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martes, 22 de noviembre de 2022

Buenos tiempos para lo paranormal

 

La escritora argentina Samanta Schweblin.
Samanta Schweblin.B. P.


Buenos tiempos para lo paranormal

De Enriquez a Schweblin, una nueva generación de escritoras introduce el fantástico en novelas que trascienden a la narrativa de nicho


Laura Fernández
Barcelona, 15 de febrero de 2020

La literatura se está poblando de monstruos. Ya no es solo que la pesadilla aceche al lector desde el bastión del género, sino que la llamada literatura seria está virando hacia lo siniestro. Tal vez en un intento de reflejar la incertidumbre del momento o el agorero y cada vez más inexplicable presente, o tal vez, simplemente, en una inevitable expansión narrativa de creadores que crecieron libres de prejuicios. Desde Distancia de rescate de Samanta Schweblin, aún en plena conquista del mundo, hasta el último Premio Herralde, el gótico romántico Nuestra parte de noche, de Mariana Enriquez, pasando por los cuentos entre lo social y lo sentimentalmente macabros de Anna Starobinets o Carmen Maria Machado, el vampirismo venezolano de Michelle Roche Rodríguez, o la realidad deformada por lo extraño de Cristina Sánchez-Andrade y lo último de Elvira Navarro, buena parte de lo que se publica está impregnado de un lado oscuro que hace pensar que estos son buenos tiempos para lo paranormal.

martes, 7 de julio de 2020

Elvira Navarro / Madrid, pasado presente

La Casa de Campo de Madrid, desde el teléférico que une el parque con el Paseo del pintor Rosales.
La Casa de Campo de Madrid, desde el teléférico que une el parque con el Paseo del pintor Rosales. foto de ÁLVARO GARCÍA

PASEOS LITERARIOS 

Pasear sin rumbo fijo es un ejercicio que durante siete semanas ha estado prohibido. Autores como H. D. Thoreau, Walter Benjamin, Guy Debord o Rebecca Solnit sostienen que es una forma de pensar.

Madrid, pasado presente 

Elvira Navarro
1 de mayo de 2020



En el siglo XIX corría la leyenda de que al Cerro Garabitas acudían las almas de los muertos antes de abandonar este mundo. Peregrinar hasta Garabitas es una excursión habitual cuando se va en teleférico a la Casa de Campo. Por aquellos lares pervive con fuerza el pasado, como si el tiempo se hubiera detenido. Una ciudad contiene su historia a menudo de forma laberíntica, y puedes encallarte en una memoria que no es tuya, pero que te construye.