Ruffalo Bill
Su nombre es contraseña entre mujeres, una clave secreta que los varones no entienden. Y cuando se les muestra quién es Mark Ruffalo, dicen que no con la cabeza, no lo comprenden, dicen que es gordito, bajito, un tano sureño, nada que ver con esos hombres que a ellos se les antojan atractivos (Pitt, Clooney y otros lugares comunes). Mark Ruffalo no los intimida. Qué tontos. Las mujeres, mientras tanto sonreímos, pestañeamos y nos decimos tres palabras: In the Cut. Es una película sumamente ninguneada de Jane Campion, que aquí se tradujo como En carne viva (2003), título que describe el estado en que queda una después de ver a Mark Ruffalo haciendo con una Meg Ryan trompuda algunas de las mejores escenas eróticas del cine. Así de grandilocuente, en serio: suena a barbaridad, pero tanto cuando hunde la cabeza entre las piernas de la rubia como cuando hace de policía ambiguo y básico, recuerda a Marlon Brando cuando era puro sexo y talento.