el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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lunes, 25 de marzo de 2019

DOS DE 2016

Hoy me toca reseñar dos libros aparecidos el mismo año, el ya bastante lejano 2016.
Arranco con el Vol.3 de Varua Rapa Nui (los Vol.1 y 2 tuvieron sus reseñas los días 09/04/13 y 27/03/14, respectivamente), esta vez con una novedad llamativa: la galardonada serie que escribe Bernardita Labourdette cambia de dibujante y en lugar de Ismael Hernández tenemos al frente de la faz gráfica a Fernando Pinto, el dibujante de Fumetsu (serie de la cual también reseñé dos tomos acá en el blog). La verdad es que no son muchas las innovaciones que propone Pinto, quien sigue los lineamientos de Hernández en materia de puesta en página y tratamiento del color, aunque sin alcanzar los niveles de belleza plástica, de destreza en el dibujo de la figura humana y expresividad en los rostros que lograba su antecesor. Me quedo mil veces con Hernández y pongo el trabajo de Pinto en Fumetsu bastante por encima de su labor en Varua Rapa Nui.
En cuanto al guión, me pasó lo mismo que cuando leí el Vol.2: sentí que le costaba arrancar. Para cuando los conflictos cobran verdadero espesor, ya se me habían ido 32 páginas de un comic de 50. Y hasta llegar a ese punto, la cocción se me hizo lenta, el franeleo previo se me hizo largo. Después la historia se pone picante, y los conflictos que en las entregas anteriores tenían que ver con eventos más mitológicos que históricos, ahora sí se convierten en testimonios truculentos de hechos reales (y aberrantes) que exigen verdad, memoria y justicia. El cambio de registro, la forma en que Labourdette decide aferrarse a la aventura pero cambiar el foco para irse de la leyenda a la historia, es lo que más me gustó de este tercer tomo, acertadamente titulado “El Ocaso”. También se ve el esfuerzo de la guionista por darle onda y personalidad a tres personajes destacados, pero a mí me enganchó más lo otro, la trama de violencia, crueldad, desazón y lucha contra viento y marea que protagonizan estos entrañables nativos de la Isla de Pascua.
Y no mucho más. Tengo entendido que la serie termina en el cuarto tomo, cuya aparición viene bastante demorada. Ojalá luego de esta experiencia podamos disfrutar a Bernardita Labourdette enfocada en otro tipo de relatos, como para terminar de afianzarse como una de las muy buenas plumas que tiene hoy el comic chileno.
Tarde como siempre, empecé a leer Paper Girls, la serie de Brian K. Vaughan y Cliff Chiang que se termina ahora, a mitad de año. Me la habían vendido como La Mismísima Gloria, y la verdad es que me encantó. Son cinco episodios (uno de 40 páginas) en los que pasan un montón de cosas: Vaughan nos presenta a cuatro personajes muy bien elaborados, con matices, con aristas atractivas para explorar, y además nos bombardea con un verdadero aluvión de sucesos inexplicables, de tremendo impacto en estos suburbios de Cleveland, Ohio de 1988 en los que normalmente pasaba poco y nada.
Como en El Eternauta, de pronto las vidas de cuatro chicas comunes y corrientes se ven alteradas por elementos extremos que tienen que ver con la ciencia-ficción. Viajes en el tiempo, quizás incluso en el espacio, tecnología de avanzada junto a animales que no se veían desde la Prehistoria… Acá pasan cosas rarísimas y seguro está en juego mucho más de lo que Vaughan nos mostró hasta ahora. La acumulación de misterios y situaciones bravísimas, combinada con unos diálogos extraordinarios, hacen que uno no pueda dejar de pasar las páginas hasta que se termina el libro. Lo cual sucede (obviamente) en un momento de absoluta tensión, como para que el suspenso te estrangule… o salgas corriendo a buscar el Vol.2.
Cliff Chiang, brillante, fascinante, mucho mejor que en Wonder Woman, donde ya la descosía. Para la cuarta página, cuando mete ese poster de Depeche Mode en la habitación de Erin, ya me tenía rendido a sus pies. La paleta de Matt Wilson lo complementa a la perfección, con un despliegue de engamados logradísimo, muy al servicio de los climas de la historia. Y cuando hay que matarse en los detalles, ni el dibujante ni el colorista mezquinan nada.
Acabo de descubrir una serie realmente sólida, tanto en guión como en dibujo, que sólo puede ahuyentar lectores si se estira más de la cuenta. Pero con el final confirmado para el nº30, estimo que eso no sucederá, que con lo que sembró en estos cinco episodios, Vaughan puede cosechar tranquilamente durante otros 25 sin que decaiga el interés. Me da la sensación de que cuando llegue al final de Paper Girls voy a extrañar a estas chicas tanto como extraño a Mitchell Hundred y a Yorick Brown…

Y nada más, por hoy. Gracias por el aguante y nos reencontramos pronto, con nuevas reseñas, acá en el blog.

jueves, 27 de marzo de 2014

27/ 03: VARUA RAPA NUI Vol.2

Hoy cortito, porque tengo poco tiempo.
Este año mi temporada de viajes arranca en Chile, en un par de semanas, y acá tengo para reseñar un comic del país vecino, segunda parte de la serie que empezamos a transitar hace casi un año, el 09/04/13. En poco menos de 50 páginas, la guionista Bernardita Labourdette y el dibujante Ismael Hernández retoman la saga de los aborígenes de la Polinesia que, una vez devastado su hábitat original, logran asentarse en lo que hoy conocemos como la Isla de Pascua.
El dibujo de Hernández me gustó más que en el Vol.1. Cada vez más afianzado en su estilo, Hernández logra un equilibrio muy atractivo entre poesía y salvajada, se va al carajo (en el buen sentido) a la hora de adornar sus dibujos con líneas finitas, que se entrelazan para formar muy buenas texturas y efectos de iluminación, y sorprende como la primera vez con su principal virtud, su marca de fábrica, que es el gran dinamismo que le imprime a las figuras. Esto sumado a los riesgos que asume Hernández en la composición de la página (repleta de diagonales), resulta en una faz gráfica no perfecta, pero sí muy atractiva.
El guión me enganchó un poco menos que la vez pasada. Creo que porque tarda en arrancar. Hay un conflicto muy intenso, muy bien desarrollado por Labourdette, pero se define, cobra forma, cuando ya van 20 páginas. El primer tramo es un tanto errático, y si bien le sirve a la protagonista para presentar a los personajes, en la lectura global me da la sensación de que aporta poco. Después, la historia se pone tensa, linda, con un buen balance entre esa onda cuasi-antropológica (que pasa por la indagación en los usos, costumbres y creencias de estas tribus) y la onda más aventurera, esta vez un toque menos épica y más personal, porque el duelo no es entre dioses sino entre hermanos.
Por momentos cruda y violenta, por momentos tierna y casi lírica, esta segunda entrega de Varua Rapa Nui la reafirma como una de las muy buenas series que tiene hoy el comic chileno. Espero ansioso la tercera entrega, a ver hasta dónde piensan llegar Labourdette y Hernández en su recreación mítico-histórico-aventurera de la fascinante historia de la Isla de Pascua y sus habitantes.

martes, 9 de abril de 2013

09/ 04: VARUA RAPA NUI Vol.1

Se termina esta recorrida por la historieta latinoamericana reciente y la última escala es en Chile, casualmente el próximo país de nuestra región al que voy a visitar. Como me pasó el otro día con Quartier Western, no alcanza con viajar al centro de Chile: este libro viene de más lejos, de la enigmática Isla de Pascua, territorio del país vecino, pero ubicado casi a mitad de camino entre Sudamérica y la Polinesia. Parece una joda, pero no. En la Isla de Pascua también se editan historietas.
¿Y de qué habla esta historieta? De cómo se pobló esta remota islita en el medio del Océano Pacífico. Es algo que, a nivel científico, todavía no se pudo corroborar con precisión. Pero claro, siempre existe la mitología, la tradición oral, y esta es casi siempre mucho más divertida y generosa que las conclusiones a las que llegan los historiadores. Varua Rapa Nui es la primera de una serie de cuatro historietas pensadas para recrear en forma de epopeya gráfica el pasado de la Isla de Pascua, de la mano de la guionista (y antropóloga) Bernardita Labourdette y el dibujante Ismael Hernández.
Labourdette se esfuerza mucho para que esto no se parezca en lo más mínimo a la típica historieta histórica, ceñida a los hechos tal como los narran los libros. Y le sale muy bien. Varua Rapa Nui se lee como una saga 100% fantástica, con buenos, malos, aventuras, runflas, maleficios, conjuros, escenas de altísimo impacto visual, y un ritmo frenético que no se empantana nunca en detalles chiquitos sobre la cultura de los protagonistas. Sólo sabemos lo importante de estos muchachos de la Polinesia: su isla, Hiva, se está por ir a la B a causa de las erupciones de un volcán y los maremotos, y los pobladores deben encontrar una nueva tierra donde empezar de cero. Algo nos muestra Labourdette de su religión, su sistema político y sus técnicas de navegación y cultivo, pero muy al pasar, y sólo lo indispensable. El resto es aventura pura, con la grandilocuencia de cualquier saga grossa de fantasía épica.
La única cagada es que la historieta se hace corta. Son sólo 44 páginas, varias de ellas con muy poquito texto, casi todas con pocas viñetas, y uno llega al final con la sensación de haber leído poco. Claro, es la primera parte de una saga. Eventualmente saldrán (supongo yo) los tres libros que faltan para que Varua Rapa Nui se pueda leer en forma completa. Por ahora, esta primera parte me dejó con ganas de más.
¿Cuál es la parte positiva de una historieta descomprimida, con pocas viñetas por página? Que se luce mucho más el dibujo. Ismael Hernández no es exactamente un virtuoso, pero sí un dibujante muy competente, interesante, con varios puntos altos a destacar. Ante todo, la originalidad: no es el enésimo “clon de” y eso, entre los dibujantes latinoamericanos de estilo realista, sin duda es una novedad muy bienvenida. El tratamiento del color también me pareció excelente, con una paleta acotada a blanco, negro, sepia y rojo, potenciada con unas aguadas a veces sutiles y a veces de gran power. Y lo más llamativo: la puesta en página. Sin entorpecer jamás el fluir del relato, Hernández se juega a desplegar las viñetas de modos absolutamente experimentales, y siempre sale bien parado, con puestas que nos asombran, nos meten aún más en el relato y subrayan todo el tiempo la envergadura, la fuerza, el cariz épico de lo que nos narra el guión. Es así. Cuando manejás tan bien los recursos narrativos que ofrece la planificación de la página, no necesitás ser... Juan Giménez para que el lector se cebe mal con tu dibujo.
Quiero más historietas sobre los misterios de la Isla de Pascua, tema poco explorado y de indudable riqueza para generar buenas historias. Quiero saber cómo carajo sigue la aventura del pueblo de Hiva y su exilio forzado a través del Pacífico. Y quiero más historietas dibujadas por Ismael Hernández, para verlo dibujar otra cosa que no sean isleños, canoas, olas y hechiceros esperpénticos con la chota al aire. Este primer libro es de 2012, así que por ahí tengo que esperar unos meses más. No calienta, me parece que vale la pena, que Varua Rapa Nui es una de las series realmente grossas que tiene hoy el comic chileno. En Argentina esto no se consigue ni a palos, pero si estás en Chile, no dejes de buscarlo.