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viernes, 13 de julio de 2012

Charo Nogueira / En busca de Amelia Earhart


Amelia Earhart
Amelia Earhart

Charo Nogueira

En busca de Amelia Earhart


El País, 11 de julio de 2012
Amelia Earhart. / J. Gaiger (Topical Press)
Desapareció hace 75 años, cuando trataba de ser la primera aviadora que daba la vuelta al mundo. Se llamaba Amelia Earhart y se convirtió en una leyenda jaleada por las multitudes. El rastro de la piloto se perdió el 2 de julio de 1937 en el Pacífico. Nunca se halló su cuerpo, ni los restos de su avión. A comienzos de este mes, tres cuartos de siglo después, ha zarpado una  expedición desde Honolulu (Hawai) con la intención de aclarar el misterio: busca el aeroplano de la pionera estadounidense, un bimotor Lockheed Electra, y quizás encuentre nuevas pistas más allá de las ya conocidas -como algún frasco de cosméticos de los años 30.

El lugar de destino es un islote llamado Nikumaroro, en Kiribati. Quizá ahora logren demostrar su tesis de que Earhart murió como los náufragos que arriban a un atolón agreste y deshabitado, por agotamiento. Así podría haber fallecido una mujer que, por si no regresaba, dejó escrito a su marido: "Que sepas que soy consciente de los riesgos. Quiero hacerlo porque sí. Una mujer debe intentar hacer cosas que los hombres han intentado. Cuando fracasan, su fracaso debe ser un desafío para otras".
Los expedicionarios, liderados por Richard Gillespie, director del Grupo Internacional para la Recuperación de Aviones Históricos (TIGHAR, en sus siglas en inglés), navegarán unos 2.900 kilómetros para alcanzar el islote. Está situado a 640 kilómetros al Sureste de la isla Howland, donde Earhart y su compañero de vuelo, Fred Noonan, debían haber llegado en una etapa especialmente difícil y donde nunca aterrizaron.

Los buscadores van bien equipados -según Reuters, con el apoyo de los técnicos que encontraron la caja negra del avión de Air France hundido en el Atlántico el año pasado-. Intentarán encontrar el bimotor de Earhart y nuevas pistas sobre lo ocurrido. El coste de la expedición ronda los dos millones de dólares (1,6 millones de euros aproximadamente).
Bamelia22
En anteriores búsquedas en el atolón se han hallado restos de objetos compatibles con el paso de la aviadora por el lugar, como un frasco de crema para evitar las pecas muy popular en los años 30 del pasado siglo, una cremallera, un zapato de hombre y otro de mujer, una navaja como la que empleaba la piloto... Objetos que avalan la presencia de "una naúfraga americana", según Gillespie, aunque ninguno esté marcado con el nombre de la aviadora. Las pruebas de ADN tampoco han dado frutos. La expedición también aspira a desvelar el misterio en torno a los huesos humanos hallados en el islote en 1940 y enviados a Fiji hace décadas.

Earhart y su ayudante de navegación iniciaron su último viaje el 1 de junio de 1937, cuando despegaron de Miami para dar la vuelta al mundo. La aviadora quería ser la primera mujer en hacerlo por aire y eligió la vuelta más larga, la ruta ecuatorial.  El día 29 tomaron tierra en Nueva Guinea. Ya solo les quedaba algo más de una quinta parte del viaje. En la siguiente etapa se perdió el rastro después de que comunicaran por radio: "El combustible empieza a bajar". Además, el cielo estaba cubierto lo que dificultaba la visibilidad. "Corremos de norte a sur", fue el último mensaje interceptado por el  navío estadounidesne Itasca, que les esperaba en la isla Howland, a 640 kilómetros de Nikumaroro.
El enorme despliegue que se organizó para encontrar a Earhart, el mayor de la época -nueve barcos y 66 aviones-, no dio frutos. Se escudriñaron 250.000 kilómetros cuadrados. En vano. En Estados Unidos crecía la leyenda de una mujer que también la tuvo en vida, desde que, en 1928 se convirtió en la primera que cruzó el Atlántico en avión, un viaje en el que, según algunas fuentes, ella se limitó casi a ir de paquete de los otros dos tripulantes.
Su siguiente gran oportunidad llegó en 1932, cinco años después de que Charles Lindberg  fuera el primero en cruzar en solitario el Atlántico sin escalas. La aviadora voló, esta vez en solitario, de EEUU a Irlanda. Ya era la heroína de los cielos y le llovieron los honores: era la primera mujer que lograba este vuelo sin compañía. Tres años después, fue la primera persona que voló en solitario sobre el Pacífico, desde Honolulu hasta California.
Aquella mujer que compró su primer avión con el dinero que ahorró con su empleo como trabajadora social, que fue una niña con aficiones vedadas por entonces a las crías incluido trepar a los árboles, que se casó con un relaciones públicas, George Putnam, -quien impulsó su carrera, ella se refería a su matrimonio como "una asociación" con "control dual"-... sigue siendo en un mito. Un mito con película y todo: Amelia, dirigida en 2009 por la india Mira Nair, y con Richard Gere en uno de los papeles estelares.
Una leyenda que, sesenta años después de desaparecer en carne y hueso, logró que se hicieran buenas sus palabras sobre el acicate que debe suponer para una mujer el fracaso anterior de otra. La empresaria texana Linda Finch, con el mismo modelo de aparato que empleó Amelia Earhart, dio la vuelta al mundo en solitario tras los pasos de la malograda pionera. Era el año 1997.
http://blogs.elpais.com/mujeres/2012/07/en-busca-de-amelia-earhart-pionera-de-la-aviacion.html



jueves, 5 de julio de 2012

Amelia Earhart / Un misterio intacto


Earhart
Amelia Earhart posa, el 14 de junio de 1928,
frente a su avioneta "Amistad", en Terranova. 

Amelia Earhart

Un misterio intacto


El 2 de julio del 2012 marca el 75 aniversario de la misteriosa desaparición de la aviadora estadounidense Amelia Earhart mientras seguía la ruta del Océano Pacífico, cerca de la isla Howland, al intentar completar la vuelta al mundo, acompañada del tripulante Fred Noonan. Un grupo de investigadores se desplaza este lunes (2 de julio de 2012) hacia el Océano Pacífico en busca de la aeronave de Earhart en Nikumaroro, una isla en la que, según una nueva teoría sobre su desaparición, Amelia logró aterrizar y donde murió al quedar varada. 



viernes, 15 de octubre de 2010

Chuck Yeager / La palabra miedo no entra en mi vocabulario

Una leyenda

Audaz aviador, as de caza con 13 derribos de aeroplanos alemanes en la II Guerra Mundial, combatiente en Vietnam y osado piloto de pruebas, el general del arma aérea estadounidense Chuck Yeager (Myra, Virginia, 1923) es una leyenda viviente de la historia de la aviación.

ENTREVISTA:CHUCK YEAGER | LEYENDA DE LA AVIACIÓN

"La palabra miedo no entra en mi vocabulario"

JACINTO ANTÓN Sort 15 OCT 2010 - 04:30 CET

Es el hombre al que más veces se le ha preguntado si tiene lo que hay que tener. Retóricamente, por supuesto: lo tiene. "La palabra miedo no entra en mi vocabulario", asegura. Audaz aviador, as de caza con 13 derribos de aeroplanos alemanes en la II Guerra Mundial (cinco el mismo día), combatiente en Vietnam y osado piloto de pruebas, el general del arma aérea estadounidense Chuck Yeager (Myra, Virginia, 1923) es una leyenda viviente de la historia de la aviación y de la Historia a secas. Ha tripulado más tipos de aviones -amigos y enemigos- que nadie en el mundo, entre ellos los más extraños y peligrosos prototipos, y, sobre todo, pese a la controversia, está acreditado como el primero que rompió la barrera del sonido, el muro sónico (bum), en el famoso Bell X-1, volando sobre el Mojave a velocidad Mach 1 (1.225 kilómetros por hora), el 14 de octubre de 1947, hace ahora justo 63 años.
Hace 63 años fue el primer hombre en volar más rápido que el sonido
Yeager, que tiene un papel esencial en el libro de Tom Wolfe sobre la aventura aeroespacial de los EE UULo que hay que tener(Anagrama) -Wolfe lo describió para siempre como "el más honorable de todos los poseedores de lo que hay que tener"- y en su versión cinematográfica Elegidos para la gloria (donde lo encarnaba Sam Shepard, nada menos), se encuentra estos días en Sort (Lleida). Aquí, el Memorial Democrático de Cataluña y el Ayuntamiento de la localidad rindieron ayer homenaje a Yeager y a todos los aviadores aliados evadidos a través de los Pirineos durante la II Guerra Mundial, gente sin duda con suerte. El entonces joven piloto de 21 años fue derribado el 4 de marzo de 1944 cerca de Angulema por un Focke Wulf 190 y la resistencia francesa consiguió pasarlo a España. Tras penosas experiencias, Yeager arribó a Sort y luego, gracias a gestiones diplomáticas, pudo regresar a Gran Bretaña para seguir volando y combatiendo.


Aquel día del derribo, Yeager tripulaba un caza P-51 Mustang con el nombre de la que sería su primera mujer, Glennis, fallecida en 1990, en el fuselaje. Dado que llega precedido de su fama de hombre de carácter y carente del defecto de la modestia -"soy condenadamente bueno, y si existe el mejor, resulto como mínimo un buen candidato"-, parece buena idea propiciarlo, así que le llevo de regalo un modelo a escala de Mustang -"Cadillac del cielo", que diría Jim Ballard-. Se muestra extremadamente cordial. "He volado en todo en todas partes, 360 tipos diferentes de aviones, unos mejores que otros, pero el Mustang ha sido para mí especial, me gustaba mucho, piloté varios en la II Guerra Mundial, siempre les ponía de nombre Glamorous Glennis".
Entre los récords de Yeager, está haber sido uno de los primeros aviadores aliados que derribó un Messerchsmitt Me-262, el rutilante reactor alemán. "Bueno, no fue muy deportivo", dice quitando importancia con una de sus grandes manos -las manos que han disparado, han sufrido quemaduras y han empuñado firmemente los mandos en los picados más extremos-. "Lo abatí mientras aterrizaba, porque en el aire era frustrante, no podías cogerlos, además procuraban evitar los dogfigths e iban a por los bombarderos. Le fui por detrás y le disparé; se estrelló en una nube de polvo y humo. Hubiera preferido tumbarlo en combate aéreo al hijo de puta, pero no fue fácil, con toda la artillería antiaérea de su base tirándome".Yeager tuvo la ocasión de pilotar un Me-262 capturado y más tarde otro letal enemigo y aparato histórico, el Mig 15 de la guerra de Corea. "El jet alemán no lo considero un buen avión y el Mig, aunque apreciable, era una máquina estrafalaria y ruda que mató a un montón de sus propios pilotos porque entraba en barrenas de las que era imposible recuperarlo".

Sam Shepard y Chuck Yeager
Para él, el mejor avión alemán de la II Guerra Mundial era el Focke-Wulf 190, "pero llegó muy tarde". Yeager recuerda combates estremecedores: "En una ocasión vi llegar lo que parecía una nube, era una masa de dos centenares de cazas enemigos. Mi escuadrilla derribó 55". El aviador ha sido amigo de varios pilotos alemanes, como Galland y Steinhof. "Eran buenos tipos, luchaban por su país, yo por el mío: cuando combates no odias a los pilotos rivales, destruyes los aviones". Con el primero explica que fue a cazar en varias ocasiones. También cazó perdices con Franco, cuando estuvo destinado con los Super Sabres en las bases de Morón, Torrejón y Zaragoza. Pero no quiere hablar de ello, ni de la España que conoció: "No me meto en política, no es mi trabajo", sentencia.
Nacido en un ambiente rural de los Apalaches -de niño hacía puntería alcanzando invariablemente a las ardillas en la cabeza-, a Yeager le encantan la caza y la pesca: opina que las truchas del Noguera Pallaresa no pueden competir con los salmones de Alaska. Su legendaria vista sigue bien y recuerda que su madre leía el periódico a los 94 sin gafas.
Le pido que explique cómo fue el día mítico en que se apuntó cinco derribos de cazas alemanes y se convirtió en as. "Sí, ace in a day", dice mostrando luego con las manos -al puro estilo piloto de caza- la forma en que se produjeron las acciones. "Dos de las victorias fueron sin disparar, el piloto de un Me-109 giró bruscamente al colocarme en su cola y chocó contra el de al lado". ¿Qué se siente al matar a otros aviadores? "Era una cuestión simple: esos aviones atacaban a nuestros bombarderos y nosotros los protegíamos. No era personal. No pensabas que estabas matando a otra persona".
¿Nunca ha tenido miedo de nada Chuck Yeager? "No", responde sin dudarlo, un instante, como si fuera lo más natural. "El cielo no es un buen sitio para tener miedo, no hay tiempo para esas cosas. Si tienes miedo pierdes segundos que te puede salvar". Inútil pues hablarle de Milton, de la terrible poesía de la caída, del vértigo. Yeager parece confundido. No es un hombre refinado. Es un piloto nato, que llegó a volar gracias a la guerra. Empezó como mecánico de aviones. Su padre le dio dos consejos cuando a los 21 años se enroló en el ejército: "No juegues y nunca te compres una camioneta que no sea General Motors". Reconoce que no es ducho en historia ni ha leído mucha literatura sobre aviación. Ni Saint-Exúpery, ni Beryl Markham, ni James Salter. Puestos a citar un libro, menciona su autobiografía, Yeager (1985), un best seller en EE UU.
"He leído algunos libros de aviadores y el problema siempre es el mismo, es difícil recordar el pasado y en general mienten. Incluso hay quienes dicen que yo no fui el primero en romper la barrera del sonido, que lo hicieron un piloto de Me-262 u otros. Pero no hay ninguna documentación, no hay evidencias". Yeager se refiere al alemán Mutke, que habría roto la barera en abril de 1945 con su reactor y a George Welch que le habría precedido en un mes volando con un Sabre (véaseAces Wild, the race for Mach 1), de Al Blackburn (1999), un libro que Yeager considera lleno de falsedades.
¿Qué tal fue su día supersónico? "El X-1 fue lanzado desde un B-29. En el momento de la ruptura de la barrera no noté nada especial; fue muy suave, la aguja del machómetro saltó fuera de escala; antes hubo un bamboleo, un temblor, y luego un fluir suave. 1.05 mach. Me sorprendió que no pasara algo más fuerte". Desde luego Yeager no es un romántico. "¿Romántico?, no entiendo qué quieres decir. ¿Emociones del vuelo? Mira hijo, lo hacíamos, volábamos, era el deber. Lo importante es el deber, el deber lo es todo".
¿Qué opina de la gente que tiene miedo a volar? "¿Pilotos?". No, pasajeros. "Ah, que no vuelen, no pasa nada. Y si han de hacerlo, que sepan que no hay razón para tenerle miedo al avión. Los pilotos ya nos preocupamos de que no se caiga, por la cuenta que nos trae". ¿Qué le pareció Elegidos para la gloria? "Así, así, demasiado larga. Pero lo que explica Tom Wolfe es verdad: los primeros astronautas eran pilotos de pruebas de las Fuerzas Armadas. ¿Porqué no fue él astronauta? "Porque no tenía estudios, no pasé de la escuela". Lo dice sin ambages. Su mujer desde 2003, Victoria, 36 años más joven, que también pilota, le echa un cable. "Y...". "Y porque no quería limpiar la mierda de mono". Ambos ríen con la broma: los astronautas no eran entonces pilotos sino simples pasajeros, para lo que hacían era igual que el cosmonauta fuera un mono, como lo fue, de hecho, el primero, el macaco Albert, en 1948. "Ser astronauta era muy aburrido, pero se llevaron la gloria".
En algunas cosas Yeager es muy conservador pero no en su opinión sobre las mujeres piloto: "No hay diferencia, he volado y he sido amigo de varias grandes aviadoras, como Jackie Cochran, colega de Amelia Earhart o Pancho Barnes (Florence Lowe). Las admiro mucho". ¿Cuál ha sido el momento más hermoso de su vida en el aire?, insisto. El viejo piloto pone cara de perplejidad. "No sabría decir, cumplir el objetivo, eso es lo mejor, sí, eso es". Yeager, con 87 años, sigue volando. "Skill, stamina and courage, man".