si no fuera por un detalle para nada menor: en el contexto de las historias que cuentan Mazzitelli y Alcatena, los combates SON trámites. Ni más ni menos. Los conflictos no se resuelven cuando el héroe derrota a las amenazas que enfrenta. Las amenazas son más bien obstáculos, que el héroe debe sortear para llegar a otra instancia de su búsqueda. La violencia no es la solución. A lo sumo, es la llave que abre otra puerta, para que el héroe pueda seguir su periplo hacia la verdad, hacia la redención, hacia el amor, o lo que sea que lo motiva en su epopeya.
Eso se ve clarísimo en Shankar. Acá -entre guiños a Michael Moorcock, Hugo Pratt, Go Nagai, Emilio Salgari, Fiodor Dostoyevsky y todos los libros sobre mitología que entren las bibliotecas de Eduardo y Quique- vemos a Shankar vencer a toda clase de oponentes sin el menor esfuerzo. Las luchas más intensas son las del Shankar niño o adolescente, porque ahí sabía menos y cada victoria le costaba más. Y sin embargo, en la estructura de estos relatos, los combates son una peripecia menor. En la saga de la India, el héroe lucha por salvarle la vida a quien tal vez sea su hermana. En la de China (la que menos me atrapó) intentará descifrar los caprichos del emperador-niño Xiao Gui. En la de Japón (la mejor, por afano) buscará resolver el misterio del suicidio del poderoso Otsuki Hidetora. En la de los mares de Malasia, hará lo imposible por preservar los conocimientos ancestrales y secretos de Lemuria. Y en la de Rusia, tratará de que el inestable y peligroso zar Rasputín se equilibre para el lado del Bien. Entremezcladas con cada una de las “misiones” de Shankar, Mazzitelli nos narrará decenas (no sé si no centenas) de mitos y leyendas de cada una de estas culturas, y varias “historias dentro de la historia”, breves fragmentos en los que el guionista deja volar un poco más su prosa, en memorables bloques de texto. O sea que en este bestial masacote de 300 páginas hay muchísimo para leer.
Y muchísimo para mirar, claro. Porque una vez más, Alcatena se deja poseer por su plumín mágico y nos deleita con unas imágenes imponentes, de una belleza indescriptible, perfectamente hilvanadas en secuencias vibrantes y sugestivas como sólo él puede hacerlo. Como ya sucedió en Imperator, el guión le da a Quique excusas para visitar distintas civilizaciones y plasmar en sus páginas a los más espectaculares seres soñados por cada una de estas civilizaciones. ¿Y qué hace ahí un aborigen piel roja, si Shankar no visita nunca las planicies de EEUU? No importa: el guión se las ingenia para que Alcatena pueda dibujar también indios sioux. Y majestuosos palacios y abisales infiernos y ominosas cavernas y todo lo que se te ocurra, dibujado con ese virtuosismo tan típico de Alcatena y tan atípico en el resto del universo del comic, presente y pasado. Además de muchos seres sobrenaturales que luchan, rosquean o tiran profecías enigmáticas, acá hay otro ser sobrenatural (pero nacido en Caballito) que es quien les da vida a todos ellos, un monstruo legendario de carne y hueso, inspirado como pocas veces y decidido a dejar la vida en cada viñeta.
Alguien dijo alguna vez que Mazzitelli y Alcatena inventaron su propio género y yo coincido bastante con eso. A lo largo de casi 25 años, juntos diseñaron su propio continente dentro de la historieta mundial y lo poblaron con creaciones únicas y maravillosas, con historias que pulverizaron los confines de la clásica fantasía épica y la llevaron más allá. Dentro de ese reino mágico y misterioso, estas primeras 300 páginas de Shankar acumulan méritos y logros para aspirar a la corona. Descubrilas. Y rezale a las deidades de todos los panteones para que salga pronto el Vol.2.