Sin City
Sombras y luces
en la Ciudad del Pecado
27 de septiembre de 2014
No puedes conducir dos manzanas por Sin City sin encontrarte con un bar. Entro. El ambiente está cargado, se nota al entrar. El Kadie’s está como siempre, repleto de lo peor de esta ciudad. Entro, nadie se fija en mí, todo el mundo está pendiente de los contoneos de la sensual y cándida Nancy. La miro y sonrío al tiempo que me acerco a la barra y me siento cerca de un gigantón que saborea un trago sin quitarle ojo de encima a la bailarina. Todo el mundo sabe quién es. “Hola Marv, ¿cómo va la noche?”, le digo. “No me acuerdo de ti, pero me gusta tu abrigo”, responde. Y así cada noche en Basin City, un lugar donde la trasgresión es norma, donde impera la ley del más fuerte y en donde cada callejón oscuro es una invitación a recibir una bala en la cabeza, una cuchillada en el estómago o una flecha clavada… ¡en cualquier otra parte del cuerpo que imagines!
LA OSCURIDAD ESTABA EN FRANK MILLER
Hablando de imaginación, todo esto salió de la mente calenturienta de Frank Miller. Y dio el clavo. “La noche es caliente como el infierno. Todo se te pega. Una asquerosa habitación en un asqueroso barrio de un asquerosa ciudad”. Así empieza el primer volumen, con estas palabras de Marv.
Sin City, de Robert Rodríguez y Frank Miller, con Bruce Willis, Eva Green, Jessica Alba, Rosario Dawson, Benicio del Toro y Clive Owen.
Sin City es un lugar de claroscuros, de sombras y luces, donde todo el mundo se mueve en el espectro de colores entre el negro y el blanco. Aquí todo es lo que parece, todo es sórdido, oscuro, húmedo (incluyendo los hombres y las mujeres que habitan en esta urbe). La diferencia entre los héroes y los villanos no está clara en este lugar. Todos tienen algo que esconder, todos tienen algo por lo que luchar, todos tienen muy poco que perder y todos tienen muchas papeletas de terminar en una cuneta o en el depósito al finalizar la noche. “La muerte es como la vida en la Ciudad del Pecado. No hay nada que se pueda hacer”, expone el personaje de Bruce Willis en la segunda entrega cinematográfica.