Una de las creaciones recientes del siempre prolífico Joann Sfar es una biografía en forma de comic del célebre guitarrista gitano Django Reinhardt, publicada por el prestigioso sello Gallimard. El primer tomo salió en 2012 y ahí nos encontramos con tres sorpresas. 1) No la dibuja Sfar, sino Clément Oubrerie, otro dibujante muy prolífico, con un estilo con bastantes puntos de contacto con el de Sfar, conocido sobre todo por los seis tomos de la saga de Aya de Yopougon (escrita por Marguerite Abouet), un embole soporífero que ganó varios premios y vendió mucho. 2) No se trata de una historieta autoconclusiva, sino de una serie, de la cual hasta ahora no salieron nuevos tomos. 3) Django Reinhardt y todos los personajes secundarios aparecen dibujados como animalitos antropomórficos (Sfar sabe de eso, lo hizo en Le Donjon durante años) y con los nombres cambiados. Así, el protagonista se llama Jeangot Renart (palabra que se escribe casi igual que “renard”, que significa “zorro”, y que suena muy parecido a como un francés pronuncia “Reinhardt”) y el primer tomo se llama “Renard Manouche”, que es algo así como “Zorro Zíngaro”.
Reinhardt vivió sólo 43 años y en este tomo, el relato de Sfar no llega ni siquiera a cuando cumple 19. Arranca con el nacimiento del músico en Bélgica y llega hasta cuando parece abandonar su carrera, luego de haberse enseñado a sí mismo a tocar la guitarra con dos dedos menos, cuyo uso perdió en un accidente. Estas 52 páginas están centradas en la infancia y la adolescencia de este virtuoso de la música que empezó a ganarse la vida con su talento desde los 13 años. ¿Y no va muy lento? No, más o menos. En cada página, como casi todas tienen entre 10 y 12 viñetas, pasa bastante.
El tema es que Sfar se cuelga en secuencias en las que no avanza el relato, sino que giran en torno al narrador, al personaje que el autor elige para contar la historia de Jeangot. Se trata de un erizo llamado Niglaud que además cumple el rol que en la realidad cumplió el hermano de Django. Niglaud es un personaje definitivamente carismático, con el que Sfar y Oubrerie se encariñan muchísimo, al que vemos crecer junto a Jeangot y –a diferencia del protagonista- llegar a viejo y escribir en base a sus recuerdos (no del todo confiables) la hsitoria de su mejor amigo. También veremos el backstage de esa biografía: la rosca de Niglaud con los editores, su búsqueda de personas que hayan conocido a Jeangot y puedan aportar su testimonio, y hasta peripecias menores (a las que se les dedican bastantes páginas), como la del final, cuando se escapa del hospital conectado al suero. Todo esto le va a interesar más al que quiera leer una historieta divertida, con una impronta de comedia, que al que busque una biografía de Django Reinhardt más tradicional, más basada en la documentación.
El dibujo de Oubrerie es bellísimo y muy expresivo. Cultiva la línea chunga, como Sfar, pero en ningún momento parece laburar directo en tinta, a mano alzada, sin boceto previo. A Oubrerie no lo amedrenta en lo más mínimo la grilla de cuatro tiras, ninguna con menos de dos viñetas, sino que se lo ve muy cómodo en ese formato. Lo mejor que tiene son los climas, las texturas que imitan el trazo de la carbonilla, y los momentos que elige para hacer desaparecer los fondos y los marcos de las viñetas. Acá, cuando trabajar sólo con Niglaud, plantea secuencias totalmente despojadas y a la vez muy logradas, con el timing de los grandes humoristas gráficos. El color también es extraordinario, con efectos y hallazgos asombrosos, y es mérito de Oubrerie y de Philippe Bruno, quien lo asistió en este rubro.
Espero ansioso el Vol.2, porque la verdad que este tomo me gustó mucho. Me interesó la historia de Jeangot, me encariñé yo también con Niglaud y descubrí una nueva faceta de Clément Oubrerie mucho más interesante que la que había visto en su obra más conocida. Hay que ponerle fichas a Joann Sfar, amigo viñetófilo. El tipo rara vez falla y generalmente la rompe. Yo siempre esperé leer la biografía de Django Reinhardt hecha en comic por Carlos Sampayo, que sabe bocha de jazz y lo metió en una historia corta, creo que de El Bar de Joe. Pero bueno, le ganó de mano Sfar con una historieta muy linda y muy satisfactoria. ¡Música, maestros!
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jueves, 13 de febrero de 2014
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