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viernes, noviembre 15, 2024

Eugenio Montale / Sobre una carta no escrita


Por un hormigueo de albas, por unos pocos
hilos en los que se enrede
el arco de la vida y se entrelace
con horas y años, hoy los delfines en parejas
¿hacen cabriolas con sus hijos? Oh, que no oiga
nada sobre ti, que escape del resplandor de
tus pupilas. Hay otras cosas en la tierra.

Desaparecer no sé ni reaparecer; tarda
la fragua bermellón
de la noche, la tarde se hace larga,
la oración es un suplicio y todavía
entre las rocas que surgen no recibes
la botella del mar. La onda, vacía,
rompe sobre el cabo, en Finisterre.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896 - Milán, Italia, 1981), "La bufera e altro", 1956, Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2004
Versión de Jorge Aulicino


Su una lettera non scritta
 
Per un formicolio d' albe, per pochi 
fili su cui s'impigli 
il fiocco della vita e s'incollani 
in ore e in anni, oggi i delfini a coppie 
capriolano coi figli? Oh ch'io non oda 
nulla di te, ch'io fugga dal bagliore dei 
tuoi cigli. Ben altro è sulla terra. 

Sparir non so né riaffacciarmi; tarda 
la fucina vermiglia 
della notte, la sera si fa lunga, 
la preghiera è supplizio e non ancora 
tra le rocce che sorgono t'è giunta 
la bottiglia dal mare. L' onda, vuota, 
si rompe sulla punta, a Finisterre. 
---
Foto: Eugenio Montale en su casa en Milán, Italia, 1972 Keystone/Getty Images

viernes, agosto 30, 2024

Eugenio Montale / El lirio rojo




El lirio rojo, si un día
echó raíces en tu corazón de veinte años
(brillaba el agua en las cribas
de los areneros, se zambullían
brillantes topos en las cañas, torres,
pendones desafiaban la lluvia,
y el paso feliz al nuevo sol,
inconsciente se cumplió);

el lirio rojo ya sacrificado
en las lejanas crestas
a las promesas que el echarpe te acribillan
de una helada incorruptible y las manos, -
flor de foso que se te abrirá
en las orillas solemnes donde el zumbido
del tiempo ya no fatiga...: 
para revivir el arpa celeste
y hacer a la muerte amiga.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "La bufera e altro", 1956, Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2004
Versión de Jorge Aulicino



Il giglio rosso

Il giglio rosso, se un dì
mise radici nel tuo cuor di vent'anni 
(brillava la pescaia tra gli stacci 
dei renaioli, a tuffo s'inforravano 
lucide talpe nelle canne, torri, 
gonfaloni vincevano la pioggia,
e il trapianto felice al nuovo sole, 
te inconscia si compì); 

il giglio rosso già sacrificato
sulle lontane crode
ai vischi che la sciarpa ti tempestano 
d'un gelo incorruttibile e le mani, -
fiore di fosso che ti s'aprirà 
sugli argini solenni ove il brusio 
del tempo più non affatica... : a scuotere 
l'arpa celeste, a far la morte amica.
---

martes, junio 04, 2024

Eugenio Montale / El abanico



Ut pictura... Los labios que confunden,
las miradas, los signos, los días ya caídos.
intento ponerlos allá como en el círculo.
de un telescopio invertido, mudos e inmóviles, 
pero más vivos. Era una guerra de hombres 
y máquinas en fuga a través de ese humo
que la Euro azotaba, y ya el alba enrojece
como en un temblor y rompe esas brumas.
Brilla la madreperla, el barranco
vertiginoso todavía se traga a las víctimas,
pero las las plumas sobre tus mejillas clarean
y quizás el día se salve. ¡Oh duros golpes
cuando te entreabres, crudos relámpagos, estallidos
sobre la horda! (¿Muere quien te reconoce?)

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "La bufera e altro", 1956, Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2004
Versión de Jorge Aulicino

Más poemas de Eugenio Montale en Otra Iglesia Es Imposible

Nota del Administrador: Ut pictura poesis es la frase completa de Horacio (siglo I a.C.) que inicia este poema: "Como la pintura, la poesía". Tenía un sentido restringido en el texto original (Carta a los pisones), que se amplió durante el Renacimiento para significar que la experiencia estética es la misma en las artes plásticas y en la poesía.

Il ventaglio 

Ut pictura... Le labbra che confondono, 
gli sguardi, i segni, i giorni ormai caduti 
provo a figgerli là come in un tondo 
di cannocchiale arrovesciato, muti 
e immoti, ma piu vivi. Era una giostra 
d'uomini e ordegni in fuga tra quel fumo 
ch'Euro batteva, e già l'alba l'inostra 
con un sussulto e rompe quelle brume. 
Luce la madreperla, la calanca 
vertiginosa inghiotte ancora vittime, 
ma le tue piume sulle guance sbiancano 
e il giorno è forse salvo. O colpi fitti, 
quando ti schiudi, o crudi lampi, o scroscii 
sull'orde ! (Muore chi ti riconosce?) 

---
Foto: Eugenio Montale por Vittoriano Rastelli Corbis/Getty Images

jueves, mayo 02, 2024

Eugenio Montale / Los pendientes



No guarda sombra de vuelos el negro de humo
del espejo. (Y del tuyo no hay más rastro).
Ha pasado la esponja que los vislumbres
indefensos del círculo dorado expulsa.
Tus piedras, los corales, el fuerte imperio 
que te rapta buscaba; huyo
de la diosa que no se encarna, los deseos
sostengo hasta que no se derritan con tu relámpago.
Zumban los élitros afuera, zumba el loco 
funeral y sabe que dos vidas no cuentan. 
Dentro del marco regresan las blandas
medusas de la tarde. Tu impronta
vendrá desde abajo: donde, en tus lóbulos, escuálidas 
manos abrumadas cuelgan los corales.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "La bufera e altro", 1956, Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2004
Versión de Jorge Aulicino

Más poemas de Eugenio Montale en Otra Iglesia Es Imposible

Gli orecchini

Non serba ombra di voli il nerofumo 
della spera. (E del tuo non è più traccia.) 
È passata la spugna che i barlumi 
indifesi dal cerchio d'oro scaccia. 
Le tue pietre, i coralli, il forte imperio 
che ti rapisce vi cercavo; fuggo 
l'iddia che non s'incarna, i desideri 
porto fin che al tuo lampo non si struggono. 
Ronzano èlitre fuori, ronza il folle 
mortorio e sa che due vite non contano. 
Nella cornice tornano le molli 
meduse della sera. La tua impronta 
verrà di giù: dove ai tuoi lobi squallide 
mani, travolte, fermano i coralli. 

---
Foto: Eugenio Montale, 1970, por Ugo Mulas  Artsupp/Herederos de Hugo Mula

martes, marzo 05, 2024

Eugenio Montale / De "Después de una fuga", 2



Estaban los abedules, numerosos, para esconder
el sanatorio donde una enferma
por demasiado amor a la vida, en vilo
entre todo y la nada, se aburría.
Cantaba un grillo perfectamente incluido
en el proyecto clínico,
junto con el cucú que ya habías oído
en Indonesia, a menor precio.
Estaban los abedules, una enfermera suiza,
tres o cuatro mentecatos en el patio,
sobre la mesita de luz un álbum de pájaros exóticos,
el teléfono y algunos chocolatines.
Y estaba yo, naturalmente, y otros
secantes que querían darte ese consuelo 
que podías repartirnos a montones,
si hubiésemos tenido ojos para verlo. Yo los tenía.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896 - Milán, Italia, 1981), "Satura",1971, Tutte le poesie, Mondadori, Milán 2004
Versión de Jorge Aulicino

La poesía de Eugenio Montale en Otra Iglesia Es Imposible



Dopo una fuga

C'erano le betulle, folte, per nascondere
il sanatorio dove una malata
per troppo amore della vita, in bilico
tra tutto e il nulla si annoiava.
Cantava un grillo perfettamente incluso
nella progettazione clinica
insieme col cucú da te già udito
in Indonesia a minore prezzo.
C'erano le betulle, un'infermiera svizzera,
tre o quattro mentecatti nel cortile,
sul tavolino un album di uccelli esotici,
il telefono e qualche cioccolatino.
E c'ero anch'io, naturalmente, e altri
seccatori per darti quel conforto
che tu potevi distribuirci a iosa
solo che avessimo gli occhi. Io li avevo.

---
Foto: Eugenio Montale en su casa durante una entrevista, Milán, 1973 Giorgio Lotti / Mondadori / Getty Images

lunes, agosto 01, 2022

Eugenio Montale / Dos poemas



¡AH, SER ESCUETO Y ESENCIAL
como las guijas que volteas,
comidas por la sal y el yodo,
astilla fuera del tiempo, testigo
de una fría voluntad que no pasa!
Pero fui un hombre que contempla absorto
en sí mismo y en los otros
el hervor de la vida fugaz
—hombre tardío en sus actos, que nadie, después, destruye.
Quise encontrar el mal
que mina el mundo, la leve torcedura
de una palanca que detiene
el artefacto universal
y vi todos los hechos del minuto
listos a colapsarse en un derrumbe.
Seguido el trazo de un sendero tuve
otro en el corazón que me llamaba.
Tal vez necesitaba el tajo del cuchillo,
la mente que decide y labra su camino.
Otros libros me hacían falta
y no tu atronadora página.
Pero no guardo ya remordimientos:
tú todavía derrites
los nudos más ocultos con tu canto
y tu delirio alcanza ya los astros.


RECHINA LA POLEA DEL POZO,
sube el agua a la luz y con la luz se funde.
Tiembla un recuerdo en el colmado cubo,
en el puro círculo una imagen ríe.
Acerco el rostro a evanescentes labios:
se deforma el pasado, se hace viejo,
le pertenece a otro…
                              Ah, cómo cruje
la rueda, te devuelve al negro fondo,
visión, y una distancia nos divide.

Ossi di seppia, 1925

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), Cien poemas de Montale, UNAM, Ciudad de México, 2008, vía Punto de Partida n° 152, noviembre-diciembre de 2008, UNAM
Traducción de Fabio Morábito


---
Foto: Eugenio Montale, Milán, 1966 Giorgio Lotti/Mondadori/Getty Images

viernes, abril 24, 2020

Eugenio Montale / De un lago suizo












Mi zorra, yo también fui el "poeta
asesinado" en el bosque de avellanos
raso, en donde hizo gruta el fuego;
irisaba tu rostro un círculo de oro
al fondo de aquella madriguera;
lento bajaba por su vía hasta tocar
un nimbo y disolverse; ansioso, yo
invocaba el final sobre ese hondo
signo de tu vida abierta, amarga,
atrozmente frágil y tan fuerte.
¿Serías quien brilló en lo oscuro? En el surco
palpitante, en una cuesta enardecida,
atento sobre el trazo de tu leve
zarpa de predador (una huella casi
invisible, una estrella), yo, extranjero,
aun me abalanzo; y alzado en vuelo un pato
negro, desde el hondo lago hacia el nuevo
incendio me conduce, donde arde.

[1956]

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "La bufera e altro", 1956, Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2004
Versión de Jorge Aulicino

N. del T.: El poema es un acróstico: las letras iniciales de cada verso forman el nombre de la poeta María Luisa Spaziani (1922-2014). Con alguna maniobra táctica, el acróstico se mantuvo en castellano, sin lastimar, a mi entender, la construcción de cada verso

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Da un lago svizzero

Mia volpe, un giorno fui anch’io il “poeta
assassinato”: là nel noccioleto
raso, dove fa grotta, da un falò;
in quella tana un tondo di zecchino
accendeva il tuo viso, poi calava
lento per la sua via fino a toccare
un nimbo, ove stemprarsi; ed io ansioso
invocavo la fine su quel fondo
segno della tua vita aperta, amara,
atrocemente fragile e pur forte.
Sei tu che brilli al buio? Entro quel solco
pulsante, in una pista arroventata,
àlacre sulla traccia del tuo lieve
zampetto di predace (un’orma quasi
invisibile, a stella) io, straniero,
ancora piombo; e a volo alzata un’anitra
nera, dal fondolago, fino al nuovo
incendio mi fa strada, per bruciarsi.

---
Foto: Maria Luisa Spaziani y Eugenio Montale Il Messaggero. La imagen ilustra la portada de Montale e la volpe. Ricordi di una lunga amicizia, de María Luisa Spaziani, Mondadori, 2011

martes, septiembre 10, 2019

Eugenio Montale / El dolor de vivir muchas veces he encontrado














El dolor de vivir muchas veces he encontrado:
fue el estrecho torrente que se agita,
fue el enrollarse de la hoja
seca, fue el caballo desplomado.

No conocí otros bienes salvo el prodigio
que brinda la divina Indiferencia:
fue la estatua en la somnolencia
del mediodía, y la nube, y el halcón en las alturas.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), Ossi di seppia, Piero Gobetti Editore, Turin, 1925
Traducción de Guillermo Boido (1941-2013), El Mundo Incompleto, 28 de noviembre de 2013

Otra Iglesia Es Imposible - El Placard - UNAM - Círculo de Poesía - Ginebra Magnolia  - Eterna Cadencia


Spesso il male di vivere ho incontrato

Spesso il male di vivere ho incontrato:
era il rivo strozzato che gorgoglia,
era l'incartocciarsi della foglia
riarsa, era il cavallo stramazzato.

Bene non seppi, fuori del prodigio
che schiude la divina Indifferenza:
era la statua nella sonnolenza
del meriggio, e la nuvola, e il falco alto levato.
---

jueves, marzo 28, 2019

Eugenio Montale / La primavera hitleriana



                             













                              Né quella ch’a veder lo sol si gira...
                                        Dante (?) a Giovanni Quirini

Densa, la nube blanca de falenas enloquecidas
gira en torno a los pálidos faroles y sobre los parapetos,
tiende sobre el suelo un manto que cruje
como el azúcar bajo los pies; el verano inminente libera
ahora el hielo nocturno que cabía
en las cuevas secretas de la estación muerta;
en los huertos de Maiano desmontan hacia estos arenales.

Pasó hace poco un mensajero infernal volando sobre la avenida
entre vítores de sicarios, un golfo místico ardiente
y empavesado de cruces gamadas lo agarró y se lo engulló,
apagaron las vidrieras, pobres
e inofensivas, aunque armadas
de cañones y juguetes de guerra,
cerró la carnicería que adornaba
con bayas el hocico de cabritos muertos,
la fiesta de los buenos verdugos que aún ignoran la sangre
se volvió un mugriento rigodón de alas rotas,
de larvas en el pantano, y el agua sigue mordiendo
las orillas y nadie es inocente.

¿Todo para nada, entonces? – y las candelas
romanas, en San Giovanni, que lentamente aclaraban
el horizonte, y las promesas y los largos adioses
fuertes como un bautismo en la lúgubre espera
de la horda (pero una gema rayó el aire goteando
sobre los hielos y las riberas de tus playas
los ángeles de Tobías, los siete, siembra
del porvenir) y los heliotropos nacidos
de tus manos –quemado todo y chupado
por un polen que chilla como el fuego
y tiene puntas de ventisca...

                       ¡Oh la llagada
primavera será todavía fiesta si congela
en muerte esta muerte! Levanta de nuevo
la vista, Clitia, es tu destino, tú *
que el no cambiante amor cambiada guardas,
hasta que el ciego sol que llevas
se encandile en el Otro y se destruya
en Él por todos. Quizá las sirenas, los repiques
que saludan a los monstruos en la noche
de su aquelarre se confunden ya
con el sonido liberado por el cielo, que baja, vence –
con el aliento de un alba que mañana por todos
reaparezca, blanca pero sin alas
de horror, en los áridos pedregales del sur...

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981)
Versión de Jorge Aulicino

* Clitia es la ninfa enamorada de Helios, a quien éste convirtió en girasol luego de que, por celos, ella contó al rey Orcamo que su hija había mantenido amores con el dios solar. Tu che il non mutato amore mutada serbi (tú que el no cambiado amor cambiada guardas) alude a esa metamorfosis, narrada por Ovidio. [N. del T.]

"La tormenta y más (1956)", En el humo,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2019










Tutto Poesia - Eretico e Corsario - La Ragione del Cuore - UNAM - Prodavinci - Eterna Cadencia - Otra Iglesia Es Imposible

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Foto: Eugenio Montale c. 1960 Bridgeman Library

jueves, marzo 14, 2019

Eugenio Montale / Corno inglés














El viento que este anochecer hace sonar atento
-recuerda una fuerte sacudida de láminas de metal-
los instrumentos de los tupidos árboles y barre
el horizonte de cobre
en el que regueros de luces se dispersan
como aquilones del cielo que retumba
(¡Nubes en viaje, claros
reinos de allá arriba! ¡De altos Eldorado
mal cerradas puertas!)
y el mar que vuelve a arremeter
lívido, cambia de color
y lanza a la tierra una tromba
de espumas retorcidas;
el viento que nace y muere
en la hora que lenta se hace negra
te pulse a ti también
desafinado instrumento,
corazón.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "Ossi di seppia", 1925, Tutte le poesie, Mondadori, Milán 2004
Versión de Jorge Aulicino

La Sottile Linea d'Ombra - Libreriamo - Weschool - Revista de Libros - De Turbio en Claro


Corno inglese

Il vento che stasera suona attento
- ricorda un forte scotere di lame -
gli strumenti dei fitti alberi e spazza
l'orizzonte di rame
dove strisce di luce si protendono
come aquiloni al cielo che rimbomba
(Nuvole in viaggio, chiari
reami di lassù! D'alti Eldoradi
malchiuse porte!)
e il mare che scaglia a scaglia,
livido, muta colore
lancia a terra una tromba
di schiume intorte;
il vento che nasce e muore
nell'ora che lenta s'annera
suonasse te pure stasera
scordato strumento
cuore.

martes, febrero 19, 2019

Eugenio Montale / La noche que se insinúa entre los pliegues...















La noche que se insinúa entre los pliegues
más oscuros ha entendido el arcano
del tiempo, del espacio divisor.
La verdad está quizá en ese borde
que se estrecha, en el pucho apagado,
reaparece en esos fondos de botella
abandonados a lo largo de la rompiente.
El resto no es otra cosa que un pretexto
para sentirnos vivos y menos solos.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), Diario postumo *, Mondadori, 1996
Versión de Jorge Aulicino

* El Diario postumo de Montale fue sometido a autopsia crítica desde antes de su publicación completa en 1996. La polémica no parece agotada en Italia. La cuestión en debate es si todos los poemas de este libro -que el propio autor quiso que se publicara tras su muerte- son auténticos. En cualquier caso parecen producto de la relación de Montale con Annalisa Cima, quien tenía 27 años cuando conoció a Montale en 1968. Según Cima, Montale quería que los poemas se publicaran en grupos de seis, a razón de un grupo por año. Cada grupo lo había reunido en un sobre. Eran 11 sobres, 66 poemas, a los que se agregaron finalmente otros 18 encontrados por Cima. Se inició la publicación como Montale lo habría querido, pero la serie no continuó. En 1991, Cima entregó 30 poemas, con un "aparato crítico" de Rossana Bettarini y un posfacio de su autoría, a la editorial Mondadori. En 1996, año del centenario de Montale, Mondadori publicó toda la colección. El Administrador no adhiere a posiciones extremas del feminismo pero observa que la diferencia de edad entre Montale y Cima y su relación seguramente amorosa afectó el juicio crítico de los expertos denunciantes. Si algunos de estos poemas fueron escritos o retocados por Cima, serían como el trabajo de un discípulo que intentó prolongar la obra del maestro en carácter y estilo. Son poemas montalianos y casi no tengo dudas de que son de Montale. De un Montale más llano, como el de los dos libros de Diarios que publicó en vida. Y aunque muchas veces estos poemas parecen dialogar con una mujer, ninguno de ellos es de amor.
PD: El dudoso peritaje realizado hace cinco años en Boloña dio por resultado que se eliminara el Diario postumo de la biblioteca universitaria de la ciudad. La censura no ha llegado todavía mucho más lejos. Hay aún defensores de la autenticidad del libro, como Cesare Cavalleri.


Foto: Poetry Foundation

---

La notte che s'insinua tra le pieghe
più oscure, ha capito l'arcano
del tempo, dello spazio che divide.
La verità è forse in questo lembo
che s'assotiglia, nel mozzicone spento,
rippare in quel fondo di bottiglia
abbandonato lungo la battigia.
Il resto, altro non è che un pretesto
per sentirsi vivi e meno soli.

lunes, febrero 11, 2019

Eugenio Montale / El saltador




















El saltador tomado en ralenti
dibuja un arabesco arañiforme
y con esa cifra quizá se identifica
su vida. El que está en el trampolín
todavía está muerto, muerto el que regresa
a nado a la escalerita después de la zambullida,
muerto el que saca la foto, nunca nacido
el que celebra la empresa.
                                      ¿Pero está vivo
el espacio del que vive cada móvil?
¡Piedad para la pupila, para el objetivo,
piedad para todo lo que se manifesta,
piedad para el que parte y para el que llega,
piedad para el que alcanza o alcanzó,
piedad para el que no sabe que la nada y el todo
son dos velos de lo Impronunciable,
piedad para el que lo sabe, para el que lo dice,
para el que lo ignora y tantea en la oscuridad
de las palabras!

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "Diarios del '71 y del '72", 1973, Tutte le poesie, Mondadori, Milán 2004
Versión de Jorge Aulicino

Foto: s/d


Il tuffatore

Il tuffatore preso au ralenti
disegna un arabesco ragniforme
e in quella cifra forse si identifica
la sua vita. Chí sta sul trampolino
è ancora morto, morto chi ritorna
a nuoto alla scaletta dopo il tuffo,
morto chi lo fotografa, mai nato
chi celebra l'impresa.
                                 Ed è poi vivo
lo spazio di cui vive ogni movente?
Pietà per le pupille, per l'obiettivo,
pietà per tutto che si manifesta,
pietà per il partente e per chi arriva,
pietà per chi raggiunge o ha raggiunto,
pietà per chi non sa che il nulla e il tutto
sono due veli dell'Impronunciabile,
pietà per chi lo sa, per chi lo dice,
per chi lo ignora e brancola nel buio
delle parole!

domingo, diciembre 30, 2018

Eugenio Montale / Barcas sobre el Marne





















Felicidad del corcho abandonado
a la corriente
que disuelve en torno el reflejo de los puentes
y el plenilunio pálido en el sol:
barcas sobre el río, ágiles en el verano
y un rumor estancado de ciudad.
Miras los remos y el prado si el cazador
de mariposas llega con su red,
la arboleda sobre el muro donde la sangre
del dragón se multiplica en bermellón.

Voces sobre el río, detonaciones en las orillas
o rítmico escandir de piraguas
en el atardecer que rezuma
entre las cabelleras de los nogales; pero dónde está
la lenta procesión de las estaciones
que fue un alba infinita y sin caminos,
dónde la larga espera y cuál es el nombre
del vacío que nos invade.

El sueño es éste: un vasto
interminable día que reconstruye
entre los diques, casi inmóvil, su resplandor,
y en cada recodo el trabajo del hombre
y el velado mañana que no horroriza.
Y aun más era el sueño, pero su reflejo
quieto sobre el agua en fuga, bajo el nido
aéreo del pájaro mosca, inaccesible,
era un altísimo silencio en el grito
acorde del mediodía, y una mañana
más larga era la tarde, el gran fermento
un gran reposo.
Aquí... el color
que resiste es del ratón que saltó entre
los juncos o, con su metálico rociar
venenoso, el del estornino que desaparece
entre los humos de la orilla.
Otro día,
repites. -Oh, ¿qué repites? ¿Y dónde lleva
esta boca que borbotea en un gran
chorro?
La tarde es ésta. Ahora podemos
descender hasta que la Osa se encienda.

(Barcas sobre el Marne, dominicales, en carrera
en el día de tu cumpleaños.)

[1939]

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), En el humo, selección, versiones, prólogo y notas de Jorge Aulicino, En Danza, Buenos Aires
De próxima aparición

Ilustración: Eugenio Montale en un montaje de Giorgio Lotti, 1975 Scatti Letterari


Barche sulla Marna

Felicità del sùghero abbandonato
alla corrente
che stempra attorno i ponti rovesciati
e il plenilunio pallido nel sole:
barche sul fiume, agili nell’estate
e un murmure stagnante di città.
Segui coi remi il prato se il cacciatore
di farfalle vi giunge con la sua rete,
l’alberaia sul muro dove il sangue
del drago si ripete nel cinabro. 

Voci sul fiume, scoppi dalle rive,
o ritmico scandire di piroghe
nel vespero che cola
tra le chiome dei noci, ma dov’è
la lenta processione di stagioni
che fu un’alba infinita e senza strade,
dov’è la lunga attesa e qual è il nome
del vuoto che ci invade.

Il sogno è questo: un vasto,
interminato giorno che rifonde
tra gli argini, quasi immobile, il suo bagliore
e ad ogni svolta il buon lavoro dell’uomo,
il domani velato che non fa orrore.
E altro ancora era il sogno, ma il suo riflesso
fermo sull’acqua in fuga, sotto il nido
del pendolino, aereo e inaccessibile
era silenzio altissimo nel grido
concorde del meriggio ed un mattino
più lungo era la sera, il gran fermento
era grande riposo. 

Qui... il colore
che resiste è del topo che ha saltato
tra i giunchi o col suo spruzzo di metallo
velenoso, lo storno che sparisce
tra i fumi della riva.
Un altro giorno,
ripeti – o che ripeti? E dove porta
questa bocca che brùlica in un getto
solo?
La sera è questa. Ora possiamo
scendere fino a che s’accenda l’Orsa. 

(Barche sulla Marna, domenicali,
in corsa nel dì della tua festa).

---
"Le occasioni", Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2004

martes, julio 03, 2018

Eugenio Montale / De "Después de una fuga", 1















Al llegar al pueblo de la masacre nazi,
Santa Ana, sobre el que gravita un pico abrupto,
te trepaste como una cierva
hasta la cima junto con una delgada polaca
y el ratón de agua, tu guía, el más cabra salvaje de los tres.
Yo, parado cinco horas en la plaza,
enumerando los muertos en la estela, me incluía
entre ellos ridículamente ad honorem. A la tarde,
nos llevó a los saltos el fuera de borda
hasta el Burlamacca,
una esclusa de estiércol en la que descarga
agua borboteante una seudo fábrica de aceite.
Quizá es el avant premiere del infierno.
Los Burlamacchi, los Caponsacchi... espectros
de herejías, de ilegibles poemas.
La poesía y la cloaca, dos problemas
nunca separados (pero de esto no te hablé).

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "Satura", 1971, Tutte le poesie, Mondadori, Milán 2004
Versión de Jorge Aulicino


Dopo una fuga

Quando si giunse al borgo del massacro nazista,
Sant'Anna, su cui gravita un picco abrupto,
ti vidi arrampicarti come un capriolo
fino alla cima accanto a un'esile polacca
e al ratto d'acqua, tua guida, il più stambecco di tutti.
Io fermo per cinque ore sulla piazza
enumerando i morti sulla stele, mettendomici
dentro ad honorem ridicolamente. A sera
ci trasportò a sobbalzi il fuoribordo
dentro la Burlamacca,
una chiusa di sterco su cui carica
acqua bollente un pseudo oleificio.
Forse è l'avanspettacolo dell'inferno.
I Brulamacchi, i Caponsacchi... spettri
di eresie, di illegibili poemi,
La poesía e la fogna, due problemi
mai disgiunti (ma non te ne parlai).

sábado, junio 30, 2018

Eugenio Montale / En el humo













Cuántas veces te he esperado en la estación
en el frío, en la niebla. Me paseaba
tosiendo, comprando diarios innombrables,
fumando Giuba, luego suprimidos por el ministro
de tabacos, el tarado.
Quizá un tren equivocado, un duplicado o tal vez
un faltante. Escudriñaba los carritos
de los changadores, por las dudas de que llevaran
tu maleta y tú llegases luego, retrasada.
Al fin aparecías, última. Es un recuerdo
de tantos. Me persigue en sueños.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "Satura", 1971, Tutte le poesie, Mondadori, Milán 2004
Versión de Jorge Aulicino


Nel fumo

Quante volte t'ho atteso alla stazione
nel freddo, nella nebbia. Passeggiavo
tossicchiando, comprando giornali innominabili,
fumando Giuba poi soppresse dal ministro
dei tabacchi, il balordo!
Forse un treno sbagliato, un doppione oppure una
sottrazione. Scrutavo le carriole
dei facchini se mai ci fosse dentro
il tuo bagaglio, e tu dietro, in ritardo.
Poi apparivi, ultima. È un ricordo
tra tanti altri. Nel sogno mi perseguita.

jueves, junio 28, 2018

Eugenio Montale / Xenia II, 5





















Bajé, dándote el brazo, al menos un millón de escaleras,
y ahora que no estás es un vacío cada escalón.
Aun así, fue breve nuestro largo viaje.
El mío dura aún, pero ya no preciso
los trasbordos, las reservas,
las trampas, los bochornos de quien cree
que la realidad es lo que se ve.

Bajé millones de escaleras dándote el brazo,
no porque con cuatro ojos quizá se ve mejor.
Contigo las bajé porque sabía que, de las nuestras,
las únicas pupilas verdaderas, aunque ofuscadas,
eran las tuyas.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "Satura", 1971, Tutte le poesie, Mondadori, Milán 2004
Versión de Jorge Aulicino


Xenia II

5

Ho sceso, dandoti il braccio, almeno un milione di scale
E ora che non ci sei è il vuoto ad ogni gradino.
Anche così è stato breve il nostro lungo viaggio.
Il mio dura tuttora, né più mi occorrono
Le coincidenze, le prenotazioni,
le trappole, gli scorni di chi crede
che la realtà sia quella che si vede.

Ho sceso milioni di scale dandoti il braccio
non già perché con quattr’occhi forse si vede di più.
Con te le ho scese perché sapevo che di noi due
le sole vere pupille, sebbene tanto offuscate,
erano le tue.

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miércoles, junio 20, 2018

Eugenio Montale / Bajo la lluvia


















Un murmullo, y tu casa se empaña
como en la bruma del recuerdo -
y lagrimea la palma, ahora que sorda
oprime la descomposición que retiene,
en el bochorno de los invernaderos, las mudas
esperanzas y el pensamiento que remuerde.

"Por amor de la fiebre..." me conduce
un vórtice contigo. Refulge colorada
una cortina, una ventana se cierra.
Sobre la rampa materna ahora camina,
cáscara de huevo entre el fango,
poca vida entre el batir de luz y sombra.

Chillaba Adiós muchachos, compañeros
de mi vida, tu disco desde el patio:
y quiero la máscara si todavía,
más allá del torbellino de la suerte,
me queda el sobresalto que lleva de nuevo
a tu sendero.

Sigo los brillantes regueros
y al fondo, en nimbos,
el humo arrastrado por una nave.
Despunta un claro...
                     Por ti entiendo
lo que osa la cigüeña cuando alza
el vuelo desde la cúspide brumosa
y emigra hacia la Ciudad del Cabo.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "Le occasioni, 1939, Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2004
Versión de Jorge Aulicino

"Por amor de la fiebre" y Adiós muchachos compañeros de mi vida: castellano en el original (N. del T.)


Sotto la pioggia

Un murmure; e la tua casa s'appanna
come nella bruma del ricordo –
e lacrima la palma ora che sordo
preme il disfacimento che ritiene
nell'afa delle serre anche le nude
speranze ed il pensiero che rimorde.

'Por amor de la fiebre'... mi conduce
un vortice con te. Raggia vermiglia
una tenda, una finestra si rinchiude.
Sulla rampa materna ora cammina,
guscio d'uovo che va tra la fanghiglia,
poca vita tra sbatter d'ombra e luce.

Strideva Adiós muchachos, compañeros
de mi vida, il tuo disco dalla corte:
e m'è cara la maschera se ancora
di là dal mulinello della sorte
mi rimane il sobbalzo che riporta
al tuo sentiero.

Seguo i lucidi strosci e in fondo, a nembi,
il fumo strascicato d'una nave.
Si punteggia uno squarcio...
Per te intendo
ciò che osa la cicogna quando alzato
il volo dalla cuspide nebbiosa
remiga verso la Città del Capo.

---
Foto: Eugenio Montale, 1965. Vasabladet, Wikimedia Commons

domingo, junio 17, 2018

Eugenio Montale / Arsenio















El viento levanta el polvo
en remolinos sobre los techos y sobre
espacios desiertos donde caballos
encapuchados huelen la tierra delante
de los vidrios relumbrantes de los hoteles.
Por la avenida, de cara al mar, desciendes
este día por momentos lluvioso, por momentos
encendido, en el que parece estallar
para trastornar las horas
iguales, en estrecha trama, un estribillo
de castañuelas.

Es el signo de otra órbita: síguelo.
Desciende al horizonte amenazado
por una tromba de plomo, alta sobre los remolinos,
más que ellos vagabunda: salado turbión
arremolinado, soplado por los rebeldes
elementos hacia las nubes; que tu paso
sobre el pedregullo rechine, tropiece
en el enredo de algas: ese instante
es tal vez el momento tan esperado que te libre
de terminar tu viaje, anillo de una
cadena, inmóvil andar, oh delirio evidente,
Arsenio, de inmovilidad...

Escucha entre las palmeras los brotes tiernos
de los violines, que se apagan cuando rueda
el trueno con un estrépito de hojalata
percutida; la tormenta es dulce cuando
surge blanca la estrella de Canícula
en el cielo azul y parece lejana la noche
que ya está cerca: si el rayo la corta,
se esparce como un árbol precioso
en la luz que enrojece; y el tambor
de los gitanos es el trueno silencioso.

Desciende en medio de la oscuridad que se precipita
y cambia el mediodía en una noche
de globos encendidos que se mecen en la orilla -
y fuera -ahí donde una misma sombra atrapa
mar y cielo, sobre barcas dispersas palpita
el acetileno -,

               hasta que gotea trémulo
el cielo, humea el suelo que se empapa,
todo alrededor chapalea, baten
los blandos toldos, un murmullo inmenso corre
a ras de suelo, se desinflan y caen chillando
los faroles de papel por las calles.

Perdido entre mimbres y esteras
goteantes, junco que arrastra
sus raíces viscosas, nunca
arrancadas, tú tiemblas de vida y te asomas
a un vacío resonante de lamentos
sofocados, te engulle la red
en la ola antigua que te envuelve; de nuevo
todo vuelve a atraparte, calle portal
muro espejos te fijan en un misma
helada multitud de muertos,
y si un gesto te roza, una palabra
cae a tu lado, quizá eso es, Arsenio,
en la hora que se suelta, la señal de una
vida estrangulada que por ti ha surgido, y el viento
se la lleva con la ceniza de los astros.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "Ossi di seppia", 1925, Tutte le poesie, Mondadori, Milán 2004
Versión de Jorge Aulicino


Arsenio

I turbini sollevano la polvere
sui tetti, a mulinelli, e sugli spiazzi
deserti, ove i cavalli incappucciati
annusano la terra, fermi innanzi
ai vetri luccicanti degli alberghi.
Sul corso, in faccia al mare, tu discendi
in questo giorno
or piovorno ora acceso, in cui par scatti
a sconvolgerne l’ore
uguali, strette in trama, un ritornello
di castagnette.

È il segno d’un’altra orbita: tu seguilo.
Discendi all’orizzonte che sovrasta
una tromba di piombo, alta sui gorghi,
più d’essi vagabonda: salso nembo
vorticante, soffiato dal ribelle
elemento alle nubi; fa che il passo
su la ghiaia ti scricchioli e t’inciampi
il viluppo dell’alghe: quell’istante
è forse, molto atteso, che ti scampi
dal finire il tuo viaggio, anello d’una
catena, immoto andare, oh troppo noto
delirio, Arsenio, d’immobilità…

Ascolta tra i palmizi il getto tremulo
dei violini, spento quando rotola
il tuono con un fremer di lamiera
percossa; la tempesta è dolce quando
sgorga bianca la stella di Canicola
nel cielo azzurro e lunge par la sera
ch’è prossima: se il fulmine la incide
dirama come un albero prezioso
entro la luce che s’arrosa: e il timpano
degli tzigani è il rombo silenzioso.

Discendi in mezzo al buio che precipita
e muta il mezzogiorno in una notte
di globi accesi, dondolanti a riva, –
e fuori, dove un’ombra sola tiene
mare e cielo, dai gozzi sparsi palpita
l’acetilene –
             finché goccia trepido
il cielo, fuma il suolo che s’abbevera,
tutto d’accanto ti sciaborda, sbattono
le tende molli, un frùscio immenso rade
la terra, giù s’afflosciano stridendo
le lanterne di carta sulle strade.

Così sperso tra i vimini e le stuoie
grondanti, giunco tu che le radici
con sé trascina, viscide, non mai
svelte, tremi di vita e ti protendi
a un vuoto risonante di lamenti
soffocati, la tesa ti ringhiotte
dell’onda antica che ti volge; e ancora
tutto che ti riprende, strada portico
mura specchi ti figge in una sola
ghiacciata moltitudine di morti,
e se un gesto ti sfiora, una parola
ti cade accanto, quello è forse, Arsenio,
nell’ora che si scioglie, il cenno d’una
vita strozzata per te sorta, e il vento
la porta con la cenere degli astri.

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Foto: Mondadori

lunes, abril 03, 2017

Eugenio Montale / Epigrama










Niño ocurrente, Sbárbaro*,
dobla papeles de colores vivos
con que improvisa unos barquitos
que lanza al móvil barro
de un arroyo; ve cómo van a la deriva.
Tú, hombre de bien que pasas,
sé previsor por él y alcanza
con tu bastón, para que no se pierda,
esa menuda flota; condúcela
hacia un pequeño puerto de guijarros.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), Traslaciones, Tedi López Mills (compiladora), Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 2011
Traducción de Fabio Morábito

* El poeta ligur Camilo Sbarbaro (1888-1967), a quien Montale dedicó dos poemas de Ossi di seppia, su primer libro. Hay poemas de Sbarbaro traducidos para este blog. (Nota de edición)


Epigramma

Sbarbaro, estroso fanciullo, piega versicolori
carte e ne trae navicelle che affida alla fanghiglia
mobile d'un rigagno; vedile andarsene fuori.
Sii preveggente per lui, tu galantuomo che passi:
col tuo bastone raggiungi la delicata flottiglia,
che non si perda; guidala a un porticello di sassi.

-Ossi di seppia, 1925

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Imagen: The Bogman's Cannon

jueves, junio 02, 2016

Eugenio Montale / Carnaval de Gerti














Si la rueda se atasca en la maraña
de las serpentinas y el caballo
se encabrita entre la multitud, si te nieva
sobre cabellos y manos un largo escalofrío
de iris fluyentes o levantan los niños
las lastimeras ocarinas que saludan
tu viaje y los leves ecos se disgregan
puente abajo sobre el río,
si se despeja el camino y te conduce
a un mundo soplado en una trémula
burbuja de aire y de luz donde el sol
saluda tu gracia – quizá hayas encontrado
el camino que tentó un instante
el plomo fundido a medianoche cuando
el año acabó tranquilo, sin disparos.

Y ahora quieres descansar donde un filtro
convierte en despojos los sonidos
produciendo los sonrientes y acres
humos que te componen el mañana:
ahora preguntas por el país donde los onagros
muerden terrones de azúcar en tus manos
y de los rechonchos árboles despuntan brotes
milagrosos para el pico de los pavos reales.

(Oh tu Carnaval será esta noche
más triste que el mío, tú, rodeada de regalos
para los ausentes: carrozas teñidas
de rosoli, fantoches y arcabuces,
pelotas de goma, liliputienses utensilios
de cocina: la urna los destinaba
a cada uno de los amigos lejanos, en la hora
en que enero se entreabrió y en el silencio
se cumplió el sortilegio. ¿Es Carnaval
o diciembre todavía se demora? Pienso
que si mueves la manecilla del pequeño
reloj que llevas en la muñeca, todo
retrocederá en un deshecho prisma
babélico de formas y colores...)

Y llegará Navidad y el día de Año Nuevo
que vacía los cuarteles y te devuelve
a los amigos dispersos, y también volverá
este Carnaval que ahora se nos escapa
entre los muros que ya se resquebrajan. ¿Pides
tú que se detenga el tiempo sobre el pueblo
que en torno se dilata? Las grandes alas
jaspeadas te rozan, las galerías
empujan hacia fuera gráciles muñecas
rubias, vivas, las palas de los molinos
giran fijas sobre las charcas bulliciosas.
¿Pides que se entretengan las campanas
de plata sobre la aldea y el sonido ronco
de las palomas? ¿Pides tú las mañanas
trémulas de tus lejanas orillas?

Qué extraño y difícil se hace todo,
qué imposible es todo, dices tú.
Tu vida está aquí abajo, donde retumban
sin pausa las ruedas de los carromatos
y nada vuelve sino quizá en estos
imprevistos de lo posible. Regresa
allí, entre los muertos juguetes donde hasta morir
se niega; y con el tiempo que te late
en la muñeca y a la existencia te restituye,
entre los pesados muros que no se abren
al torbellino fatigado de los humanos,
vuelve al camino donde contigo me entristezco,
aquel que señaló un plomo congelado
a mis atardeceres, a los tuyos:
vuelve a las primaveras que no florecen.

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), Las ocasiones, 1939, traducción de Carlos Vitale, Ígitur, Tarragona, 2005


CARNEVALE DI GERTI

Se la ruota s’impiglia nel groviglio
delle stelle filanti ed il cavallo
s'impenna tra la calca , se ti nevica
sui capelli e le mani un lungo brivido
d'iridi trascorrenti o alzano i bimbi
le flebili ocarine che salutano
il tuo viaggio e i lievi echi si sfaldano
giù dal ponte sul fiume,
se si sfolla la strada e ti conduce
in un mondo soffiato entro una tremula
bolla d'aria e di luce dove il sole
saluta la tua grazia – hai ritrovato
forse la strada che tentò un istante
il piombo fuso a mezzanotte quando
finì l'anno tranquillo senza spari.
Ed ora vuoi sostare dove un filtro
fa spogli i suoni
e ne deriva i sorridenti ed acri
fumi che ti compongono il domani:
ora chiedi il paese dove gli onagri
mordano quadri di zucchero alle tue mani
e i tozzi alberi spuntino germogli
miracolosi al becco dei pavoni.

(Oh il tuo Carnevale sarà più triste
stanotte anche del mio, chiusa fra i doni
tu per gli assenti: carri dalle tinte
di rosolio , fantocci ed archibugi,
palle di gomma , arnesi da cucina
lillipuziani: l'urna li segnava
a ognuno dei lontani amici l'ora
che il Gennaio si schiuse e nel silenzio
si compì il sortilegio. E' Carnevale 
o il Dicembre s'indugia ancora? Penso 
che se tu muovi la lancetta al piccolo
orologio che rechi al polso , tutto
arretrerà dentro un disfatto prisma
babelico di forme e di colori...)

E il Natale verrà e il giorno dell'Anno
che sfolla le caserme e ti riporta
gli amici sparsi, e questo Carnevale
pur esso tornerà che ora ci sfugge
tra i muri che si fendono già. Chiedi 
tu di fermare il tempo sul paese
che attorno si dilata? Le grandi ali 
screziate ti sfiorano , le logge
sospingono all'aperto esili bambole
bionde , vive , le pale dei mulini
ruotano fisse sulle pozze garrule.
Chiedi di trattenere le campane
d'argento sopra il borgo e il suono rauco
delle colombe? Chiedi tu i mattini
trepidi delle tue prode lontane?

Come tutto si fa strano e difficile,
come tutto è impossibile , tu dici.
La tua vita è quaggiù dove rimbombano
le ruote dei carriaggi senza posa
e nulla torna se non forse in questi 
disguidi del possibile. Ritorna 
là fra i morti balocchi ove è negato 
pur morire; e col tempo che ti batte
al polso e all'esistenza ti ridona,
tra le mura pesanti che non s'aprono
al gorgo degli umani affaticato,
torna alla via dove con te intristisco,
quella che additò un piombo raggelato
alle mie, alle tue sere:
torna alle primavere che non fioriscono.

---
Foto: s/d