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domingo, 23 de diciembre de 2007

Mehmet Daimagüler desde Yale


El 10 de noviembre del 2005, escribí un artículo acerca del joven político liberal (de la FDP) Mehmet Daimagüler. Me pregunto qué otro partido podría darle cabida a "un turco" como él. Me imagino que sólo la FDP y los Verdes. En los dos grandes partidos populares (los demócratacristianos, ni hablar de los socialcristianos y los socialdemócratas), definitivamente no.

Mehmet Daimagüler, un ejemplo exitoso de integración

Copio abajo (al final de este artículo) el texto de aquel entonces.

Resulta que Daima (que sigue en la Universidad de Yale) está escribiendo muy seguido (durante varios días diariamente) para el Die Welt y me he deleitado leyéndolo. Sus palabras -habla de tres temas cortos en una sola columna diaria- dan para pensar...

Ayer, refiriéndose a la Navidad, escribió algo que tiene mucha relación con el tema de la semana pasada, el Estudio sobre la religiosidad en Alemania

Traduzco: "En el tiempo de Navidad, pienso mucho sobre el cristianismo. Si me hiciera cristiano, me haría católico u ortodoxo. Saben cómo se celebra. ¡Empezando por las mismas iglesias! (...). El protestantismo me produce frecuentemente mal humor. No sería para mí".

Y continúa: "pero no me quiero convertir, permeneceré como un oportunista de la religión".

Ok, con esto que dijo, supongo que se terminará siendo cristiano. En Yale o en Alemania.

Encuentro positivo -una conquista de nuestro tiempo- que las personas hoy se pregunten ellas mismas por la verdad o la Verdad y que continúen, sin pensar y por costumbre, con la religión de sus antepasados.

Es lo que ha ocurrido hasta ahora en Alemania: que se sigue la religión de los papás y no se piensa más allá (las conversiones, si las hay, tienen lugar generalmente después de la muerte del padre, esto lo he visto ya varias veces y lo encuentro como de película, de película antigua, claro). En fin, vivimos en la mejor época que podamos imaginar: el 2008.

Aquí el texto (de 2005) acerca de su vida como niño, hijo de inmigrantes turcos (y pobres, porque es muy distinto cuando eres hijo de profesionales universitarios, del país que sean) en Alemania. Acerca de las iniciativas para ayudar a los hijos de inmigrantes, después dos años después, puedo decir que he visto algunas -organizadas en y por colegios privados- y en forma privada.

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Mehmet Daimagüler (conocido como Daima), miembro de los liberales alemanes (FDP), 36 ó 37 años, hijo de un obrero del acero de la región de Siegen cuya vida podríamos denominar una historia exitosa de estudio e integración. Estudió Derecho, se doctoró e incluso pasó (o tal vez continúa allá, tendría que averiguarlo) por Harvard.

Él mismo cuenta que, en su calle, vivía una buena señora alemana ya mayor, que él y sus hermanos llamaban Oma, esto es, abuela. Oma Philippine hacía con ellos las tareas (deberes, en algunos países) y los ayudaba con el estudio. Su ayuda y apoyo les permitió a él y a sus hermanos entrar al Gymnasium y hacer el bachillerato. Cuando ella murió -cuenta Mehmet- los Daimagüler estaban sentados en la primera fila de la iglesia, porque ella pertenecía a la familia.

En Alemania, la educación primaria acaba en el cuerto año y los escolares continúan en tres tipos de colegio. El único que te habilita para entrar a la universidad es el Gymnasium. La profesora de cuerto año le dijo a los padres de Mehmet "un niño turco no va al Gymnasium". La profesora es quien da la recomendación para tal o cual forma de colegio, de manera que tú dependes completamente de ella. Las posibilidades de influencia de los padres sobre su decisión son bastantes limitadas. Pese a ello, los padres con la ayuda de "la Oma" lograron enviar a Mehmet al Gymnasium, al final del cual logró un 1 en alemán, un 1 es la nota máxima.

Lo que quiero decir con este "cuento" que me ha salido un poco largo son tres puntos fundamentales:

1° que si a los padres les interesa la educación de los hijos, los sacarán adelante. Pero debe importarles e interesarse por ella. La educación alemana es muchas veces sumamanente poco interesante y no motiva ni a padres ni a hijos, sobre todo cuando enseñan a los niños temas tan "interesantes" como la basura, las papas o patatas o la historia de amor de un niño de ocho años o toda la gama de lo que aquí se llama educación sexual.

2° El sistema educacional alemán supone que tú o tu marido estén en la casa y se conviertan en profesores auxiliares de tu hijo. Mehmet y sus hermanos tenían a Oma Phlippine, ¿qué habría sido de ellos sin esta mujer extraordinaria? Supone que inviertas diariamente muchas horas enseñándole lo que no ha aprendido en el colegio y ejercitando con él. Las horas de clases son pocas, la jornada escolar es corta y no da tiempo para ejercitar, por ejm., matemáticas, de manera que, o lo haces con tu hijo en casa o no le irá bien en el colegio. La oferta de clases particulares que aparece en los diarios en el último tiempo es abismante, una prueba más del fracaso del sistema escolar.

Pues bien, los padres y madres turcos no parecen ser los más apropiados para dar clases particulares a sus hijos, por lo menos no los inmigrantes de la primera generación. Tampoco tienen medios económicos para pagar clases particulares. Sobre todo si tienen varios hijos. Además, muchas veces, no les gusta -o rechazan- la educación que reciben en el colegio, ni el ambiente. Depende del colegio, ver

3° Me temo que muchos profesores no tienen demasiado interés en ayudar a un turco. Otros sí, hay que ser justos y he visto muy buenos ejemplos de ello. Pero, aunque lo tuvieran y tratarán de sacarlo adelante, dudo mucho que tengan el tiempo para hacerlo, con salas de clases abarrotadas y niños-problema que les quitan el precioso tiempo que podrían dedicarle a los alumnos realmente interesados en estudiar.

En suma, faltan iniciativas (públicas y privadas) de apoyo a hijos de migrantes turcos. ¡Y Dios quiera que hubiera muchas otras Oma Philippine! ¡Serían la mejor iniciativa privada!