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David Bowie Fotografía de Mick Rock |
David Bowie
Con él llegó la ambigüedad
El 40º aniversario del disco 'Ziggy Stardust', de David Bowie, lo es también de la irrupción de la lúdica indefinición sexual en el rock
Se suele encuadrar The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars -tal es su título completo- en la categoría de discos conceptuales. Pero cuesta considerarlo un triunfo de la narrativa musical: se necesitaron las acotaciones de David Bowie para entender lo que pretendía contar en aquel elepé, publicado el 6 de junio de 1972.
Resumiendo: a la Tierra le quedan cinco años de vida. Aparece un redentor, tal vez la encarnación de un alienígena. Ziggy Stardust canta y practica un evangelio de omnisexualidad e intoxicación. Malentendido por sus seguidores, estos matan al supuesto salvador (se habla de Suicidio de rock 'n' roll). Ya, ya: improbables los grandes conciertos en ese mundo apocalíptico que carece de electricidad. Al año siguiente, en conversación con William Burroughs, Bowie había espesado el argumento: Ziggy es despedazado por los infinitos, seres que se mueven a través de los agujeros negros y que resultan ser los hombres de las estrellas. "Difícil de escenificar", respondería un Burroughs poco impresionado.