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miércoles, junio 05, 2024

Horacio / Más rectamente vivirás, Licinio...




(Carminum II, 10)

A Licinio

Más rectamente vivirás, Licinio,
si no navegas siempre por alta mar,
ni, mientras cauto temes las tormentas,
costeas el abrupto litoral.
Todo el que ama una áurea medianía
carece, libre de temor, de la miseria
de un techo vulgar; carece también,
sobrio, de un palacio envidiable.
Con más violencia azota el viento
los pinos de mayor tamaño,
y las torres más altas caen
con mayor caída, y los rayos
hieren las cumbres de los montes.
Espera en la adversidad, y en la
felicidad otra suerte teme,
el pecho bien dispuesto.
Es Júpiter quien trae
los helados inviernos,
y es él quien los aleja.
No porque hoy vayan mal las cosas
sucederá así siempre:
Apolo a veces hace despertar
con su cítara a la callada Musa;
no está siempre tensando el arco.
Muéstrate fuerte y animoso
en los aprietos y estrecheces;
y, de igual modo, cuando un viento
demasiado propicio hincha tus velas,
recógelas prudentemente. 

Horacio (Quintus Horatius Flaccus, Venusia, hoy Venosa, 65 a.C. - Roma, 8 a.C.), Antología de la poesía latina, Alianza, Madrid, 1981
Versiones de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar

Más poemas de Horacio en Otra Iglesia Es Imposible

Carmen X

Rectius vives, Licini, neque altum
semper urgendo neque, dum procellas
cantus horrescis, nimium premendo
     litus iniquum.
auream quisquis mediocritatem
diligit tutus, caret obsoleti
sordibus tecti, caret invidenda
     sobrius aula.
saepius ventis agitatur ingens
pinus et celsae graviore casu
decidunt turres feriuntque summos
     fulgura montes.
sperat infestis, metuit secundis
alteram sortem bene praeparatum
pectus, informes hiemes reducit
     Iuppiter, idem.
summovet non, si male nunc, et olim
sic erit: quondam cithara tacentem
suscitat musam neque semper arcum
     tendit Apollo.
rebus angustis animosus atque
fortis appare; sapienter idem
contrahes vento nimium secundo
     turgida vela.

Q. Horatii Flacci, Carminum. Liber II. Toronto: The Copp Clark Co. Limited; London: Macmillan and Co. Limited, 1905
Ontario Council of University Libraries, Internet Archives, 2009

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jueves, marzo 27, 2014

Horacio / Me evitas, Cloe...




















[Carmen 1:23]

Me evitas, Cloe, tal cual si un cervatillo fueras
que busca por inaccesibles montes a la madre
-espantada-, no sin vano temor de selvas y brisas:

el volver de la primavera: entonces tiembla, pues
si en movimiento las hojas, si verdes reptiles agitan
una zarza: el corazón, las piernas tiémblanle:

no te persigo como áspero tigre ni león de Getulia
para acaso destrozarte: deja a tu madre
y marcha entonces adulta con este hombre.

Horacio (Quintus Horatius Flaccus, Venusia, hoy Venosa, 65 a.C.-Roma, 8 a.C.)
Versión de Ignacio Uranga


carm. 1.23 (Metrum: Asclepiadeum tertium)

Vitas inuleo me similis, Chloe,
quaerenti pavidam montibus aviis
    matrem non sine vano
        aurarum et siluae metu.

  nam seu mobilibus veris inhorruit
adventus foliis seu virides rubum
    dimovere lacertae,
        et corde et genibus tremit. 

      atqui non ego te tigris ut aspera
 Gaetulusve leo frangere persequor:
       tandem desine matrem
          tempestiva sequi viro.

martes, diciembre 14, 2010

Horacio / Tres odas, por Angel Faretta




XI

Tú no preguntes, saber es impío
Lo que a ti o a mí Leucónoe
Han fijado los dioses.
No tientes los números babilonios (*)
Mejor es aceptar lo que venga
Ya si Júpiter te ha destinado
Muchos inviernos o tan solo éste
Que abate al mar Tirreno contra las rocas.
Sé sabia. Filtra el vino
Y no prolongues la esperanza,
Que duramos poco.
Hablamos y huye el tiempo envidioso.
Atrapa el día y cree apenas en mañana. (*)

*: refiere a los horóscopos.
* “carpe diem” es una de las expresiones más célebres de la poesía de Horacio y de la latina en general. Al parecer deviene de una vieja raíz “carpere”, cosechar, como también podría traducirse. Ya que el latín tiene la mayor parte de sus -precisamente- raíces de imágenes agrarias.


XIX

La madre terrible del deseo (*)
el hijo de Sémele la tebana (*)
Y la lasciva Licencia (*)
Buscan que a un viejo amor
Rinda mi ánimo.
Glícera más espléndida
Que el mármol de Paros
Su grata faz proterva
En peligro pone a quien lo mire.
Venus ha desertado de Chipre (*)
Y caído sobre mí y no me deja
Hablar de Escitas o de jinetes partos
Que montan al revés, pues no le importan. (*)
Traigan aquí, muchachos, verbena
Traigan los ramos consagrados
El vino añejo y lo demás
Para la ofrenda a la diosa
A ver si le somos gratos.

*: Venus
*: Dionisio o Baco para los romanos. Posiblemente aquí más en el sentido romano de dios del vino. Es decir que Venus, más el vino y más la Licencia...
*: una de las tantísimas figuraciones sacras de las virtudes y los defectos.
* Chipre uno de los lugares de nacimiento (el otro es Citerea) de la diosa Venus.
*: entre las tantas habilidades de estos jinetes originarios de Partia estaba la de arrojar flechas mientras montaban su caballo puestos de espadas para asegurar así la retirada rápida.


XXV

Tus cerradas ventanas ahora con piedras
Los mozos alzados ya no golpean más
Ni te despiertan y de tu puerta abierta
No pasan del umbral

Que antes tan presurosa se abría
Y ya no oyes gemir cosas como
“Mientras muero por ti en las noches
¿Duermes Lidia?”

Serás ahora tan solo una vieja
Que llora frente al arrogante rufián
En la calle solitaria mientras enloquece
El viento tracio.

Bajo un cielo sin luna arderás
Del deseo de las yeguas furiosas
Te quemará el hígado llagado
Por amor y gemirás

Porque la púber edad la verde hiedra
Prefiere, así como al mirto oscuro,
Y a Euro, compañero de invierno, arroja (*)
Las hojas secas.

* viento del S E que ocasionaba tempestades.


Horacio (Quintus Horatius Flaccus, Venusia, hoy Venosa, 65 a.C.-Roma, 8 a.C.), Odas, Libro I
Versión y notas de Angel Faretta


XI
Tu ne quaesieris scire nefas, quem mihi, quem tibi
finem di diderint, Leuconoe, nec Babylonios
temptaris numeros, ut melius, quidquid erit, pati!
seu pluris hiemes seu tribuit Iuppiter ultimam,
quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrhenum, sapias, vina liques, et spatio brevi
spem longa reseces, dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem, quam minumum credula postero .

XIX
Mater saeva Cupidum
Thebanaeque iubet me Semelae puer
et lasciva Licentia
finitis animum reddere amoribus.
urit me Glycerae nitor
splendentis Pario marmore purius.
urit grata protervitas
et vultus nimium lubricus aspici.
in me tota ruens Venus
Cyprium deseruit, nec patitur Scythas (*)
et versis animosum equis
Parthum dicere nec quae nihil attinent.
hic vivum mihi caespitem, hic
verbenas, pueri, ponite turaque
bimi cum patere meri.
mactata veniet lenior hostia.

XXV
Parcius iunctas quatiunt menestras
iactibus crebris iuvenes protervi,
nec tibi somnos adimunt, amatque
ianua limen,

quae prius multum facilis movebat
cardines; audis minus et minus iam
‘me tuo longas pereunte noctes,
Lydia, dormis?’

invicem moechos anus arrogantes
flebis in solo levis angiportu,
Thracio bacchante magis sub inter-
lunia vento.

cum tibi flagrans amor et libido
quae solet matres furiare equorum,
saeviet circa iecur ulcerosum,
non sine questu

laeta quod pubes hedera virenti
gaudeat pulla magis atque myrto
aridas frondis hiemis sodali
dedicet Hebro.



Ilustración: Flooded London 2090 Estudio squint/opera Revista Epóxica

lunes, marzo 16, 2009

Horacio / Oda

A Torcuato

Huyó la nieve, vuelve la hierba a los campos
y las hojas regresan a los árboles.
Murmuran los ríos, la tierra se renueva.
La Gracia con sus ninfas, desnuda, baila.
No esperes que nada dure, dice el año.
Los fríos mueren por los vientos suaves,
a la primavera le seguirá el verano
que a su vez morirá cuando el otoño,
cargado de frutos, los derrame.
Y volverá el devastador invierno, 
pero el  veloz paso de las lunas 
arreglará los daños del cielo.
Polvo y sombra, nosotros bajaremos
a donde bajaron el padre Eneas y el rico Tulio y Anco.
¿Agregarán los dioses, mañana, un tiempo
al que hoy hemos gastado? No sabemos.
En tanto, no dejes nada al ávido heredero.
Cuando Minos haya dicho su límpida sentencia,
a este mundo no volverás, Torcuato.
Ni piedad en vida, ni linaje ni elocuencia
hablarán por ti en el Averno.
Diana no ha podido arrancar de la sombra
al virtuoso Hipólito, ni Teseo
pudo, para Piritoo, romper los cerrojos del Leteo.

Horacio (Quintus Horatius Flaccus, Venusia, hoy Venosa, 65 a.C.-Roma, 8 a.C.), Odas, Libro cuarto, VII

Versión de J. Aulicino consultando las versiones de Alfonso Cuatrecasas (Bruguera, Barcelona, 1984), Vicente Cristóbal López (Alianza, Madrid 2005) y Luis Martín (Cervantes Virtual)


VII.
Diffugere nives, redeunt iam gramina campis
arboribusque comae;
mutat terra vices et decrescentia ripas
flumina praetereunt;

Gratia cum Nymphis geminisque sororibus audet
ducere nuda choros:
inmortalia ne speres, monet annus et almum
quae rapit hora diem.

frigora mitescunt Zephyris, ver proterit aestas
interitura, simul
pomifer autumnus fruges effuderit, et mox
bruma recurrit iners.

damna tamen celeres reparant caelestia lunae:
nos ubi decidimus
quo pius Aeneas, quo Tullus dives et Ancus,
pulvis et umbra sumus.

quis scit an adiciant hodiernae crastina summae
tempora di superi?
cuncta manus avidas fugient heredis amico
quae dederis animo.

cum semel occideris et de te, splendide, Minos
fecerit arbitria,
non, Torquate, genus, non te facundia, non te
restituet pietas;

infernis neque enim tenebris Diana pudicum
liberat Hippolytum
nec Lethaea valet Theseus abrumpere caro
vincula Perithoo.

The Society for Ancient Languages

Ilustración: Estatua de Horacio en Venosa Wikipedia

De Horacio en este blog: Epodos

jueves, marzo 12, 2009

Horacio / Epodos




III


Si le deseas lo peor al que quebró la garganta
senil de tu padre,
que coma ajo: daña más que la cicuta. ¡Qué estómago
el de los campesinos! 
Esto es veneno que me quema las entrañas.
¿Qué tiene esta poción?
¿Sangre de serpiente? ¿O Canidia * cocinó este guiso?
Medea ** 
debió untar con esto el cuerpo de Jasón, 
el de los argonautas,
para que dominara a los toros salvajes, 
y con ajo impregnó
el vestido que regaló a su rival, y escapó a caballo
de una serpiente alada.
Nunca los astros provocaron tanta sed en Apulia,
y no ardió peor 
el manto traicionero con que Hércules*** se cubrió, 
desprevenido.
Si alguna vez por broma quisieras probar esto,
por favor, Mecenas,
no beses a tu chica, y duerme a los pies de tu cama.

* Una hechicera.
** Medea ayuda a Jasón a doblegar a unos toros con una poción mágica; cuando él la abandona por otra, pone veneno en el vestido que regala a la nueva esposa.
*** Hércules es abrasado por un manto envenenado de su celosa esposa Yadomira.

VIII

¿Qué le pasa a mi virilidad?, preguntas tú,
podrida en años,
con los dientes negros y la senectud que hiende
tu frente de arrugas
y con tu hediondo culo abierto entre dos nalgas áridas
como las de una vieja vaca.
¡No! ¡Si me calientan tus tetas como ubres de yegua!
¡Y tu barriga fofa
y tus muslos flacos y las pantorrillas que les cuelgan hinchadas!
Lo mejor te deseo:
que tu cortejo fúnebre lo encabecen imágenes triunfales
y te acompañen matronas
con collares de perlas no más chicas que las tuyas.
Me importa poco
que entre tus almohadones de seda disemines
libritos de los estoicos.
Mis nervios son analfabetos y no se excitan con eso,
y mi miembro
no estará menos caído. Para apartarlo de la ingle celosa
tendrás que trabajar con la boca.

Horacio (Quintus Horatius Flaccus), Venusia, hoy Venosa, Puglia, 65 a.C.-Roma, 8 a.C., Epodos 

J. Aulicino, contemplando versiones de Alfonso Cuatrecasas (Bruguera, Barcelona, 1984) y Vicente Cristóbal López (Alianza, Madrid 2005)

III.
Parentis olim siquis inpia manu
senile guttur fregerit,
edit cicutis alium nocentius.
o dura messorum illa.
quid hoc veneni saevit in praecordiis?
num viperinus his cruor
incoctus herbis me fefellit? an malas
Canidia tractavit dapes?
ut Argonautas praeter omnis candidum
Medea mirata est ducem,
ignota tauris inligaturum iuga
perunxit hoc Iasonem,
hoc delibutis ulta donis paelicem
serpente fugit alite.
nec tantus umquam siderum insedit vapor
siticulosae Apuliae
nec munus umeris efficacis Herculis
inarsit aestuosius.
at siquid umquam tale concupiveris,
iocose Maecenas, precor,
manum puella savio opponat tuo,
extrema et in sponda cubet.

VIII.
Rogare longo putidam te saeculo,
Viris quid enervet meas,
Cum sit tibi dens ater et rugis vetus
Frontem senectus exaret
Hietque turpis inter aridas natis
Podex velut crudae bovis.
Sed incitat me pectus et mammae putres,
Equina quales ubera,
Venterque mollis et femur tumentibus
Exile suris additum.
Esto beata, funus atque imagines
Ducant triumphales tuum,
Nec sit marita quae rotundioribus
Onusta bacis ambulet.
Quid? quod libelli Stoici inter Sericos
Iacere pulvillos amant:
Inlitterati num minus nervi rigent
Minusve languet fascinum?
Quod ut superbo provoces ab inguine,
Ore adlaborandum est tibi.

The Society for Ancient Languages

Ilustración: Retrato imginario de Horacio por Anton von Werne (1843-1915), Wikipedia