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jueves, 19 de junio de 2014

19/ 06: SMAX

Este es un spin-off de la maravillosa Top Ten, protagonizado por dos de los miembros más destacados del amplio elenco de esa serie: Smax y Toybox. ¿Se puede leer sin haber leído Top Ten? Más o menos. Yo no me acuerdo un choto de Top Ten: la leí en revistitas hace 15 años y hace poco me conseguí los TPBs, así que quizás este año la releo. Y sin acordarme casi nada, entendí casi todo. Lo único que no se entiende es cómo Smax y Toybox se hacen amigos, siendo tan distintos. El resto, me parece que va para adelante.
Básicamente lo que hace Alan Moore en esta historia es jugar con los tópicos de un género en el que no había incursionado antes: la fantasía épica. Todo transcurre en un mundo paralelo poblado de duendes, elfos, enanos, ogros, hechiceros y dragones, algo nuevo para el Mago de Northampton. Por supuesto, fiel al espíritu de Top Ten, no se termina de tomar en serio las convenciones del género en el que incursiona. Buena parte de la novela es claramente en joda, es Moore cagándose de risa de los tópicos de Conan, Lord of the Rings, la saga del Rey Arturo, etc. No al nivel de joda de Shrek, pero casi. El argumento es livianito, nada del otro mundo (aunque de hecho transcurre en otro mundo) y lo más gracioso es que avanza a pesar del protagonista. Parte de la gracia tiene que ver con los conflictos internos de Smax, que no quiere cumplir el rol obvio y predecible del héroe que mata al dragón y soluciona todos los problemas, así, de un espadazo. Moore apuesta a un Smax taciturno, que se cuestiona todo, incluso su pertenencia o no a este mundo fantástico que lo vio nacer. Y en el núcleo de las dudas y las angustias del grandote de piel azul está el sexo: la tradición de su pueblo ve con buenos ojos que el guerrero se voltee a su hermana Rexa (también grandota, pulentosa y de piel azul) mientras que Smax, que lleva varios años viviendo entre humanos, empieza a pensar que coger con su hermana no está tan bien.
Pero el amor es más fuerte y al final, el Mago se las ingenia para que todos estemos a la expectativa, hinchando para que Smax y Rexa se den murra. Pareciera que todo lo que pasa en la novela, pasa para que el garche incestuoso nos parezca normal, lindo, deseable. En el medio, Toybox también va a tener un escarceo sexual con un elfo, y va a ser ella quien diseñe el plan para derrotar al villano, en un final al estilo John Broome o Gardner Fox.
Con todo esto, con chistes muy graciosos (los duendes sadomasoquistas, la espada que canta temas de ABBA!) y muchos guiños a este tipo de epopeyas, se arma un paquete entretenido, eficaz, aunque claro, no alcanza ni a palos para poner a Smax entre las mejores obras de Alan Moore. Esto es un divertimento, una aventura con toques satíricos que profundiza un toque en un par de personajes y no mucho más.
El dibujo de Zander Cannon, sin ser malo, no está pensado para impactar, ni para funcionar como gancho y traer fans que de otro modo no se acercarían a la obra. Lo mejor que tiene es el manejo de la narrativa, algo que a veces el propio Moore le marca a sus dibujantes. En sus mejores viñetas, Cannon me hizo acordar a Jeff Smith. Se ve que lo mismo pensó Richard Friend, el entintador al que le tiraron un puñado de páginas del último episodio, que son las más lindas, las que mejor recrean la onda del trazo de Smith. El resto, entintado por Andrew Currie, tiene momentos mejores y peores, pero no llega ni cerca del nivel que vimos en otros títulos de la línea ABC.
Si lo que más te cebaba de Top Ten era Neópolis, te cuento que acá casi no aparece. Habrá en total... 10 páginas ambientadas en la ciudad de los super-seres y todo el resto en el mundo de los duendes y los elfos. Ahora si lo que te fascinó de esa serie era el tono, o la chapa de personajes como Toybox o Smax, quedate tranqui que acá el Mago recrea perfectamente esa onda, a pesar de cambiar brutalmente de género y dejar de lado tanto a los superhéroes como a los procedimientos policiales.