Vuelvo al encuentro de uno de los mangakas favoritos de este blog, para reseñar la segunda parte de una trilogía, cuya tercera parte comentamos allá por Junio del año pasado.
Por suerte, leerlas en cualquier orden no les resta encanto a las historias. Yukinobu Hoshino construye estos relatos de modo autoconclusivo, aunque claramente insertos en un contexto mayor, más ambicioso, que permea a todas las historias del libro. En este segundo tomo, la Humanidad acaba de perfeccionar las técnicas de viajes hiperespaciales y, con los recursos naturales de la Tierra casi exhaustos, comienza a explorar otros planetas, en busca de alguno más o menos apto para albergar y abastecer a colonias de humanos. De eso se tratan estas siete historias, de adelantados, de exploradores, de terrícolas lanzados a planetas remotos con la misión de encontrar atmósferas, climas y suelos que en pocos cientos de años puedan alterarse hasta permitir la vida humana. Hay aventuras, pizcas de romance, y sobre todo ciencia-ficción de la dura, de la que pela sesudas explicaciones para todo. Hoshino demuestra un conocimiento devastador de astrofísica, de ecología, de geología, de todo lo que define las características de un planeta. Y aún así, el trampolín es siempre la imaginación. Veamos qué onda las historias.
La primera historia podría limitarse a contar de dónde sacan los humanos la tecnología para viajar por el hiperespacio, pero no. Hoshino le agrega una trama paralela, un slice of life pachorro y melancólico, protagonizado por la piloto Ellie Myu y su padre, el científico que desarrolló el primer motor para viajes hiperespaciales. El combo entre la faceta más épica y la más humana funciona muy bien y va a ser un elemento común a casi todas las historias del tomo.
La segunda es muy rara. Arranca con una primera parte medio golpebajera en la que la protagonista es una nave espacial y levanta grosso en la segunda parte, cuando nos centramos en la expedición liderada por Robinson para hacer habitable un planeta lejano. Es una historia de exploración e introspección, sin espacio para la machaca. La tercera, Medusa´s Throne, es todo lo contrario: tres expediciones, tres encuentros con cosas muy raras y muchísima acción en un planeta que definitivamente no podrá ser colonizado.
La siguiente historia nos lleva a un nuevo planeta donde los intentos de colonización fracasarán porque dos facciones distintas de terrícolas, los de la Unión Americano-Japonesa y los de Eurasia, confrontarán en vez de aunar esfuerzos. Es un relato lleno de escenas fuertes, de imágenes alucinantes y muchísimos bloques de texto de increíble vuelo poético narrados en primera persona por... el propio planeta donde transcurre la acción. En la quinta historia también, las dos facciones humanas tienen un roce medio áspero, pero ya aprendieron a colaborar y pronto liman asperezas. Acá el autor se manda una hermosa reversión de Romeo y Julieta, y además permite que se cuelen por la ventana la esperanza, la concordia y el humor.
La sexta historia es tensa y electrizante. Acá no hay exploración, simplemente un conflicto, que amenaza con destruir no sólo a la nave de los protagonistas, sino a la galaxia entera. Se trata de un agujero negro viviente, con capacidad de adaptación y hambre voraz, y si se junta con otro agujero negro (como el que propulsa a la nave humana) se pudre todo, mal. Y terminamos con la historia más aventurera, más dinámica, más ganchera. Elliptical Orbit, sin bajarse de la onda elegante de todo el tomo, tiene muchísima machaca, muchos diálogos graciosos y hasta una mina ligera de ropas a la que más de un muchacho le quiere explorar la atmósfera. Ah, y un giro brillante al final, que jamás te ves venir.
El dibujo de Yokinobu Hoshino brilla en este trabajo de mitad de los ´90 tanto como en todos los que ya vimos anteriormente en el blog, así que no tiene mucho sentido que me extienda en la enumeración de sus logros. Estamos frente a un monstruo, a un superdotado, a un distinto, que no deja de emocionarte ni de maravillarte ni en una sóla viñeta.
2001 Nights no sólo le va a gustar a los fans del manga, o de la ciencia-ficción. Le sobra magia y calidad para atrapar a cualquier lector que busque buenas y historias y dibujos gloriosos, más allá de épocas, géneros y estéticas. Papa fina de acá a Beta Hydri Cinco.
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viernes, 5 de abril de 2013
martes, 26 de junio de 2012
26/ 06: 2001 NIGHTS Vol.3

Las historias de Hoshino no tienen personajes recurrentes, pero sí comparten un universo que las engloba a todas. Por un lado están los humanos del “presente” (para nosotros, de 400 años en el futuro), por otro los chicos nacidos en otros planetas a partir de embriones criogenados y transportados en las naves espaciales, y por otro los takionianos, humanos que –como los takiones- no pueden parar de viajar a la velocidad de la luz y, en vez de asentarse en alguno de los nuevos planetas, siguen recorriendo la galaxia a ver qué más pinta. Recién al final cobra importancia la interacción, las profundas diferencias, entre estas tres “generaciones” de humanos. En el resto de las historias, Hoshino le presta más atención a cómo les fue a los colonos terrestres en los distintos mundos que encontraron. En cuáles lograron asentarse mejor, en cuáles se encontraron con un ecosistema hostil, etc. Y lo más interesante, el autor combina esta parte más científica o más descriptiva con historias personales, fuertes, que viven los protagonistas de las distintas historias.
A veces hay peligro (el primer relato del libro encuentra a los humanos en un planeta a punto de ser consumido por un sol fuera de control), a veces hay romance y a veces se impone una bajada de línea ecologista, muy bien filtrada en un contexto de ciencia-ficción. La historia más flojita es la segunda (Colony) que –sin ser chota- se podría haber narrado en otro contexto y de hecho ya se hizo, muchas veces. La mejor es la anteúltima, la más extensa, Odyssey in Green, que nos muestra a un grupo de humanos recorriendo un planeta en busca de vida inteligente. Esta tiene de todo: personajes bien trabajados, emociones, peligros grossos, mensaje ecologista y complejas explicaciones científicas para todo lo que sucede.
Decía al principio que Hoshino ambienta estas historias sobre el final de la Era Espacial, y tal vez por eso estas están impregnadas de un clima crepuscular, melancólico, por momentos demasiado amargo. En general, uno no lee un comic de Hoshino para cagarse de risa, porque el autor arranca siempre para el lado dramático, pero acá la onda tan bajonera le juega un poquito en contra. De todos modos, podés no hacerte mucho cargo del clima (o por ahí es una sensación mía, no de la obra) y engancharte con las historias que –por supuesto- están un poquito estiradas, pero en su mayoría están muy, muy bien escritas.
Y del dibujo, ni hablar. Bah, ya hablé bastante la otra vez que reseñé un manga de este monstruo, allá por los albores del blog, en Febrero de 2010. Supuestamente y para la gilada, en los ´90 Hoshino era un autor anticuado, clavado en un estilo que por ahí funcionaba mejor en los ´70 u ´80, en la era pre-Akira, ponele. Bue, la pindonga. En 2001 Nights, Hoshino la rompe, mal. Siempre fue un as de las tramas mecánicas y ahora, gracias a la tecnología digital, incorpora también unas texturas alucinantes y un tratamiento gráfico para las referencias fotográficas que te deja sin aliento. Su trazo es ahora más sutil, más sofisticado, más finoli. Su puesta en página sigue tan espectacular y ajustada como siempre, sus rostros igual de expresivos, su atención por el detalle en trajes y maquinarias se extiende también a la fauna y la flora de los distintos planetas para crear imágenes repletas de belleza. Para ser un comic de aventuras en el espacio, a 2001 Nights le sobra poesía y eso es todo mérito de este inmenso dibujante al que el tiempo no hace más que mejorar.
Si no te interesa leer a un mangaka jugado a las historias de ciencia-ficción con personajes muy reales y con mucho vuelo lírico, esto lo podés buscar igual para gozar como una bestia con los dibujos de Yukinobu Hoshino, porque realmente la faz gráfica de este manga es apabullante. No te van a alcanzar los ojos para disfrutar de tanto virtuosismo, aunque –repito- no te interesen demasiado los argumentos. Y si sos fan de la ci-fi, ni hablar, esto te va a provocar una fisión cerebral definitiva. Habrá más Hoshino en la segunda mitad del año.
Etiquetas:
2001 Nights,
manga,
Yukinobu Hoshino
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