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viernes, 20 de octubre de 2023

Marcel Schwob, autor del Quijote

 

Marcel Schwob


Marcel Schwob, autor del Quijote

En la década del cincuenta el llamado giro lingüístico se viralizó como un cambio paradigmático en las humanidades, dando importancia al estudio del lenguaje y los discursos de las ciencias en sí mismos, resignificándolos como algo más que un mero vehículo de teorías y un condicionante tanto de la epistemología como de la historia y demás ciencias sociales. A fines del siglo XIX, un inquieto escritor francés ejecutaba en su obra culmen, Vidas imaginarias (1896), una vital renovación de la concepción del lenguaje literario. Una actualización de la tensión entre la verosimilitud y la veracidad que cuestionaba el predominio de la estética naturalista y costumbrista en la narrativa realista francesa decimonónica. Y lo hizo mucho antes de que el dispositivo teórico del estructuralismo y el posestructuralismo, impulsado por el giro lingüístico, asomara en el horizonte intelectual del siglo XX y creara las condiciones para pensar tal cambio en la mímesis literaria contemporánea.

viernes, 6 de octubre de 2023

Marcel Schwob / Robert Louis Stevenson

Marcel Schwob  

BIOGRAFÍA



 «Robert Louis Stevenson»

Recuerdo claramente la suerte de sobresalto de la imaginación que me produjo el primer libro de Stevenson que leía. Era La isla del tesoro. Lo llevaba conmigo para leerlo durante un largo viaje por el Mediodía. Comencé mi lectura bajo la luz temblorosa de una lámpara de ferrocarril. Las ventanillas del vagón se teñían ya del rojo de la aurora meridional cuando desperté de la ensoñación de mi libro, como Jim Hawkins ante los graznidos del loro: “Pieces of eight! Pieces of eight[32]!”. Tenía ante mis ojos a John Silver, “with a face as big as a ham-his eye a mere pinpoint in his big face, but gleaming like a crumb of glass[33]”. Podía ver la cara azul de Flint, gruñendo, ebrio de ron, en Savannah, en un día caluroso, con la ventana abierta; la pequeña moneda redonda de papel, recortada de una Biblia, ennegrecida por la ceniza, en la palma de la mano de Long John; la cara color cera del hombre a quien le faltaban dos dedos; el mechón de pelo amarillento flotando al viento marino sobre el cráneo de Allardyce. Oía los dos jadeos de Silver enterrando su cuchillo en la espalda de la primera víctima, y el canto vibrante del acero de Israel Hands clavando al mástil el hombro del pequeño Jim, y el tintineo de las cadenas de los ahorcados en Execution Dock, y la voz aguda, alta, temblorosa, etérea y dulce elevándose sobre los árboles de la isla cantando en un lamento: “Darby M’Graw! Darby M’Graw!”.

Marcel Schwob / Vidas imaginarias / Reseña

 

Marcel Schwob
VIDAS IMAGINARIAS

J MARINO
30 de junio de 2012

              El Petronio de Marcel Schwob es sensual a pesar de su fealdad tuerta, críptico como un jeroglífico, sobrio a la vez. Nació en tiempos de faranduleros que vestían ropas verdes, tal vez en las largas migraciones del teatro del hambre, con los ojos enrojecidos de curiosidad, cargando la miseria y transformándola en luz extravagante, como si avecinara la edad media en esa época temprana del hombre, a punto de extinguirse por la corrupción y la inhumanidad aquel esplendor heredado de los griegos y extendido en Roma, un mundo muerto que no reviviría en las letras hasta el exilio de Dante siglos después, que no resurgiría finalmente hasta el Renacimiento, aunque la vida fuera siempre vida y nunca deje de serlo. Petronio vio con los ojos nublados de cansancio el eco de esos animales monstruosos, la voz engolada de los enanos, la suave cadencia de las bailarinas, el eco de los músicos que parecían recoger la luz, el fuego y el color de la existencia sin rumbo en la armonía hecha de diapasón, silencio y nota, hijos de los que nada pueden perder y anhelan alcanzarlo todo con el espíritu, aunque sea espíritu de supervivencia, de festiva iluminación.

 

viernes, 22 de septiembre de 2023

Marcel Schwob / Prólogo




Marcel Schwob
VIDAS IMAGINARIAS
PRÓLOGO
Versión de Eduardo Paz Leston


En lo que respecta a los individuos, la ciencia histórica nos llena de incertidumbre. Sólo nos revela aquellos puntos por los cuales estaban vinculados a las acciones generales. Nos dice que el día de Waterloo Napoleón estaba enfermo, que la excesiva actividad intelectual de Newton hay que atribuirla a su temperamento, que Alejandro estaba ebrio cuando mató a Clitos y que la fístula de Luis XIV pudo ser la causa de algunas de sus resoluciones. Pascal reflexiona sobre lo que hubiera pasado si la nariz de Cleopatra hubiese sido más corta, o sobre un grano de arena en la uretra de Cromwell. Todos esos hechos individuales valen solamente porque han modificado los acontecimientos o porque hubieran podido alterar la serie. Son causas reales o posibles; pertenecen al dominio de los eruditos.

Marcel Schwob / William Phips

William Phips

Marcel Schwob
William Phips
Pescador de tesoros


William Phips nació en 1651 cerca de la desembocadura del río Kennebec, entre los bosques fluviales donde los constructores de barcos se proveían de madera. En una pobre aldea del Maine soñó, por primera vez, con un destino aventurado al contemplar el desbaste de las planchas marinas. El incierto fulgor del océano que azota Nueva Inglaterra le reveló los destellos del oro sumergido y de la plata enterrada bajo la arena. Creyó en la riqueza del mar y deseó obtenerla. Aprendió a construir barcos, alcanzó una pequeña posición y se fue a Boston. Su fe era tan grande que repetía: "Algún día, seré capitán de un navío del Rey y tendré una linda casa de ladrillos en Boston, en la Avenida Verde".

Marcel Schwob / Nicolás Loyseur

Nicolás Loyseur
Ilustración de George Barbier

Marcel Schwob
Nicolás Loyseur
Juez





Nació el día de la Asunción, y fue devoto de la Virgen. Tenía la costumbre de invocarla en todas las circunstancias de su vida y no podía oír su nombre sin que sus ojos se llenaran de lágrimas. Después de terminar sus estudios en un pequeño desván de la calle Saint-Jacques bajo la férula de un clérigo flaco y en compañía de tres niños que mascullaban el Donado y los salmos de la Penitencia, aprendió penosamente la Lógica de Okam. De esa manera pronto llegó a ser bachiller y maestro en artes. Las venerables personas que lo instruían notaron en él una gran dulzura y una unción encantadora. De sus labios gruesos se deslizaban palabras de adoración. En cuanto obtuvo su bachillerato de teología, la Iglesia puso sus ojos en él. Ofició primeramente en la diócesis del obispo de Beauvais que advirtió sus cualidades y se sirvió de él para avisarles a los ingleses que sitiaban Chartres sobre diversos movimientos de las tropas francesas. Alrededor de los treinta y cinco años, lo nombraron canónigo de la catedral de Ruan. Allí fue buen amigo de Jean Brumot, canónigo y chantre, con el cual salmodiaba bellas letanías en honor de María.

Marcel Schwob / Walter Kennedy

Walter Kennedy
Ilustración de George Barbier


Marcel Schwob
WALTER KENNEDY
Pirata analfabeto


El capitán Kennedy era irlandés y no sabia leer ni escribir. Alcanzó el grado de teniente, bajo el gran Roberts, por el talento que tenía para torturar. Dominaba perfectamente el arte de retorcer una mecha alrededor de la frente de un prisionero hasta hacerle saltar los ojos, o de acariciarle el rostro con hojas de palmera encendidas. Su reputación quedó consagrada gracias al Juicio que, a bordo del Corsario, se celebró contra Darby Mullin, sospechoso de traición. Los jueces se sentaron apoyados en la bitácora del timonel, delante de un gran tazón de ponche, con pipas y tabaco; luego comenzó el proceso. Iban a votar la sentencia, cuando uno de los jueces propuso fumar otra pipa antes de deliberar. Entonces Kennedy se puso de pie, se sacó la pipa de la boca, escupió y habló en estos términos:

jueves, 21 de septiembre de 2023

Marcel Schwob / Gabriel Spenser

 

Gabriel Spenser
Ilustración de George Barbier


Marcel Schwob
GABRIEL SPENSER
Actor  


Su madre fue una muchacha, llamada Flum, que tenía un saloncito de planta baja al fondo de Rottenrow, en Pickedhatch. Un capitán, con los dedos cargados de alhajas de cobre y dos galanes que vestían jubones amplios, iban a verla después de cenar.

Marcel Schwob / Sufrah

 

Ilustraciones de George Barbier




Marcel Schwob
SUFRAH
Geomántico



La historia de Aladino cuenta por error que el mago africano fue envenenado en su palacio y que se arrojó su cuerpo ennegrecido y cuarteado por la fuerza de la droga a los perros y a los gatos; es verdad que su hermano fue decepcionado por esa apariencia y se hizo apuñalar después de haberse cubierto con la vestimenta de la santa Fátima; también es cierto, sin embargo, que el mogrebí Sufrah (pues era este el nombre del mago) sólo se durmió debido a la omnipotencia del narcótico, y escapó por una de las veinticuatro ventanas del gran salón mientras Aladino besaba tiernamente a la princesa.

miércoles, 20 de septiembre de 2023

Marcel Schwob / Cecco Angiolieri





Marcel Schwob
CECCO ANGIOLIERI
Poeta rencoroso


CeccoAngiolieri nació rencoroso en Siena, el mismo día que Dante Alighieri en Florencia. Su padre, enriquecido en el comercio de las lanas, era proclive al imperio. Ya en su infancia Ceceo sintió celos de los grandes, los despreció y masculló oraciones. Muchos nobles no querían someterse más al Papa. No obstante, los gibelinos habían cedido. Pero entre los mismos güelfos había los Blancos y los Negros. Los Blancos no repudiaban la intervención imperial. Los Negros permanecían fieles a la Iglesia, a Roma, a la Santa Sede. A Ceceo lo hizo Negro el instinto, quizás porque su padre era Blanco. 

Marcel Schwob / El mayor Stede Bonnet

 

Ilustración de George Barbier


Marcel Schowb
El mayor Stede Bonnet
Pirata por humor

Traducción Marta Salis

Major Stede-Bonnet by Marcel Schwob

El mayor Stede Bonnet era un militar retirado que vivía en sus plantaciones de la isla de barbados hacia 1715. Sus campos de caña de azúcar y de café le reportaban buenas ganancias, y disfrutaba fumando el tabaco que él mismo cultivaba. Había estado casado, pero su matrimonio no había sido feliz, y decían que su mujer lo había trastornado. En efecto, sus excentricidades no empezaron hasta que cumplió los cuarenta, y al principio sus vecinos y criados cedieron inocentemente a sus caprichos.

martes, 19 de septiembre de 2023

Marcel Schwob / Clodia



Marcel Schwob
CLODIA
Matrona impúdica



Era hija de Apio Claudio Pulquer, cónsul. A corta edad ya se distinguía de sus hermanos y hermanas por el brillo flagrante de su mirada. Tertia, la mayor, no tardó en casarse; la menor cedió por entero a sus caprichos. Sus hermanos, Apio y Cayo, manifestaban ya su avaricia con las ranas de cuero y los carritos de nuez que les regalaban; más adelante se revelaría su avidez por los sestercios. Pero Clodio, bello y femenino, fue compañero de sus hermanas. Clodia las persuadía, con miradas ardientes, de que lo vistiesen con una túnica con mangas y un gorrito de hilos dorados. Luego le ceñían un cinto muy flexible bajo el pecho, lo cubrían con un velo color de fuego y se lo llevaban a los pequeños dormitorios para que se acostase con las tres. Clodia fue su preferida, pero también obtuvo la virginidad de Tertia y de la menor.

Marcel Schwob / El capitán Kidd

Capitán Kidd



Marcel Schwob
El capitán Kidd
Pirata




No hay acuerdo acerca de por qué razón se le puso a este pirata el nombre del cabrito (Kidd). El acta por la cual Guillermo III, rey de Inglaterra, lo invistió del mando de la galera La Aventura, en 1695, comienza por estas palabras: “A nuestro leal y bienamado Capitán William Kidd, comandante, etc. Salve”. Pero es seguro que ya entonces era un nombre de guerra. Unos dicen que acostumbraba, elegante y refinado como era, calzar siempre, tanto en combate como en maniobra, delicados guantes de cabritilla con vueltas de encaje de Flandes; otros aseguran que durante sus peores matanzas exclamaba: “Yo que soy suave y bueno como un cabrito recién nacido”; otros aun, pretenden que metía el oro y las alhajas en sacos muy flexibles, hechos de cuero de cabra joven, y que se le ocurrió usarlos el día que saqueó un navío cargado de azogue con el cual llenó mil bolsones de cuero que todavía están enterrados en el flanco de una pequeña colina en las islas Barbados. Basta con saber que su pabellón de seda negra llevaba bordados una cabeza de muerto y una cabeza de cabrito, lo mismo que llevaba grabado en su sello. Los que buscan los muchos tesoros que ocultó en las costas de los continentes de Asia y de América, llevan delante de ellos un pequeño cabrito negro que debe gemir en el lugar donde el capitán enterró su botín; pero ninguno ha logrado nada. El mismo Barbanegra, quien había sido aleccionado por un antiguo marinero de Kidd, Gabriel Loff, sólo encontró en las dunas sobre las cuales se levanta hoy Fort Providence, gotas dispersas de azogue que rezumaban de la arena. Y todas sus excavaciones son inútiles, porque el capitán Kidd declaró que sus escondites serían eternamente ignorados debido al “hombre del balde sangriento”. Kidd, en efecto, fue acosado por ese hombre durante toda su vida, y los tesoros de Kidd son acosados y defendidos por aquél desde que éste murió. Lord Bellamont, gobernador de las Barbados, irritado por el enorme botín cobrado por los piratas en las Indias Occidentales, equipó la galera La Aventura y obtuvo del rey, para el capitán Kidd, la comisión del mando. Hacía mucho tiempo que Kidd sentía celos del famoso Ireland, que saqueaba todos los convoyes. Le prometió a lord Bellamont que tomaría su chalupa y que lo traería con sus compañeros para hacerlos ejecutar. La Aventura llevaba treinta cañones y ciento cincuenta hombres. En primer término Kidd tocó Madeira y se aprovisionó de vino; después Bonavist, para cargar sal; por fin Saint Lago, donde completó el aprovisionamiento. Y de ahí se hizo a la mar hacia la entrada del Mar Rojo donde, en el Golfo Pérsico, hay un lugar en una pequeña isla que se llama la Clef de Bab.

lunes, 18 de septiembre de 2023

Marcel Schwob / Los señores Burke y Hare


“Revista Multicolor de los Sábados”, Crítica. Buenos Aires, 2 de septiembre de 1933.


Marcel Schwob

 BIOGRAFÍA

LOS SEÑORES BURKE Y HARE

ASESINOS


Traducción de Jorge Luis Borges




El señor William Burke se levantó desde la condición más baja a un eterno renombre. Nació en Irlanda y se inició como zapatero. Ejerció su oficio en Edimburgo durante varios años. Allí se hizo amigo del señor Hare, sobre el cual tuvo una gran influencia. En la colaboración de los señores Burke y Hare no existe la menor duda de que la potencia inventiva y simplificadora no haya pertenecido al señor Burke. Pero sus nombres permanecen inseparables en el arte como los de Beaumont y Fletcher. Vivieron juntos, trabajaron juntos y fueron aprisionados juntos. Hare no protestó nunca contra el favor popular que fue dispensado especialmente a la persona de  Burke. Un tan completo desinterés no ha recibido su recompensa. Es Burke el que ha legado su nombre al procedimiento especial que honró a los dos colaboradores. La palabra “Burke” vivirá mucho tiempo aún en los labios de los hombres, hasta que la persona de Hare haya desaparecido en el olvido que se derrama injustamente sobre los trabajadores oscuros.

Marcel Schwob / Cyril Tourneur


Ilustración de Georges Barbier para Marcel Schwob, Vies Imaginaires. París, Les Livres Contemporain, 1929.

 

MaRCEL SCHWOB

CYRIL TOURNEUR

POETA TRÁGICO



Cyril Tourneur nació de la unión entre un dios desconocido con una prostituta. La prueba de su origen divino se evidencia en el ateísmo heroico por el cual sucumbió. Su madre le transmitió el instinto de la revolución y la lujuria, el miedo a la muerte, el estremecimiento de la voluptuosidad y el odio a la realeza; de su padre tuvo el deseo de coronarse, el orgullo de reinar, y la dicha de crear; ambos le dieron su afición por la noche, la luz roja y la sangre.

domingo, 17 de septiembre de 2023

Marcel Schwob / Katherine la encajera

 


Marcel Schwob
Katherine la encajera
Moza enamorada



ació a mediados del siglo XV, en la calle de la Parcheminerie, cerca de la calle Saint Jacques, un invierno tan crudo que los lobos corrían por París en la nieve. La recogió y la crió una vieja que tenía la nariz colorada bajo la caperuza. Y primero jugó debajo de los portales con Perrenette, Guillemette, Ysabeau y Jehanneton, que llevaban pequeños sayos y metían sus manitas enrojecidas en los arroyos para atrapar pedazos de hielo. Miraban también a los fulleros que embaucaban a la gente por la calle con el juego de tablas llamado Saint Merry y bajo los saledizos, observaban las tinas llenas de tripas, las salchichas largas y bamboleantes y los grandes ganchos de hierro de donde los carniceros cuelgan cuartos de res. Cerca de Saint Benoit le Betourné, donde están las escribanías, escuchaban el rechinar de las plumas, y al anochecer se asomaban a los tragaluces para apagar las velas ante las mismas narices de los escribientes. En el Petit Pont, se mofaban de las vendedoras de arenques y se escapaban corriendo hacia la place Maubert, para esconderse en las esquinas de la calle de Les Trois Portes. Luego, sentadas en el borde de una fuente, parloteaban hasta que las tinieblas nocturnas cubrían la ciudad. 

sábado, 16 de septiembre de 2023

Marcel Schwob / Pocahontas

Pocahontas


Marcel Schwob

Pocahontas

Princesa




Pocahontas era la hija del rey Powhatan, el que reinaba sentado en un trono hecho como para servir de cama y cubierto con un gran manto de pieles de mapache cosidas de las cuales pendían todas sus colas. Fue criada en una casa alfombrada con esteras, entre sacerdotes y mujeres que tenían la cabeza y los hombros pintados de rojo vivo y que la entretenían con mordillos de cobre y cascabeles de serpiente. Namontak, un servidor fiel, velaba por la princesa y organizaba sus juegos. A veces la llevaban a la floresta, junto al gran río Rappahanok, y treinta vírgenes desnudas bailaban para distraerla. Estaban pintadas de diversos colores y ceñidos por hojas verdes, llevaban en la cabeza cuernos de macho cabrío, y una piel de nutria en la cintura y, agitando mazas, saltaban alrededor de una hoguera crepitante. Cuando la danza terminaba, desparramaban las brasas y llevaban a la princesa de regreso a la luz de los tizones.

jueves, 14 de septiembre de 2023

Marcel Schwob / Alain el Gentil

 


Marcel Schwob

Alain el Gentil

Soldado


Alain the Gentle by Marcel Schwob


Sirvió al rey Carlos VII desde la edad de doce años, como arquero, después de que gente de guerra se lo llevara consigo del llano país de Normandía. Y se lo llevaron de esta manera. Mientras se incendiaba las granjas, se desollaba las piernas de los labradores a cuchillazos y se volteaba a las muchachas en catres de tijera, desvencijados, el pequeño Alain se había acurrucado en una vieja pipa de vino desfondada a la entrada del lagar. La gente de guerra volcó la pipa y encontró un muchachito. Se lo llevaron con sólo su camisa y su atrevido brial. El capitán hizo que le dieran un pequeño jubón de cuero y un viejo capuchón que provenía de la batalla de Saint Jacques. Perrin Godin le enseñó a tirar con el arco y a clavar con limpieza su saeta en el blanco. Pasó de Bordeaux a Angouléme y del Poitou a Bourges, vio Saint Pourcaín, donde estaba el rey, franqueó los lindes de Lorraine, visitó a Toul, volvió a Picardie, entró en Flandres, atravesó Saint Quentin, dobló hacia Normandie, y durante veintitrés años recorrió Francia en compañía armada, tiempo en el cual conoció al inglés Jehan Poule-Cras, por quien supo cuál era la manera de jurar por Godon, a Chiquerello el Lombardo, quien le enseñó a curar el fuego de San Antonio y a la joven Ydre de Laon, de quien aprendió cómo debía bajarse las bragas.

Marcel Schwob / Frate Dolcino

 

Frate Dolcino
Ilustración de George Barbier



Marcel Schwob
Frate Dolcino
Hereje

Traducción de Julio Pérez Millán



Marcel Schwob / Frate Dolcino

Fra Dolcino by Marcel Schwob



Aprendió a conocer las cosas santas en la iglesia de Orto San Michele, donde su madre lo alzaba para que pudiese tocar con sus manitos las bellas figuras de cera colgadas ante la Santa Virgen. La casa de sus padres estaba al lado del baptisterio. Tres veces por día, al alba, a mediodía, al anochecer, veía pasar a dos hermanos de la orden de San Francisco que mendigaban pan y ponían los pedazos en un cesto. Con frecuencia los seguía hasta la puerta del convento. Uno de esos monjes era muy viejo; decía haber sido ordenado por el mismo San Francisco. Le prometió al niño enseñarle a hablarles a los pájaros y a todos los pobres animalitos de los campos. Pronto Dolcino pasó sus días en el convento. Cantaba con los hermanos y su voz era fresca. Cuando sonaba la campana para pelar las legumbres, les ayudaba a limpiar sus hierbas alrededor de la gran tina. El cocinero Robert le prestaba un cuchillo viejo y le permitía repasar las escudillas con su toalla. A Dolcino le gustaba mirar, en el refectorio, la pantalla de la lámpara en la cual se veían pintados los doce apóstoles con sandalias de madera en los pies y pequeños mantos que les cubrían los hombros.

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Marcel Schwob / Empédocles

 

Empédocles

Marcel Schwob

Empédocles

Supuesto dios


Marcel Schwob / Empédocle

Empedocles by Marcel Schwob


Nadie sabe cuál fue su nacimiento, ni cómo vino a la tierra. Apareció junto a las riberas doradas del río Acragas, en la bella ciudad de Agrigento, poco tiempo después de que Jerjes ordenara azotar el mar con cadenas. La tradición cuenta sólo que su abuelo se llamaba Empédocles: nadie lo conoció. Indudablemente hay que entender de ello que era hijo de sí mismo, cual la conviene a un Dios. Pero sus discípulos aseguran que, antes de recorrer en plena gloria las campiñas sicilianas, ya había pasado cuatro existencias en nuestro mundo, y que había sido planta, pez, pájaro y muchacha. Llevaba un manto de púrpura sobre el que se desparramaban sus largos cabellos; alrededor de la cabeza traía una banda de oro, en los pies sandalias de bronce, y llevaba guirnaldas trenzadas de lana y de laureles.