Este libro es a la vez un rescate interesantísimo y un delito a mano armada. La editorial española Bang lo publicó en 2008, y la verdad es que fue un hallazgo, porque era una historieta realizada por Philippe Dupuy y Charles Berberian en un remoto 1985, cuando recién empezaban a hacerse conocidos en Francia. Encima la edición francesa había estado a cargo de un sello “boutique”, famoso por editar como los dioses a autores de gran prestigio y también por las tiradas microscópicas y los precios desorbitados. Así que habrían sido poquísimos los lectores hispanoparlantes que podrían haber accedido a Petit Peintre de no ser por esta nueva edición. Por otro lado, si nos ceñimos a la historieta en sí, Petit Peintre es una obra de 30 páginas. Y ya lo hablamos más de una vez, pero vale la pena repetirlo: ¿tiene sentido sacar en libro una historieta de 30 páginas?
La edición española (que no sé en España, pero acá salía cara) lleva el libro a 64 páginas. Le agregan prólogos, carátulas, páginas en blanco que no aportan absolutamente nada, y algo que seguramente está tomado de la edición francesa del ´85: en vez de pin-ups, cuadros que nos muestran el estilo en el que pinta Jeremy, el chico de 11 o 12 años que protagoniza la historia. La idea está muy buena y la verdad es que los “cuadros” son geniales, pero por ahí con tres o cuatro alcanzaba, no sé si hacían falta tantos.
¿Y qué onda la historieta, propiamente dicha? Ahí sólo caben palabras de elogio para Dupuy y Berberian, y más si pensamos que se trata de uno de sus primeros trabajos. El argumento es potente, el ritmo está cuidadísimo, nada está estirado ni comprimido, y en sólo 30 páginas hay dos personajes protagónicos muy bien desarrollados. No quiero ahondar mucho en este punto, primero porque al ser un relato tan breve, no hay tanto para desmenuzar. Y segundo, porque cualquier dato acerca de la trama o los personajes puede funcionar como spoiler y sería una cagada que leas Petit Peintre sabiendo cómo va a terminar.
Vamos entonces con el dibujo, que es increíble. No hay obras de Dupuy y Berberian mal dibujadas, no las voy a encontrar jamás. Creo que debe ser más fácil encontrar filósofos y neurocirujanos en un cosplay de animé organizado por Yamato. Pero acá hay un nivel plástico, una libertad, un vuelo expresivo, un uso tan brillante de la paleta cromática intencionalmente acotada, que ni siquiera hace falta ver “los cuadros de Jeremy” para caerse de orto. La línea, las expresiones faciales, las sombras, las composiciones... todo está demasiado perfecto y se luce muchísimo porque casi todas las páginas tienen menos de seis viñetas. Y “los cuadros” son vanguardia pura, muy en sintonía con la historieta moderna y diseñosa que a mediados de los ´80 se veía en algunos autores de Cairo o El Víbora, tipo Montesol, Javier Mariscal o Micharmut. Acá llaman la atención el trabajo con la mancha negra y con la espacialidad, y sobre todo ese contraste entre un color aplicado con sutileza y precisión y una línea más salvaje, con cierta textura de carbonilla, que se nota que muchas veces está trazada a mano alzada, con más osadía que planificación. Realmente alucinante.
¿Da para comprarse Petit Peintre aunque la relación precio/ cantidad de páginas suene a disparate? Si sos muy fan de los autores, o si comprás hsitorietas por los dibujos, ya te digo que sí. Tengo sin leer otro libro de Dupuy y Berberian, que quizás llegue a reseñar antes de fin de año. Y parece que en pocas semanas se edita en Argentina un segundo libro de Monsieur Jean, así que –como diría el Más Grande- nos sobran los motivos para seguir hablando de esta dupla que hace más de 30 años jerarquiza al comic europeo.
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miércoles, 15 de octubre de 2014
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