por Martín Schifino
Rayuela (Edición conmemorativa 50 años)
Julio Cortázar
Madrid, Alfaguara, 2013
632 pp. 19,50 €
Cartas, vols. 4 (1969-1976) y 5 (1977-1984)
Julio Cortázar
Buenos Aires, Alfaguara, 2012 y Madrid, Alfaguara, 2013
630 pp. y 656 pp. 22 € y 22 €
Clases de literatura. Berkeley, 1980
Julio Cortázar
Madrid, Alfaguara, 2013
316 pp. 18,50 €
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Parafraseando el «Tablero de dirección» de Rayuela, podría decirse que, a su manera, Julio Cortázar fue muchos escritores, pero sobre todo dos escritores. El primero, fascinado por la maquinaria de la narración, concibió cuentos que abundan en vueltas de tuerca y efectos clásicos. En «La continuidad de los parques», por ejemplo, un hombre es asesinado mientras lee una novela en la que otro va a ser asesinado; en «La noche boca arriba», un personaje tiene un accidente de motocicleta y, durante su convalecencia en el hospital, alucina con un guerrero que será sacrificado por una tribu mesoamericana, para luego descubrir que en realidad él es la víctima del sacrificio, soñando con un futuro incomprensible y «un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas». Los giros no sólo comportan una recompensa narrativa, sino esencialmente un shock existencial, aquello que Cortázar llamaba «la cachetada metafísica». Y eso nos lleva al segundo escritor, que, cada vez más receloso de artificios, empezó a resistirse a la pulcritud del relato y a experimentar con estructuras abiertas, perspectivas múltiples y lenguajes mixtos, hasta producir con Rayuela lo que en su momento llamó una «antinovela» o «contranovela».