Greer Grammer, Mackenzie Mauzy, Grace Victoria Cox, and Eden Brolin "Manson's Lost Girls" Landmark Theatre, Los Angeles, 1 de febrero de 2016 |
Un libro, una película y una serie reviven la fascinación por las chicas de Charles Manson
Diversos proyectos profundizan en la pandilla de mujeres que formaron parte de La Familia, el culto sangriento que rompió con el sueño de comunión hippie de Los Ángeles en el 69.
“Una talla nueve pequeña –me había dicho–. Mini pero no extramademente mini. A ser posible de terciopelo. De color dorado o verde esmeralda. O bien: un vestido estilo campesino mexicana, con falda amplia y bordados”. Estas fueron las indicaciones que Joan Didion recibió de Linda Kasabian, la testigo clave en el juicio a Manson y su séquito por los asesinatos que rompieron la fantasía de la utópica comunión hippie americana. La segunda opción fue la ganadora. La cronista fue la encargada de comprar el vestido con el que Kasabian subió al estrado como testigo clave en el juicio por los asesinatos de Sharon Tate Polanski, Abigail Folger, Jay Sebring, Voytek Frykosky, Steven Parent y Rosemary y Leno LaBianca en agosto de 1969. Didion lo cuenta en Los que sueñan el sueño Dorado (Mondadori, 2012), donde relata parte de las tardes del verano de 1970 que pasó visitando a Kasabian en la cárcel para mujeres de Sybil Brand de Los Ángeles. La chica de New Hampshire que soñaba con abrir “una especie de boutique que mezclase un restaurante y una tienda de mascotas”, la atractiva joven con dos coletas de melena lacia, fue la renegada de la familia Manson. La que consiguió inmunidad pese haber estado presente en la matanza de Cielo Drive y los crímenes de LaBianca (conducía en una de las ocasiones y en otra los esperó en el coche). Asesinatos que atarían el Helter Skelter de los Beatles al retorcido imaginario de Charles Manson y su acólito entorno.