Dave Cooper es uno de los mejores dibujantes del universo, tanto que se cansó de romperla en la historieta y ahora es grosso en la plástica, pintando cuadros. Gavin McIness es un inglés transplantado a EEUU, donde fue fundador de la influyente revista Vice y denominado “padrino del hipsterismo”. En algún momento de los ´90, ambas bestias se encontraron y el resultado fue un puñado de historietas brutalmente geniales. Este librito reúne prácticamente todas las historietas de Pip y Norton. Varias habían aparecido en las antologías de Dark Horse, otras en la revista Vice y una se hizo especialmente para esta publicación.
Lo primero que llama la atención de Pip y Norton es la similitud con Ren & Stimpy. Las personalidades son distintas, pero el clima de las historias, la estructura de cada relato, el ritmo, y por supuesto las asquerosidades, nos remiten de una al mítico dibujo animado creado por John Kricfalusi. El delirio, la tensión siempre al borde, el capricho irracional como motor de los acontecimientos, los chistes de vómitos y medias hediondas, todo va para un lado que –si consumiste a Ren & Stimpy- ya sabés lo fértil que puede llegar a ser a la hora del humor guarro.
El libro, chiquito y con menos de 70 páginas de historieta, ofrece muchísimo material, una verdadera maratón, loca y desenfrenada, de Pip y Norton. Es muy notable como la gran mayoría de estas historietas se hicieron pensando en otros formatos y aún así, acá se ven perfecto, como si estuvieran concebidas para esta publicación. No sé quién se encargó de adaptarlas, pero lo hizo perfecto. Tampoco sé cuál es mi favorita: está peleado entre Spinning Buddha y Toxic Sock Syndrome. Las dos son historias totalmente desquiciadas, de una intensidad hipnótica, en las que pasan miles de cosas y todas son muy zarpadas y muy graciosas. Además en las dos los autores le sacan muchísimo jugo al contrapunto entre Pip, el subnormal, caprichoso, inescrupuloso y venal, y Norton, el intelectual, el genio cool que en vez de caminar flota a 15 centímetros del piso.
No me puedo extender mucho más sin dar detalles de los argumentos y prefiero no hacerlo, porque la gracia de estas historietas está en que son completamente impredecibles, con planteos y desenlaces a un mismo nivel de bizarreada. Así que vamos rapidito a lo más importante, a lo que pone a este libro en la lista de los fundamentales: el dibujo de Dave Cooper. Sí, es probable que sin Kricfalusi, Cooper nunca habría existido. Como también es cierto que sin Cooper nunca habrían existido Gastón Souto y el Polaco Scalerandi, los dibujantes estrella de la Lule le Lele. Casi desde el principio, Cooper demostró que le sobra el talento para seguir fiel a la línea de su referente, pero a la vez despegar en nuevas direcciones. Al trazo nervioso, grotesco, hiper-expresivo tan típico de Ren & Stimpy, Cooper le suma una forma caricaturesca de reflejar a los seres humanos “normales” más cercana a la de Bob Fingerman, una narrativa también más próxima a la de los referentes del comic indie americano y un manejo del color que desafía toda explicación y que es lo que lo elevó muy por sobre todos los otros dibujantes de su generación.
Cooper, que en blanco y negro es MUY grosso (acá lo podemos apreciar en la breve Zzzombie Grrll), a color rompe todo. Con la computadora (y el talento, porque yo a la Mac la quiero mucho, pero no le editan un puto comic en ningún lado) le da volúmenes y texturas increíbles a los dibujos y logra realzar aún más ese contraste brutal entre personajes bonitos y amistosos y tramas donde hay atentados, muertos, trips alucinógenos, vómitos y un grado de violencia bastante pasado de rosca. Cooper no da puntada sin hilo y logra que su dibujo, que ya de por sí llama muchísimo la atención, se convierta en algo único, irrepetible y sobre todo inolvidable. Si nunca leiste historietas de este monstruo canadiense, nunca es tarde para empezar.
Este librito es barato, lindo, está lleno de historietas muy cómicas y muy limadas, dibujadas como la hiper-concha de Dios, y además trae prácticamente todo lo que hizo Cooper por afuera de Fantagraphics, que es el sello que le editó sus obras más conocidas (Suckle, Weasel, Ripple, etc.) con las que se cansó de ganar premios. Y corto acá, que empezó el partido de Racing!
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jueves, 17 de enero de 2013
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