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martes, 5 de marzo de 2024

La saga de los escritores boxeadores

 

Ernest Hemingway


La saga de los escritores boxeadores


La literatura es boxeo. En la teoría de José Luis Alvite, literatura y boxeo solo son dos maneras distintas de escupir. No se trata, en el fondo, más que de un combate en situaciones adversas, en el que intentas mandar a la lona a tu rival y este te devuelve los golpes. Nunca reculas, boxeas con la cara. Porque la cara, o tu estilo, siempre revelan lo que eres. Esta es una verdad que no necesita demostración. La certidumbre de que la literatura es boxeo se impone con tanta fuerza que no solo ha permitido convertir el boxeo en un material literario de primera, con el que han experimentado los autores más grandes, sino que ha dado pie a la saga de los escritores boxeadores. No se trata de una tribu menor. Podría competir con cualquier otra saga, si exceptuamos tal vez la de los escritores suicidas y la de los alcohólicos. Probablemente, nadie lo vio tan claro como Budd Schulberg, que advirtió desde joven que escribir es proyectar golpes en la oscuridad que vienen de vuelta. Si acaso Rocky Marciano, que en los años en que su carrera ya declinaba, le propuso a Schulberg crear la organización «Fighthers and Writers». Nunca se materializó, pero la idea evidenciaba la afinidad entre púgiles y literatos.

sábado, 6 de enero de 2024

Juan Tallón / Mientras haya bares

Marguerite Duras
Marguerite Duras

Mientras haya bares…


Juan Tallón
16 de mayo de 2013

Cuando todo te parece una mierda, y a lo mejor lo es, o no hallas refugio contra tus fantasmas, o cuando en casa hay demasiado ruido, incluso demasiado silencio, pero necesitas seguir escribiendo, siempre te queda el bar. De hecho, mientras haya infierno y bares cerca, hay esperanza. Nada está bastante perdido si todavía puedes dar un portazo, irte de casa y bajar al café. Claudio Magris es uno de esos escritores que no puede trabajar en casa, donde te acechan la familia y los objetos cotidianos. El bar es el sitio, sostiene, «donde la soledad se verifica en medio de los demás». Se trata de un espacio en el que «no se enseña nada, pero se aprende la sociabilidad y el desencanto». El novelista italiano acude a escribir casi siempre al Café San Marcos, en Trieste. Está acostumbrado a su torbellino, donde nada lo molesta. En Microcosmos, uno de sus más interesantes libros, rinde homenaje a los cafés. Joya del art nouveau, se trata del mismo local en el que Italo Svevo solía empezar sus mañanas, con la segunda caja de cigarrillos del día a medio fumar. No demasiado lejos de allí, en el Café Stella Polare, Svevo recibía clases de inglés de James Joyce, que también a menudo escribía en bares.

domingo, 10 de diciembre de 2023

Obituarios / ¿Quién ha muerto hoy?

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Londres, 1948. Fotografía: Cordon Press.

¿Quién ha muerto hoy?


Juan Tallón
24 de diciembre de 2019


«Nunca me propuse escribir obituarios», dijo en junio de 2018 Margalit Fox, autora de más de mil cuatrocientos obituarios para The New York Times, el día que anunciaba que dejaba de escribirlos para dedicarse a la literatura. «No ha nacido el niño que llega a casa de la escuela primaria y dice: “Cuando sea grande quiero ser… escritor de obituarios”». En su caso, Fox acabó escribiendo cientos de ellos —muy a menudo por adelantado— como resultado de quedar un puesto vacante. El departamento era considerado una especie de Siberia, a la que «te enviaban si querían castigarte, pero no tenían razones suficientes para despedirte», explicaba. Y, sin embargo, ella siempre sospechó que obituarios era «la mejor sección del periodismo», por la razón de que «seguías los temas desde la cuna hasta la tumba», y eso los volvía el género más narrativo de cualquier diario.

jueves, 28 de octubre de 2021

Las diez mejores novelas eróticas



Las diez mejores novelas eróticas

Sade no ha sido el único en convertir la sensualidad en su protagonista. Junto a su «Juliette» destacan títulos «habituales» –«El amante de Lady Chatterley», «Ada o el ardor»– y otros menos conocidos, como «El erudito de las carcajadas»

Andrés Ibáñez
1 de diciembre de 2014

El amante es una obra autobiográfica que rememora una aventura erótica de la autora, cuando tenía quince años y vivía en Indochina, con un hombre chino culto, refinado y adinerado. Ambos se encuentran en el transbordador que cruza el río Mekong, cuando ella lleva un vestido de seda casi transparente y él la observa desde su lujoso coche europeo. Enseguida la niña descubre que puede hacer lo que quiera con su amante, que jamás le querrá, que le hará sufrir, y se lo dice; él llora y responde que ya lo sabía. Pero son también maravillosas las páginas en las que la autora describe su atracción por una compañera del pensionado donde ambas viven, la bella Hélène Lagonelle, cuyos senos son imposibles de olvidar.

miércoles, 21 de abril de 2021

Hemingway / Ahora que me acuesto


Ernest Hemingway
Ahora me acuesto



Aquella noche estábamos acostado en el suelo de la habitación y se oía comer a los gusanos de seda. Los gusanos de seda se alimentan con hojas de morera y puede oírseles toda la noche, comer y hacer ruidos con ellas. Yo no quería dormir porque vivía hacía mucho tiempo sabiendo que, si cerraba los ojos alguna vez en la oscuridad y me dejaba llevar, mi alma saldría de su cuerpo. Había estado así durante mucho tiempo desde que una vez estallé en la noche y la sentí separarse y alejarse de mí, y luego volver.  Trataba de no pensar en ello, pero por la noche empezaba a sentirlo en el momento en que me iba a dormir y sólo podía detenerlo haciendo un gran esfuerzo. Y aunque ahora estoy bastante seguro de que no puede haberse separado de mí, aquel verano no estaba dispuesto a correr el riesgo de hacer el experimento.

Hemingway / Una carrera de persecución

 



Ernest Hemingway

Biografía

Una carrera de persecución 


A Pursuit Race by Hemingway

      William Campbell mantenía una carrera de persecución con un espectáculo de variedades desde Pittsburgh. En una carrera de persecución, en las carreras de bicicletas, los corredores salen a intervalos iguales uno tras otro. Corren muy deprisa porque generalmente la carrera se limita a una distancia breve, y si pierden velocidad otro corredor que vaya detrás y mantenga el ritmo acabará cogiéndolos. En cuanto un corredor es adelantado queda fuera de la carrera y debe bajarse de la bicicleta y salir de la pista. Si ninguno de los corredores es atrapado, el ganador de la carrera es el que se ha acercado más al otro. En la mayor parte de las carreras de persecución, si hay solo dos corredores, uno de los dos es adelantado al cabo de diez kilómetros. El espectáculo de variedades pilló a William Campbell en Kansas City.

Hemingway / Un cuento trivial

 

Ernest Hemingway

Biografía

Un cuento trivial



      De modo que comió la naranja lentamente, escupiendo las semillas. Afuera, la nieve se transformaba en lluvia. Dentro, la estufa eléctrica parecía no dar calor y levantándose de su escritorio, se sentó al lado de ella. ¡Qué bien se estaba! ¡Esto era vivir!

Hemingway / Hoy es viernes

 


Ernest Hemingway
Hoy es viernes


Today is Friday by Hemingway


    Tres soldados romanos se hallan en una taberna a las once de la noche. Hay toneles en torno a la pared. Tras la barra de madera hay un tabernero hebreo. Los tres soldados romanos están un poco trompas:

      SOLDADO PRIMERO: ¿Has probado el tinto?
       SOLDADO SEGUNDO: No, no lo he probado.
       SOLDADO TERCERO: Pues más vale que lo pruebes.
       SOLDADO SEGUNDO:Muy bien, George, tomaremos una ronda de tinto.

martes, 20 de abril de 2021

Hemingway / Un idilio alpino



Ernest Hemingway

Biografía

Un idilio alpino 

An Alpine Idyll by Hemingway

      Incluso a primera hora te acalorabas cuando bajabas al valle. El sol derretía la nieve de los esquís que cargábamos y secaba la madera. Era primavera en el valle, pero el sol calentaba mucho. Íbamos por la carretera de Galtur cargando nuestros esquís y nuestras mochilas. Cuando pasamos junto a la iglesia, acababa de terminar un funeral. Le dije: Grüss Gott al sacerdote cuando pasó a nuestro lado saliendo del cementerio. El sacerdote nos saludó inclinando la cabeza.

Hemingway / Una simple pregunta

 


Ernest Hemingway

Biografía

Una simple pregunta




      Fuera, la nieve estaba más alta que la ventana. La luz del sol se filtraba por el cristal y daba en un mapa clavado a la pared de pino de la cabaña. El sol estaba alto y la luz entraba por encima de la capa de nieve. A lo largo del lado abierto de la cabaña habían cavado una trinchera, y el sol, en días claros, daba en la pared y reflejaba el calor en la nieve, ensanchando la trinchera. Era finales de marzo. El comandante estaba sentado a una mesa apoyada contra la pared. Su asistente estaba sentado a otra mesa.

Hemingway / Diez indios

 


Ernest Hemingway

Biografía

Diez indios 



      Después de un Cuatro de Julio, Nick, que volvía a casa ya tarde en la gran carreta de Joe Garner tras haber estado en el pueblo, vio a nueve indios borrachos junto a la carretera. Se acordaba de que eran nueve porque Joe Garner, que era el que conducía a la luz del crepúsculo, paró los caballos, saltó a la carretera y sacó a un indio a rastras de la rodada. El indio estaba dormido, boca abajo en la arena. Joe lo arrastró hasta los matorrales y regresó a la carreta.

lunes, 12 de abril de 2021

Hemingway / Che ti dice la patria?

 


Ernest Hemingway

Biografía

Che ti dice la patria?



      El camino del paso era firme y liso, y todavía no estaba polvoriento a primeras horas de la mañana. Debajo se hallaban las colinas con sus robles y castaños, y más lejos, el mar. Al otro lado se elevaban las montañas nevadas.
       Bajamos del paso a través de una región boscosa. Al lado del camino había pilas de bolsas de carbón y, por entre los arboles, veíamos los braseros de carbón ardiendo en las cabañas. Era domingo. El camino subía y bajaba, pero siempre descendiendo de la altura del paso, y seguía a través de bosques achaparrados y pequeñas aldeas.
       En las afueras de los pueblos había campos de viñedos, eran de color pardo y las viñas toscas y gruesas. Las casas giran blancas y, en las calles, los hombres, con ropas de fiesta, jugaban a los bolos. Los perales habían sido pulverizados y las paredes de las casas estaban manchadas con el metálico azul verdoso del vapor de los pulverizadores. Había pequeños claros alrededor de las aldeas, donde crecían las viñas, y luego los bosques.

Hemingway / El invicto

 

Ernest Hemingway

Biografía

El invicto 


The Undefeated by Hemingway

      Manuel García subió por la escalera hasta la oficina de don Miguel Retana. Dejó la maleta en el suelo y llamó a la puerta, sin que nadie respondiera. A pesar de ello se dio cuenta de que había alguien en la habitación, como si hubiese visto a través de la puerta.
       —Retana —dijo, y prestó atención.
       No contestó nadie.
       “Sin embargo, está ahí dentro”, pensó Manuel.

domingo, 11 de abril de 2021

Hemingway / Homenaje a Suiza

 



Ernest Hemingway
Homenaje a Suiza


Homage to Switzerland by Hemingway

PRIMERA PARTE
Retrato del señor Wheeler en Montreux


      El café de la estación era cálido y luminoso. La madera de las mesas relucía de tan restregada y había cestos de galletitas saladas en bolsas de papel glaseado. Las sillas eran labradas, pero los asientos estaban gastados y eran cómodos. Había un reloj de madera labrada en la pared y una barra en la otra punta del local. Fuera nevaba.

Hemingway / En el muelle de Esmirna

 




Ernest Hemingway

Biografía

En el muelle de Esmirna

On the Quai at Smyrna by Hemingway

      Lo extraño era, dijo, el modo en que gritaban todas las noches a la medianoche. No sé por qué gritaban a esa hora. Estábamos en el puerto y ellos en el muelle y a la medianoche comenzaban a gritar. Solíamos echarles encima la luz del reflector para calmarlos. Nunca fallaba. Les pasábamos el reflector por encima dos o tres veces y dejaban de hacerlo. En una ocasión fui el oficial de turno en el muelle, y un oficial turco se me acercó bufando de rabia porque uno de nuestros marinos había estado de lo más insultante con él. Por tanto le dije que enviaríamos al tipo al barco y lo castigaríamos muy severamente. Le pedí que me lo señalara. Entonces señaló a un ayudante de artillero, un chico de lo más inofensivo. Dijo que había estado de lo más escandalosa y repetidamente insultante; me hablaba por medio de un intérprete. No podía yo imaginar cómo aquel ayudante de artillero sabía turco suficiente para mostrarse insultante. Lo llamé y dije “esto por si hablaste con alguno de los oficiales turcos”.

sábado, 10 de abril de 2021

Hemingway / El río de los dos corazones II

Ilustración de Rodez


Ernest Hemingway
El río de los dos corazones

“Big Two-Hearted River”


II


      Cuando se despertó ya había salido el sol y la tienda empezaba a calentarse. Nick se arrastró bajo el mosquitero desplegado de la entrada y al tocar la hierba advirtió que estaba mojada. Llevaba el pantalón y los zapatos en las manos. Vio el sol que se asomaba sobre la colina, la pradera, el río y los abedules del pantano de la otra orilla.

Hemingway / A través de los campos nevados


Ernest Hemingway

Biografía

A través de los campos nevados

Cross Country Snow by Hemingway


      El funicular se detuvo después de recorrer otro trecho. No podía seguir más allá, ya que la nieve estaba amontonada sólidamente entre los rieles. El vendaval barría la superficie abierta de la montaña, dejando cierto espesor de nieve. Nick, que estaba encerando sus esquíes en el vagón de equipaje, puso las botas en las puntas de hierro y cerró fuertemente la abrazadera. Luego saltó a un lado del furgón, se volvió repentinamente y empezó a deslizarse por la pendiente con mucha rapidez, agachándose y arrastrando sus esquíes.

viernes, 9 de abril de 2021

Hemingway / El señor y la señora Elliot

Ernest Hemingway

Biografía

El señor y la señora Elliot

Mr. and Mrs. Elliot by Hemingway


      El señor y la señora Elliot hicieron todo lo posible para tener un hijo. Lo intentaron tan a menudo como la señora Elliot podía soportarlo. Lo intentaron en Boston luego de casarse y lo intentaron en el buque en que volvieron. No lo intentaron muchas veces porque la señora Elliot se mareaba seguido. Ella se enfermaba, y cuando se enfermaba lo hacía como suele suceder cuando las mujeres sureñas se enferman. Es decir, las mujeres del Sur de los Estados Unidos. Como todas las mujeres sureñas, la señora Elliot se descomponía rápidamente bajo los efectos del mareo, o cuando viajaba de noche o demasiado temprano a la mañana. Muchos pasajeros la tomaban por la madre de Elliot. Otras personas que sabían que estaban casados creían que iba a tener un bebé. En realidad, tenía cuarenta años. Sus años se precipitaron de repente cuando ella empezó a viajar.

Hemingway / El revolucionario

 

Ernest Hemingway

Biografía

El revolucionario




      En 1919 viajaba por los ferrocarriles de Italia. En los cuarteles generales del partido le entregaron un trozo de hule escrito con lápiz indeleble en donde se decía que se trataba de un camarada que en Budapest había sido muy perseguido y castigado por los reaccionarios, y al mismo tiempo se pedía a los camaradas que lo ayudasen en cualquier forma. Lo usaba en vez de billete. Era muy tímido y muy joven y los guardafrenos lo pasaban de una línea a otra. Como no tenía dinero, le daban de comer detrás del mostrador de los restaurantes de las estaciones.

Hemingway / El regreso del soldado

 

Malcolm Liepke


Ernest Hemingway

Biografía

El regreso del soldado



      Antes de ir a la guerra, Krebs estuvo en un colegio metodista de Kansas. En una fotografía aparece con los miembros de la fraternidad y todos tienen exactamente el mismo cuello alto característico. Se alistó en la marina en 1917 y regresó a los Estados Unidos cuando lo hizo la segunda división del Rin, en el verano de 1919.