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lunes, 21 de mayo de 2018

Héctor Abad / Petro es chavista


Timochenko y Petro según Matador 

Héctor Abad Faciolince

Yo no soy un hombre, soy un pueblo 

20 May 2018 - 12:30 

Voy a desarrollar la afirmación categórica de mi artículo de hace una semana: Petro es chavista. Las siguientes son mis tesis o, para ponerlo en tono menor, mis hipótesis sobre el chavismo de Petro.
1. Por chavismo entiendo la identidad con el análisis social y la práctica política que llevó al poder al coronel Hugo Chávez en Venezuela. Esta afinidad con Chávez, por motivos de táctica electoral, debe ocultarse hasta el punto de que no se sospeche por parte de Petro ni la menor simpatía con el ideario bolivariano. Por seguir estas prácticas, al tiempo que se las niega, se las oculta y hasta se las critica, a Petro se lo puede definir como criptochavista.
2. Lo fundamental del petrochavismo (del chavismo al estilo de Petro) es un axioma muy simple: hay un culpable y yo sé quién es.
3. ¿Quién es ese culpable? La vieja élite oligárquica y corrupta, que debe ser sustituida por mí. ¿Y quién soy yo? Yo soy el iluminado, Chávez (Petro), y además represento la encarnación del pueblo. “Yo no soy un hombre, soy un pueblo”, en palabras de Gaitán.
4. ¿Y quién es el pueblo? El pueblo, a quien yo represento, son los oprimidos, los silenciados, los humillados por la vieja oligarquía colonial, culpable de todos nuestros males.
5. Bajo la dirección de ese gran caudillo, Chávez (Petro), la burguesía depredadora y corrupta debe ser arrasada y sustituida por un nuevo liderazgo popular cuya principal característica es el resentimiento: no hay mérito alguno en quienes han gobernado y dirigido este país (Venezuela o Colombia), ni en quienes han construido sus instituciones (ministerios, hospitales, universidades públicas y privadas, institutos) o creado sus empresas (públicas como EPM o el Banco de la República, privadas como Bancolombia, u oligopólicas como Ardila, Sarmiento y Santodomingo).
6. Esas entidades ineficientes y corruptas van a ser intervenidas y reformadas por mí. De la misma manera las empresas públicas y privadas deben ser dirigidas por líderes populares de confianza (la nueva élite boliburguesa) que devolverán la riqueza al pueblo. Y el pueblo es Chávez, es decir Petro, que repartirá entre todos los desposeídos esa riqueza como un padre benévolo, bajo forma de casas, mercados, subsidios, puestos de trabajo, etc.
7. Todos los líderes populares de cuño chavista, es decir indignados y voluntaristas, le rendirán cuentas a Chávez (Petro), y este podrá ponerlos en sus nuevos cargos o deponerlos a su amaño. Para que esto pueda darse, habrá que devolver al pueblo el aparato judicial que antes estaba en manos de la vieja élite sangrienta y corrupta. Y para tal fin, si es necesario, se convocará una constituyente que redacte una Constitución a la medida del pueblo (es decir, de Petro).
8. Veamos un ejemplo de empresas que deberán ser tomadas y sustituidas por la nueva élite: Hidroituango. Esta no es una gran obra de ingeniería eléctrica en dificultades, sino solo un despojo que se realiza mediante una alianza grosera entre la cúpula empresarial y política que pretende: a) Explotar abusivamente los recursos naturales del pueblo; b) Agredir, inundar, asesinar y desplazar al pueblo; c) Ocultar los crímenes de la oligarquía, o sea sepultar bajo las aguas y el limo las fosas comunes de las masacres cometidas allí; d) Degradar el medio ambiente, antes impoluto, del pueblo.
El nuevo régimen popular producirá electricidad, en caso de que algunos consumistas la exijan, con métodos alternativos tan limpios y milagrosos que se reducen a un solo método: el entusiasmo, la voluntad y la creatividad del pueblo (es decir, de Petro). El nuevo líder, que halaga la ignorancia del pueblo haciéndole creer que tiene dotes de empresario, ingeniero, legislador, obrero calificado, etc., es el demagogo por excelencia. El populismo, encarnado por un líder megalómano y dueño de soluciones mágicas, es capaz de destruir un país, como en efecto sucedió ya en Venezuela. Petro es la manifestación local de esa misma megalomanía.



domingo, 20 de mayo de 2018

Mauricio Vargas / El harakiki de la JEP




Mauricio 

El harakiri de la JEP

Al proteger a Santrich, la JEP pela el cobre y exhibe un aterrador sesgo pro-Farc.

En términos futbolísticos, la JEP anuló un gol antes de que se produjera la jugada. Al proteger a Santrich como si fuera la pobre víctima de un montaje, la JEP pela el cobre y exhibe un sesgo pro-Farc que aterra.




El Tiempo, 20 de mayo de 2018


El portal de internet lasillavacia.com, al que nadie puede tachar de enemigo de los acuerdos de La Habana, lo dijo este viernes con meridiana claridad: con la decisión de suspender el proceso de extradición del excomandante de las Farc ‘Jesús Santrich’, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) “se hace el harakiri” y debilita de manera grave su ya cuestionada credibilidad. Santrich, designado como representante a la Cámara por el partido Farc, es acusado —con contundentes pruebas— de un grave delito de narcotráfico cometido con posterioridad a la firma de los acuerdos, lo que, según esos mismos acuerdos, lo lleva a perder todos sus beneficios y a ser procesado por la justicia ordinaria. Y eso incluye la posibilidad de ser extraditado.


En la decisión hay un cúmulo de absurdos. Primero, porque la JEP suspende un proceso que no se ha iniciado, lo que, además de atentar contra el derecho, insulta la inteligencia. En efecto, como lo señaló el fiscal Néstor H. Martínez, el trámite de una extradición solo arranca cuando el país que pide al reo presenta la solicitud formal de extradición, y eso no ha ocurrido. Solo entonces se activa la competencia de la JEP, como lo especifica el artículo 19 transitorio, incorporado en la Constitución en desarrollo de los pactos de La Habana, y que los magistrados de la JEP se pasan por la faja.



No es un tema menor: la JEP dice que no está claro si los hechos en que Santrich se involucró con el sanguinario cartel de Sinaloa ocurrieron con posterioridad a la firma de los acuerdos. Eso a pesar de que el propio excomandante no niega que esos contactos fuesen en noviembre de 2017, casi un año después de la firma de los acuerdos, y se limita a alegar que no eran para narcotraficar sino para desarrollar “proyectos productivos” en áreas rurales.





“Lo que hoy está planteando la JEP no está ni en el acto legislativo que creó la Jurisdicción Especial ni en el proyecto de procedimiento que está en curso en el Congreso”, sostuvo el senador de ‘la U’ Hernán Penagos, ponente de dicho proyecto. La JEP prevarica en materia grave: dice que desconoce las pruebas sobre la fecha de ocurrencia; ¿cómo puede conocerlas cuando esa demostración judicial solo va a ser allegada cuando Estados Unidos formalice el pedido de extradición? En términos futbolísticos, la JEP anuló un gol antes de que se produjera la jugada. Al proteger a Santrich como si fuera la pobre víctima de un montaje, la JEP pela el cobre y exhibe un sesgo pro-Farc que aterra.

La credibilidad de esta jurisdicción viene siendo cuestionada desde hace rato. Hace pocas semanas, el secretario ejecutivo de la JEP, Néstor Raúl Correa, renunció a su cargo de forma intempestiva. A más de una diferencia conceptual sobre la estructura administrativa de la jurisdicción, quedó la impresión de que sus magistrados querían el control burocrático y de la multimillonaria contratación de la entidad, el mismo vicio que ha enlodado la respetabilidad de los tribunales de la justicia ordinaria.




A más del tufo clientelista y contratista que quedó tras la salida de Correa, ahora resulta que los magistrados dan muestran de escasa sindéresis y dejan entrever su favoritismo hacia los excomandantes de las Farc, autores —con los paramilitares— de algunos de los más espantosos crímenes de la historia colombiana. Que sepan de una vez por todas estos honorables togados que, por esta vía, quizás consigan vencer pero jamás lograrán convencer. Y que, por lo pronto, le dieron la razón al candidato presidencial Iván Duque, quien ha prometido que, si gana, hará ajustes importantes a las normas que regulan la JEP. Ajustes que son bienvenidos si, como lo indican los hechos, más que juzgar a los excomandantes, la JEP se dedica a protegerlos.


miércoles, 18 de abril de 2018

FARC / Cuando Santrich cantaba...

Santrich según Matador

Andrés Candela

Cuando ‘Santrich’ cantaba…

El perdón es reconocer el mal hecho en la otra o en las otras personas, ¡nunca justificarlo!

El Tiempo, 17 de abril de 2018

Me ha causado mucha impresión desde el domingo 7 de abril –sin sorprenderme– abrir los diferentes portales informativos de Colombia y ver en todas las primeras páginas las noticias que cubren de incertidumbre un proceso de “paz” al cual el Gobierno de turno le apostó todo, a tal punto que quienes pensáramos diferente o sugiriéramos cambios en las negociaciones éramos entonces satanizados como “enemigos de la paz” y, con tan caprichosas y obstinadas pretensiones el triunfo del ‘No’ fue borrado de plumazo para que el hinchado padrenuestro de la “paz” hiciera eco en Oslo.

Mauricio Vargas / La bofetada de Santrich

Santrich según Matador

La bofetada de Santrich

Si la JEP se le atraviesa al cumplimiento de la ley y los acuerdos, quedará herida de muerte.

La orden de captura a Santrich no fue una bofetada al proceso: la bofetada la dio Santrich al traicionar la confianza de la sociedad, que, representada por el Gobierno, le otorgó enormes concesiones para que dejara atrás sus innumerables crímenes.

Mauricio Vargas
15 de abril de 2018


En febrero de 2014, cuando avanzaba la mesa de La Habana, el comandante Seuxis Paucis Hernández, alias Jesús Santrich, se despachó, sin sonrojarse, sin que le temblara la voz, sin un asomo de vergüenza, un discurso contra el narcotráfico: “La política antidrogas –dijo al definir lo que las Farc buscaban en el acuerdo– tendrá uno de sus ejes en la identificación de las estructuras del poder narcoparamilitar, criminal y mafioso, entronizadas en el Estado...”.

Gustavo Álvarez Gardeazábal / Las nuevas guerras



Gustavo Álvarez Gardeazábal
Las nuevas guerras

Diario ADN
Abril 17 2018



Cuando se hizo el Acuerdo Final de La Habana ya se sabía de los grupos disidentes de las Farc que no lo acatarían. También era de conocimiento que los elenos y los pelusos y los gaitanistas ejercían dominio sobre algunas zonas del territorio colombiano. No se había hablado, hay que admitirlo, de los caparrapos. En el Acuerdo no se tuvo en cuenta para los disidentes  una solución distinta a las de condenarlos y cerrarles las puertas  al diálogo. Los otros ni se mencionaron, tal vez  porque con los elenos estaban conversando para buscar un acuerdo y a los demás no los registraban ni en Noruega ni en el escritorio de Álvaro Leiva. 16 meses después los elenos andan en guerra abierta con los pelusos en el Catatumbo,decretan paros que la población civil acata para sobrevivir pero nadie sabe de las acciones militares ante una batalla de esa magnitud y menos que entienden por qué el Ejército solo está de espectador de lo que cada vez crece mas, viéndolos matarse entre ellos.

De la otra guerra, de la que se libra desde hace veinte días en Tarazá entre los caparrapos y los autollamados gaitanistas, se sabe porque llegan oleadas de desplazados a Cáceres, a Caucasia o Tarazá y porque, de vez en cuando El Colombiano registra los episodios de muerte y terror que allá se viven. Por supuesto, del Ejército no se sabe nada y parece estar siguiendo las ordenes del comandante supremo de no meterse, de dejar que los grupos ilegales se maten entre ellos, así el riesgo lo corran los civiles.

Y de la otra guerra, de la que  libra Guacho contra los ecuatorianos, aunque se da en el inexpugnable territorio  colombiano de Tumaco, no nos dice nada el vicepresidente Naranjo, a quien encargaron hace unos meses de hacer el show de comandar las tropas punitivas en ese rincón de la patria.


EL JODARIO