Antonia Pozzi
(1912-1938)
EL ALMA DESNUDA
Por Cristian David López
Cuántos libros de autores extranjeros hemos leído como si fueran escritos en nuestra propia lengua. El lector no suele fijarse mucho en el traductor. Y sin embargo, cuánto le debemos a los traductores, a los que gastan sus horas trasladando, con no poco esmero, a nuestra lengua los significados que otras lenguas guardan. Qué labor más noble la de estos incansables trabajadores de los idiomas. Más aún es de valorar su esfuerzo cuando, como arqueólogos, ponen a nuestro alcance un descubrimiento, un tesoro que nos enriquece en todos los sentidos. Tal es la labor que ha llevado a cabo la poeta Herme G. Donis. En El alma desnuda (Impronta, 2015), nos ofrece los poemas de la olvidada poeta italiana Antonia Pozzi (Milán, 1912-1938), quien tuvo una vida inestable y se suicidó a los veintiséis años.
El prólogo de Herme G. Donis nos explica que Pozzi no publicó nada en vida y que la razón más probable de ello fuera por inseguridad en lo que escribía. Quizá también por timidez o por una severa autocrítica.
Será Roberto Pozzi, padre de la poeta, quien recogerá los cuadernos en los que Antonia Pozzi escribía sus poemas y diarios, y los publicará bajo el título Parole. Diario di poesía, en 1938. Todos los poemas llevan la fecha en que fueron escritos.