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miércoles, 17 de febrero de 2021

Lucidez y desencanto en Mark Rothko / Más allá del expresionismo abstracto

 

Rothko en el Museo de Historia del Arte de Viena

Lucidez y desencanto en Mark Rothko

Más allá del expresionismo abstracto

13 MARZO 2020, 

En 1968, Mark Rothko, consagrado ya como abanderado del movimiento de expresionismo abstracto estadounidense (Escuela de Nueva York) recibió en su estudio a una mujer que insistía en comprar una de sus telas. Rothko le señaló una enorme pintura de color azul oscuro y rectángulos negros flotando sobre un profundo campo de color bermellón.

https://www.youtube.com/watch?v=qNxpVb1ZRqQ

«Señor Rothko», dijo la mujer con decepción, «quiero una pintura alegre, con rojo, amarillo y naranja, no una pintura triste». Divertido por la respuesta, Rothko respondió: «Rojo, amarillo y naranja... ¿No son esos los colores de un infierno?». La mujer abandonó el estudio sin comprar nada.

La emoción religiosa de Rothko

Mark Rothko
Foto de Henry Elkan

 

La emoción religiosa de Rothko


Marta Caballero
30 de marzo de 2010

En tiempos de secularización, esto a pesar de las procesiones que estos días hacen penitencia en España, dicen que se hace obligatorio abrir espacios interiores, por eso el éxito de un pintor como Mark Rothko, al que hace apenas diez años casi nadie nombraba en España. Hoy, en cambio, este eminente miembro de la escuela de Nueva York, nacido en Rusia de familia judía, luce en las consultas de los médicos, en los despachos de los abogados, en salones y habitaciones. Muchos tienen un cartel de Rothko como hace años se tenía uno de Picasso. Y la razón, más allá de que los estudios sobre su obra y las múltiples muestras en torno a ella lo hayan convertido en un pintor mainstream, está precisamente en esa capacidad del pintor de arrojar con violencia al individuo que mira de frente a sus cuadros hacia las profundidades de su yo, a un estado ignoto de la conciencia.

El Día D del expresionismo abstracto

Obras de Mark Rothko

 

El Día D del expresionismo abstracto

Londres acoge la exposición más ambiciosa realizada en Europa sobre un movimiento clave que certificó hace medio siglo que el rumbo del arte lo iba a marcar Estados Unidos


Pablo Guimón
Londres, 22 de septiembre de 2016

A principios de 1959 un maremoto procedente del otro lado del Atlántico sacudió el mundo del arte europeo. Cuesta imaginar lo que pudo suponer para un ensimismado discípulo cualquiera de la Escuela de París, acostumbrado a reflexionar sobre la condición humana ante su caballete, contemplar aquellos lienzos inmensos, cargados de energía y emoción, que se pasearon por el Viejo Continente con la exposición La nueva pintura americana. El impacto de la visión conjunta de las obras de Mark Rothko, Willem de Kooning, Clifford Still o Jackson Pollock, que había muerto estrellado en su coche tres años antes, firmó el acta de defunción de París como capital de las vanguardias y terminó de inclinar la balanza hacia Estados Unidos.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Mark Rothko / No. 13 (Blanco, rojo, sobre amarillo) 1958

 


entender arte contemporaneo

'No.13 (Blanco, rojo, sobre amarillo)' (1958)

Mark Rothko

Mark Rothko

No. 13 (Blanco, rojo, sobre amarillo)

1958

Peio H. Riaño
21 de febrero de 2020

Un año después de pintar este cuadro que se conserva en el Metropolitan Museum Of Art de Nueva York (MET), Mark Rothko (1903-1970) voló a Europa con su familia. Su hija Katie recuerda cómo acabó aquel viaje: "Sólo tres días de playa" y dos meses y medio visitando museos. Rothko buscaba conexiones ancestrales entre sus preocupaciones y el arte del viejo continente. En su paso por Pompeya le confesó a John Fischer la "profunda afinidad" que sentía entre sus obras más recientes y los frescos de la Casa de los misterios. Ante aquellos muros, le habló de las grandes extensiones de color sombrío que compartían.

En Grecia, en los templos de Paestum, Rothko enmudeció. En el templo de Hera, dos estudiantes italianos se acercaron al grupo de americanos y les preguntaron quiénes eran. Katie les respondió que su padre era un artista y ellos preguntaron a Rothko si había venido a pintar los templos: "Llevo pintando templos griegos toda mi vida sin conocerlos", respondió. Rothko admiraba esos espacios vibrantes de luz y color. Espacios mínimos y silencios místicos similares a los del monje pintor Fra Angelico (1395-1455). El historiador del arte Giulio Carlo Argan lo resumió así: "Un cuadro suyo no es una superficie, sino un ambiente". Y la ensayista María Zambrano habló del "tiempo de adentro". Los cuadros de Rothko son un poco eso.

EL PAÍS

lunes, 3 de febrero de 2014

Mark Rothko / La burbuja del arte moderno




Mark Rothko (1903 – 1970)


Nacido en Rusia bajo el nombre de Marcus Rothkowitz,  se hizo famoso en el campo del expresionismo abstracto aunque se resistía a utilizar éstos términos para describir su obra. Inicialmente consistía en arte con mayor tendencia figurativa, incluyendo figuras mitológicas pero luego empezó a experimentar (en los años 40 y 50) con el estilo por el que se lo reconocería mundialmente y con el que alcanzaría su madurez artística: los campos rectangulares de color.
5) FOUR DARKS RED
4) Nº 61
3) BLACK GREY
2) MAGENTA, BLACK, GREEN ON ORANGE             
1) ORANGE & YELLOW

Mark Rothko en cuatro rectángulos

Mark Rothko
Olesya Aleksandrovna Denisova


Mark Rothko en cuatro rectángulos



Mauricio Montiel Figueiras
31 de agosto de 2010

1.

Marcus Rothkowitz, que cambió su nombre por el de Mark Rothko en 1940 aunque lo registró legalmente hasta 1959, adjudicaba a un recuerdo de infancia los rectángulos que fueron conquistando su pintura como un hábil batallón geométrico o bien como prefiguración de los monolitos cósmicos de 2001: Odisea del espacio, esos umbrales que van a dar al fondo de lo ignoto al igual que las formas rothkianas. (El arte, afirmaría el pintor en 1943, es “una aventura hacia un mundo desconocido que sólo pueden explorar quienes estén dispuestos a asumir riesgos”.) El recuerdo en cuestión eran las fosas comunes ubicadas en los bosques cercanos a su ciudad natal (Dvinsk, Rusia, hoy Daugavpils, Letonia) y cavadas por los cosacos que cazaban y mataban judíos para mostrar fidelidad al zar. Los historiadores, no obstante, anotan que en aquellos años
–Rothko nació en 1903 y emigró a Estados Unidos en 1913– no hubo ejecuciones de ese tipo en dicha zona, y establecen que el recuerdo pudo deberse a los relatos sobre los pogromos en la Rusia zarista oídos por un niño sensible. Así pues, ¿qué serán en realidad los misteriosos rectángulos de Rothko: los sepulcros de donde el color se levanta y anda como un Lázaro consagrado de golpe a la luz y al éxtasis dionisiaco? “Apolo –diría el artista– tal vez sea el dios de la escultura, pero también lo es de la luz extrema. El resplandor no sólo ilumina el todo sino que, al intensificarse, también lo diluye. Esa es la clave secreta por la que identifico lo dionisiaco con el resplandor.” Tumbas luminosas, sus cuadros se abren para recibirnos pero no con un abrazo de muerte sino con la bienvenida a un nuevo estadio de la existencia: quizá el mismo al que accede el Ulises sideral de 2001.

 

2. ¿Tumbas o templos? En la primavera de 1959, para liberarse un poco de la tensión causada por los murales comisionados por Joseph Seagram and Sons para el restaurante Four Seasons en Park Avenue, Rothko hace su segundo viaje a Europa desde el exilio neoyorquino junto con su familia: Mary Ellen (Mell) Beistle, su segunda mujer, y Kathy Lynn (Kate), su primogénita. Una vez en Nápoles, su
primer destino, los Rothko visitan Pompeya y Mark se siente impresionado por la afinidad entre su obra y los frescos de la Casa de los Misterios (la complicidad dionisiaca); después deciden pasar un día en Paestum, antigua colonia grecorromana al sur de Nápoles, donde se yerguen tres magníficos templos dóricos y donde dos jóvenes vacacionistas italianos, al enterarse de la actividad de Rothko, le preguntan si ha venido a pintar los edificios, a lo que él contesta: “Llevo pintando templos griegos toda mi vida sin siquiera saberlo.” En el trayecto a Europa a bordo del trasatlántico USS Constitution, el artista confesó al editor John Fischer, compañero de ruta, que había aceptado la comisión Seagram en 1958 “con la esperanza de pintar algo que le estropeara el apetito a todo hijo de puta que comiera en la sala. El mejor cumplido sería que el restaurante se negara a colgar los murales, pero no lo harán. La gente aguanta lo que sea hoy en día”. Lo que sea: Rothko quería enterrar en vida a los frívolos comensales del Four Seasons, convertir Nueva York –la ciudad que no abandonaría salvo por motivos profesionales o recreativos– en una suerte de necrópolis rebautizada como Nueva Rothko gracias a esos murales inspirados –según admitió al mismo Fischer– por las puertas y ventanas ciegas del vestíbulo o ricetto de la Biblioteca Laurenciana en Florencia, diseñado por Miguel Ángel en la década de 1520. Nadie sale vivo de este espacio, pensó Rothko, así que rómpanse la crisma contra mis puertas y ventanas tapiadas el resto de la eternidad, o al menos hasta que el color les arroje la llave. Sin embargo, luego de un almuerzo con su esposa en el Four Seasons, el pintor rescindió el contrato con Seagram y rechazó los treinta y cinco mil dólares ofrecidos: los clientes de esa atmósfera banal no entenderían los cuadros que ahora cuelgan, partes de un rito simbólico de lapidación, en distintos museos. Imposible sobornar tal furia cromática: “Ni toda la corrupción de este mundo –apuntaría el poeta Stanley Kunitz en la oración fúnebre dedicada a su amigo– puede diluir esos preciados colores.”

 

3. Rothko tuvo que descender a los subterráneos no solo de Nueva York sino de su espíritu (“Para mí el arte es una anécdota del espíritu”, diría en 1945) para regresar a la superficie con colores que nos harían precipitarnos a otras profundidades (“La experiencia de la profundidad es una experiencia de
penetración en los estratos cada vez más internos de las cosas”, diría en 1954). Las criaturas largas y alienadas que pueblan la serie de óleos sobre el metro, inscritos en el periodo realista de su obra (1924-1940), son puntales que soportan los bloques donde ya late una poderosa obsesión cromática. En la fase surrealista (1940-1947), esas criaturas devienen emblemas mitológicos que se disuelven en las “multiformas” (1947-1949) de donde brotarán por fin los rectángulos incandescentes. Junto con la figura humana y los marcos, la firma de Rothko desaparece para dejar hablar con toda libertad a la materia –el pintor se definía como materialista–, a las “cosas” que le granjearían la inmortalidad: “Las áreas son cosas [...] Mis cuadros no tienen nada que ver con el espacio. Mondrian divide el lienzo; yo pongo cosas en él.” Cosas, hay que señalarlo, que Rothko vislumbró al toparse en 1949 con El estudio rojo (1911), de Henri Matisse, que además le legó una especial afición por el color de la sangre. No es gratuito que la obra de teatro de John Logan que aborda el proceso de creación de los murales Seagram, y cuyo montaje en Broadway obtuvo siete premios Tony en junio pasado, se titule simple y precisamente Red.

 

4. A las nueve de la mañana del miércoles 25 de febrero de 1970 el ayudante de Rothko, Oliver Steindecker, localizó el cadáver del pintor en el baño de su estudio situado en la calle 69 Este. La autopsia reveló que el artista murió de una sobredosis de barbitúricos al cabo de cortarse las arterias braquiales con una hoja de rasurar. Horas después del hallazgo del cadáver, nueve óleos destinados originalmente al restaurante Four Seasons llegaron a Londres para integrar lo que sería la Sala Rothko en la Tate Gallery y luego en la Tate Modern. Simon Schama sintetiza así el impacto de esas imágenes: “Algo allí vibra y pulsa constantemente, como el interior de una parte del cuerpo, todo carmesí y púrpura.” John Banville se inclina también por la veta orgánica: “Cada lienzo rezuma los colores como sangre fresca a través de un vendaje donde la sangre vieja ya se ha secado.” Estas palabras no dejan de remitir al triste y violento cuadro –un Estudio rojo muy diferente al de Matisse– que debió trazar la sangre de Mark Rothko durante su suicidio: el último gesto cromático de quien en algún momento declaró ser “tal vez un profeta. Pero no profetizo las desgracias por venir sino que pinto las que ya están aquí”. 

LETRAS LIBRES




Rothko / Estrella de la subasta otoñal


foton
'Royal red and blue', de Rothko. / EFE

Rothko, estrella de la subasta otoñal

EFE / Nueva York / 14 de noviembre de 2012

'No.1 (Royal red and blue)' se convirtió hoy en la estrella de una subasta de arte contemporáneo y de posguerra

La obra alcanzó los 52,6 millones de euros en la casa Sothey's de Nueva York



Una obra de Mark Rothko titulada No.1 (Royal red and blue) se convirtió hoy en la estrella de una subasta de arte contemporáneo y de posguerra celebrada en Nueva York, en la que alcanzó un precio de 67 millones de dólares (52,6 millones de euros).
Esta pintura de gran escala (2,99 por 1,72 metros), pintada por Rothko (1903-1970) en un periodo considerado el cenit de su carrera, fue la obra más cotizada de una subasta organizada por la casa Sothby's en la que también se pusieron a la venta piezas de Francis Bacon, Jackson Pollock o Andy Warhol, y en la que se recaudaron casi 375 millones de dólares (295 millones de euros).
No.1 (Royal red and blue) formó parte de una serie de ocho trabajos que fueron seleccionados por el propio maestro estadounidense para integrar una exhibición individual celebrada en 1954 en el Instituto de Arte de Chicago, la cual supuso un hito en la trayectoria de este exponente del expresionismo abstracto.
Esta obra, que, con la suma de las tasas y comisiones correspondientes alcanzó un precio de 75 millones de dólares (59 millones de euros), había permanecido en la misma colección durante los últimos treinta años.
Por tanto, su salida a la venta constituye "un gran acontecimiento", según explicó el experto de Sotheby's Augusto Uribe, ya que las pinturas de Rothko no suelen prodigarse en el mercado del arte.
Además, se vendieron otras importantes obras adscritas al movimiento del expresionismo abstracto, como Number 4, 1951, un lienzo en el que Pollock (1912-1956) reprodujo su característica técnica del goteo y que alcanzó los 36 millones de dólares (28 millones de euros).
Por otra parte, una importante versión de las emblemáticas pinturas de pontífices de Bacon, Untitled (Pope), que data de 1954, se vendió por 26,5 millones de dólares (21 millones de euros), después de haber permanecido en la misma colección privada desde 1975.
En ella, como en todas estas pinturas insignia del arte de Bacon (1909-1992), la figura de un Papa emerge de las sombras de la Segunda Guerra Mundial, mientras la Humanidad trata de dotar de sentido a las atrocidades cometidas durante esos años. Asimismo, Study for head of Isabel Rawsthorne, un retrato de una de las más cercanas amigas de Bacon, se vendió por 8,2 millones de dólares (6,4 millones de euros).
Otra de las obras que alcanzó un alto precio fue Abstraction, de Willem de Kooning (1904-1997), ejecutada en torno a 1949, y que se vendió por 17,5 millones de dólares (13,6 millones de euros).
Por 1948-H, una obra que define el momento crítico de la carrera de Clyfford Still (1904-1980), cuando el estadounidense resolvió expresivamente su lenguaje abstracto, se pagaron 8,7 millones de dólares (6,8 millones de euros).
Uno de los artistas con mayor presencia en la subasta fue Gerhard Richter (1932), cuyo Abstraktes Bild (712) alcanzó los 15,5 millones de dólares (12 millones de euros). Esta obra fue pintada en 1990, en un punto crucial de la trayectoria del alemán y ejemplifica su maestría en el arte de la abstracción.
En el grupo de obras creadas por Warhol (1928-1987), destacaron Green disaster y Suicide, cuadros pertenecientes a su provocativa serie Muerte y desastre, y que se vendieron por 13,5 y 14,5 millones de dólares respectivamente (10, 5 y 11,3 millones de euros). En esta serie, realizada en la década de los 60, el artista pop explora los temas de los medios de comunicación de masas, el estrellato y la muerte.
La obra de juventud de Jean-Michel Basquiat (1960-1988) Onion Gum, realizada por el estadounidense cuando contaba 23 años, se vendió por 6,5 millones de dólares (5 millones de euros).

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/11/14/actualidad/1352908360_616186.html


Lea, además


Mark Rothko / Daño en la Tate




Un visitante daña ‘rothko’ en la Tate

El agresor se acercó hasta el mural y lo marcó con tinta negra

"Mi intención no era destruirla", ha declarado

 Londres 8 OCT 2012 - 18:33 CETWrigttg Twitter / The Guardian



Un visitante dañó un mural del pintor estadounidense Mark Rothko en la galería Tate Modern de Londres, lo que obligó el domingo al cierre temporal del museo. La Tate Modern informó de que un hombre se acercó hasta el mural, de la serie Seagram, y lo marcó con tinta negra, incidente que es investigado por la Policía Metropolitana de Londres.
"La Tate puede confirmar que hubo un incidente en el que un visitante desfiguró uno de los murales Seagram de Rothko al aplicar con una brocha pintura negra en un área pequeña de la pintura", señaló una portavoz de la galería.
De acuerdo con varios testigos, el individuo se había quedado un rato observando la obra antes de marcarla y salir de la sala rápidamente. Los medios británicos han identificado al vándalo como Vladimir Umanets, de Rusia, que llegó a escribir sobre el mural la frase: "Vladimir Umanet, una posible pieza de Yellowism".
En declaraciones posteriores a los medios británicos, el visitante admitió haber pintado el mural pero negó que su intención fuera dañarlo. "Algunos piensan que estoy loco o que soy un vándalo, pero mi intención no era destruirla (la obra)", dijo Umanet, que afirma ser estudiante de arte y uno de los fundadores de lo que denominó Yellowism (algo así como Amarillismo). Según dijo, el Yellowism "no es arte ni está en contra del arte", sino que es "un elemento de la cultura contemporánea visual".
"No es arte y no es realidad. Es Yellowism. No puede ser presentado en una galería de arte", afirmó este ciudadano ruso, que explicó además que la diferencia entre Yellowism y el arte es que en este último tienes "libertad de interpretación, en el Yellowism no tienes libertad de interpretación, todo es Yellowism, eso es todo".
Umanet, que no reveló a la prensa ni su edad ni su lugar de residencia, negó que su intención fuera hacerse famoso al pintar el mural, si bien admitió que lo más probable es que sea arrestado. El artista Mark Rothko (1903-1970), de origen ruso, emigró a EEUU cuando tenía 10 años y llegó a convertirse en uno de los artistas del expresionismo abstracto más importantes.
En 1958 recibió la comisión para pintar los murales Seagram para el restaurante Four Seasons de Manhattan (Nueva York), pero nunca llegaron a ser instalados allí, y poco antes de su muerte donó algunos de esos murales a la Galería Tate. Las obras de este artista han llegado a venderse en el mercado del arte por millones de dólares.


domingo, 2 de febrero de 2014

Mark Rothko / Campos de color


Mark Rothko
CAMPOS DE COLOR

31 octubre de 2012
Mark Rothko, uno de los grandes artistas plásticos del siglo XX, y mi pintor favorito, nació en Letonia (1903-1970), aunque vivió gran parte de su vida en Estados Unidos.  Fue una de las figuras más destacadas del expresionismo abstracto americano de los años 40, junto a Barnett Newman y Jackson Pollock. 
Sus cuadros, ofrecen siempre la temática de los campos de color, dispuestos normalmente de manera horizontal, en número de dos, tres o cuatro, habitualmente sobre un fondo de otro color.  Rectángulos de grandes formatos confrontados de colores y con bordes desdibujados por veladuras.  Nuestra primera impresión puede ser la de encontrarnos frente a simples cuadrados de colores que hubieran podido ser realizados por cualquier aficionado. Sin embargo, son pocos los que saben que a Mark Rothko le tomó cerca de 20 años llegar a ese nivel de abstracción.
La intención del artista era que el espectador participara de una experiencia mística, de ahí los grandes formatos de los cuadros.  Rothko dotaba  a su obra de un sentido religioso.  A Rothko sólo le interesaba expresar las emociones.  La obra de arte tiene entonces un sentido de búsqueda del propio yo, de invitar a la reflexión y a la introspección.  Según sus propias palabras “expresar las emociones humanas más elementales.  La tragedia, el éxtasis,  la fatalidad del destino…” 
Las obras de Mark Rothko son hipnotizadoras y seductoras, y plasman su ideal de que la pintura debe ser “la expresión simple de una idea compleja”; esa es, justamente, la clave de la oscuridad que envuelve tanto a su obra como a su vida. 
Al principio su obra tenía colores más llamativos y positivos, vivos y brillantes, como el rojo, el amarillo, verde…, sin embargo al final de su vida, sus cuadros estaban plagados de tonalidades oscuras, como el verde, violeta, marrón y sobre todo los negros.  Este cambio en la paleta de colores se asocia al estado depresivo del artista que le llevó al suicidio. 
 Centro blanco (Amarillo, Rosa y Lavanda sobre Rosa), puesto en venta por Rockefeller, fue subastada en Sotheby´s por 72,8 millones de dólares.
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Mark Rothko / Contemplación



Mark Rothko
CONTEMPLACIÓN