el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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martes, 27 de octubre de 2015

27/10: THE MASSIVE Vol.3

Retomo esta serie que tenía colgada desde el 13/12/14 y que en EEUU ya se terminó de publicar. Su autor, Brian Wood, confirmó que desde el vamos imaginó a The Massive como una serie de 30 episodios o –como nos gusta a nosotros- cinco TPBs.
Este tercer tomo presenta dos novedades: por un lado, Jordie Bellaire reemplazó a Dave Stewart como colorista y eso hizo que la faz gráfica perdiera un poco de su encanto. Pero por otro lado, por primera vez tenemos los seis episodios del TPB a cargo de un mismo dibujante, Garry Brown, el titular, el que está desde el primer número, y eso le da al tomo una coherencia gráfica muy bienvenida. Porque además hay que decir que Garry Brown, si bien por momentos parece un John Paul Leon de la B, es un dibujante correcto, competente, que labura bien los fondos, que sabe cómo echar mano a la referencia fotográfica sin ser un Juan Carlos Flicker cualquiera, y al que le falta dejar que los personajes se suelten un poco más, que se expresen más a través de los rostros y el lenguaje corporal.
Por el lado de las tramas, liquidado el plot de la busqueda del Massive, las aventuras de Callum Israel a bordo del Kapital continúan y esta vez se dividen claramente en dos arcos: en el primero reaparece Georg, un ex-tripulante del Kapital convertido en un wild card, un personaje totalmente impredecible que va a definir de un modo muy original otro conflicto bravo que es el de un Callum enfrentado a las supuestas fuerzas armadas de (lo que queda de) EEUU. Es un arco muy tenso, como siempre con flashbacks al pasado de los personajes, con data de lo que fueron los primeros momentos del Crash, y con esas escenas mudas llenas de elocuencia, que a esta altura ya son una marca de fábrica de Brian Wood. Ah, y además el autor se dio el lujo de mostrarnos una segunda visión de una Manhattan post-apocalíptica, más radical que la que vimos (y amamos) en DMZ.
El segundo arco también desborda de tensión. Esta vez hay algo así como un villano, al que el propio arco argumental va tiñendo de ambigüedad hasta que algunos de los protagonistas (y quizás algunos de los lectores) lo empiezan a ver con otros ojos. Es una historia muy centrada en Callum y en este “villano”, que obviamente tienen un pasado espeso en común que se remonta a los tiempos anteriores al Crash. En el medio están las tradiciones vikingas ( a las que Wood conoce de taquito por haber escrito 50 episodios de Northlanders), la caza “artesanal” de ballenas, y un personaje importantísimo que desaparece sin dejar rastros y abre un misterio jodido para explorar en los dos tomos que faltan.
Como ya dije alguna vez, The Massive no es una serie para cualquiera, porque avanza a ese ritmo pachorro, porque se toma su tiempo para explicar quién corno son estos tipos y minas y cómo cayeron en esta situación, porque la machaca está desenfatizada y porque a veces se nota que las peripecias son en realidad excusas para meterse con temas que a Wood le interesa tocar, y que tienen que ver con la ecología y la preservación de los recursos naturales del planeta. Con más exploración que acción, no es ilógico que The Massive piante votos del lector que espera tramas más aventureras, más orientadas a la resolución de conflictos por la vía de la violencia.
Faltan 12 episodios, o dos TPBs, para enterarnos cómo termina esta cuasi-epopeya escrita con mucha honestidad, con enorme pasión, por un guionista imprescindible como es Brian Wood. Obviamente la banco hasta el final y ni bien pueda, me compraré los dos tomos que faltan para completarla.

sábado, 13 de diciembre de 2014

13/12: THE MASSIVE Vol.2

Segundo tomo de esta serie de Brian Wood, cuya primera entrega vimos el 26/03/14. A lo largo de otro seis episodios, acompañamos al capitán Callum Israel y al resto de la tripulación del Kapital, que siguen navegando los mares de este mundo devastado en busca del Massive, el barco perdido que emite misteriosas señales.
El núcleo central de la trama es ese: un barco persigue a otro y no lo puede encontrar, ni obtener puebas contundentes de que está ahí, donde parece estar. Con esa consigna, Wood mueve a los tripulantes del Kapital por un planeta Tierra que todavía no termina de reacomodarse luego de una serie de cataclismos climáticos naturales, conocidos como “el Crash”, que cambiaron drásticamente los mapas y sobre todo la organización socio-económica de casi todos los países. Como en DMZ, más que héroes o villanos Wood nos presenta sobrevivientes, tipos y minas con pasados bastante turbios, pero con la mente puesta en aguantar, en seguir vivos en medio de un contexto hostil. Esta vez la situación anómala no se acota a una ciudad, sino al mundo entero. Por eso el ritmo de The Massive es más pausado, porque las distancias entre un lugar y otro (y por ende, entre una eventual peripecia y otra) son más grandes.
De todos modos, Wood tiene un Plan B para compensar la falta de acción, o de ritmo más aventurero, y se apoya muy bien en dos recursos: por un lado, en la indagación en este mundo post-Crash; y por el otro, en escarbar en el pasado y en la psiquis de este complejo elenco protagónico, que en vez de expandirse se achica, de modo que cada personaje tiene cada vez más peso específico en la trama. Quizás lo que menos me cierra de The Massive sea ese tono tan melancólico, tan crepuscular, donde no hay margen para la más mínima chispa de humor, donde entre los tantos recursos que escasean, escasea tremendamente la esperanza. Es una serie muy bien pensada, muy bien escrita, pero que obviamente no es para cualquier tipo de lector, porque hay que estar preparado para bancarse el ritmo parsimonioso al que avanza la trama, la bajada de línea ecologista y política de Wood y –lo más espeso- esto que señalaba yo recién del clima tan opresivo, tan depresivo, tan claustrofóbico a pesar de que casi todo transcurre al aire libre.
Como ya es costumbre en las series de Brian Wood, acá no tenemos un dibujante titular, sino que va cambiando en cada arco argumental e incluso en cada episodio unitario. Este tomo arranca con la trilogía de Subcontinental, en la que el dibujante es el correcto Garry Brown, a quien ya descubrimos en la segunda mitad del Vol.1. El combo entre Brown y el colorista Dave Stewart es muy efectivo, con marcadas reminiscencias de grandes dibujantes como John Paul Leon o Tommy Lee Edwards, obviamente sin llegar a ese nivel. La segunda mitad de este tomo ofrece tres episodios unitarios, todos con distintos dibujantes: en el primero lo tenemos al maestro británico Gary Erskine, hábil como siempre en el estilo realista, aunque quizás muy jugado a los primeros planos. En el segundo unitario lo tenemos a Declan Shalvey, un dibujante muy interesante, dueño de una línea muy dúctil, de excelentes recursos narrativos, una especie de Guy Davis sin esa obsesión por las rayitas, las texturitas y los detalles. Y en el episodio que cierra el tomo me reencuentro con un ídolo al que por suerte Wood siempre tiene en cuenta para todos sus proyectos: el croata Danijel Zezelj, titán del claroscuro, que acá pone todo lo que sabe en materia de anatomía, iluminación e integración de la referencia fotográfica para brindarnos las 22 páginas mejor dibujadas de esta entrega de The Massive. Mientras los demás dibujantes son genéricos, clásicos, Zezelj es absolutamente personal, inmediatamente identificable, porque no renuncia jamás a sus rasgos estilísticos que además son muy fuertes, muy poco frecuentes en el mainstream yanki.
Y bueno, vamos por un tomo más. Todavía no compré el Vol.3, pero está en la hit list para ver si lo capturo durante 2015. Repito: The Massive no es para cualquiera, pero si sos fan de Brian Wood, re-da para seguir haciéndole el aguante, a ver cómo se resuelven los conflictos que se plantearon en estos primeros dos tomos.

miércoles, 26 de marzo de 2014

26/ 03: THE MASSIVE Vol.1

Si yo te cuento lo que pasa en estas casi 170 páginas de historieta, vos me vas a responder que The Massive está más estirado que los elásticos de mis calzoncillos. Y tendrías razón, seguramente. El tema es que, por lo menos en el arranque de esta nueva serie, el guionista Brian Wood (uno de los fetiches de este blog) no se propone tanto contar historias como describir un status quo nuevo, raro, muy interesante, inquietante por lo posible, como pasaba con el de DMZ. Eventualmente –supongo yo- vendrán las aventuras en este mundo drásticamente alterado por una seguidilla de brutales catástrofes naturales. Por ahora la onda es explorar cómo quedó nuestro planeta luego del “Crash”, contar un poquito (no todo) acerca de ese momento crucial en el que ciudades y países enteros fueron arrasados por tsunamis, terremotos y tornados, y analizar las nuevas reglas del juego para los que siguen vivos.
El ritmo parsimonioso le sirve a Wood para que los personajes se desarrollen con comodidad, en diálogos profundos, que nos los muestran como a seres humanos realmente tridimensionales; e incluso para que recuerden varias escenas de sus respectivos pasados, un recurso que sirve, por un lado, para darle más carnadura a los protagonistas, y por el otro para mostrarnos cómo en pocos años el mundo que nosotros conocemos se transformó violentamente en el mundo que imagina el guionista para esta serie. El capitán Callum Israel, la enigmática María y el duro Mag conforman sin dudas el elenco básico de The Massive, pero en la segunda mitad de este tomo Wood nos ofrecerá varias secuencias en las que tendrán bastante peso la joven idealista Riley y el curtido mafioso Arkady.
Tampoco vayas a creer que en este primer tomo no hay acción. Hay, en pequeñas cantidades, de un modo para nada forzado, circunscripta con buen criterio a la acción que puede ver un barco que recorre los océanos en busca de otro barco perdido, que cada tanto tiene que conseguir combustible, agua potable y alimentos... esa onda. Y aún así Wood se anima a meter un par de conflictos más heavies, verdaderas luchas contra algo así como un antagonista. No llegan a ser esos combates a todo o nada entre buenos y malos tan típicos del comic de aventuras, pero por lo menos vuelan varios tiros y unos cuantos culatazos.
Lógicamente, toda esta onda tranqui, de contemplación, de anti-epopeya crepuscular, necesitaba de dibujantes realistas, capaces de captar desde la gráfica el dramatismo de lo que nos está narrando Wood. Y la verdad es que el guionista se sacó la lotería dos veces a falta de una. Los primeros episodios de este TPB están a cargo de Kristian Donaldson, uno de los buenos suplentes que aparecieron en DMZ. Donaldson es apenitas frío, pero tiene un estilo firme, ajustado, muy propicio para integrar la referencia fotográfica a su grafismo. Y en la segunda mitad del tomo tenemos a Garry Brown, un dibujante al que yo no conocía, que me pareció un talento a tener MUY en cuenta. Brown parece haber sido asistente o alumno de John Paul Leon o Tommy Lee Edwards y seguramente aprendió de ellos cómo darle expresividad y realismo a los primeros planos, cómo resolver con éxito complejas secuencias mudas y hasta cómo afanarle truquitos a Jorge Zaffino. Realmente excelente lo de este muchacho y glorioso como siempre el trabajo de Dave Stewart, que sigue demostrando por qué es uno de los mejorse coloristas de la historia de los comic-books.
A pesar de que la trama más que avanzar se arrastra, la premisa de The Massive me interesó lo suficiente como para bancar la serie un par de tomos más. El trabajo que hace Brian Wood con los personajes, los diálogos y el contexto que inventó para ambientar la historia tienen muchísimo mérito, y por supuesto ayuda el hecho de que le hayan puesto muy buenos dibujantes. ¿Quién te dice? En una de esas, para cuando lea el Vol.3 ya voy a estar tan cebado con The Massive como cuando le entré a Northlanders o DMZ...