A 50 años del encuentro entre Adenauer y De Gaulle en la Catedral de Reims, y del inicio formal de la amistad franco-alemana (aunque ya había comenzado), los invito a leer la Carta de Edouard Carmignac a François Hollande
El maestro de las finanzas fancesas dedica un párrafo a Alemania:
Pero querer, igualmente esquilar (tondre) a nuestros amigos alemanes es una ambición peligrosa e imprudente. ¿Por qué estarían de acuerdo en ayudar a financiar una jubilación a los 60 años en Francia, mientras que la edad acaba de ser elevada a 67 años al otro lado del Rhin? Por supuesto, Alemania tendría mucho que perder con la caída del euro. Pero es políticamente insostenible a exigir que avalen los beneficios de otros, que ellos se niegan a sí mismos, y es poco realista esperar que ellos sean los únicon que soporten la carga de una Europa demasiado cara.