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lunes, 4 de enero de 2010

De positivistas y de no-positivistas


Queridos amigos: qué me dirían Uds. si una frase como la que aparece arriba, en la cabecera de este blog "La dignidad humana es intangible", fuera relativizada por corrientes de pensamiento jurídico que sostuviesen que lo único que vale es el derecho del pueblo y que sirve al pueblo alemán.

O que la ley es la expresión de la voluntad profunda de los antepasados. O, la ley, la expresa el conductor del pueblo o bien, el soberano es quien puede determinar el estado de excepción constitucional. O que estableciera diversas medidas fisiológicas para ser portador/a o sujeto de derechos.

Y estos son sólo ejemplos suaves. Ahora bien, es esto precisamente lo que hizo un sector bastante importante -y cuya importancia aún después de la II Guerra Mundial, dentro y fuera de Alemania, no se puede negar- de la doctrina jurídica alemana durante la República de Weimar.

Contra los intentos de leer el derecho desde un punto de vista como el descrito, se alzó, en Alemania y especialmente en Austria, una o más doctrinas jurídicas que los estudiosos/as del derecho, llamamos positivismo jurídico. Los positivistas dijeron: no, lo que vale es lo que dice la ley y no se puede aceptar que algunos pasen a llevar la ley y la constitución, a través de una hermenéutica que la desvirtúa completamente, interpretándola desde su subjetivo ángulo de visión.

En estos términos -y no en otros- surge la discusión entre positivistas y no-positivistas en el ámbito de la cultura jurídica de habla alemana. Que es donde surge este debate, y no en otra parte.

Que en los países sudeuropeos (seguidos de sus hijos hispanoamericanos), con posterioridad -o anterioridad en contados casos- se haya dado un debate entre aprendices de positivistas y iusnaturalistas de origen escolástico, es otra historia.

En Alemania y Austria, los términos de la discusión -ganada, con la subida del Führer al poder, por los enemigos del positivismo- son distintos. Para los no-positivistas, el Führer era el creador de derecho y... no es que estuviera sobre el derecho (no es un monarca francés absolutista) sino que el Führer era el derecho. Y como tal, era el soberano y regía sobre los estados de excepción.

A esto fue a lo que Kelsen y otros positivistas se opusieron. Ellos no conocían las trifulcas que habría después -o antes- en universidades italianas, francesas o hispanoamericanas, entre los autodenominados positivistas y los autodenominados iusnaturalistas o incluso con los iusracionalistas.

Yo creo que, si hoy se presentara nuevamente una discusión así, la mayoría de los que defienden la existencia de un derecho natural, que está por encima del derecho positivo, serían positivistas. ¿O me equivoco?

Este corto artículo se lo debía a Marcos, se lo prometí hace mucho tiempo, ver Kelsen: ¿heroe o villano? y Kelsen y los teóricos marxistas Me acordé de estos dos posts de Marcos, al leer, en el excelente blog de Rafael (culto y divertido), En busca de una ética universal: nueva mirada sobre la ley natural


sábado, 22 de marzo de 2008

Algunas consideraciones sobre el racismo y la xenofobia


Queridos amigos, siguiendo un poco con el post anterior (Markus Ulbig contra los neo nazis en Pirna), me gustaría copiar el comentario que nuestro querido amigo Martín (Carta Náutica) escribiera hace no mucho en el foro del artículo Porcentaje de extranjeros por ciudad


Entiendo que en Alemania el territorio de la Ex-República democrática es el más atrasado. Y al menos este dato confirma una intuición que siempre he tenido: son las regiones más atrasados y con mentalidad más aldeana (aldeana por nunca haber salido de sus estrechas fronteras y por vivir encerrados en sí mismos), las que son más prejuiciosas y xenófobas.

Ante realidades que desconocemos, todos podemos adolecer de ciertos prejuicios (cuya raíz es básicamente la ignorancia o ciertas ideologías alimentadas precisamente de la ignorancia).

Pero estos prejuicios se van debilitando en la medida en que más nos instruimos y en que más viajamos o en que más contacto tenemos con personas de otras latitudes, sea por trabajo, estudios o viajes.

No manejo datos certeros, pero la percepción que tengo es que los europeos más xenófobos son los pertenecientes a las capas sociales menor instruidas y/o más marginales y/o más pobres. Y estas personas encuentran en el extranjero al «chivo expiatorio» perfecto para culparlo de sus descontentos, fracasos o mediocridad. Y es que nadie admite que un fracaso sea sólo por culpa de uno; siempre se busca culpar a alguien.

Y digo esto porque al perfil del típico neo-nazi o skin head ya ni siquiera lo veo como a alguien de la clase trabajadora o de escasos recursos económicos; lo veo más bien incluso como a alguien lumpenizado en un menor o mayor grado

Y con el fin de ganar votos, los políticos populistas apelan a los prejuicios justamente para captar a este sector social, muy manipulable por lo mismo de tener una menor capacidad crítica.

Sólo eso explica que la xenofobia cada vez esté más exacerbada en países como Alemania, con tan baja taza de natalidad y con tanta necesidad de mano de obra extranjera.

Pero bueno: la mía es sólo la opinión de quien percibe las cosas desde este lado del océano.

Asimismo, les recomiendo el artículo de roark (Adiós al estado), Lo que dice Ron Paul sobre el

Cito (la excelente traducción al castellano -¡gracias!- es de Claude, el link Ron Paul y el racismo): "La mentalidad colectivista está en el núcleo del racismo", así es, en los grupos racistas, la persona individual pasa a ser nada más que una pieza en el grupo, en la raza, en la sangre, en la tribu, en la familia extendida (como lo vemos, por ej. en los gangs o bandas, como se les ha traducido).

"El racismo es simplemente una forma horrible de colectivismo, una mentalidad que ve a los humanos estrictamente como miembros de grupos y no como individuos. Los racistas creen que todos los individuos que comparten características físicas superficiales son iguales: al igual que los colectivistas, los racistas piensan sólo en términos grupales. Al alentar a los estadounidenses a adoptar mentalidades grupales, lo que los defensores de la así llamada “diversidad” en realidad hacen es perpetuar el racismo.

"El verdadero antídoto contra el racismo es la libertad. La libertad es tener un gobierno limitado y constitucional dedicado a la protección de los derechos individuales y no a la protección de los reclamos grupales".

Así es. Continúa: "En una sociedad libre, cada ciudadano adquiere un sentido de sí mismo como individuo, y no una mentalidad victimista o grupal. Esto lleva a un sentido de la responsabilidad individual, haciendo que el color de la piel sea irrelevante. El racismo durará hasta que dejemos de pensar en términos grupales y empecemos a pensar en términos de libertad individual".

Asimismo, me gustaría recomendarles este otro artículo que presenta tal vez otra forma de ver las cosas. Del blog amigo tan_gente, les recomiendo el post ¿Derecho a la diferencia o derecho a la semejanza?