Mostrando entradas con la etiqueta Tony Scott. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Tony Scott. Mostrar todas las entradas

martes, 12 de enero de 2016

Franz Schubert / Piano Trio In E Flat / David Bowie







Franz Schubert

PIANO TRIO IN E PLAT

El ansia (The hunger, 1983), de Tony Scott, con Catherine Deneuve, Susan Sarandon y David Bowie.




Franz Schubert Piano Trio In E Flat, Op 100 2nd Movement.



sábado, 22 de junio de 2013

Schubert / Trio in E Flat / The Hunger




Triunfo Arciniegas
SCHUBERT

Oí esta obra en el apartamento de una vieja amiga que no volví a ver. Me fascinó pero no memoricé el título. Sólo sabía que se trataba de una pieza de Schubert y la estuve buscando durante diecinueve años. Tenía el vago recuerdo de haberla escuchado en una película de vampiros, con Catherine Denue y David Bowie, una pareja que busca a sus víctimas en las discotecas. Chupan su sangre y se deshacen de los restos en un horno. David Bowie, el vampiro, no puede dormir y envejece de manera acelerada. Entiendo que debe sacrificar una muchacha virgen para recuperar la juventud. En Colombia, si no estoy mal, la película fue presentada como El ansia. Navegando como loco, encontré este video.  El vampiro ha elegido a su víctima. Es la muchacha del video. Ahora lo sé: la escena corresponde a The Hunger (1983), una de las primeras películas de Tony Scott. La muchacha interpreta la pieza de Schubert mientras el viejo vampiro planea y consume el ataque. La escena es sobrecogedora, y la música, sublime.




Triunfo Arciniegas
Pamplona, 2012



Vea, además

Tony Scott / El ansia
Tony Scott / El hermano tonto de Ridley
SCHUBERT / SERENADE
SCHUBERT / AVE MARÍA
RUBINSTEIN / SCHUBERT / IMPROMTU No. 4






martes, 28 de agosto de 2012

Tony Scott / El hermano de Ridley

Tony Scott en familia

Tony Scott: ¿el hermano tonto de Ridley?

Juego un partido del peligroso deporte de exhumar viejos textos propios y recupero para la triste ocasión del suicidio de Tony Scott un artículo que le dediqué hace años en MWM. Mucho más light y superficial que los petardos que escribo ahora, pero en el fondo sigo estando en general de acuerdo conmigo mismo.



Tony Scott empieza en el cine en 1965, como actor en el extraño corto debut de su hermano Ridley Boy And Bicycle. No interpretaba a la bicicleta. Siempre ha sido detestado por la cinefilia tradicional, quizá porque no es un director ortodoxo que se base en el rodaje, sino que éste es casi un trámite para crear la película en la sala de montaje. Su narración no depende de que cada plano signifique algo y esté por alguna razón, sino de un adecuado ensamblaje y selección de mucho material grabado, que acaba formando un potente todo. Aunque se venda al mercado sin muchos escrúpulos, se le puede considerar un autor, con sus colaboradores casi fijos, con su estilo propio y reconocible y a veces radical, sus cielos naranjas, y sus habitaciones a contraluz.
Licenciado en Bellas Artes, su verdadera primera película es El Ansia, uno de los inventos vampíricos más curiosos de los 80. Empieza sin ninguna vergüenza con un semivideoclip de Bauhaus, y luego Bowie, la Deneuve y la Sarandon se magrean en escenarios de visuales avanzados, y liquidan a algunos inocentes jóvenes hipersexuados. Todo como un anuncio de colonia pero muy sangriento y con muchos pelos cardados. Fracasó en su momento, pero el vídeo la convirtió en objeto de culto y hasta la crítica se vio obligada a revalorizarla. El productor Jerry Bruckheimer se fijó en él, y lo contrató para Top Gun, que acabaría siendo uno de los grandes éxitos comerciales de la década. Bruckheimer, pro-militarista y muy americano, acostumbra a ser una fuerza casi más presente en sus películas que el director. Aunque fue despedido varias veces por incidentes con el millonetis, volvía para rodar algunas estupendas escenas de acción, para hacer virguerías mezclando la música con las imágenes, pero también para dejar que Bruckheimer le obligara a meter una historia de amor que destrozaba el ritmo. Y ésta es más o menos la pauta de todas sus colaboraciones con el productor: buenos momentos de acción pero demasiadas concesiones, y un tono general blandito. Liberado de él, aunque siempre dentro de la comercialidad, Tony Scott se muestra como un director atrevido y sin miedo. Tras el éxito de Top Gun, se juntó otra vez con su mecenas en la segunda parte de Superdetective en Hollywood, el punto más bajo de su carrera, con un Eddie Murphy insufrible y absolutamente nada de interés. Seguramente el propio Tony Scott se dio cuenta de que ése no era el camino que quería seguir en el cine, así que se volvió una temporada a la publicidad. Dirigió también el videoclip de One more try de George Michael, que se basaba casi entero en uno o dos planos estáticos en los que no pasaba nada, algo irónico viniendo de alguien a quien siempre se acusa de videoclipero. Decidido a hacer una película seria, se mete en Revenge. Y es otra decepción, un culebrón alargado y supuestamente intenso, que sólo despierta del letargo con un par de momentos de brutalidad. Ya se le daba por perdido, así que volvió con Bruckheimer a intentar repetir con coches la treta de los aviones, y se pusieron con Días de Trueno, una imparable cinta de acción que no engañaba a nadie. Era como ver a un montón de niños haciendo el mono, pero con el careto de Tom Cruise. El guión, muy autoconsciente, era del tipo que escribióChinatown, y esto marca el inicio de la apuesta más inteligente de Tony Scott: contar siempre con guiones sólidos, populistas pero muy por encima de la media del cine comercial del momento, y a menudo hechos por escritores de personalidad marcada. Y es que, a pesar de su envoltorio ultramoderno, el cine de Scott tiene un regusto clásico, de aventuras que sólo pasan en la pantalla y que cumplen los sueños del espectador medio. Su experiencia en la publicidad le enseñó mucho sobre cómo atraer y conservar la mirada del espectador.
Al año siguiente, en 1991, llega El último boy scout, oscura y cínica, con algunos de los diálogos más hijoputas y citables en años. El mérito es sobre todo del guionista Shane Black y del legendario antihéroe de Bruce Willis, pero Tony Scott sabía cómo darle forma a todo eso: con una fotografía húmeda y gris, de día de lluvia, y escenas como el sorprendente arranque en el campo de fútbol americano, que dio para meses de comentarios en el colegio cuando lo vimos de pequeños en la tele. Es el principio de una racha sin películas mediocres que dura hasta hoy. Ya amiguete de Tarantino (quien lo considera su mentor), se puso tras las cámaras de Amor a quemarropa, con guión de Quentin. Ultraviolenta, llena de actores con carácter soltando tacos, mucha sangre, mucha pasión y Patricia Arquette. De nuevo, pasó algo desapercibida, pero el vídeo, el tiempo y el éxito de Tarantino la pusieron en su lugar. Tras alcanzar aquí su cima, un Scott en estado de gracia vuelve con Bruckheimer y, tal es su buena forma, que hasta con él le sale algo redondo: Marea Roja. La más claramente clásica de sus obras, y la que mejor conjuga la comercialidad pura con el talento narrativo. Marea Roja atrapa con su guión al más puro estilo del cine bélico de los 60 (en el que Tarantino echó una mano), y hasta muestra algo de planificación y montaje tradicional en secuencias tan memorables como la de los torpedos. Pero también aparece con claridad algo peligroso: la ideología fascista de Jerry Bruckheimer. Y es que el guión está montado de tal forma que, pase lo que pase, el espectador tenga que aceptar las tesis pro-militaristas del productor. Tanto Tony como su hermano Ridley, aun proviniendo de una ciudad obrera británica, no tienen muchos escrúpulos en incorporarlas a sus películas. Al menos en el caso de Tony, creo que no hay que tomar muy en serio su ensalzamiento de la violencia y del intervencionismo yanqui: lo usa como parte del juego. Es difícil defender moralmente su cine, sobre todo porque su gran fuerza puede anular la capacidad crítica. Pero si se mantiene, se pueden disfrutar sus películas sin gran cargo de conciencia.
Después de arrasar en taquilla con Marea roja, se metió en Fanático. Injustamente masacrada, es una decente película de psicópata que dota al deporte de envergadura mitológica, tiene un asesinato que da muy mal rollo y, sobre todo, una de las mejores interpretaciones de De Niro en años. Casi retoma su papel de Taxi driver aunque, como el cine de Tony Scott, sin matices ni sutilezas. En Enemigo público vuelve, como siempre después de un descalabro, con su productor favorito. Es una muy entretenida serie de huidas, con un final glorioso, y hasta tiene un suave puntito de crítica política que se anula a sí mismo. En cierto sentido, es una secuela contemporánea de La conversación de Coppola, en la que Gene Hackman parece retomar el mismo personaje 25 años después. Su siguiente película, Spy game, viene en un momento en el que Tony Scott vuelve a ser reconsiderado por algunos sectores de la crítica; y eso llevó a su sobrevaloración. Consigue su mejor equilibrio entre lo clásico y lo moderno, una película de espías de los 70 rodada al estilo del siglo XXI. Con una ingeniosa estructura de flashbacks, es una historia episódica y variada, aunque se agota por momentos. Robert Redford se come la pantalla con su hijo secreto no reconocido, Brad Pitt.
Tras unos añitos de cierta flojera, redescubre y reinventa su amor por el exceso en Beat the devil, un corto para BMW para el que tuvo total libertad. Allí, James Brown en persona renegocia el contrato de su vida eterna con el diablo, que interpreta Gary Oldman. En sólo 10 minutos monta tal barbaridad de pirotecnia visual y desmadre que hace dudar del grado de pureza del material que le pasan sus camellos de confianza. Y lo que es aún peor: decide aplicar sus nuevos descubrimientos al cine. ¡Y le sale bien! Es El fuego de la venganza, un épico y trágico thriller, que absorbe durante casi 2 horas y media, con Denzel Washington como otro antihéroe genial. Ensalada de filtros, negativos quemados, subtítulos que se pasean por la pantalla… Le gusta incluso a la crítica. Y en 2005 viene la que puede ser su mejor película, Domino, donde Tony Scott decide rizar el rizo. Pone las cartas sobre la mesa desde el principio: “basada en hechos reales… más o menos”. Lleva sus desbarres al límite y monta un videoclip de algo más de 2 horas en el que todo, TODO, vale. El exceso por el exceso. Puro punk cinematográfico. Un agotador ejercicio de estilo y de diversión postmoderna, deshumanizada y salvaje, que se sostiene gracias al guión de Richard Kelly, en su segunda película tras Donnie Darko. Su libreto es una colección de fantasías adolescentes y testosterona sin coartadas. Un desastre crítico y comercial que en pocos años será una indiscutible obra de culto. Tras Domino, vuelve con un discreto Bruckheimer en Deja vu. Relaja su estilo y la película se va desinflando conforme avanza pero, aun así, es un retorcido invento de ciencia-ficción, explicado con claridad narrativa diáfana, y con una persecución que hay que verla para creerla. A sus 62 años, su cine es más moderno y energético que el de la mayoría de directores jóvenes. Influencia básica del actual cine de acción, no parece que sus discípulos le vayan a sustituir, aunque algunos apuntan maneras cuando se alejan de las garras de Bruckheimer. Y es que, dicho de forma sencilla, y compartiendo méritos con sus guionistas, Tony Scott es el más fiable director de cine comercial de los últimos 15 años.



sábado, 25 de agosto de 2012

Tony Scott muere en Los Ángeles

Tony Scott

Muere Tony Scott, 

el director de ‘Top gun’ y ‘Marea roja’

El cineasta británico, de 68 años, se ha tirado desde un puente. Tenía un tumor cerebral inoperable

Dirigió 'Amor a quemarropa' y 'El ansia', entre otras películas

Era hermano del director Ridley Scott




Fue el hombre que apostó por el cine espectáculo sin complejos. Para unos, uno de los cineastas más importantes de finales de los ochenta y principios de los noventa en el Hollywood más taquillero. El director que empujó en el cine de acción hacia otros géneros, como la comedia y el drama romántico. Para otros, el hermano con menos talento. Porque la carrera de Tony Scott ha estado ligada siempre a la de su hermano mayor Ridley. Y ayer al mediodía en Los Ángeles (residía en Beverly Hills), Tony Scott, dejó solo a Ridley. El responsable de títulos como Top gunAmor a quemarropa y Marea roja ha muerto este domingo a los 68 años al lanzarse desde el puente Vincent Thomas, en San Pedro, en el puerto al sur de Los Ángeles. De acuerdo con la versión de los testigos, alrededor de las 12.30 del domingo (21.00 hora peninsular) el cineasta aparcó su coche, un Toyota Prius, en el puente, escaló y saltó la verja de seguridad de dos metros, y se arrojó al vacío.Tres horas más tarde, las fuerzas de seguridad recuperaron su cuerpo en el puerto, de acuerdo con el teniente Joe Bale, de la Oficina del Forense del Condado de Los Ángeles.
Según informa Los Angeles Times, la policía ha encontrado una nota de suicidio en el despacho del director, aunque no se ha hecho pública. Otros medios de comunicación estadounidenses como la ABC aseguran que Scott padecía un tumor cerebral inoperable y que eso le empujó al suicidio.

Abrió el género de acción a nuevos registros como la comedia y el cine romántico
Anthony David Scott nació en North Shields (Northumberland) en Inglaterra el 21 de junio de 1944. Hijo pequeño en una familia de padre militar, con 16 años Tony protagonizó el primer corto que dirigió su hermano Ridley (que entonces tenía 23): Boy and bicycle. Y tras ese debut, siguió los pasos de Ridley: estudió arte en Grangefield School, en West Hartlepool College of Arts y en Sunderland Art School, porque su intención primigenia era ser pintor. Y decidió filmar documentales para la BBC. Ridley le convenció de que lo hiciera en su productora, Ridley Scott Associates, y así comenzó su brillante carrera como realizador de anuncios, la faceta que hizo ricos y populares a los Scott: entre finales de los setenta y principios de los ochenta, Tony rodó un millar de spots publicitarios. En 1980 -justo el año en que murió víctima de un cáncer Frank, el Scott mayor, marino mercante- comenzaron a llegar los cantos de sirena de Hollywood a oídos de Tony, con Ridley ya lanzado con Los duelistas yAlien. Él intentó comprar los derechos del libro Entrevista con el vampiro,pero MGM, que ya tenía en desarrollo otra película de chupasangres, le ofreció ese proyecto: El ansia (1982), con David Bowie, Susan Sarandon y Catherine Deneuve. El desastre en taquilla deslució su apuesta formal en el diseño de producción y en la fotografía (lo que se convertiría en su marca de la casa, junto a sus frenéticos movimientos de cámara), pero no todos en Hollywood renegaron de El ansia: los productores Jerry Bruckheimer y Don Simpson le ofrecieron (tras ver el filme y su anuncio de coches Saab) el guion de Top gun. En 1985, con su estreno, Tom Cruise, el protagonista, y Tony Scott se convirtieron en superestrellas. Este drama romántico-militar tuvo tal éxito que el ejército estadounidense multiplicó sus reclutas gracias a la visión grandilocuente y romántica de Top gun.
Dos años más tarde Simpson y Bruckheimer le volvieron a llamar paraSuperdetective en Hollywood 2 (durante su rodaje Tony se lió con la estrella femenina Brigitte Nielsen, en esos momentos esposa de Stallone; el reconocimiento del affaire acabó con el segundo matrimonio del director), y repitió éxitos en taquilla con Revenge (Venganza) y Días de trueno -de la que él mismo reconoció que no era su mejor trabajo-.

Después de la infravalorada El último boy scout (1991), Scott filmó elthriller Amor a quemarropa (1993), una historia de ladrones de medio pelo con Christian Slater y Patricia Arquette, con un soberbio guion de Quentin Tarantino y una brutal actuación de Christopher Walken; Marea roja (1995), acción bélica submarina con retoques en el libreto de Tarantino y protagonizada por Denzel Washington, que se convirtió en su actor fetiche; y Fanático (1996) con Robert de Niro y Wesley Snipes.
Otro de sus grandes éxitos de taquilla fue Enemigo público (1998), una trama de conspiraciones y espionaje con Will Smith, a la que siguieron Spy game (2001), El fuego de la venganza (2004) y Domino(2005) -la vida de la modelo reconvertida en cazarrecompensas-.
En sus últimas tres películas tuvo a Washington como protagonista: Déjà vu (2006), Asalto al tren Pelhalm 1, 2, 3 (2009) e Imparable (2010). Ha dejado finalizado el rodaje principal (faltan detalles de la segunda unidad) de Out of the furnace, con Christina Bale, Woody Harrelson y Zoe Saldana.

Entre sus nuevos proyectos, Scott preparaba una secuela de Top gun
Además, a través de la productora Scott Free, montada con su hermano y en la que se involucró en producir a Ridley y a sus sobrinos Jake y Jordan, también realizó series de éxito comoNumb3rs y The good wife. Como director de anuncios publicitarios, Scott trabajó para marcas como DIM, Barclays Bank, Marlboro y el Ejército de Estados Unidos. También dirigió varios videoclips, entre ellos el del tema de George Michael One more try (perteneciente al disco Faith, de 1988)
Entre sus nuevos proyectos, Scott preparaba una secuela de Top gun, que iba a contar con la participación de Cruise y el productor Jerry Bruckheimer, según informa la web Deadline. También preparaba otrothriller sobre el narcotráfico titulado Narco sub, con guión de David Guggenheim, y la película Hells Angels. The movie. Nunca fue candidato al Oscar y ganó un Emmy como productor ejecutivo de la serie Amenaza de tormenta (2002) sobre el liderazgo de Winston Churchill durante la II Guerra Mundial.





lunes, 5 de diciembre de 2011

Tony Scott / Un mundo sin fin

Tony Scott
FICCIÓN

Otoño en la Edad Media

Visita con Ken Follett al rodaje, en la campiña húngara, de 'Un mundo sin fin'

No todos los días pones los pies en la Edad Media. ¡Lo que hubieran dado Duby, Le Goff o Huitzinga por vivir la experiencia! El suelo es de tierra y losas de piedra y está sembrado de hierbajos y desechos de mercado. Estamos en la plaza de Kingsbridge, flanqueada de casas y en dos de sus extremos por la indispensable catedral y el priorato. El medioevo, no crean, es incómodo, sucio y hace frío. Además te sientes algo inquieto. En cualquier momento se desata la peste negra, irrumpe un tropel de jinetes con las espadas desenvainadas, te ponen en la picota o te ahorcan por bruja. Y cuando no se te derrumba la catedral, se te hunde el puente. Hace un rato ha pasado un soldado con la librea del conde de Shiring que mostraba la tez lívida y unas heridas espantosas: tendría que estar muerto pero iba animado hacia la cantina. Aún más raro ha sido ver a esa chica resabidilla, Caris (Charlotte Riley), con un anorak de North Face sobre la túnica y hablando por el móvil. Me inclino para recoger un objeto que no debería estar aquí, una colilla de cigarrillo, y entonces veo, junto a la herrería, a un hombre maduro de pelo blanco que luce una sonrisa satisfecha. "Existía en mi cabeza ¡y lo han construido!", exclama. Es Ken Follett: el responsable de todo esto.

El novelista escribirá una tercera parte de 'Los pilares de la tierra'
Esto es el monumental set de rodaje de Un mundo sin fin, la serie televisiva de ocho horas basada en el best seller del mismo título, continuación deLos pilares de la tierra. Es una producción carísima -33,5 millones de euros-, en la que participan Tony y Ridley Scott, y con un reparto de lujo lleno de caras conocidas, incluida una de las chicas de Sexo en Nueva York, Cynthia Nixon (en el Medioevo, Petronilla), lo que no deja de ser algo desconcertante, pese a que en la Edad Media de Follet, con perdón, hay mucho sexo. Un mundo sin fin se rueda en los estudios Korda en Etyek -también se filma aquí Los Borgia, lo que lleva a que coincidas con algún guardia suizo (!) en los lavabos-, a veinte minutos de Budapest. El rodaje empezó en julio, está previsto que finalice el 15 de diciembre y la serie, que según los productores es muy respetuosa con la novela, se estrenará en verano. Se emitirá en España (Cuatro) en septiembre.
Para la ocasión se ha construido en medio de un prado en la campiña húngara una asombrosa réplica de la literaria ciudad de Kingsbridge, centro de las diversas tramas tanto en Los pilares de la tierra como enUn mundo sin fin, que transcurre dos siglos más tarde en la misma localidad. La ciudad, que ocupa una hectárea, es más pequeña que en las novelas, algunas casas solo tienen fachada y la falsa piedra del claustro se desmonta si la rascas, pero la atmósfera resulta impresionante. En el vecino río se han construido dos puentes, el de madera y el de piedra. En una pausa del rodaje, el cineasta Michael Caton-Jones (el director de la serie y que dirigió antes Rob Roy), explica que para el ambiente general -de la iluminación al vestuario- se han inspirado en los prerrafaelistas, lo que, dice, otorga una textura muy romántica a ese medioevo de oscurantismo, sangre y miseria característico de Ken Follet. Sorprende el cineasta al decir que no ha leído el libro. "Mi trabajo es hacer el filme", zanja.
Para el actor Rupert Evans, que encarna al monje Godwin, lo peor ha sido la tonsura. "No puedo dar la espalda a las chicas", bromea. Su personaje, opina, es una especie de fundamentalista, "un joven Hitler". Al peor tipo de la historia, el belicoso Ralph, lo interpreta Olivier Jackson-Cohen. "Empecé el rodaje con una violación y luego no he parado de cometer desmanes", explica. El conde Roland es Peter Firth. "Te pones ropa medieval, te dan una espada y un caballo y ya estás en el papel. Esto no es hacer Shakespeare, sino Ken Follet". Tom Weston-Jones es el constructor e inventor Merthin, el gran protagonista. Dice que ha descubierto un interés por la ingeniería a partir de su personaje.
Follet, que no ha intervenido como guionista ni como asesor, pero vuelve a hacer un cameo, muestra enorme fair play y dice que si la serie no cambiara cosas de la novela "sería muy aburrida". Del hecho de que algunos de los protagonistas tengan ideas y actitudes que parecen demasiado modernas, de la arquitectura al sexo, señala que no cree que psicológicamente la gente medieval fuera muy diferente de nosotros, solo algo más sucia.
Ken Follett reveló que proyecta escribir una tercera novela sobre la Edad Media, otra continuación de Los pilares, cuando acabe la trilogía iniciada con La caída de los gigantes. Así que será posible el regreso a Kingsbridge.

Lea, además





martes, 21 de septiembre de 2010

Tony Scott / Top Gun



Al aire, patos!

Top Gun, de Tony Scott

El cine de aviación, redimensionado hace ahora unos años por ese notable cine épico que fue Elegidos para la gloria, vuelve ahora a las pantallas con Top gun, que ya ha conseguido un nada despreciable éxito comercial allí.por donde sus aviones han cruzado. Top gun, vaya esto por delante (el aficionado debe andar prevenido), entronca con las cintas clásicas del género (y éstas, básicamente, son las de Howard Hawks, realmente espléndidas) sólo en el tratamiento de la amistad. Lo demás -su concepción plástica, la iconografía del héroe- es irresistiblemente moderno: literalmente irresistible.El título de la pelicula refiere un a supuesta escuela de aviación donde va a parar la crême de la crême de los pilotos estadounidenses, aguerridos jovenzuelos diestros en el manejo de los bólidos aéreos, deseosos de perpetrar las mayores hazañas bélicas. De hecho, los responsables de este filme se han sacado de la manga un enemigo invisible que mora en el océano Índico, huele a comunista por pilotar aviones soviéticos y que habrá de ser, sparring propicio para las escenas finales (supuestamente exaltantes; sólo exaltadas) de Tcp gun. Siguiendo, sin embargo, la tradición del cine de aviación reciente (el que empieza, para situamos, en esa célebre Batafla de Inglaterra), las secuencias del aire, más que otra cosa, ayudan al espectador no avezado en estas lides a la confusión: un montaje frenético y una técnica perfecta para las cabriolas de nuestros chicos disimulan en todo momento el tosco alarde narrativo. Vamos, que el vértigo aéreo te quita la respiración, pero a la hora de poner cruces al avión caído nunca sabes de qué lado ha sido.

Top gun

Director: Tony Scott. Intérpretes: Tom Cruise, Kelly McGiWs, Val Kilmer Anthony Edwards, Toni Skerritt. Guión- Jim Cash y Jack Epps, hijo. Música: Harold Faltermeyer. Estadounidense, 1986. Estreno en Madrid en el cine Bulevar.
Eso, claro está, no es lo peor. El mayor defecto no está en el aire, sino en el suelo llano, pues los hijos épicos de Lindhergh son también dioses de a pie. Nuestro héroe mayor (Tom Cruise, el de Legend, que con gracia pajaril ha saltado de hermano a hermano: de Ridley Scott a Tony Scott), representa las mayores virtudes del nortearnericano contemporáneo, que, una vez despojado de su caballo de batalla (el avión), sigue mostrándose soberbio a lomos de su aerodináinica moto, luciendo con soltura y autoridad unas significativas gafas de sol y conquistando a la más guapa del campamento.
Toda esta amalgama de heroicidades barbilampiñas y bobas ha sido dirigida por Tony Scott, sin el esporádico brillo que su imperfecta pero atractiva ópera prima, El ansia, destilaba. Todo queda en el aire.



lunes, 20 de septiembre de 2010

Tony Scott / El ansia



Fausto es Faustina 

El ansia, de Tony Scott


Diego Galán, El País, 20 OCT 1983


Dirección: Tony Scott. Guión: Ivan Davis y Michael thomas, según la novela de Whidey Strieber. Fotografia: Stephen Goldblatt. Música: Michel Rubini. Inglesa, 1983. Local de estreno: Albéniz.


El mito dé la eterna juventud ha tenido numerosas versiones en la pantalla, inspiradas la mayoría de ellas en novelas de mayor o menor interés. La variante que ahora ofrece Tony Scott (a quien no hay que confundir con el director de Alien y Blade Runner), nos presenta a una mujer capaz de sobrevivir durante siglos y hasta de contagiar a sus amantes esa cualidad: sólo cuando ella les abandona encuentran la muerte. Es lo que le ocurre al amante con quien convive desde hace trescientos años: vemos cómo envejece con asombrosa rapidez, sintiéndose traicionado en la promesa de vivir eternamente. Los efectos de maquillaje que sufre Bowie en esta parte de la película son brillantes; coinciden con la capacidad sugeridora de las imágenes en las que se encuentra lo mejor del filme. El resto de la historia que propone Scott con el descubrimiento de un nuevo amor no tiene, en cambio, idéntica fuerza. 0 quizá sea que, según -avanza en la pantalla, El ansia no renueva sus expectativas, repitiéndose en el esquema. Aunque los bellos efectos fotográficos permanecen hasta el final, dejan de sorprender. Por otra parte, puede existir una cierta resistencia para concebir a Catherine Deneuve como la inquietante vampira, que exige el guión. Algunos otros filmes, como Belle de jour, de Buñuel, padecían, a mi juicio, de idéntica limitación, aunque cierto es, sin embargo, que también son numerosos los espectadores que encuentran en el hieratismo de esta actriz un encanto erótico oculto. Cuestión de gusto, Un portante en este caso: la verosimilitud de la historia reside precisamente en aceptar tales su puestos misterios: no son reproches a sus condiciones interpretativas. Susan Sarandon, que le da la réplica en esta segunda parte de la película, aporta mayores sugerencias. El ansia es un filme insólito aplaudido en el festival de Cannes, donde fue fuera de concurso.


El Ansia

TÍTULO ORIGINAL The Hunger
OTROS TÍTULOS
DIRECCIÓN Tony Scott
REPARTO Catherine Deneuve, David Bowie, Susan Sarandon, Cliff De Young, Willem Dafoe, Beth Ehlers, Dan Hedaya, Suzanne Bertish, Bessie Love
AÑO 1983
PAÍS Estados Unidos
PRODUCTORA Warner Bros. Pictures
GÉNERO Terror

SINÓPSIS
Miriam Blaylock colecciona no sólo arte del Renacimiento y colgantes del Antiguo Egipto sino, sobre todo, amantes y almas. Moderna y elegante, Miriam es una vampiro intemporal residente en Manhattan, una mujer bendecida con la belleza y maldecida con su sed de sangre.


RECORDANDO EL ANSIA
THE HUNGER, 1983, BY TONY SCOTT

Por Javier Fernández
24 de agosto de 2012

El ansia es la película de vampiros que arranca con el grupo post-punk proto-siniestro Bauhaus sonando durante los títulos de crédito, concretamente el single que les lanzó a la fama, Bela Lugosi’s Dead. Colaborando en persona en la película, y en plano americano mientras canta la canción tras un enrejado, el líder y cantante del grupo, Peter Murphy. Bajo los compases neblinosos, lentos y oscuros del tema musical, nos encontramos con los dos protagonistas del film: uno es David Bowie, quintaesencia de la vanguardia y el buen gusto musical durante décadas, y su compañera es la elegante actriz francesa Catherine Deneuve. Pronto descubrimos que son vampiros sin colmillos, que para beber la sangre de sus víctimas (a los que han seducido en una discoteca de modernos) usan puñalitos con forma de ankh, la cruz egipcia que simboliza la vida eterna.
La primera película de Tony Scott aborda el vampirismo desde un punto de vista novedoso. La mirada del espectador deja de ser afín a la de la víctima y el vampiro ya no es un mero monstruo al que temer. Ahora al revés, el foco de atención está puesto en el vampiro y su problemática. El vampiro es un individuo sofisticado y deseable, un dandy, un diletante, un sibarita, y además un inmortal: un dios. O casi. El conflicto de la película consiste precisamente en que John, el personaje de Bowie, ha sido engañado por Miriam, el de Deneuve, una vampira de pura cepa, que le prometió la vida eterna a su lado a través del vínculo de la sangre (sangre que habrían de tomar de otros, claro). Sin embargo, ahora John ha comenzado a deteriorarse, a envejecer a marchas forzadas (merece mención el trabajo de maquillaje de Dick Smith), y cobra conciencia de que le han timado: la vida eterna ofrecida por Miriam es solo por un periodo temporal en el que en efecto se conserva intacta la juventud y se es inusitadamente longevo, pero al que luego sigue una eternidad (esta vez sí) de condenación inerte en lo que no es ni estar vivo ni estar muerto. 
Al fin y al cabo en 1976 había sido publicada Entrevista con el vampiro, primera entrega de las Crónicas vampiras de la por todo lo demás mediocre Anne Rice, y la imagen del vampiro había dado un vuelco para siempre. En 1982, un año antes de que se estrenase El ansia, George R. R. Martin reincidió en la misma orientación nueva del vampiro con su novela Sueño del Fevre. Y la misma El ansia está basada en una novela de 1981 de Whitley Strieber. El efecto cascada está listo, y es irrefrenable, para bien y para mal, hasta nuestros días y la degeneración que suponen los vampiros de Crespúsculo. Se trata de un vampiro diferente, con sentimientos, autocontrol y capacidad de sufrimiento y culpa. Supongo que la sociedad ha dejado de creer en ellos y mucho más de tenerlos miedo, por lo que seguir contando historias como las originales, en las que el vampiro es el Mal encarnado, tiene un interés más estético que terrorífico. Claro que estas nuevas historias tampoco dan miedo, pero como no lo buscan no pasa nada. Son vampiros románticos diseñados para soñar con ellos: “ojalá me mordiese un/a hombre/mujer así”.
Y en ese sentido El ansia no solo es una de las primeras manifestaciones de esta interpretación, a la que también se sumó Francis Ford Coppola con su Drácula (y tantos otros), sino que es una de las más logradas. Tal vez porque todo encaja. Su esteticismo, su atmósfera poética, su excelente uso de la música (tanto de los citados Bauhaus como posteriormente del maravilloso trío número 2 de Schubert –se me pone la carne de gallina de escuchar algo tan hermoso-, el Le gibet de Ravel o sobre todo el dueto de Las flores de Lakmé de Leo Delibes), la presencia de David Bowie, emblema de lo moderno durante décadas, o de Susan Sarandon, que venía del culto en The Rocky Horror Show; o también por su atmósfera rabiosamente postmoderna (por lo que la elección de Bauhaus no es casual), por Peter Murphy (cuya carrera posterior en solitario fue una especie de cruce entre new romantic y el Bowie más pop, y tampoco es casualidad), su atmósfera romántica, su escenografía, la mezcla con la ciencia ficción (la parte en el laboratorio) o su ambigüedad sexual (lesbianismo, bisexualidad), conforman una obra muy interesante y extrañamente sólida, orgánica a pesar de su “videocliperismo”, coherente y más profunda de lo acostumbrado.
Para convertir a los vampiros en humanos no hay más que dotarlos de alguna emoción de las elementales, por ejemplo el miedo. John tiene miedo a la muerte y a la vejez. Miriam tiene miedo a la soledad y por eso colecciona almas, que termina guardando en cajas cuando ya no le valen. La tercera en discordia, el personaje de Susan Sarandon, aunque no es un vampiro también teme: a lo que está sintiendo, a su propia atracción por lo prohibido, lo peligroso. Miedo más sexo, ¡qué combinación tan poderosa!
Tal vez la diferencia entre El ansia y otras películas de vampiros modernos posteriores esté en el buen gusto y en su base filosófica. Y nos la dio Tony Scott, quién llegó al proyecto casi de carambola: él quería que su primera película fuera, precisamente, una adaptación deEntrevista con el vampiro; pero los productores le dijeron que si le interesaba esa clase de temas ellos tenían los derechos de otro novela del corte, The Hunger, y le pidieron que se decantara por ella. Él lo hizo, y en ella puso lo mejor que sabía hacer viniendo del mundo de los anuncios publicitarios: sugerir e incitar.
Si The Hunger fuera un perfume… seguramente sería el que yo regalaría estas navidades. Gracias Tony. Descansa en paz.
Trailer:






Vea, además
SCHUBERT / TRIO IN E FLAT / THE HUNGER
Biografía de David Bowie