El cardenal Meisner nos anunció ayer que "cambió su opinión" respecto al tema de la píldora del día después. Esto, luego de informarse bien y de conversar con teólogos y expertos científicos sobre el tema. (La foto del cardenal es mía, no se puede copiar).
Esto, después del trágico incidente que conocimos la semana antepasada acerca de la negación de atención a la joven violada en Colonia, después de darle gotas de esas que te hacen dormir... en alemán se llaman: gotas k.o. La joven acudió a dos hospitales de una orden religiosa femenina, donde las doctoras (al parecer, fueron mujeres) le negaron su atención, basadas en que ellas no pueden recetar la píldora del día después.
Luego de que el caso salió a la luz pública y todos condenamos una actuación así de médicos que trabajan en un hospital católico, el hospital se disculpó, diciendo que la atención y el aseguramiento de las pruebas del delito habrían podido ser realizadas perfectamente en cualquiera de los dos hospitales católicos. Lo único que no pueden hacer es recetar la píldora del día después. Aclararon que los médicos habían entendido mal el catálogo ético del hospital. Algún periodista tituló "más papistas que el Papa".
Al mismo tiempo, teólogos del Arzobispado de Colonia (de donde Meisner es arzobispo) explicaron que si la píldora del día después sólo impide la fecundación es, en caso de violación, aceptable y no hay problema moral en recetarla. Sin embargo, si tiene efectos abortivos, esto es, si impide la anidación de un óvulo fecundado, no ética. Lo que es evidente...
Pues bien, ayer, con gran humildad, el cardenal Meisner explica que, después de haberse informado y conversado con personas que han estudiado el tema, concluye que, en el caso de violación, el medicamento puede ser administrado con el fin de impedir la fecundación del óvulo ("Wenn nach einer Vergewaltigung ein Präparat, dessen Wirkprinzip die Verhinderung einer Zeugung ist, mit der Absicht eingesetzt wird, die Befruchtung zu verhindern, dann ist dies aus meiner Sicht vertretbar.").
No así, cuando el medicamento en cuestión tiene por finalidad impedir la anidación del óvulo ya fecundado ("Wenn ein Präparat, dessen Wirkprinzip die Nidationshemmung ist, mit der
Absicht eingesetzt wird, die Einnistung der bereits befruchteten Eizelle
zu verhindern, ist das nach wie vor nicht vertretbar, weil damit der
befruchteten Eizelle, der der Schutz der Menschenwürde zukommt, die
Lebensgrundlage aktiv entzogen wird.").
Evidente, aquí me parece que se intentaría remediar un mal con otro mal, un delito (la violación) con otro delito (la muerte del nino).
Demás está decir que no hay una sola "píldora del día después" sino que hay distintos preparados de distintos laboratorios, con diferentes sustancias químicas y que los médicos tendrán que analizar cuáles tienen sustancias que impiden la anidación (no aceptables) y cuáles únicamente impiden la fecundación (aceptables). Lo que, en realidad, no es muy difícil para ellos.
De manera que podemos concluir con el cardenal que, no hay una prohibición general de entregar/recetar la píldora del día después de una violación. ("...die Ärzte in katholischen Einrichtungen sind aufgefordert, sich rückhaltlos der Not vergewaltigter Frauen anzunehmen und sich dabei unter Berücksichtigung des neusten Stands der medizinischen Wissenschaft in ihrem ärztlichen Handeln an den oben genannten Prinzipien auszurichten").
El comunicado de Meisner en la radio de la catedral
Kardinal Meisner erlaubt Form der "Pille danach" : Ethische Konsequenz