Hoy se enciende la alerta de trolls, porque mi recorrida por la historieta latinoamericana me lleva a leer una obra... de autores peruanos!
Ganadora de un reciente premio de Novela Gráfica organizado por la librería/ editorial Contracultura (la única que genera con alguna constancia obras de nuevos autores peruanos), Conversaciones... tiene varios problemas. Es solemne, es críptica, no intenta nada parecido a una curva dramática y a la hora de combinar textos y dibujos, lo hace con la destreza de un pingüino empetrolado. Tiene a su favor un ancho de espadas, que es el dibujo de Miguel Det y Agueda Noriega, muy, muy trabajado, muy logrado, aunque poco eficaz a la hora de contar la historia. Bah, el problema es que “la historia” no es tal. Una vez que dejás de babear con los dibujos, llega la hora de tratar de leer la historieta, y ahí la cosa se hace cuesta arriba.
Si bien no me animo a etiquetarla como “biografía”, Conversaciones... hilvana, o intenta hilvanar, varias secuencias de la vida de un poeta peruano, Rafael de la Fuente Benavides, más conocido como Martín Adán. Las secuencias y anécdotas aparecen en orden no cronológico, mechadas con data no muy explícita sobre la situación política en el país (Martín Adán vivió entre 1908 y 1985, o sea que sobran los momentos interesantes para reflejar) y salpicadas con textos extraídos de los propios poemas de Adán, famosos por su hermetismo, su complejidad y su profundidad metafísica. Estamos por batir en la coctelera lava volcánica, nitroglicerina, uranio enriquecido, viagra vencido y pis de Fing-Fang-Foom. De acá puede salir cualquier cosa, y seguro lo que salga va a ser... delicado.
Sumémosle a la alquimia el hecho de que Adán era alcohólico y que, a medida en que sus desventuras económicas superaron a su éxito literario, pasó más y más años de su vida en hospicios y hospitales de escasos recursos. El guión de Det trata de meter todo esto en menos de 60 páginas, y además de nombrar a todos los compañeros de colegio de Rafael que luego fueron nombres importantes de la cultura y la política de Perú, a todos los otros poetas y escritores conocidos con los que se juntaba a escabiar, a todas las minas a las que les tiró los galgos... A las pocas páginas, ya tenés en la cabeza una ensalada de datos que si no sos especialista en cultura y política peruanas del Siglo XX, estás en el horno con papas, batatas y unas rodajitas de cebolla.
Y eso no es lo más heavy. Lo más heavy llega en esas secuencias en las que los personajes que aparecen en las viñetas (casi siempre en primer plano) llevan adelante un diálogo, mientras que por arriba, los bloques de texto narran otra cosa, sólo a veces referida a la situación de los personajes. Otras veces, Det reparte entre los bloques de texto pedacitos de poemas de Martín Adán, que van continuando sin demasiada lógica de una viñeta a otra, siempre por encima (pero nunca en sintonía con) lo que los personajes hacen o dicen. Okey, estamos hablando de un poeta vanguardista, complicado, extraño... pero ¿hacía falta complicarnos tanto la vida a los que queríamos leer la historieta?
Y al final, después de los versos, los amores, las frustraciones, los secretos y las mamúas de Rafael (o Martín), quedan los dibujos, que es donde se ve de modo incontrastable el talento de los autores del comic. Por ahí no les sobra originalidad: hay Robert Crumb, hay Rick Geary, hay Jesús Cossio (el Joe Sacco peruano) y hay muchísimos dibujos creados en base a fotos. Aún así, con estos recursos y una cantidad de horas de laburo que sospecho infinitas, Det y Noriega lograron darle a Conversaciones... una faz gráfica realmente notable. Los quiero ver en una próxima obra, más abierta, más accesible, menos pretenciosa.
El año que viene, más historieta latinoamericana reciente acá en el blog. Caiga quien caiga.
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jueves, 27 de diciembre de 2012
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