Este es un álbum autoconclusivo de 2009, publicado en nuestro idioma en 2013 por el sello Spaceman. Es una obra increíble del prolífico guionista Fabien Vehlmann (para muchos el Goscinny del Siglo XXI) y de la dupla de dibujantes conocida como Kerascoët.
Tiene un gran problema: no se puede contar nada de la trama. Si me pongo a explicar quiénes son los personajes, cagamos. Digamos que casi todo lo que sucede se desencadena a raíz de la muerte de una nena de unos nueve o diez años. Pero el eje del relato no está puesto ahí. Lo que le importa a Vehlmann no es explicar la muerte de la nena, es otra cosa en la que conviene no ahondar.
La reseña me va a quedar muy corta, como siempre que trato de no ahondar en la trama. Pero de verdad, todo lo que cuente va en contra del disfrute de la obra. Hay un poquito de acción, hay personajes interesantes, hay algo así como un misterio, un suspenso, y lo más interesante: un juego muy atractivo entre dos planos de realidad. La gran, gran idea de Vehlmann le permite apoyar un relato largo (90 páginas) en un recurso muy sencilla, asombrosamente sencillo. Y hasta ahí llego.
Eso que yo mencionaba (y en lo que me niego a ahondar) de los dos niveles de realidad le permite a los Kerascoët dibujar en dos estilos distintos: uno muy realista, generosísimo en detalles, en texturas e iluminaciones. Arboles, animales y objetos aparecen en estas páginas perfectamente retratados por dos artistas que nunca habían incursionado en el estilo realista. Sin embargo, buena parte del peso dramático de Preciosa Oscuridad recae en personajes… a los que no les sienta bien ese estilo. Felizmente los Kerascoët lo entienden y recrean este otro nivel de realidad en un segundo estilo, más similar al que vimos (por ejemplo) en las reseñas del 08 y el 22/04/13. Pero hasta ahí nomás. Quizás porque ya no está el gran Hubert para colorearlos, pero acá los Kerascoët no quedan tan pegados a la impronta gráfica de Christophe Blain y Joann Sfar. Juegan al contraste entre los personajes y los fondos, enfatizan desde el color las diferencias entre los propios personajes y además estos están dibujados básicamente en un estilo funny… pero con variaciones que van desde la clásica ilustración de cuentos infantiles al manga.
Entre tanto prodigio visual, los Kerascoët arman un festival alucinante, pensado para conmover a nuestros sentidos. Y aportan muchísimo a la principal genialidad de Preciosa Oscuridad, que consiste en ese doble juego entre la tragedia más horrenda y la comedia aventurera light. El resultado no sólo es brillante, también es sumamente perturbador. Vehlmann no deja que te olvides nunca de que el verdadero marco de este relato lleno de ritmo, color y personajes arquetípicos, es un marco espantoso. Es como armar una obra de títeres que narre un maravilloso cuento de hadas, pero en vez de usar un teatro de marionetas, hacerla arriba de un féretro abierto, con el fiambre ahí, a la vista.
Perdón por no explayarme un poco más, pero no te quiero cagar las sorpresas. Esta novela gráfica tiene de todo, de verdad. Es una emoción atrás de otra. Si no conseguís la edición española y no leés francés, hay una edición yanki a cargo de Drawn & Quarterly. Pero buscala, que es una joya.
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lunes, 28 de diciembre de 2015
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