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viernes, 17 de septiembre de 2004

Meg Ryan / El camino del faro




Meg Ryan y Mark Ruffalo
En carne viva



Meg Ryan
EL CAMINO DEL FARO

Por Moira Soto

Por supuesto que Meg Ryan no necesitaba ponerse en manos de la neocelandesa Jane Campion y hacer un sombrío thriller erótico para sacar chapa de actriz respetable: más allá de ser una estupenda actriz de comedia (ver sus despliegues chaplinescos, por caso, en Quiero decirte que te amo, 1995), ella ha demostrado variedad de recursos y alta calidad de intérprete en films bien dramáticos como Cuando un hombre ama a una mujer (1994, donde su creación de una esposa alcohólica superaba la habitual mediocridad de Luis Mandoki), Restauración (1995, midiéndose sin desmerecer con Robert Downey Jr. y otros grandes), Valor bajo fuego (1996, en el rol de una ruda capitana del ejército), Hurlyburly (1998, en un desgarrado personaje episódico de una puta casualmente experta en mamadas)... Paralelamente, en la notable, maldita Adictos al amor (1997), “básicamente antirromántica”, según la propia Ryan, se unió al excelente Matthew Broderick para infligir una sistemática, encarnizada venganza a los ex de ambos en la ficción.

Meg Ryan

Esta es la rubia que (oscurecida) reemplazó como protagonista de En carne viva –por una cuestión de agenda apretada– a la pelirroja Nicole Kidman que había comprado los derechos de la polémica novela de Susana Moore. Kidman, comprometida con el proyecto, quedó como productora de este inconfortable thriller que también encabezan el sorprendente Mark Ruffalo (irreconocible si se lo compara con el sexy romántico que hizo en Mi vida sin mí, dirigido por otra dama, Isabel Coixet), la intachable Jennifer Jason Laigh y el brillante Kevin Bacon.