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lunes, 13 de julio de 2015

Las nuevas fotógrafas eróticas

erótica
Fotografía de Sara Pain

Las nuevas fotógrafas eróticas

Estos son algunos de las mejores trabajos eróticos del momento. Sus autoras reflejan una particular visión del sexo femenino actual.

Cuando a Christine Spengler, una de las pioneras del fotoperiodismo francés, la mujer que registró en imágenes la guerra de Vietnam, de Beirut o de Camboya, le preguntaron en qué se diferenciaban las fotógrafas mujeres de sus colegas varones contestó que los hombres iban siempre con teleobjetivo, mientras ella seguía fiel a su Nikon y grano angular de 28 mm que le obliga a estar cerca de la gente.

En un terreno más sexual, otra mujer Bunny Yeager, a la que algunos llaman la madre de la fotografía erótica norteamericana, fue la inventora de una nueva forma retratar la sensualidad femenina, popularizando y encumbrando el género de las pin ups. Antes de que Yeager se pusiera detrás de la cámara –empezó en el mundo de la fotografía como modelo–, las chicas que posaban para calendarios o revistas de adultos eran mujeres anónimas, en poses estudiadas para ir directamente al hipotálamo masculino. Pero las fotos de Bunny no retrataban a mujeres desvalidas que se dejaban inmortalizar para poder ganarse unos dólares y pagar el alquiler. Ella las elevó a la categoría de mito, como sucedió con Betty Page, y creó un género, una clase social orgullosa de sí misma y a la que muchas otras mujeres trataban de imitar. Las sesiones de fotos con Yeager incluían una estrecha colaboración entre fotógrafa y modelo. Ambas estudiaban las poses, los desnudos o la poca ropa que llevarían encima las chicas y popularizó el biquini, la prenda con más tela que utilizaban y que, en muchas ocasiones, ellas mismas diseñaban y fabricaban. Este punto de vista eminentemente femenino de la sensualidad encandiló por igual a hombres y mujeres. Durante muchos años Bunny trabajó para la revista Playboy en exclusiva, creando una idea de sensualidad que ha llegado hasta nuestros días. Las fotos de la entonces desconocida Ursula Andress, en biquini blanco, en la primera película de la saga James Bond, Dr No (1962), fueron suyas.