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Marc Behm |
Marc Behm
El deseo y la perversión
La fascinación con la narrativa de Marc Behm, autor de The Eye of the Beholder, aflora y desaparece por temporadas. Pero siempre habrá algún adepto que resucita su prosa
13 de marzo de 2018
No existe una traducción literal al español de The Eye of the Beholder. Una posible versión es: “Todo depende del color del cristal con que se mira”. Por ejemplo la frase: “Depending on the eye of the beholder, a bath of hot water may be half-full or half-empty” se traduce como “Según el color del cristal con que se mire, una bañera de agua caliente puede estar medio llena o medio vacía”.
El problema es que algo se pierde de la versión en inglés. Pues Eye, ojo, significa también detective, a raíz de la famosa agencia Pinkerton, que antes de consagrar sus energías a la tarea de investigar adúlteros por encargo de sus cónyuges, además de una variada gama de malhechores, fue contratada por empresarios y se concentró en la cacería de sindicalistas y “rojos”. El logo de Pinkerton era justamente un ojo avizor, acompañado del lema: “We never sleep,” nunca dormimos.
Desde el título, The Eye of the Beholder, la obra maestra del novelista norteamericano Marc Behm, sumerge al lector en una trama que no tiene antecedentes ni consecuentes en la narrativa estadounidense … a excepción de otra novela del mismo autor: Afraid to Death, que es una imagen especular de The Eye of the Beholder.