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miércoles, 15 de enero de 2014

15/ 01: CONTRATIEMPOS

Después de haber hecho buenos aportes a varias antologías, Erica Villar se lanzó a la aventura de crear su propia novela gráfica, primero serializada por entregas en la web y más recientemente recopilada en un muy lindo libro a todo color, con una calidad de papel y de impresión poco frecuente entre los sellos editoriales “jóvenes”.
Contratiempos es, ante todo, una historieta con muchas buenas ideas. Hay buenas ideas en la construcción de los personajes, en la forma de retratar sus vidas cotidianas, en la manera en que sus historias se entrelazan, en los momentos que elige Villar para revelarnos que ciertas cosas sucedieron y ya no hay marcha atrás, en las secuencias “raras”, entre oníricas y simbólicas, que sirven para mostrar lo que está pasando de un modo sumamente original, e incluso buenas ideas a la hora de meter dentro de la viñeta algunos textos, sin recurrir al viejo y querido bloque de idem.
Sorprender al lector sin desentenderse del costumbrismo es una tarea más bien ciclópea, y a lo largo del libro las sorpresas que nos reserva Contratiempos son unas cuantas. La última escena, por ejemplo, la que funciona como epílogo, es rarísima, casi alienígena, y sin embargo cierra por todos lados y le pone el moñito a varias escenas anteriores. La casualidad que lleva a que Vera descubra la “doble vida” de Martín no resulta para nada forzada, ni inverosímil, y Villar aprovecha al máximo el potencial dramático de esa escena, que es la que el lector quiere ver desde la página 24. Y lo otro muy destacable del guión es el afiladísimo oído para los diálogos que demuestra Erica. En todo momento los personajes intercambian frases totalmente creíbles, que no sólo respetan sino que además apuntalan el clima de historia real, de esas que pueden estar sucediendo en este mismo momento en la plaza que está a dos cuadras de tu casa.
El dibujo, por otro lado, es mucho más tranqui. Se nota que no es ahí donde Villar se siente virtuosa, o con ideas de sobra como para brillar. De nuevo me hizo acordar a algunos trabajos de Marcos Vergara (no a mis favoritos), pero sólo en el grafismo, no en la puesta en página ni en la composición de las viñetas. En la puesta es donde veo los hallazgos más interesantes por parte del autora. Villar sabe cuándo bajar un cambio y jugar a la grilla clásica y cuándo arriesgar para lograr efectos más zarpados, y la verdad es que siempre que arriesga, gana. Y lo otro que me pareció muy, muy logrado es el color. No es fácil colorear una historieta en la que la dibujante mete tantos detalles y le presta tanta atención a tantas cosas (a tantos objetos, en realidad), sobre todo en las escenas que transcurren puertas adentro. Sin embargo, Villar encuentra una paleta recontra-idónea para realzar cada escena y cada clima de los que propone la historia, sin descuidar esta gran riqueza en materia de detalles y sin caer en la estridencia colorinche.
No quiero contar mucho más porque estamos ante una obra breve (menos de 60 páginas) en la que se hace difícil indagar sin spoilear. Si te parece interesante una opera prima donde una autora arma y desarrolla una trama muy sólida, con excelentes diálogos, con el barrio como escenario, con buenas dosis de costumbrismo, romance, comedia y momentos de un cierto lirismo, estoy seguro de que Contratiempos te va a encantar. Por ahí el dibujo es más correcto que glorioso, pero el guión y el manejo de la narrativa me dejaron esperando ansioso nuevas obras de Erica Villar, un nombre a tener muy en cuenta en el panorama de la historieta argentina actual.