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Sarah Helen Whitman |
Sarah Helen Whitman: breve historia de una poeta olvidada
Mariana Enriquez16 de octubre de 2022
Providence es una ciudad en Rhode Island, costa este de los Estados Unidos, la zona del país que con más habilidad esconde la pobreza. En la ciudad, casi un 30% de la población es pobre. En el centro, sin embargo, cerca de la universidad de Brown –que es dueña de muchos edificios espectaculares-- todo es elegancia puritana: las casas de madera, las bibliotecas como templos, el río silencioso, los viejos cementerios. Es una de las primeras ciudades del país y es famosa, entre otras cosas, por ser el hogar de H.P. Lovecraft, gran maestro del terror, misántropo extremo, racista convencido, mitólogo sin precedentes. La ciudad, sin embargo, no lo quiere. Basta leer sus ofensivas cartas, incluso para la época, los años 20, para enterarse de por qué la tirria. Un pequeño monolito lo recuerda, con su perfil en bronce, pero una estatua más importante, que lo presenta con gatos alrededor y tamaño natural, languidece en casa de su autor: la ciudad no quiere apoyar tanto a su controvertido ciudadano más famoso. La biblioteca que tiene sus manuscritos, casi la totalidad de su obra, muestra sus tesoros con cierta reluctancia y no se lo estudia en la Universidad. Cada dos años, eso sí, se organiza la convención Necronomi-con para fans y artistas y escritores que celebran su figura. La venganza final de Lovecraft para esta ciudad que lo desdeña es su tumba: un poco escondida, modesta, tiene algunas flores y muchas monedas (es el tributo principal, porque murió en la miseria) y el epitafio, definitivo y desafiante, es “I Am Providence”, que quiere decir Yo Soy Providence. En algún sentido es verdad: muchos de sus relatos describen la ciudad y él sólo fue capaz de vivir ahí. Su casa, sin embargo, fue cambiada de lugar: del emplazamiento original la trasladaron a unos 300 metros de distancia. Ahora vive una familia en la propiedad, que no está abierta al público. No hay museo Lovecraft ni nada parecido.