Siguiendo con el libro de los cuidadanos peligrosos... (ver tag).
En la pág 36, los autores explican algo que yo también he visto el último tienpo... Los sembradores del odio y la violencia (como yo los llamo); los odiadores, los llaman los autores del libro... Ellos nacen -por así decirlo- se cubren de una nueva piel.
Ello tiene un efecto secundario muy agradable para ellos: ellos se convierten en héroes, sino en mártires. Se sienten en el lado del bien, de los buenos y luchando por la justicia. Para ellos -en su licha- ya no existen más reglas terrenas. La justicia y el derecho lo definen desde su propio punto de vista.
Es a lo que se refiere Jean Paul Sartre cuando habla de "criminales con buena intención".
Así se deben sentir la turba de Hoyerswerda, el noruego Breivik y aquellos que, en la red, incluso usando su propio nombre, en mails, en cartas, y en foros de internet, difunden el odio. Antes el odio era anónimo (mensajes anónimos); ahora da su nombre, es un odio abierto.
Es una siembra de odio con nombre, apellido y con cara, ya que esta gente está convencida que el suyo es un odio justo.
El rechazo al orden institucional existente hace que la siembra de odio sea más fácil, ya que las posibles consecuencias hacen de estar personas mártires de la "dictadura de las opinión", de la famosa Meinungsdiktatur en alemán... (pág. 37).