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miércoles, 4 de diciembre de 2024

Irene Vallejo / “Escribir ‘El infinito en un junco’ fue terapéutico”








Irene Vallejo, durante la entrevista con EL PAÍS en la FIL de Guadalajara.HECTOR GUERRERO

Irene Vallejo, un oráculo en la FIL: “Escribir ‘El infinito en un junco’ fue terapéutico”

La escritora española pasa unos días en la gran feria del libro en español, con visitas relámpago a Colima y San Luis Potosí, y una parada en la capital para ver los cuadros de Remedios Varo


Pablo Ferri

Guadalajara, 2 de diciembre de 2024


La voz suave de Irene Vallejo inunda la sala: “Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos”. Es una frase de la escritora española Carmen Martín Gaite, que Vallejo, escritora también, autora del superventas mundial El infinito en un junco, ha trufado en una de sus intervenciones, en la presentación de un libro, este domingo en la FIL de Guadalajara. Lee la autora y la gente abraza el silencio, pendiente de verdades escondidas en las frases, pero pendiente, sobre todo, de ella, elevada a la condición de oráculo. Todo el mundo quiere verla estos días, escuchar lo que dice. No hay sillas vacías en el salón, ni ojos distraídos, ni pantallas que valgan. Ayer, estuvo seis horas firmando libros. Acabó a medianoche. “Yo creo que firmé más de 1.500”, cuenta, divertida.

jueves, 30 de noviembre de 2023

Colombia ganó el Premio a Mejor Stand en la Feria del Libro de Guadalajara 2013


Colombia ganó el Premio a 

Mejor Stand en la Feria

del libro de Guadalajara 2023

Está inspirado en un símbolo ancestral de la comunión y la hospitalidad sudamericana: la maloca. El diseño es una casa de puertas abiertas que toma como referencia las edificaciones realizadas por indígenas de la comunidad guahíbo.


Redacción Cultura
29 de noviembre de 2023

Durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Colombia ganó el premio al mejor stand en la categoría ‘Plata’. “Esta decisión fue casi unánime, por su diseño, por su material que es amigable con el medioambiente, también la sensibilidad, la distribución, el impacto que ha tenido con los visitantes y, además, que es un espacio que te invita a entrar y permanecer en él”, dijo uno de los jurados de la feria. 

Colombia en la Feria del Libro de Guadalajara

 



COLOMBIA EN LA FERIA DEL LIBRO DE GUADALAJARA


En el stand Colombia, el mejor de la Feria del Libro de Guadalajara, encuentran este título mío, Muertas de amor. Una tormentosa geografía del deseo.
Es cierto. Según cuenta en su muro nuestro ministro de Cultura Juan David Correa, que además fue mi editor, el stand Colombia acaba de ganar este reconocimiento.
Así que pasen y disfruten de sus tesoros. Aparte de García Márquez, placeres asegurados son Álvaro Mutis, Manuel Mejía Vallejo, Tomás González, Evelio Rosero, Harold Kremer, José Manuel Arango, Juan Manuel Roca, Piedad Bonnett, Darío Jaramillo Agudelo, Laura Restrepo, Raúl Gómez Jattin, Jaime Jaramillo Escobar, Alfredo Molano, Alberto Salcedo Ramos, Rosario Tijeras (Jorge Franco), El olvido que seremos (Héctor Abad Faciolince), Lo que no fue dicho (José Zuleta Ortiz), Cada oscura tumba (Octavio Escobar), Morada al sur (Aurelio Arturo), Corea, apuntes desde la cuerda floja (Andrés Felipe Solano), La perra (Pilar Quintana), Memoria por correspondencia (Emma Reyes), La casa grande (Álvaro Cepeda Samudio).
Doy fe por todos los mencionados.
29 de noviembre de 2023



Dieciséis títulos de Triunfo Arciniegas en la Feria del Libro de Guadalajara 2023


DIECISÉIS TÍTULOS 

DE TRIUNFO ARCINIEGAS

EN LA FERIA DEL LIBRO

DE GUADALAJARA 2023


Los casibandidos que casi roban el solCarmela toda la vidaEl vampiro y otras visitasRoberto está loco y El rabo de Paco en Fondo de Cultura Económica.

Esopo dijo que era el burro, Cuando el mundo era así, La gallina y el monstruo, en Cataplum. (Stand A22, Area Nacional).

Letras robadas en Océano.

La casa de chocolate, El papá de los tres cerditos y Caperucita Roja en SM México.

Muertas de amor en Librería Colombia.

Yo, Claudia y Toto, el rey en Castillo.

El dragón viejo en Babel. (Stand A32, Area Nacional, al lado de la puerta de Fil Niños).

De los dieciséis títulos mencionados, cuatro son estrenos en México: Esopo dijo que era el burro, Muertas de amor, El dragón viejo y Caperucita Roja y otras historias perversas.

De los dieciséis títulos, once se publican en México, algunos desde hace más de veinte años. Así que el lector debe apresurarse con los títulos de las editoriales visitantes, Cataplum y Babel, y con mi libro para adultos, Muertas de amor. Si me pidieran que recomendara un solo título, elegiría este último.



Triunfo Arciniegas
27 de noviembre de 2023

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Diamela Eltit contra la extrema derecha en Chile / “Escribimos para impedir un gobierno rapaz, fundado en el desprecio”

Enrique Ibarra, representante del Gobierno de Jalisco, y el escritor Sergio Ramírez entregan el premio FIL a Diamela Eltit.HECTOR GUERRERO

 

FIL

Diamela Eltit contra la extrema derecha en Chile: “Escribimos para impedir un gobierno rapaz, fundado en el desprecio”

La escritora chilena gana el premio FIL de Literatura este año y en su discurso habla sobre la crisis electoral en su país, la desolación que dejó la pandemia y las autoras que transformaron la literatura

Camila Osorio

México, 27 de noviembre de 2021

“Hoy, las fuerzas de extrema derecha pugnan por gobernar Chile”, ha dicho la escritora Diamela Eltit, premio FIL de Literatura este año en Guadalajara, al principio de su discurso al recibir el galardón, y en referencia a las elecciones presidenciales que se definirán a mitad de diciembre entre el candidato de extrema derecha, Jose Antonio Kast, y de izquierda, Gabriel Boric. “Nuestra comunidad, la literaria, con el conjunto de la ciudadanía adversa a este escenario, estamos trabajando de manera intensa. Lo hacemos para impedir un gobierno rapaz, fundado en el desprecio”.

sábado, 4 de diciembre de 2021

La FIL de Guadalajara vuelve a abrazar al público

Un hombre pasa a través de un filtro a la entrada de la FIL.GLADYS SERRANO
 

La FIL de Guadalajara vuelve a abrazar al público

El gran evento editorial del español regresa a la presencialidad con un cuarto de su aforo habitual y estrictos controles sanitarios

CONSTANZA LAMBERTUCC
JOSÉ PABLO CRIALES
Guadalajara (México) - 27 NOV 2021 - 21:24 COT


Al menos tres controles separan las calles de Guadalajara del evento cultural más importante de Latinoamérica. La edición número 35 de la Feria Internacional del Libro (FIL) ha vuelto a la presencialidad tras el parón impuesto por la pandemia en 2020. Tras el control de entradas y el de seguridad, una cápsula con una regadera de desinfectante abre las puertas del predio a los visitantes. La FIL, que en ediciones pasadas convocó a más de 800.000 participantes, espera recibir este año a un cuarto de los asistentes. Las restricciones sanitarias se han sentido en su jornada inaugural: solo se permiten mascarillas quirúrgicas, el flujo de visitantes está controlado y los pasillos más anchos que en otras ediciones separan a las editoriales. Pero sí, sí se pueden tocar los libros. Y los visitantes han copado la entrada de Expo Guadalajara con el mismo fervor de antes.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Almudena Grandes y la FIL / dos años de soledad y un minuto de silencio

 

Luis García Montero y Almudena Grandes, en la FIL de Guadalajara en 2017


Almudena Grandes y la FIL: dos años de soledad y un minuto de silencio

La escritora madrileña dejó estampas memorables cada vez que pasó por Guadalajara. Ya fuera para recoger el premio Sor Juana o para participar en un conversatorio con su marido, el poeta Luis García Montero



Javier Rodríguez Marcos
Guadalajara, 28 de noviembre de 2021

A Almudena Grandes le gustaban las ferias del libro. La de Madrid porque era su pueblo y la FIL porque le gustaba México, el país que dio cobijo a los republicanos españoles cuando solo eran los parias de la tierra, esa especie desprotegida a los que dedicó sus mejores páginas. Este año la FIL de Guadalajara ha vuelto a abrir las puertas que cerró el 8 de diciembre de 2019 y el primer acto oficial tras dos años de vacío pandémico consistió en guardar un minuto de silencio en recuerdo de la autora de El corazón helado. Los presentes en el gigantesco Auditorio Juan Rulfo, que no daban crédito, sabían que el frío les iba a durar más de 60 segundos. Años de relación con una escritora no se zanjan con cuatro palabras: “Ha muerto Almudena Grandes”. La exclamación de horror fue unánime cuando el presidente de la feria anunció que eso acababa de pasar a 9.000 kilómetros.

lunes, 5 de abril de 2021

Vargas Llosa / “¡Qué gloriosa cosa es escribir novelas!”



Mario Vargas Llosa

BIOGRAFÍA

“¡Qué gloriosa cosa es escribir novelas!”

El escritor Mario Vargas Llosa rememora el proceso de creación de 'Conversación en La Catedral' a medio siglo de su publicación



LUIS PABLO BEAUREGARD
Guadalajara (México) 1 DIC 2019 - 06:44 COT

Muchos años antes de ganar el Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa intentó comprender a la distancia en qué momento se había jodido su país, Perú. Detrás de uno de los arranques más emblemáticos de una de las obras cumbres del boom latinoamericano se encontraba un periodista que escribía por las mañanas antes de ir a trabajar a una agencia de noticias de París. El autor en ciernes vivió tres años en una montaña rusa emocional de “entusiasmo y depresión” que terminaron por forjarlo como una de las voces literarias imprescindibles en español. El resultado de este proceso es Conversación en La Catedral, que cumple medio siglo desde su publicación en 1969.

miércoles, 13 de enero de 2021

Nona Fernández / “No quiero que el lector pase un buen rato”








Nona Fernández posa en Guadalajara.
Nona Fernández posa en Guadalajara. HÉCTOR GUERRERO

Nona Fernández: “No quiero que el lector pase un buen rato”

La escritora chilena muestra en su libro ‘La dimensión desconocida’ las emociones de toda una nación


Hay dos constantes en la obra literaria de Nona Fernández (Santiago de Chile, 1971). Una es la memoria de la dictadura chilena; la otra, la FIL. En 2011, la feria de Guadalajara celebró su primer cuarto de siglo con un programa titulado Los 25 secretos mejor guardados de América Latina y destinado a presentar el trabajo de narradores consolidados en sus respectivos países pero poco conocidos fuera de ellos. Junto a nombres como Emiliano Monge, Fernanda García Lao o Fabián Casas estaba Nona Fernández, que por entonces había publicado el libro de relatos El cielo y las novelas Mapocho y Av. 10 de Julio Huamachuco. Luego vendrían FuenzalidaSpace Invaders y dos obras de teatro estrenadas por la compañía La Pieza Oscura, de la que es actriz.

miércoles, 30 de diciembre de 2020

Leonardo Padura / “Me interesa la historia para iluminar el presente”

 

Leornardo Padura


Leonardo Padura: “Me interesa la historia para iluminar el presente”

El escritor cubano es distinguido por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara con la medalla Carlos Fuentes


Mauricio Vicent
La Habana, 29 de noviembre de 2020


El escritor Leonardo Padura (La Habana, 1955) ha recibido numerosos reconocimientos a lo largo de su carrera. Ganador de los premios Hammet y Raymond Chandler por sus novelas policiacas, protagonizadas por el ya mítico detective Mario Conde, y del Princesa de Asturias por toda su trayectoria literaria, ahora la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara le ha otorgado la Medalla Carlos Fuentes, galardón que le produce una “satisfacción especial” por ser Fuentes uno de los pilares de aquel boom de la literatura latinoamericana que le cautivó como lector cuando era solo un joven universitario, y que, más tarde, al dedicarse profesionalmente al oficio de narrar historias, tuvo considerable influencia en su obra.

lunes, 6 de enero de 2020

María Gainza / “Hay cientos de escritoras mejores que yo”

María Gainza


FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO 
DE GUADALAJARA 2019

María Gainza: “Hay cientos de escritoras mejores que yo”

La escritora argentina, convertida en fenómeno literario internacional, se desmarca de la presión del éxito


Javier Rodríguez Marcos
México, 7 de diciembre de 2019





La escritroa María Gainza en una foto sin datar.
La escritroa María Gainza en una foto sin datar. ROSANA SCHOIJETT

“A quien los dioses quieren destruir primero lo llaman promesa”. Cuando María Gainza deslizó esta frase de Cyril Connolly hacia el final de El nervio óptico no podía imaginar la catarata de elogios que iba a recibir esa obra inclasificable a la que solo por pereza o para no asustar a los lectores miedosos unos llaman novela y otros, autoficción. Es mucho más que eso. Tal vez un género nuevo. O la promesa de un género nuevo. Gainza, nacida en Buenos Aires hace 43 años, matiza por correo electrónico: “Nunca me sentí promesa. Siempre fui un desastre para mi familia y en el colegio una alumna del montón tirando para abajo”.
La aparición de El nervio óptico tampoco parecía llamada a cambiar el juicio familiar. Lo publicó en 2014 una editorial independiente argentina –Mansalva- y su éxito solo traspasó la frontera de Chile, donde lo reeditó otro sello independiente –Laurel-. Tuvo que relanzarlo Anagrama hace dos años para que le llovieran las traducciones, entre ellas la de la editorial Gallimard, donde se publicó con un título que parece un subtítulo: Ma vie en peintures (Mi vida en cuadros). Gainza, que ejerció durante años como crítica de arte, había publicado ya una recopilación de sus escritos periodísticos, pero aquello era otra cosa: una mezcla de narración y reflexión escrita en estado de gracia. Ahora reconoce que el éxito de El nervio óptico le pesó “un poco”. De aquí que buscase una forma de quitarse el peso de encima: escribir rápido un segundo libro para pasar al tercero.

miércoles, 10 de octubre de 2018

El Nobel Pamuk y Portugal, las grandes apuestas de la FIL 2018







Presentación del programa de la FIL 2018, este miércoles en Guadalajara (México).
Presentación del programa de la FIL 2018, este miércoles en Guadalajara (México).


El Nobel Pamuk y Portugal, las grandes apuestas de la FIL este año

Tres premios Nobel serán los invitados de honor de la cita editorial en español más grande del mundo, que tendrá lugar a finales de noviembre en México

MARIÉN KADNER
Guadalajara (México) 3 OCT 2018 - 18:40 COT


En un momento histórico marcado por el auge de las fake news, la crisis de la democracia y el alza del populismo o la aparición del movimiento Me Too, la mayor cita editorial en español –y la segunda más grande del mundo detrás de Frankfurt– será más política que nunca. De la mano de la ciencia y la cultura, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), que se celebrará en México del 24 de noviembre al 2 de diciembre, invita en su 32ª edición a la reflexión sobre la sociedad actual. Para fomentar la excelencia en los debates, tres Nobel serán invitados de honor en el evento: el premio Nobel de Literatura de 2006 Orhan Pamuk, el físico George F. Smoot y el químico Mario Molina.

martes, 5 de diciembre de 2017

Juan Rulfo no se acaba nunca



Juan Rulfo no se acaba nunca

La Feria Internacional de Guadalajara homenajea al autor de 'Pedro Páramo' en su centenario


DAVID MARCIAL PÉREZ
Guadalajara (México) 3 DIC 2017 - 16:08 COT




Los escritores Gonzalo Celorio, Rosa Beltrán, Fernando del Paso y Élmer Mendoza participan durante el homenaje a Juan Rulfo.
Los escritores Gonzalo Celorio, Rosa Beltrán, Fernando del Paso y Élmer Mendoza participan durante el homenaje a Juan Rulfo.  EFE

Fernando del Paso le contó a Francia la muerte de Juan Rulfo. En 1986, desde la emisora de radio con la que colaboraba al salir de la embajada, el diplomático y escritor mexicano leyó una carta de despedida a su paisano y maestro que sonó de nuevo este viernes en el pabellón principal de la Feria del Libro de Guadalajara (FIL) durante el homenaje al autor de Pedro Páramo. “Perdóname Juan si no te escribí nunca, pero como me dijeron que tu nunca respondías las cartas, pues para qué. Y ahora me arrepiento. Yo tuve la culpa, fui yo el que me fui de México. Y no fue ayer sino hace muchos años cuando nos reuníamos cada miércoles en el café, donde pasamos años y felices vidas platicando de libros y fumando como chacuacos”.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Juan Rulfo no se acaba nunca






Los escritores Gonzalo Celorio, Rosa Beltrán, Fernando del Paso y Élmer Mendoza participan durante el homenaje a Juan Rulfo.
Los escritores Gonzalo Celorio, Rosa Beltrán, Fernando del Paso y Élmer Mendoza participan durante el homenaje a Juan Rulfo.  EFE

Juan Rulfo no se acaba nunca

La Feria Internacional de Guadalajara homenajea al autor de 'Pedro Páramo' en su centenario


David Marcial Pérez
Guadalajara, 3 de diciembre de 2017

Fernando del Paso le contó a Francia la muerte de Juan Rulfo. En 1986, desde la emisora de radio con la que colaboraba al salir de la embajada, el diplomático y escritor mexicano leyó una carta de despedida a su paisano y maestro que sonó de nuevo este viernes en el pabellón principal de la Feria del Libro de Guadalajara (FIL) durante el homenaje al autor de Pedro Páramo. “Perdóname Juan si no te escribí nunca, pero como me dijeron que tu nunca respondías las cartas, pues para qué. Y ahora me arrepiento. Yo tuve la culpa, fui yo el que me fui de México. Y no fue ayer sino hace muchos años cuando nos reuníamos cada miércoles en el café, donde pasamos años y felices vidas platicando de libros y fumando como chacuacos”.
Rememorando aquellas tardes, el premio Cervantes rompió el tono solemne con una de sus muletillas irónicas. “Aunque nos vimos muchas veces nunca compartí con Juan ninguna sustancia que pusiera en peligro su integridad como escritor. Éramos solamente cafetomanos y tabacómanos”. Juan Rulfo tendría ahora 100 años. Fernando del Paso tiene 82 y durante este tiempo casi siempre que ha podido se ha encargado de recordar su deuda con al autor jaliciense. Como en 2007, durante la lectura del discurso de recepción del premio FIL, en el mismo salón donde se sentó este miércoles, con su melena blanca y su saco a cuadros. “Aunque ya han pasado 20 años sin escribirte –dijo en aquella ocasión– tengo ya más años de los que tú tenías cuando te fuiste. Aun así, tú serás siempre mi mayor, una figura inalcanzable”.
Borges consideraba Pedro Páramo no solo una de las mejores novelas de la literatura latinoamericana, sino “una de las mejores novelas de la literatura a secas”. García Márquez la leyó dos veces seguidas la misma noche que llegó a sus manos y comparó el impacto con la Metamorfosis de Kafka. Susan Sontag lo definió como uno de los libros más influyentes del siglo XX. La lista de grandes nombres que le han rendido pleitesía continúa con Günter Grass, Elías Canetti, Kenzaburo Oe, Tahar Ben Jelloun o Urs Widmer.

Sobre Rulfo se ha escrito más que sobre ningún otro autor mexicano

“Prácticamente todos los grandes autores mexicanos han escrito sobre Rulfo –señaló Rosa Beltrán, académica y escritora– y muchos de los más importantes del mundo también entendieron muy rápido su importancia”. Ensayos, artículos, entrevistas, valoraciones de carácter filológico, estructuralista, narratológicos, psicoanalítico, anecdótico. Sobre Rulfo y su obra –apenas 300 páginas entre Pedro Páramo y el Llano en llamas– se ha escrito más que sobre cualquier otro autor mexicano.
“¿Por qué?”, se preguntó retóricamente la académica mexicana. “Porque a mas de 50 años de su publicación, la obra rulfiana sigue siendo tan enigmática que entendemos que solo a través de esos trabajos podemos comprenderla realmente”. Y, si como decía Borges, un clásico es un autor cuya obra produce inagotablemente nuevos significados para los lectores, “es previsible que las interpretaciones sigan produciéndose año con año”.
Para Del Paso, la influencia de Rulfo en otras novelas se percibe de forma sutil, porque va más allá del estilo, más allá de lugar común sobre las estampas rurales de sus obras. “Se trata de una actitud particular ante el silencio y la muerte”.
El escritor norteño de novela negra, Elmer Mendoza, explicó por su parte que la figura de Rulfo “es tan grande que nos cobija a todos”, y la comparó también con un tipo de pez voluminoso y escurridizo con el que jugaba de niño en el estanque del rancho de la familia: “nunca pude agarrarlo”.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

FIL 2017 / La ciudad sin atributos

 



La ciudad sin atributos

En la FIL un mexicano puede dar una lección magistral sobre España y viceversa



Javier Rodríguez Marcos
29 de noviembre de 2017


El viernes pasado, un Airbus llamado Vicente Aleixandre salió de Barajas camino de la FIL. Al llegar a México se bajó del avión una cuerda de artistas y escritores entre los que había gente de Buenos Aires, Asturias, Tenerife, Cáceres, Almería y Guanajuato. Pura identidad madrileña. Los periódicos venían llenos de artículos sobre Madrid, todos tan elogiosos que daban ganas de volverse a España. Pese a todo, si te olvidas de la contaminación, tal vez sea eso un lugar civilizado: aquel sin atributos divinos, pero con buena agua del grifo.


En una feria dedicada a Madrid lo previsible sería que los madrileños —signifique eso lo que signifique— hablasen de su pueblo y los mexicanos, del suyo. Por suerte, no siempre pasa, sobre todo cuando no está muy claro quién es de cada sitio. Así, Miguel Sáenz, madrileño de Tánger y mítico traductor de Günter Grass, recordó en un coloquio sobre traducción la historia de Carlos Gerhard. Catalán de origen suizo, Gerhard fue diputado durante la República y comisario político en la abadía de Montserrat durante la guerra, periodo al que dedicó un libro “jaleado cuando critica a los fascistas y despreciado cuando critica a los anarquistas”. Murió en el exilio, en México, en 1974. Once años antes, había publicado una “admirable” traducción de El tambor de hojalata en la editorial Joaquín Mortiz, fundada por otro exiliado, Joaquín Díez-Canedo, que bautizó su sello con el pseudónimo que él mismo usaba para despistar a la policía franquista en las cartas que enviaba a su madre. El propio Grass viajó a Ciudad de México en 1964 para presentar la novela junto a Max Aub.


Pocas horas después de que Miguel Sáenz dictara su lección sobre traductores mexicanos (Alfonso Reyes, Octavio Paz, Liliana Valenzuela), el mexicano Julián Herbert dictó la suya sobre poesía española en la presentación de Sombras di-versas (Vaso Roto), una antología de 17 poetas nacidas entre 1970 y 1991 seleccionadas por Amalia Iglesias.


Sentada junto a Herbert, Luna Miguel leyó versos suyos y de otras antologadas como Miriam Reyes, Ana Gorría o Elena Medel. Acostumbrado a las masas que mueve la novela en la FIL, el autor de Canción de tumba, que empezó su carrera publicando poesía, agradeció con una rara mezcla de ironía y emoción, la escasa presencia público. “Me alegra comprobar”, dijo, “que seguimos siendo pocos pero sectarios”.











Javier Rodríguez Marcos

Es coordinador de la información literaria en 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.


EL PAÍS





lunes, 27 de noviembre de 2017

Enrique Vila-Matas / El antiguo arte de la fiesta


Juan Rulfo
Poster de T.A.


El antiguo arte de la fiesta

Premio FIL 2015, el autor revisa la historia del que sintió como el “más atractivo” galardón en lengua española, al que con los años ha visto algunas sombras



ENRIQUE VILA-MATAS
27 NOV 2017 - 04:16 COT




El escritor Enrique Vila-Matas, en la Feria del Libro de Guadalajara en 2015.Ampliar foto
El escritor Enrique Vila-Matas, en la Feria del Libro de Guadalajara en 2015. SAÚL RUIZ

La prehistoria del Rulfo (que otros llaman Premio FIL y este año se otorga, con buen criterio, a Emmanuel Carrère) se inició para mí una tarde de noviembre de 1992, en la Ciudad de México, cuando subí a un viejo tren con la idea de viajar toda la noche y encontrarme a la mañana en la luz, la calma de una ciudad extrema, Guadalajara. Pero la noche se volvió traidora y el lento viaje acabó siendo lunático, desordenado, alcohólico. El mismo tren tenía un punto chiflado: parecía componerse de un número indefinido, y tal vez infinito, de historias llenas de galerías hexagonales, de relatos cercados por barandas bajísimas que permitían ver lo agolpados que iban allí los 30 escritores de las más diversas nacionalidades que se habían enrolado también en aquel lento viaje al oeste. En aquellas condiciones, no hubo quien pegara ojo en todo el trayecto, por lo que llegamos a primera hora de la mañana, deshechos de fatiga, a la lejana Guadalajara, donde nos dijeron que, sin pasar por el hotel, iban a llevarnos directamente a la inau­guración oficial de la FIL. Algunos nos enteramos entonces de que allí se celebraba una Feria del Libro y también de que habían dado el Premio Internacional Juan Rulfo a Juan José Arreola, el escritor de Zapotlán el Grande.
Todo en aquellos días de México me parecía festivo y nuevo, lo que no dejaba de ser perfecto, aunque hoy veo que me faltaba saber que no hay nada tan eternamente nuevo como lo eternamente viejo. A Arreola, que era de Jalisco como Rulfo y del que al principio sólo sabía que era autor de un celebrado Confabulario, le vi siempre de lejos, paseando enfundado en una imponente capa negra que me hizo ver de pronto lo anchos que podían quedarme los trajes y otros lujos de Zapotlán el Grande. Quizás por esto, el Premio Juan Rulfo empezó siendo para mí una capa negra y durante un tiempo lo asocié a aquella regia estampa inicial, inalcanzable, a la figura inquietante de Arreola, y también al feliz descubrimiento de su prosa en un folleto de la Feria: “Yo, señores, soy de Zapotlán el Grande. Un pueblo que de tan grande nos lo hicieron Ciudad Guzmán hace cien años. Pero nosotros seguimos siendo tan pueblo que todavía le decimos Zapotlán. Es un valle redondo de maíz, un circo de montañas sin más adorno que su buen temperamento, un cielo azul y una laguna que viene y se va como un delgado sueño”.
Cuando volví cuatro años después, el Rulfo había ido a parar a Augusto Monterroso, y dos años antes, a Julio Ramón Ribeyro. Y aquel premio, que había inaugurado Nicanor Parra en 1991, había pasado ya a ser, por su valiente palmarés —en 1997 iba a ganarlo Juan Marsé—, el más atractivo y también menos acartonado y vivo de la lengua española, quizás porque se otorgaba a escritores que no componían el clásico perfil momificado de “gran autor importante sin interés” que con cierta frecuencia parecía requerir el Cervantes.


El reconocimiento se otorgaba a escritores que no componían el clásico perfil momificado que, a veces, parecía requerir el Cervantes

Si el Rulfo había sido para mí una capa negra de Zapotlán, en el año de Monterroso pasó a ser una feliz y brevísima pausa en un baile interminable. Porque aquella edición de la Feria fue una sucesión incesante de celebraciones, todas de final borroso porque iban más allá del amanecer, como si rindieran homenaje a la idea del movimiento perpetuo, de la que Monterroso era el rey. En unas circunstancias como aquellas en las que se rendía culto continuo al antiguo arte de la fiesta —un culto que, aunque allí se trabaje mucho, es la pura esencia de la Feria—, uno podía esperarlo todo, y esto llegó cuando Monterroso nos resumió su estilo literario valiéndose de un solo gesto, de una especie de puesta en escena de un cuento de una sola frase: se detuvo en seco en medio de un baile y utilizó la brevísima pausa para citarnos un palíndromo de Arreola: “Etna da luz a Dante”.
Después de haber vivido aquel momento, ya ni me extrañó que García Márquez recomendara leer a Monterroso “manos arriba, pues su peligrosidad se funda en la sabiduría solapada y la belleza mortífera de la falta de seriedad”. Fue en aquella misma FIL de 1996 donde traté de comprobar si era cierto el rumor, propagado por Octavio Paz, de que los mexicanos conservan intacto el antiguo arte de la fiesta, aunque tienen una manera muy curiosa de divertirse: no se divierten. No logré comprobarlo del todo, ni tampoco en mi siguiente visita, en 1999, cuando Sergio Pitol recibió el Rulfo y volví a viajar a aquella ciudad tan remota y al mismo tiempo extrañamente familiar. De aquella nueva edición del premio recuerdo la diversión de nuevo sempiterna y frenética, sin sombras, y especialmente el momento en que Sergio Pitol, en una sala completamente repleta, en una intervención memorable, terminó dando las gracias al público “por su ausencia”.
Sólo al año siguiente entreví las primeras sombras. Algunos incidentes —­quienes sienten pasión por un país extranjero terminan por conocer el horror insoportable de encontrar a un compatriota en el país adorado— me parecieron señales de que los tiempos estaban cambiando y empezaba a despuntar ya —como si fuera Monterroso quien diera la fiesta y el final se anunciara borroso— un segundo capítulo de la memoria del premio; una etapa en la que ya nada sería tan nuevo y bailable como en los buenos tiempos y requeriría además entrar en otra historia que, por supuesto, estaba ahí, pero estaba por ver.