Bueno, la gente de Warner
nos pidió que no publicáramos críticas de Aquaman hasta mañana martes a la
tarde, así que queda pendiente para mañana. Hoy me concentro en las reseñas de
otras cosas que estuve leyendo durante el finde.
Arranco con el Vol.4 de
Batman Black & White, un recopilatorio de 30 historias cortas a cargo de un
elenco muy zarpado de autores. Por supuesto, son historias chiquitas, con
mini-conflictos que se pueden desarrollar y resolver en ocho páginas. Y sí, hay
historietas que necesitaban más espacio para cobrar espesor dramático y otras
sostenidas en premisas tan mínimas que también se podían rematar en cinco o
seis páginas. No me va a dar el espacio para mencionarlas a todas, pero hay
algunos puntos salientes (para arriba y para abajo) que quisiera destacar:
La portada de Marc
Silvestri es vomitiva, no se me ocurre cómo empeorarla. Quizás imprimiéndola en
el dorso de una boleta de Cambiemos…
Michael Cho, gran
dibujante. No lo tenía en el radar, pero lo que hizo me resultó exquisito.
A Neal Adams lo dejaron
entregar la historieta a lápiz, sin entintar, y la verdad que se ve buenísima,
se aprecia muchísimo el trabajo del veterano autor. Lástima el guión, que es
paupérrimo.
John Arcudi, Sean Murphy,
Rubén Pellejero… algunos de los ídolos de los que esperaba más. Michael Allred,
no sé si sufrió la falta de los colores de su esposa Laura o si se tiró un
toque a chanta. Igual a media máquina también la descose.
Chris Samnee, cada día más
genial, más cerca de convertirse en el único heredero legítimo del glorioso
Alex Toth.
Sean Galloway me impactó
con ese estilo alucinante… que no encaja ni a palos con el blanco y negro.
Quiero una graphic novel suya, pero a color.
J.G. Jones, Joe Quiñones, Rafael
Albuquerque, Alex Niño, Lee Bermejo, Stephane Roux, Dustin Nguyen, Paolo
Rivera, Dave Johnson, Javier Pulido, Becky Cloonan… todos tremendos dibujantes.
Algunos dibujantes que se
animaron a escribir sus propios guiones y les fue muy bien: Rafael Grampá, Adam
Hughes y Cliff Chiang.
Genio absoluto Rian
Hughes, autor de la mejor historia del tomo.
Y dignísima labor de Keith
Giffen, Jimmy Palmiotti y el inolvidable Len Wein, todos guionistas que
obviamente pueden dar más, pero que acá cumplieron con la consigna de que se
tienen que lucir los dibujantes.
Nada, imposible hacerle el
aguante a la lista de autores del Vol.1, pero sirve como muestrario de
dibujantes y para ver cómo se desenvuelven ciertos autores en el escarpado
terreno de las historias cortas.
Dar Todo es una novela
gráfica escrita por Sebastián Rizzo y dibujada por Raúl Vila, que se propone
contarnos en 75 páginas tres años en la vida de Gabriel Batistuta: desde los 18
años (cuando lo descubre Jorge Griffa y lo lleva a jugar a las inferiores de
Newell´s) hasta los 21, cuando sale campéon y goleador del torneo con la
camiseta de Boca, a las órdenes del Maestro Tabárez.
La verdad que, como
biografía, se parece mucho a una hagiografía. Rizzo nos narra una especie de
transformación milagrosa, en la que en pocos meses el Bati pasa de ser un
tronco excedido de peso a ser el crack que tantas gargantas hizo vibrar con sus
goles. La segunda mitad de la historia es la que más abunda en elementos
propios de la gesta heroica, a tal punto que Rizzo construye un villano recurrente,
un némesis para el Bati que será nada menos que Daniel Passarella. Las últimas
15 páginas se concentran en el partido entre River y Boca de Julio de 1991, y
acá es donde el relato de Rizzo y Vila alcanza esas dimensiones épicas. Todo
está narrado de un modo tan dramático, tan jugado a la espectacularidad, que si
ese partido no hubiese existido en el mundo real, nadie dudaría que es una
invención del guionista.
La historieta tiene muy
buen ritmo, la entrada y salida de los personajes está muy bien orquestada y la
verdad es que uno quisiera que la historia siguiera otras 75 páginas, para ver
al Bati romperla en Italia y en la Selección. Pero claro, en términos de
tensión dramática, no hay otro punto tan crucial en la carrera del ídolo como
ese superclásico con el que cierra Dar Todo.
El dibujo va a lo seguro,
se ve que a Vila no le copa asumir muchos riesgos. Se mantiene en una línea muy
clásica, casi retro, con un trazo bastante fluído, bastante plástico, muy bien
complementado con la paleta del gran Maco Pacheco. La narrativa también está muy
lograda, apenas empantanada por alguna secuencia en la que a Rizzo se le va la
mano con la cantidad de texto. Donde se hacen más conspicuos los altibajos es
en las resemblanzas. Algunos personajes (Settimio Aloisio, Coco Basile) están
muy bien plasmados, otros son sólo para expertos (Marcelo Tinelli, Passarella,
Carlos Heller, el Loco Bielsa) y otros se parecen tan poco a los personajes
reales que si el texto no especifica quiénes son, no te enterás jamás. Lamentablemente
el del protagonista, el propio Gabriel Batistuta, es uno de los rostros que
Vila no logra reproducir con la precisión necesaria como para que cualquiera lo
logre identificar a simple vista. Fuera de ese detalle (no menor, pero no
demasiado relevante a la hora de engancharse con la trama), la faz gráfica de
Dar Todo aprueba con holgura. Si sos fan del asesino serial de redes nacido en
Reconquista, seguro esta historieta te va a emocionar.
Mañana sí, lo prometido es
deuda. Se viene la reseña de la peli de Aquaman, acá en el blog. Gracias por el
aguante.